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Nobel de Economía 2006

El premio nobel de economía 2006 fue entregado al estadounidense Edmund Phelps por sus teoría de la estangflación. Báscamente, el trabajo del premio nobel de economía 2006 Edmund Phelps demuestra que la curva de Philips no es estática en el tiempo, sino que las expectativas actúan trasladándola verticalmente, lo que puede compatibilizar el desempleo con la inflación. (estanflación).






Modelos Económicos

Mtro. R.A. Francisco Nieves López

rnieves@campus.mty.itesm.mx


La historia de los mexicanos ha sido acompañada por diversas experiencias en el campo de la economía. Entre los modelos más representativos están:

1.- El Modelo de sustitución de importaciones.

1940 es señalado como el punto de partida de un período de la economía mexicana que se conoce como "modelo de sustitución de importaciones". Debido a los efectos de la segunda guerra mundial, la demanda de los bienes mexicanos se elevó y trajó consigo una elevada tasa de empleo. Algunas empresas incrementaron los turnos de trabajo para satisfacer las demandas

Internas que no podían ser satisfechas, porque los países europeos padecían los horrores de la segunda guerra mundial.

Otro factor que propició este modelo, fue la política del presidente Avila Camacho(1941-1946) porque prometió indemnizar a los exdueños de la industria petrolera mexicana, reconocer la deuda de los bonos vencidos y se estímuló la inversión extranjera en los ramos de la manufactura y el comercio. También el presidente Miguel Alemán (1947-1951) impulsó más este modelo. Controló fuertemente la importación de bienes de consumo, pero fue flexible con los bienes de capital. México vio llegar maquinaria y equipo extranjero adquiridos con las ganancias logradas durante los años de guerra.

Los empresarios mexicanos de ese tiempo, fueron también causa del fortalecimiento de este modelo. Negociaron las paces con con el Gobierno, aceptaron la necesidad de una reforma económica y social, y pensaron en una expansión de los mercados nacionales y extranjeros. Los beneficios se extendieron a toda la población, se le conoce como la época del "milagro mexicano"(1).

2.- El modelo del "desarrollo estabilizador"

Con Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) y Luis Echeverría (1970-1976)

Se proyectó modernizar la industria, aumentar la productividad y lograr la competitividad internacional incorporando tecnología moderna . Echeverría buscó reordenar el régimen mixto constitucional a través de la inversión pública, como la fuerza clave para dirigir el crecimiento. Se combatió la falsa ideología basada en los puros indicadores económicos y no en los sociales. Se orientó hacia un neopopulismo que se vío alentado, en el período del presidente José López Portillo, por la riqueza petrolera. La exportación petrolera le otorgaría una autodeterminación financiera a México.Con la rectoría del Estado, para el año 2000 México sería otro; porque se desarollorarían las áreas estratégicas: el acero, la química, la petroquímica, los fertilizantes, la electricidad y el petróleo como la punta de lanza de este modelo desarrollista.(2.)

3.- El modelo Neoliberal.

Este modelo que se detecta desde 1982 hasta el Presidente Zedillo, pretende la reducción del gasto público, el combate a la inflación,

la estabilidad financiera y el fortalecimiento del ahorro interno. Se propuso reemplazar al Estado obeso y sustituirlo por uno fuerte y eficiente. En adelante, el empresariado nacional sería el encargado de reactivar y llevar a cabo el nuevo impulso económico del país. Esta reorientación consolidó la posición del Gobierno para una radical apertura comercial y el establecimiento del tratado de integración económica con los Estados Unidos y Canadá.(3)

Este modelo ha sido fuertemente criticado porque presenta buenas perspectivas macroeconómicas, pero es fatal a niveles microeconómicos. Se pasó de un Estado obeso, a uno inoperante.(4)





Cumbre del Mercosur

foto o proyecto común..?


Hace más de medio siglo que se advirtió la necesidad de institucionalizar e integrar necesidades geopolíticas, sociales, económicas y culturales para, progresivamente, estrechar vínculos que nos permitiesen una integración plena, sostenida, cooperativa y complementaria.

Recordemos la ALALC (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio), la ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración), el Acuerdo de Cartagena o Pacto Andino, la Cuenca del Plata, URUPABOL (Convenio de Coordinación y Cooperación entre Bolivia, Paraguay y Uruguay), el Acuerdo Amazónico, el SELA (Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe) entre otros intentos pero que, en general, no pudieron lograr plena y duraderamente sus objetivos, objetivos admirables en orden al desarrollo de la infraestructura necesaria para mejorar la vinculación física de personas y economías, brindando condiciones para el desarrollo y cohesión de las economías locales y regionales, facilitando el aprovechamiento de oportunidades y la igualdad de trato.

Con el Mercado Común del Sur (Mercosur) se trató de implementar un ambicioso proyecto de integración económica, en el cual se encontraron inicialmente comprometidos Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.


Su principal objetivo, fue aumentar el grado de eficiencia y competitividad de las economías involucradas ampliando las actuales dimensiones de sus mercados y acelerando su desarrollo económico mediante el aprovechamiento eficaz de los recursos disponibles, la preservación del medio ambiente, el mejoramiento de las comunicaciones, la coordinación de las políticas macroeconómicas y la complementación de los diferentes sectores de sus economías todo eso con miras a la conformación de un Mercado Común para una respuesta adecuada a la consolidación de grandes espacios económicos en el mundo y a la necesidad de lograr una adecuada inserción internacional.

El Mercosur fue creado el 26 de marzo de 1991 por el Tratado de Asunción, vigente desde el 29 de noviembre del mismo año que establece desde 1994 (Reunión de Ouro Preto) un arancel externo común y, a partir de 1999 existe una zona libre de aranceles entre sus integrantes con la sola excepción del azúcar y el sector automotriz. Su Unión Aduanera se encuentra aún en proceso de construcción, siendo el mayor productor de alimentos del mundo.

En el 2006, aún pendiente el logro pleno y armonioso de su objetivo fundacional como la inclusión de una `agenda social´, ya hemos escuchados demasiados discursos y actitudes contra fácticos de algunos presidentes sudamericanos, muy alejados del propósito fundacional.

En efecto, como bien sostiene el profesor uruguayo Bernardo Quagliotti de Bellis, algunos de esos dicursos y algunas actitudes no esconden ni disimulan del todo, posibles expectatitvas ideológicas hegemónicas: -el anillo energético, el gasoducto del sur, las rutas bioceánicas, sistemas bancarios, portuarios hasta el ejercito del Mercosur, provocando en algunos casos, por efecto de su trasfondo ideológico una marcada reacción frente a ellos, pues estarían reflejando distintos proyectos de liderazgo que no cuentan con un consenso subcontinental.


Lo cierto es que, el fenómeno de la globalizaron resulta irreversible y, ante las expresiones de concentración económica, tecnológica, financiera y comunicacional-, luce ineludible un franco itinerario cooperativo en la región sudamericana capaz de integrar personas - autónoma, independiente y responsablemente-, hermanando multitudes pero no masas ni amontonamientos espasmódicos.

Con la mundialización asistimos a un renacimiento de la homogeneidad, a un aumento de la concertación y el diálogo internacional por lo cual, la agenda política se debe encauzar de manera grupal, con un banco de ideas y proyectos para alianzas y asociativismos de variados objetivos.

Vivimos tiempos hipermodernos que se caracterizan mayoritariamente por el liberalismo económico, fluidez mediática e hiperconsumo, que coexiste con el nivel de los estados integrados que asocian sus afluentes sociales, políticos, económicos y culturales, así como programas eficaces para las adversidades.

Son tiempos en los que debemos procurar la defensa de los derechos del hombre y el cumplimiento de sus deberes, de un hombre que convive con otros fenómenos como los mercados ampliados más allá de las fronteras y la tecnociencia.

Este hombre ahora, en la búsqueda de certezas, vuelve a marcar límites y exigencias, desea compartir la soberanía, rescatar el poder del Estado con la regulación y el control, “solidarizar la economía”, fiscalizar los mercados e incorporar las organizaciones sociales en la instancia de la responsabilidad pública, tanto para gestionar como para fiscalizar e incentivar acciones y conductas de interés publico.

Será preciso entonces, profundizar y expandir auténticas democracias con mayor y mejor legitimidad, con más federalismo y autonomía municipal, regionalizando el conocimiento, la inclusión, la justicia, el derecho -logrando un digesto común y actualizado de leyes, tratados, normas y resoluciones aplicables a cada situación controversial en la región- y gran seguridad jurídica para ampliar el abanico de atracción a las inversiones.

Tenemos grandes necesidades comunes, afines y en no pocos casos, semejantes, pero no carecemos de enormes oportunidades para una formidable integración sudamericana: 1) fecundos territorios; 2) agua en abundancia; 3) riquísimos recursos energéticos y minerales; 4) un valioso litoral marítimo; 5) climas variados; 6) atractivos turísticos, 7) población reducida para el tamaño de la región, mayoritariamente homogénea cultural e idiomáticamente con buena formación profesional aún en aquellos de menor formación; 8) una singular ductilidad de absorción e incorporación de conocimientos y técnicas, 9) ausencia de discrepancias étnicas, raciales o religiosas; 10) tendencias marcadas de crecimiento y superávit.

Nos falta si, lograr –sin más demoras ni distracciones- simetrías regionales razonables en políticas fiscales, convergentes, cooperativas y complementarias con más políticas sociales y de incentivos para la infraestructura, el crédito, la producción, la agroindustria, el intercambio, las exportaciones, las nuevas tecnologías, la ciencia, la técnica y una investigación permanente que nos provea de una institucionalidad y de un pensamiento propio para alcanzar respuestas adecuadas a las nuevas oportunidades y demandas, con rigor y prontitud.

Con esa perspectiva, resultaría útil replicar un Fondo de Cohesión como posee la Unión Europea, esto es, un instrumento estructural que ayude a los Estados miembros a reducir las disparidades económicas y sociales así como a estabilizar sus economías. El Fondo de Cohesión financia allí hasta el 85% de los gastos subvencionables de proyectos de gran envergadura en el ámbito del medio ambiente y la infraestructura de transporte. Esta medida fortalece la cohesión y la solidaridad en el seno de la UE. Los países subvencionables son los Estados miembros menos prósperos de la Unión, cuyo producto interior bruto (PIB) per cápita es inferior al 90% de la media comunitaria (desde el 1/5/2004 son Grecia, Portugal, España, Chipre, República Checa, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, Eslovaquia y Eslovenia).

Si bien cuando uno se pregunta de un modo absoluto cuál es la mejor integración, se hace una pregunta tan inescrutable como indeterminada o, si se quiere, tiene tantas soluciones posibles como combinaciones hay en las situaciones absolutas y relativas de los pueblos y, por eso mismo, esta Cumbre ampliada es una excelente oportunidad mediterránea que nos convoca a re-pensar el Mercosur en términos de políticas publicas nacionales convergentes y en una región que se propone integrar heterogeneidad nacionales para relanzar el Mercado Común del Sud con mayor capacidad de gestión para procesos de cambio que nos asegure conservarnos, crecer y expandirnos, interna y externamente.

Para concluir saludamos y celebramos las contribuciones cooperativas que se acuerden en esta cumbre ampliada, regionalmente eficaces y abiertas -sin discriminaciones ni resentimientos- al marco de las nuevas políticas públicas regionales en tanto persigan con espíritu reflexivo y critico –mucho más que una foto- conciliar el dinamismo del Mercado con Estados `semáforos´ y moderadores, reafirmando las soberanías y autonomías nacionales, la cohesión, la seguridad y la solidaridad social regional con la revalorización del ambiente y el uso racional como eficiente de nuestros recursos naturales en una construcción proactiva de desarrollo humano con legitimidad y equidad, para todos y en paz.-

Roberto F. Bertossi

Empresas Cooperativas

Muchas expresiones económicas ha tenido y tendrá la humanidad para andar su camino.



El cooperativismo es una de ellas.

En efecto, su discreta presencia en el escenario económico, su actividad mancomunada, relevante y peculiar en los ambientes vecinales y senos familiares, la ausencia de intermediarios y de fin de lucro –no de eficiencia- la hicieron ` presa´ de toda clase y tipo de persecuciones por pseudo-teorías económicas, precisamente, contrapuestas e insaciables.

Estas teorías nefastas del campo económico -que determinan absolutamente el campo político- nada tienen que ver con la neutralidad política, religiosa, racial o de nacionalidad cooperativa ni con su autonomía e independencia plasmada en términos de principio liminar en el Congreso de la Asociación Cooperativa Internacional celebrado en Manchester en el año 1995.



Es que el cooperativismo no es una ideología sino, sólo un sistema solidario correctivo de las distorsiones del mercado y de las ausencias del Estado.

Por eso mismo, según el PNUD, el cooperativismo integra definitivamente una economía más civil, más solidaria, más inclusiva y por ende, más humana.

Por cierto, corresponde a lo publico facilitar la programación y colaborar en la ejecución de proyectos de desarrollo y fomento del cooperativismo, partiendo de dar respuesta eficaz a los mayores y más urgentes problemas que plantea el reto tecnológico: el educativo, el de la información y el de la capacitación permanente ya que la formación profesional constituye el auténtico talón de Aquiles de nuestro futuro en general y del cooperativo en particular.



Por ello, además de la formación necesaria para la juventud cooperativa resulta insoslayable disponer el reciclaje de trabajadores, administradores, síndicos, gerentes, auditores y funcionarado cooperativo.

El andar cooperativo no ha sido episódico, efímero, polémico sino atractivo por la cadencia de sus valores, por sus signos favorables, visibles y palpables en las economías hogareñas y productivas, para la gestión del bienestar.

En ocasiones, en ciertos sectores y parcelas de la geografía nacional, la acción cooperativa es única –o lo ha sido-; en otras complementaria y no pocas veces, hasta supletoria del propio Estado como en materia de servicios públicos esenciales (energía eléctrica, agua potable, telefonías, televisión por cable, etc.), particularmente en zonas rurales, aisladas o geográficamente desfavorables.

Las prácticas cooperativas son características esenciales en la cultura de la satisfacción para atender eficientemente las necesidades físicas de las personas de carne y huesos como la provisión de sus servicios esenciales, (Vg., educación, consumo, vivienda, producción, trabajo, electricidad, agua potable, telefonía, etc..)

El cooperativismo nos propone permanentemente esquemas más solidarios, alternativas emergentes –Vg., recuperación de empresas- frente a las nuevas cosas de hoy.

Por eso mismo, las empresas cooperativas , tienen que animarse a los cambios que suponen innovaciones: 1) Inteligencia informativa; 2) Asimilaciones tecnológicas; 3) Implementación de las Normas ISO 9000 y 14.000; 4) Productividad y competitividad, entre algunas de las adaptaciones más imprescindibles para evitar una evidente aminoración cooperativa que puede exponerlas a una ` parálisis funcional´ y cierta esterilidad socio-económica.

Desde la perspectiva económica, el cooperativismo supone una posición crítica frente al mercado, un enjuiciamiento de su modo de funcionar y de las acciones voluntarias y discrecionales de sus operadores lo que, ya a partir de la revolución industrial dio lugar a las prácticas cooperativas y complementarias del quehacer socio-económico y cultural.

Por todo eso y ante el ` apabullamiento´ del `vulgo´ por las cadenas de megamercados de alimentos, medicamentos, vestimenta, audiovisión, etc., hoy más que nunca, el propio valor de una auténtica cooperación requieren un contundente fomento y promoción de la gestión cooperativa, una gestión cooperativa que deberá atender la exigencia de potenciar cuanto favorezca al desarrollo de la actividad empresarial de las cooperativas, el perfeccionamiento o la creación de sistemas que estimulen en las empresas cooperativas el incremento de los recursos financieros propios fortaleciendo simultáneamente las garantías de los asociados y de los terceros en sus relaciones económicas cooperativas, ampliando los mecanismos de control sobre la gestión y aceptando con pragmatismo las realidades del mercado Vg., posibilitando para determinadas clases de empresas cooperativas, la realización de operaciones con terceros no asociados.

Para ello será menester sobre la base de sus principios y caracteres liminares, pragmatismo, eclecticismo, sincretismo, redefiniciones, resignificaciones y recontextualizaciones cooperativas imprescindibles consolidando tendencias proactivas en franco ensamble con los procesos de globalización y concentración irreversibles porque, tanto los bienes tangibles como los principios cooperativos intangibles, la equidad, la solidaridad, el precio justo y el propio interés por la comunidad se consumen sino se les renueva y amplían enérgicamente de caras a un escenario socioeconómico de creciente dinámica y con agudas ` fallas del mercado´ Vg., monopolios o actividades monopólicas (naturales o artificiales), deseconomías externas ( externalidades negativas) o asimetrías en la información, etc..

Recapitulando y a la vista de lo expuesto anteriormente, particularmente en torno a la dimensión empresarial y profesionalización de la gestión cooperativas, podemos concluir resaltando la importancia y significación -por su índole y gravitación- que los aspectos tratados tienen para un pleno desarrollo cooperativo en tanto subsistema de la economía.

Para eso, las empresas cooperativas deberán de adquirir nueva fuerza y dimensión a fin de incrementar su presencia en el conjunto económico y contribuir a la creación de empleo decente, de riqueza, de adelanto, progreso y bienestar mediante la constitución de empresas de esta naturaleza.

Asimismo, con un elevado nivel formativo, podrán lograrse empresas cooperativas competitivas para hacer frente con eficacia y eficiencia a los continuos cambios del medio exterior para lo cual –se insiste-, la profesionalidad en la gestión se convierte en una tarea prioritaria.

En este nuevo aniversario de la cooperación, añadimos que la misma puede, no sea la solución pero es y será buena parte de ella como está acreditado, secularmente ya que, de modo contundente, el desempeño cooperativo logrado es mucho más que una mera intermitencia plausible en `la gula´ del reino virtual- financiero voraz actual.

Finalmente, siendo el bien común, resultado de la cooperación de las personas, siendo la cooperación solidaridad y fraternidad -más sensibles en tiempos de adversidad-; el cooperativismo genuino -sus nuevos asociativismos- continuará andando con renovadas cadencias porque hace a la propia identidad de la Nación,

El Derecho de Acceso al Agua Potable

p. Roberto F. Bertossi



 

Sumario: Introducción. El agua según las Naciones Unidas y los Organismos Internacionales. La cuestión en la Constitución Nacional. Las Naciones Unidas y la crisis del agua. Demografía y satisfacción. Políticas de Estado y Federalismo. Privatización del agua. Derechos y deberes de solidaridad social. Derecho comparado. Conclusión.-

 



Introducción:

 

La centuria que dejamos detrás -poco menos de cinco años-, presenta –acaso como en los “ corsi e ricorsi ” de Vico-, altibajos notorios, que confirman aquella ley de la historia que Maritain calificó como del doble progreso contrario: un progreso hacia el bien y un progreso hacia el mal.



 

El agua potable como el aire, son elementos y recursos naturales, vitales, esenciales e imprescindibles para que la vida misma sea posible sobre la faz de la tierra..

 

El agua potable es mucho más que un bien, que un recurso, que una mercancía, el agua potable es concretamente un derecho humano de primer orden y un elemento esencial de la propia soberanía nacional ya que, muy probablemente, quien controle el agua controlará la economía y como corolario, toda la vida en un futuro no tan lejano.

 

El agua esparcida por todo el universo bajo las formas mas variadas y caprichosas, seductoras y terribles (Vg. T sunami, el mayor desastre humano-natural de nuestra historia moderna; New Orleans-Katrina...), de que puede revestirse, le constituyen en agente principal, después del aire, para la vida universal.

 

El agua según las Naciones Unidas y los Organismos Internacionales:

Las Naciones Unidas establecieron como día mundial del agua, el 22 de Marzo de cada año, (R esolución 47/193, del 22 de diciembre de 1992).

Ciertamente, a la vez que se reconocía la importancia y trascendencia de este vital elemento, se tomaba debida nota de su escasez como de la imperiosa necesidad de concienciar a la humanidad sobre el asunto.

Es que actualmente, se está incubando una futura crisis global de agua dulce, debido a "problemas de actitud y comportamiento," de parte de los líderes nacionales, dice un informe hecho público por todas las agencias de las Naciones Unidas que tienen que ver con el agua. "Esta crisis es de manejo del agua, provocada esencialmente por las formas en que es mál gestionada el agua," informan las agencias.

Las 23 agencias de las Naciones Unidas que contribuyeron al Informe Mundial de Desarrollo del Agua, "Agua para las Personas, Agua para la Vida", constituyen en conjunto el Programa de Evaluación Mundial del Agua cuya secretaría se encuentra en la UNESCO. Ellas predicen que los "recursos de agua disminuirán continuamente debido al crecimiento poblacional, la contaminación y el esperado cambio climático."

En el año 2003, el C omité de las Naciones Unidas declaró formalmente, y por primera vez, que el acceso a agua potable segura es uno de los derechos humanos. "El agua debe tratarse como un bien social y cultural, y no principalmente como un bien económico," dijo el comité, al ponerse del lado de los que se oponen a la privatización del abastecimiento del agua.

En ese sentido, en el Foro Internacional de las Aguas, realizado en octubre del 2003 en Porto Alegre, el Secretario General de la Naciones Unidas –D. Kofi ANNAN- expresó: “Probablemente que el agua se transforme en una fuente cada vez mayor de tensión y competitividad entre las naciones si continuaran las tendencias actuales, aunque también podrá ser un catalizador para viabilizar la cooperación entre los países”.

Es que, Vg. en la II Cumbre sobre Desarrollo Sustentable de Johannesburgo, donde se trató la escasez de agua potable y sus consecuencias, se señalaron cifras alarmantes; un quinto de la población mundial no tiene acceso a dicho recurso (2.400 millones de personas) situación que tiene todos los perfiles de una explosiva bomba de tiempo sobre la que la Humanidad ha comenzado a vivir su tercer milenio y más grave aún cuando todo esto tiende a agravarse, según los datos relacionados, suministrados por la Fundación Ambiente y Recursos Naturales.

Ante este estado de cosas, el sentido de los derechos y libertades fundamentales del hombre se consideran hoy como “ ius cogens ” y como integrando los principios generales del derecho internacional.

De este modo no será difícil coincidir en que los derechos humanos –y el derecho de acceso al agua potable en cuanto tal-, presiden el vértice del derecho internacional, así como encabezan la cúspide del derecho interno en todo estado democrático que los arraiga en su constitución. Esta simetría luce con contundente elocuencia.

Ahora bien, cuando este principio se aplica al derecho internacional de los derechos humanos, significa también que los instrumentos internacionales que se incorporan al derecho interno obligan a hacer efectivo esos derechos en la jurisdicción interna de los estados, y que las personas que se domicilian bajo dicha jurisdicción quedan directamente investidos también de la calidad de sujetos activos y titulares de tales derechos.

Así, entonces, el derecho internacional de los derechos humanos que es objeto de incumplimiento o de violación por un Estado-parte (sea por acción o por omisión), genera obligación y responsabilidad internacionales de ese Estado y, por ende, la cuestión de los derechos humanos ya no se recluye en la jurisdicción reservada y exclusiva del Estado, sino que pertenece concurrentemente a la jurisdicción interna (no reservada ni exclusiva del Estado) y a la jurisdicción internacional”

Preconclusivamente, la institucionalidad conmemorativa mundial del agua debiera ser una “celebración de todos los días”, ello en razón de que sólo, cabe declarar formalmente la emergencia hídrica global – no solo por la creciente escasez sino también, por los crecientes y diversos índices de contaminación-, admitiendo una tremenda realidad de hecho, racional y humanamente; y cuya reversión no será tarea menuda ni aislada, sino interdisciplinaria y complementaria, realidad de hecho que ha puesto en orbita “ sondas planetarias ”, precisamente, en busca de agua.

La cuestión en la Constitución Nacional:

El constitucionalismo social, se advierte ahora, en Argentina, en los artículos 41, 42 y cc. de la Constitución Nacional, la que ha previsto este derecho en términos de la utilización racional de los recursos naturales, la protección de la salud, la seguridad, una información adecuada, veraz y condiciones de trato equitativo y dignos para todos sus habitantes, dispositivos ratificados y potenciados por el artículo 75 incs. 22, 23 y 24 de nuestra Carta Magna.

Sobre esto último hemos de decir que, el derecho internacional común o general tiene sentado el principio de su primacía sobre todo el derecho interno de los Estados; al respecto sólo basta recordar el Art. 27 de la Convención de Viena sobre el derecho de los tratados.

Pero asimismo, como los cambios producidos en el eco-sistema, explican y predicen porqué las lluvias ya no son regulares en su régimen y notablemente irregulares en su distribución territorial, en principio, una correcta prospectiva jurídica en materia de agua potable y aspectos sanitarios y su agenda correspondiente, no debería ser superada por la realidad, atento los recursos científicos, tecnológicos, satelitales y económicos de que se disponen.

En consecuencia el constitucionalismo social, además de lo apuntado, deberá tener presente “que el agua se ha convertido desde la más remota Antigüedad en una fuente de poder o en la manzana de la discordia que ha originado grandes conflictos”, (Fernández Jáuregui).

Por ultimo, el constituyente, el legislador, el magistrado, han de ponderar sabiamente el grave conflicto que suscita en términos generales y relativos, la escasez de agua y de conciencia sobre el tema, lo que con relación al “ oro azul” provoca en muchas regiones, graves perjuicios, tanto con relación al mantenimiento de su volumen y calidad, tornándose impostergable proveer a una equitativa y segura distribución del agua potable, para evitar, entre otras cosas, una suerte de estrés hídrico, el desaire del legitimo derecho de acceso a este recurso vital y más postergaciones para la igualdad de trato y de oportunidades.

Demografía y satisfacción :

La sola consideración del regular crecimiento vegetativo de la población, permite asegurar un crecimiento proporcional relativo en la necesidad física básica del consumo de agua potable.

A ello se agrega el progreso tecnológico que demanda cada vez más agua no sólo para los usos clásicos, bebida y abastecimiento de poblaciones e irrigación, sino para generar energía, hacer funcionar nuevas industrias e incrementar el transporte fluvial, determinando así que el agua ya no es un elemento abundante en zonas húmedas.

Acentuando el problema, el crecimiento demográfico y el avance científico y tecnológico aumentan día a día la demanda de agua cuya oferta permanece constante, habiendo incluso disminuido en términos relativos.

 

Pero, lo cierto es que aún por estos días, no se ha advertido en toda su magnitud y prospectiva, la importancia del agua potable como las dificultades que promete la obligación común de asegurar su calidad y consumo.

 

Mas todavía si tenemos en cuenta la necesidad del agua para diferentes usos, Vg., riego, uso pecuario, agrícola, industrial, piscícola, minero, energético, medicinal, termal, recreativo y otros nuevos.

 

Políticas de Estado y Federalismo:

 

Así las cosas, la gestión, los criterios, la regulación y el control sobre los usos y el consumo de agua, especialmente de agua potable, cobraran importancia y requerirán calidad y eficiencia, inusitadas, todo lo que, necesariamente, deberá verse plasmado en Políticas de Estado, políticas cuyo objetivo sea la implementación operativa de un aparato institucional participativo y una planificación diferida, necesariamente basada en la consideración unitaria del ciclo hidrológico, la garantía del carácter dominial estatal del recurso, y la promoción de una cultura hidrológica acorde a las necesidades físicas básicas y compatibles con el medio ambiente.

Otro tanto será, evitar los desmontes y sobretodo, la conservación, recuperación y aprovechamiento de espejos de agua, de aguas subterráneas, desalación y reutilización de aguas, pero, esto último, sólo para casos de emergencia o situaciones catastróficas, siempre con carácter transitorio y sujeto a los controles y garantías de las autoridades sanitarias y los Entes reguladores respectivos.

 

Crecerán con ello, simultánea y mancomunadamente responsabilidades individuales y colectivas, responsabilidades institucionales: ejecutivas, legislativas (completando y reformulando los artículos 2340, 2311, 2312, 2319, 2325, 2326, 2338, 2339, 2499, 2643, 2644, 2645, 2646 y cc. del Código Civil en su actual redacción), judiciales y regionales, en donde el municipio y la comunidad regional y entes intermunicipales en su caso, como las microempresas cooperativas y pymes, urbanas y rurales, de provisión de agua potable y servicios sanitarios, están todos llamados a protagonizar un rol esencial, insustituible e indelegable, cooperando y subordinados a las provincias y a la nación, en este último caso, solo en lo atinente a presupuestos mínimos, (leyes 25.675, 25.688, 25.670 y 25.612), pero siempre sobre la premisa de que las provincias tienen una responsabilidad absolutamente fundamental y primigenia en el manejo de los asuntos ambientales.

En efecto, las provincias seguirán siendo autoridad de aplicación tanto en el ámbito administrativo como jurisdiccional de la legislación federal que se dicte sobre recursos hídricos o materia ambiental.

 

Mas aún, la competencia provincial alcanza todavía dos esferas de actuación: “a) un ámbito legislativo para la aludida complementación de las leyes del Congreso Nacional; b) otro ámbito para proteger el ambiente cuando el problema se circunscribe geográficamente en su jurisdicción local, con la advertencia de que también aquí la protección no podrá ser inferior a la que surja de las leyes correspondientes del Congreso nacional.

Esto fundamenta, sólidamente, porqué el Estado provincial tiene el dominio publico, preeminente, exclusivo, inalienable e imprescriptible sobre los recursos hídricos y, consecuentemente, porqué los usos, las concesiones, los permisos, las servidumbres; no pueden ser más que meros actos de policía y administración, precarios y revocables cuando no subsistan los motivos o razones por los cuales fueron dispuestos o cuando las circunstancias exijan disposiciones diferentes y aun contrarias.

De modo tal, a la nación en materia medioambiental, lo único que podría delegarle una provincia, es la competencia para dictar los presupuestos mínimos de protección (en términos del Art. 41 CN) y aquella otra imprescindible para establecer una normativa uniforme en todo el ámbito de integración hídrica-natural pertinente.

 

A todo esto, despeja toda duda el Art. 124 de nuestra Constitución Nacional, al sostener: “El dominio originario sobre los recursos naturales, corresponde a las provincias.

 

Según García de Entrerría, esta atribución exclusiva que la “norma normarum” establece para las provincias no puede ser contradecida por ninguna otra norma del ordenamiento o sistema jurídico ni judicial. La exclusividad, en efecto, significa los dos efectos que ya conocemos: titularidad necesaria e inderogable y exclusión de cualquier otro sujeto en el objeto a que se refiere.

 

De tal manera, entre las políticas sociales básicas, hace falta una política ambiental que concilie armónicamente la actividad económica –pública y privada- con la defensa concreta del ambiente.

 

Recapitulando, las nuevas políticas de estado, bajo dichas premisas, deben asegurar el aprovechamiento racional y una óptima conservación y recuperación de los recursos hídricos, educando y previniendo sobre cualquier acto y omisión adversos, desalentando, disuadiendo y sancionando, severamente a los actores o productores de cualquier efecto nocivo o contraproducente en la materia.

 

Privatización del agua:

 

Uno de los aspectos conflictivos de los programas de Reforma del Estado implementados por la ley 23696 del 23 de Agosto de 1989 en nuestro país, fue la gestión privada de los servicios públicos de agua potable y saneamiento.

 

En esa perspectiva, se ha posibilitado un enfoque de los recursos hídricos estrictamente economicista, a pesar de que, como queda dicho, no estamos en presencia de un bien económico o mercancía, sino esencialmente ante un elemento ambiental público que forma parte del patrimonio básico del Estado, y en tanto tal, más apropiado para ser objeto de las previsiones y justificación de la Ley 20.705, particularmente, si estamos a las dificultades argentinas más recientes con las empresas privatizadoras.

Por otra parte cabe señalar que, en principio, cualquier transferencia onerosa de bienes del dominio publico sería constitucionalmente inviable, habida cuenta que estos bienes como el agua potable, participan de la categoría de inalienables, todo ello claro está, salvo una ley especial sujeta al principio de supremacía constitucional.

Con esas salvedades, aparece atinado estimar pecuniariamente los usos y consumos de agua potable pero solo en la medida en que los recursos que se obtengan, contribuyan a reafirmar los objetivos hídricos y de humedades nacionales e induzcan conductas racionales de ahorro, partiendo de la premisa innegociable de que se trata de un bien situado. naturalmente, fuera del comercio.

A todo evento, siempre deben quedar a salvo la implementación de tarifas sociales domésticas así como, en casos de cortes, la garantía de doscientos litros diarios por persona humana, todo lo cual es coherente y se corresponde con la envergadura del derecho humano de acceso al agua potable.

Por todo eso, nos preocupa seriamente y cómo ignorar y dejar de evaluar, soberanamente, atropellos diversos de posiciones dominantes que siempre resultan inadmisibles, Vg., Gérard Mestrallet, máximo ejecutivo del Grupo SUEZ cuando se permite con una osadía ilimitable, urgir impertinentemente a gobiernos nacionales a resolver los contratos de agua, esto es, a aumentar tarifas –solamente- sin hacerse cargo de las inversiones correspondientes comprometidas para asegurar la calidad y expansión del servicio publico de suministro de agua potable, conforme los nuevos requerimientos, los rediseños urbanos y las tendencias demográficas.

Simultáneamente, resulta alta e innecesariamente riesgoso que algunos modelos privatizadores, permitan también que las empresas concesionarias coticen en bolsa, ya que si dichas empresas son ineficientes, inescrupulosas, puramente especulativas y sin responsabilidad social pueden perder o derrumbarse en la bolsa de valores y así, entonces, quienes deberán pagar y padecer las consecuencias, serán nuevamente los ciudadanos involucrados por administraciones absoluta y definitivamente irresponsables e imprevisibles.

 

Asimismo, no es un dato menor que la economía de muchas provincias argentinas es ampliamente dependiente de las ventajas comparativas de los recursos renovables y no renovables, y de las ventajas comparativas que produce el conocimiento aplicado en ellos.

 

Lo cierto es que, los procesos privatizadores han adoptado, en no pocos casos conductas ambientalmente incorrectas de los permisionarios y concesionarios tales como, la sobreexplotación del recurso atento la finalidad lucrativa de los mismos o problemas de especulación sobre el agua al provocar retenciones interesadas de caudal en escenarios de escasez, provocando alteraciones directa o indirectamente en consumos; precios o calidad y eficiencias inaceptables, (Vg. los casos argentino y chileno).-

Cabe proponer entonces, el análisis y evaluación científico y político correcto para que el Estado recupere su rol esencial sobre los recursos hídricos y la materia medioambiental, particularmente cuando en nuestro caso, la experiencia en el correo argentino actual, es positiva.

 

Derechos y deberes de solidaridad social:

 

Seguramente, sobre lo que venimos diciendo, podríamos citar al propio Spinoza, cuando sostiene: “sobre la condición ontológica humana, que somos seres que vivimos permanentemente conectados, unos con otros, alimentándonos en esas relaciones mutuas”.

 

Ciertamente, esta interdependencia que existe entre los hombres en sociedad, no podrá mantenerse ni justificarse si no es sobre una base sin fisuras, de obligarnos los unos por los otros, esto es, sobre la base de la solidaridad social.

 

Y en esa perspectiva, hablar de solidaridad social es hablar de derechos y de deberes que participan de una doble naturaleza en el sentido de que son derechos individuales pero, también, graves deberes sociales, (Arts. 625, 632 y cc. del Código Civil).

 

En cuanto a la denominación singular que adoptamos para esa clase especial de derechos y para ese conjunto de compromisos y deberes, lo es a partir de la idea de la función social del derecho, esto es, la realización de la solidaridad social, como un hecho social y no como un mero postulado.

 

Este derecho tiene una justificación muy profunda, ya que la solidaridad social debe de ser un hecho permanente, en cuanto elemento esencial para la composición, consolidación o descomposición de todo grupo social.

 

Es decir, todos los actores sociales nos vemos sujetados y subordinados por igual, al deber de abstenernos de todo acto u omisión que esté determinado por una finalidad incompatible con la realización de la solidaridad social y el bien común, llegando incluso en casos de catástrofes, pandemias u otros tipos de calamidades a sujetar –transitoriamente- las aguas de que hablan los artículos 2349, 2350, 2635, 2637 y cc. del Código Civil, al interés social, (...pues, sobre toda propiedad privada , late una hipoteca social!, SS. Juan Paulo II).

 

Derecho comparado :

 

Es de la mayor importancia, citar legislaciones comparadas y advertir simultáneamente con ello, la importancia mundial que se le viene atribuyendo, crecientemente, a los recursos hídricos. En esa perspectiva, España -originalmente su ley de aguas, inspiró a todas las leyes latinoamericanas- cuenta con una ley de Aguas de 1985 –citada- modificada por las leyes 13/96 y 46/99; con anterioridad: los Estados Unidos disponen de la Reclamation Act, con algunas enmiendas; las leyes de Costa Rica, Salvador, Panamá, Ecuador, Perú, Canadá; la Water Courses Act” inglesa de 1963; el código de Irán; México tiene la ley general de equilibrio ecológico y la protección del ambiente de 1988 (que reemplazó a la del año 1934 y 1971) que asignó de modo complementario, los temas ambientales entre el Estado central, los Estados miembros y los municipios; los códigos de aguas del Brasil (1934) y Chile, el Texto Único Italiano de 1933; Francia, que mediante Decreto 7194/71 implementó un Ministerio de Protección, de la Naturaleza y del Medio Ambiente, que a su vez preside, centraliza y armoniza la acción que pudiera corresponder a los distintos ministerios en materia de recursos hídricos, en la Comisión de Control de Contaminación de Aguas, atribuyendo la norma competencias a dicho Ministerio para recurrir a los servicios de organismos que estén bajo la autoridad de otros ministerios y disponer las inspecciones que estime necesarias; ; La ley francesa (16/09/64) que formó una agencia financiera en cada cuenca hídrica para cooperar con los usuarios y consumidores por vía de la subvención o con fondos crediticios para programas de descontaminación, acordados y autorizados por la autoridad de aplicación y, más reciente y cercanamente, Brasil con los artículos 20 Incs. III, 21 XIX, 26 I, 225 y cc. de su Constitución Federal así como la ley 6938 para un Plan Nacional del Medio Ambiente; las leyes Nros. 9433 –Políticas Nacionales de Recursos Hídricos-, 9984 y la ley de Agro tóxicos 7802/89.

 

Conclusión:

 

A modo conclusivo, advertidos de la importancia y gravedad del derecho de acceso de toda persona al agua potable necesaria, todas las instancias de poder, en franca cooperación y complementariedad, deberán asumir, con la participación de la comunidad, la protección, el racional y solidaria aprovechamiento, la preservación y recuperación de los recursos hídricos.

Esto supone iguales medidas para el medio ambiente, por lo que se debe asegurar un adecuado tratamiento y destino final de residuos sólidos y efluentes de origen doméstico e industrial, patógenos, agroquímicos, funguicidas (Decreto Nacional 647/68, Ley 18.073 y Decr. Regl. 267/69; Leyes 18.796 y Decr. Regl. 1417/70-20418 y Decr. Regl. 543/73; Leyes 22.289, 22.248, 25.688, 25.670 y 25.612); bióxidos derivados, etc.

 

Coetáneamente, habrá que asumir con singular denuedo, la obligación de cuidadosos, calificados y rigurosos estudios de impacto ambiental antes de autorizar cualquier emprendimiento así como la verificación del estado regular de emprendimientos anteriormente autorizados, sobretodo, si se trata de la exploración de recursos naturales, esencialmente, la captación, potabilización y distribución de agua potable, siendo severos en la aplicación de los artículos 1071, 1074, 1113 y cc. del Código Civil y la de los Arts. 172, 173, 181, 181 bis, 200, 205, 206, 207, 208, 246 inc. 3º, 248 y cc. del Código Penal.

 

En su caso, cualquier cuadro tarifario o canon del agua que se autorizara por los Entes Reguladores y de Control, deben contemplar una estructura financiera propia de los cánones de saneamiento, cuyo hecho imponible es simplemente el “uso” del agua, en cualquiera de los tipos de su aprovechamiento no implicando esto, bajo ningún aspecto, ponerle precio al agua ya que esto es incompatible con la in comercialidad del agua de dominio estatal, sino simplemente la conservación, mejoramiento y acrecentamiento de los recursos hídricos nacionales.

 

 

Un lugar de relevancia debe ocupar, sin demoras, la promoción de la ecología y la racionalización en el tratamiento, consumo y uso de los recursos hídricos, como ciencia y su divulgación en los medios masivos de comunicación, así como en el sistema o metodología escolar de todos los establecimientos educativos del país, de cualquier nivel y categoría, sin excepciones, a través de la docencia y los más serios medios masivos de comunicación, esclareciendo y concientizando, personalizada y públicamente.

Otro tanto, consistirá en la implementación de programas permanentes de racionalización del uso de agua destinadas a abastecimiento publico, industrial e irrigación, así como de estrategias ante posibles inundaciones, incendios o la erosión urbana y rural, en tanto pudieren afectar la normal conservación del agua y de los suelos.

Nuestro país, deberá sujetarse autónomamente a la Convención de Ramsar y la Conferencia celebrada en Brisbane en Australia , poco menos de una década pasada, oportunidad en que los gobiernos mundiales quedaron obligados a establecer políticas de protección de los grandes cuerpos de agua dulce –en nuestro caso, los ríos Paraguay, Pilcomayo, Uruguay, de la Plata y el Acuífero Guaraní-, la prevención de la contaminación y la recuperación de los humedales degradados, todo lo cual se propuso como el primer paso positivo en función de mantener esos recursos para las generaciones futuras y simultáneamente, para proteger las valiosas especies y ecosistemas que allí viven.

Recapitulando lo dicho hasta aquí, no hay ya espacios para anodinos, tampoco para vivir sobre espejismos ni, mucho menos, consolados por ignorados oasis.

Finalmente, este trabajo, se propuso desde su concepción, servir para garantizar, favorecer y facilitar el pleno ejercicio del derecho de acceso al agua potable, a todos los habitantes de la nación, dondequiera que estén situados y cualquiera fuera su condición económica, en tanto la supremacía del derecho humano a la vida y en cuanto tal.

Al fin y al cabo, de esto se trata, ni más, ni menos!

Argentina, Córdoba, 22 de Marzo de 2005.-

Fútbol y Economía

El Fútbol como Manifestación del Capitalismo



“El simple contacto social engendra en la mayoría de los trabajos productivos una emulación y una excitación propia de los espíritus vitales que incrementan el rendimiento individual de cada uno, de suerte que una docena de personas juntas rinden en una jornada laboral de 144 horas un producto total mucho mayor que 12 obreros aislados, cada una de los cuales trabaja doce horas, o que un obrero que trabaja doce días seguidos. Esto se debe a que el hombre es por naturaleza, si no un animal político, como opinaba Aristóteles, sí un animal social”. Karl Marx. El Capital.

Lo social y lo privado

Marx no cesó de señalar el carácter social de los procesos económicos y el carácter privado de sus rendimientos. Dicho de forma muy sencilla: en todo lo que ocurre de grandioso en el mundo son siempre muchos los que trabajan, pero al final terminan aprovechándose sólo unos pocos. Hoy día la vida de masas se manifiesta en muchos fenómenos sociales, pero su aprovechamiento, sus mayores rendimientos, sigue teniendo un carácter privado. Demos un primer dato sobre el Mundial de Fútbol de Alemania 2006: la audiencia acumulada al finalizar el torneo ascenderá a 33.000 millones de telespectadores. Se destaca así de forma abrumadora el carácter eminentemente social de este evento. Demos ahora un segundo dato: La FIFA ingresará 1.800 millones de dólares procedentes de proveedores y de derechos de televisión. Se destaca ahora, por el contrario, el carácter privado del aprovechamiento de sus resultados. Esto es un hecho que caracteriza la esencia del capitalismo: algo sucede por obra de los muchos, pero son unos pocos quienes se aprovechan y de modo desproporcionado.

El fútbol como fenómeno de masas



A la gente le gusta estar con la gente y asistir a un estadio de fútbol es un medio para dicho fin. No es lo mismo ver un partido de fútbol solo que acompañado de decenas de miles de personas. Para los futbolistas tampoco sería lo mismo. La masa social da vida, alegría y entusiasmo. La pregunta sería ahora por qué hacer vida de masas debe costar tan caro. La afición al fútbol sale cara. Una vez un taxista me comentó que él se gastaba al mes doscientos euros en fútbol: en asistir al estadio dos veces al mes, cuando su equipo jugaba en casa, y en comprar los partidos televisados más interesantes. Además, como él mismo me comentó, el aficionado siempre termina financiando al club de varias maneras: comprando acciones, que nunca le van a arrojar dividendo alguno, camisetas, bufandas, gorras, etcétera. También las peñas de fútbol, que acompañan al equipo cuando éste juega fuera, se gastan sus buenas sumas de dinero. Así que hoy día las masas futboleras se han convertido en una fuente muy importante de financiación de los clubes de fútbol.

El fútbol y la enajenación

Sin duda que el mundo de hoy está muy mal. Hay demasiadas desgraciadas. Si la gente, después de acabar la jornada laboral, se pusiera a pensar en el mundo y sus males, se hundiría en el pozo de la depresión. Así que necesita de medios que le hagan olvidar las desgracias y le alegren un poco la vida. El fútbol es uno de esos medios. Está así la gente fuera de sí misma, dominada por una pasión de la que participan las grandes masas, olvidada de los problemas que le agobian día a día. Es un momento de respiro, aunque de un respiro enajenante.

Enajenarse, sin duda, que no es bueno. Pero en ocasiones es necesario. Si acabáramos con los males que azotan a la humanidad, la necesidad de enajenarse caería en picado y todos seríamos realmente más libres. Pues no debemos creer a los teóricos burgueses, expertos en sistematizar la vida superficial y en justificar el orden existente, cuando nos presentan a la sociedad capitalista como una sociedad libre, sin señalar que esa libertad es enajenante. Y enajenarse es perderse uno de sí mismo o vivir algo para no ver otra cosa u olvidarse de ella.


El fútbol y las señas de identidad

Todos los clubes de fútbol se convierten en señas de identidad de sus abnegados y sacrificados aficionados. Pero además de eso, se convierten en señas de identidad de una localidad, de una ciudad y de una nación. Cuando se celebran los mundiales de fútbol, cada equipo se convierte en representante de una nación. Y es entonces cuando las banderas nacionales ondean en los estadios y cuando los colores nacionales visten a los aficionados. Aunque los futbolistas tienen el honor de representar a una nación, no lo hacen por amor a la nación, sino por amor al prestigio y al dinero. Los futbolistas españoles, sin ir más lejos, si hubieran ganado el mundial, cada uno de ellos hubiera percibido 540.000 euros. Y son un total de 23 jugadores. Así que todo tiene un precio, incluso la defensa de los colores nacionales. Es la victoria del dinero sobre la nación.

No nos engañemos sobre la realidad dejándonos llevar por el entusiasmo futbolero. No seamos tan superficiales hasta el punto de creer que la selección española une a los españoles. No creamos en esos símbolos y apariencias, creamos en el contante y sonante dinero, que es el más importante y poderoso de todos los símbolos. Esto todo el mundo lo sabe: el fútbol se ha convertido en un enorme negocio. El mundial de Alemania es el más comercializado de todos los mundiales: el volumen de negocio que moverá ascenderá a 12 mil millones de dólares y los premios a repartir entre las 32 selecciones superarán los 260 millones de dólares.

El fútbol y la energía de masas

Cuando se observa la cantidad de personas que se mueven en torno al fútbol, el tiempo que le dedican, la pasión e interés que ponen en ello, uno no puede dejar de pensar cómo se podría cambiar el mundo si esta enorme energía de masas se empleara para fines más trascendentes: acabar con la pobreza, las guerras, las discriminaciones, etcétera. Pero esto no sólo sucede en el fútbol: se observa también en las celebraciones religiosas y en los eventos musicales. Hay ahí unas enormes energías de masas empleadas, no para transformar el mundo, sino para divertirse y enajenarse. Esto nos da una idea de hasta que punto la irracionalidad domina nuestras vidas y cuánto derroche, no sólo material sino también espiritual, se produce en los países supuestamente más avanzados y civilizados del mundo.

La confluencia de intereses en torno al fútbol

En el fútbol se han fundido hoy día muchos intereses: los de los propietarios de los clubes, los de las empresas deportivas, los de las empresas publicitarias, los de los medios de comunicación y los de los propios futbolistas. Es una máquina de intereses que sólo se preocupa de cómo sacarles a los aficionados y amantes del fútbol la mayor cantidad de dinero de los bolsillos. Esta alianza hace que los unos protejan y justifiquen a los otros. Así el antiguo dueño de un club de fútbol como el Real Madrid, Florentino Pérez, acostumbrado a ganar muchísimos millones de euros al año, ve razonable que los jugadores ganen igualmente muchísimos millones de euros al año. Y a su vez lo jugadores ven razonable que su club haga lo imposible por aumentar sus arcas, aunque ello suponga la explotación de los aficionados.

Jugadores y aficionados

Eric Hobsbawm, prestigioso historiador marxista, en una entrevista publicada en Rebelión el 27 de junio de 2006, se expresaba a tenor de este tema en los siguientes términos: “Pero el fútbol, en general, está dominado por un puñado de equipos europeos, como el Manchesterd United, el Real Madrid, el Milan, etcétera, que, desde los años 80, reclutan a sus jugadores en todos los rincones del mundo. Algunos otros equipos europeos ganan dinero descubriendo talentos en el exterior, comprándolos baratos y revendiéndolos a los grandes. Eso viene ocurriendo con frecuencia con jugadores brasileños y argentinos. Pero lo paradójico de esa situación es que el atractivo global del fútbol, que genera un enorme público del que las translaciones como Nike sacan beneficio, se funda en el atractivo nacional del juego”. En todo este discurso falta el espíritu crítico y faltan los verdaderos blancos sobre los que apuntar la crítica.

Los futbolistas

Cuando Hobsbawm habla de que el fútbol está dominado por un puñado de equipos europeos, plantea las cosas como si la principal contradicción en el mundo del fútbol fuera la existente entre los equipos grandes y ricos y los equipos pequeños y pobres. Pero la contradicción no es esa, sino esta otra: la existente entre un puñado de jugadores que ganan cantidades fabulosas de dinero y las grandes masas de aficionados. Los explotados no son los jugadores, sino los aficionados. Las grandes estrellas del fútbol forman parte de los explotadores. Resulta, además, que estas grandes estrellas son endiosadas por los periodistas deportivos y son puestos como ejemplo ético para la juventud, cuando en realidad no son un buen ejemplo. Porque no es un buen ejemplo enriquecerse de modo desproporcionado y a costa de explotar las necesidades de diversión y enajenación de los muchos.

La alianza de los futbolistas con las empresa deportivas

Nike, gracias al concurso de las grandes estrellas del fútbol, aumentan sus ventas y, en consecuencia, obtiene más beneficios. Y de esos beneficios cobran las grandes estrellas de fútbol. Pero esos beneficios no han sido generados por los futbolistas, sino por los empleados de Nike. La mentalidad capitalista hace caer el mayor esfuerzo sobre el que produce frente al que vende, mientras que las mayores retribuciones las hace caer más sobre el que vende frente al que produce. Así que cuanto más venda Nike, cuanto más crezcan las necesidades de esa prenda deportiva, los futbolistas que hacen publicidad de esa marca, más ganarán.

La atracción por el fútbol

Hobsbawm habla de que el atractivo global del fútbol se funda en el atractivo nacional del fútbol. Recordemos lo que decía Marx en su reflexión sobre el método de la economía política: la percepción del objeto crea la necesidad del objeto. El fútbol, como objeto de la necesidad, es fruto de la percepción continuada y reiterada por parte de la gente, percepción que la televisión y la radio no se cansan de alimentar. Y la necesidad que sienten los niños de comprar una camiseta de Beckham también esta creada porque la percepción de ese niño ha sido alimentada por los medios de comunicación. La globalización sirve, por ejemplo, para que el Real Madrid venda camisetas de Beckham por todo el globo, de la que se aprovecha el propio Beckham. Así que la atracción desproporcionada que genera el fútbol sobre el mundo es obra de la televisión y de sus intereses privados. Y de estos privados participan las grandes empresas transnacionales y los futbolistas transnacionales.

El fútbol como manifestación del capitalismo

Marx decía del capitalista que su mentalidad era del tal modo que en todo, absolutamente en todo, veía un negocio. Y para que todo se transforme en un negocio, todo debe transformarse en mercancía. Y esto ha sucedido con el fútbol. Antes el fútbol estaba en manos de sociedades deportivas y no se producía como mercancía. Pero todo cambió: los clubes de fútbol fueron transformados en sociedades anónimas y el fútbol empezó a producirse como mercancía. Ha sido una gran victoria de la propiedad privada y del capitalismo sobre la propiedad pública y el socialismo. Pero muchos recordamos cómo eran los equipos de fútbol de los países del socialismo real: sus jugadores eran nobles en la cancha, percibían un salario normal, y una vez que acababan su etapa deportiva retornaban a su trabajo. Eran estrellas y eran muy admirados. Pero no se enriquecían ni vivían como reyes a costa de explotar las necesidades e ilusiones de las grandes masas.

La economía convencional y el enriquecimiento desorbitado

¿Cómo explicar que Ronaldinho perciba anualmente 8 millones de euros del club de fútbol donde milita en la actualidad? Los economistas convencionales recurren a dos conceptos: ingresos de transferencia y renta económica pura. El ingreso de transferencia sería equivalente al dinero que ganaría Ronaldinho en otra ocupación, por ejemplo, de camarero. Mientras que la renta económica pura sería la diferencia existente entre el ingreso de transferencia y lo que percibe en concepto de sueldo y prima del Fútbol Club Barcelona. De manera que la mayor parte de lo que gana Ronaldinho es renta económica pura. Para rematar esta concepción los economistas convencionales hablan de individuos únicos. Así que Ronaldinho es un individuo único y por esa razón gana lo que gana. La cuestión estaría, si quisiéramos evitar esta injusticia, en encontrar otro futbolista que hiciera lo mismo que Ronaldinho pero que cobrara menos. Así razonan los economistas convencionales. Pero en verdad los conceptos de ingresos por transferencia y renta económica pura no explican para nada por qué Ronaldinho se enriquece del modo tan exagerado como lo hace. Por el contrario, esas categorías sólo sirven para confirmar el orden existente y justificar el enriquecimiento desproporcionado. ¿Qué sabemos acerca del valor y su naturaleza llamando renta económica pura a la diferencia que hay entre lo que Ronaldinho ingresa como futbolista y lo que ingresaría como camarero? Nada, pero nada de nada. Sólo tenemos un nombre. Pero como dijera Marx: nada sé de una cosa sí solo sé su nombre.

Las categorías económicas y las relaciones entre las personas

Los economistas convencionales toman las categorías como si expresaran cosas o propiedades de las cosas, mientras que los marxistas las toman como expresión de las relaciones entre las personas. Antes el fútbol televisado era gratuito. No tenía precio. No era una mercancía. Así que las relaciones entre los clubes de fútbol y los televidentes no eran mercantiles. Pero una vez que esas relaciones de no mercantiles pasaron a ser mercantiles, los partidos de fútbol televisados adquirieron un precio. Así que una parte de los grandes ingresos percibidos por los clubes de fútbol, los derechos por retransmisiones deportivas, se explica porque han cambiado las relaciones económicas entre las personas. Pero para que la retransmisión televisiva de los partidos de fútbol se convirtiera en mercancía tuvo que producirse previamente dos cosas: por un lado, la aparición de las cadenas de televisión de propiedad privada, y por otro lado, la transformación de los clubes de fútbol en empresas capitalistas. Así que los desorbitados ingresos de los clubes de fútbol se deben a que las relaciones económicas entre las personas ha cambiado: de ser meramente deportivas a ser capitalistas. De manera que los ingresos desorbitados de Ronaldinho no se explican por medio del concepto de renta económica pura, sino por la constatación de que las relaciones económicas entre los hombres han cambiado. Basta con dejar de producir el fútbol como mercancía y Ronaldinho dejaría de percibir el dinero tan exagerado que percibe.

Los cambios económicos y la costumbre

Todos estamos acostumbrados a ir a la playa, tumbarnos en la arena a coger el sol y a bañarnos en el mar. Todo eso no cuesta nada. Es un bien público y todos lo disfrutamos. No obstante, en el lugar donde vivo hubo un tiempo en que ciertos sectores empresariales hablaron de la necesidad de que el disfrute de ese bien público tuviera un precio. ¿Por qué? Porque al Ayuntamiento le cuesta dinero mantener la playa limpia, mantener en funcionamiento los balnearios y acometer todas las obras de infraestructuras necesarias para el correcto disfrute de ese bien. Los capitalistas suelen hablar de este modo: al Ayuntamiento le cuesta dinero. Pero resulta que el Ayuntamiento es la representación objetiva de la sociedad, de manera que a quien le cuesta dinero es a la propia sociedad. Y si es a la propia sociedad a la que le cuesta dinero, es la propia sociedad quien debe disfrutarla.

Supongamos, no obstante, que esa tendencia se afianza y los capitalistas logran transformar a la playa en una mercancía y se deja en manos de una empresa privada su explotación. A partir de entonces ir a la playa costaría una determinada cantidad de dinero. Supongamos ahora que han pasado veinte años desde que se produjo ese cambio. Las personas que tuvieran quince años les parecería normal pagar una determinada suma de dinero por ir a la playa. Les parecería normal que como la empresa que explota la playa tiene una serie de gastos, cobrara lo que tuviera que cobrar. Se trata sólo de que observen cómo al cambiar las relaciones sociales entre los hombres, puesto que la transformación de la playa de un bien público en un bien privado es un cambio en esas relaciones, un sector de la sociedad se enriquece, la empresa que explota ese bien, mientras que el sector mayoritario de la misma, la que hasta ese entonces disfrutaba gratuitamente de la playa, ve mermada su renta disponible. Y la costumbre hace pasar por normal lo que no es normal. Puesto que para la izquierda lo normal es que las relaciones económicas entre los hombres sean socialistas, mientras que para la derecha lo normal es que las relaciones económicas entre los hombres sean capitalistas. Dicho de forma más gráfica: la izquierda quiere que las personas no se exploten los unos a los otros, mientras que la derecha quiere que unas personas exploten a otras.

Algo semejante ha ocurrido con la televisión y con el fútbol. Antes, al menos en España, eran bienes públicos. Pero con la profundización de la democracia, con la profundización de la libertad, se convirtieron ambos en bienes privados. Lo que sucedió fue que las grandes masas no se movilizaron para frenar esas privatizaciones y la izquierda no lo impidió. Cuando EEUU se disponía a atacar militarmente a Irak, millones de personas salieron a la calle para protestar e intentar impedir esa agresión. Desgraciadamente falta en la gente la conciencia de que las privatizaciones son tan graves como las guerras. Nos despojan de nuestros bienes y nosotros dejamos que lo hagan.

Las restricciones económicas

Primera restricción. Nadie duda de que la publicidad sea una agresión y que haya en exceso, sobre todo en la televisión y en la radio. Se ha prohibido en los márgenes de la carretera porque afeaba al paisaje. Del mismo modo se debía prohibir la publicidad estática en los estadios y la publicidad en las vestimentas deportivas. Puesto que las empresa no tienen derecho a estar constantemente bombardeándonos para excitarnos a consumir.

Segunda restricción. Debería quedar prohibido que cualquier famoso haga publicidad a favor de cualquier producto. Puesto que sabemos que no hace publicidad de ese producto por las cualidades que tiene, sino por el dinero que le paga la empresa que vende ese producto. Todo no puede ser vender y vender.

Tercera restricción. Los precios de las entradas de fútbol deben se establecidas por el Estado. Y para ello los clubes de fútbol tienen que retornar a ser sociedades deportivas y dejar de ser sociedades anónimas. Los precios de las entradas de la final del mundial de Alemania 2006 ascienden nada menos que a 768 dólares. Esto es una forma descarada e impune de explotación de masas. Con todo esto debe acabarse.

Con estas medidas no se están restringiendo las libertades de nadie, sino cambiando las relaciones económicas entre las personas, de manera que los pocos no exploten a los muchos. Como dice Marx en la cita que encabeza este trabajo: el hombre es un ser social. Pues bien, los frutos y los disfrutes de los grandes acontecimientos sociales también deben ser sociales.

Es necesario limitar los ámbitos de existencia de las formas mercantiles. Todo no puede ser mercancía ni todo se puede convertir en un negocio. Esta sociedad capitalista que se presenta a sí misma como defensora de los derechos humanos, que no cesa de vociferar que no hay valor más grande que el propio ser humano, pues bien, que libere al hombre de la deshumanización mercantil y monetaria, que cree espacios donde quede prohibido absolutamente la existencia de las formas mercantiles.

Francisco Umpiérrez Sánchez

En Las Palmas de Gran Canaria. 28 de junio de 2006.

Realidad Económica del Perú

La difusión extensa - y poco explicada - de ciertos datos económicos que reflejarían o sustentarían un sostenido nivel de crecimiento (incremento) anual del PBI (Producto Bruto Interno) y por lo tanto de una tendencia hacia una acumulación positiva de renta y riqueza de nuestro país, viene configurando un contexto político-empresarial de expectativas favorables y confianza excesiva en la esperada recuperación del país.

De allí que, ciertos sectores de opinión - motivados socialmente y/o políticamente -, sin atreverse a cuestionar las cifras o el procedimiento para obtenerlas, vienen expresando su preocupación sobre la relación entre los resultados y los efectos; es decir, si hay un mayor crecimiento de la economía, y por lo tanto de la renta y la riqueza, por que motivos no se refleja en la mejora de indicadores económicos claves, tales como: (1) el empleo, (2) el ingreso, y (3) el consumo - de las familias peruanas -. Precisando; como se explica que los "buenos" resultados a nivel de país (macroeconomía) no tienen efectos visibles en las familias peruanas y pequeñas unidades empresariales (microeconomía).

Razonemos, si analizamos las cifras difundidas y partimos del concepto de que el ingreso promedio per cápita del país es igual a la división entre el total del PBI y el total de la población; tendríamos que para un PBI del 2003 de 60.213 millones de dólares y una población de 27 millones de habitantes, se obtiene un ingreso anual per cápita (por persona) de 2,230 dólares/promedio; seguidamente, para un PBI del 2004 de 62.742 millones de dólares - debido a un incremento del 4,2% anual -, y una mayor población de 27 millones y 756 mil personas –debido a un incremento del 2,8% anual -, obtenemos un nuevo ingreso per cápita de 2,260 dólares/promedio. En consecuencia, si hacemos la comparación pertinente, tendremos que la mejora neta del ingreso per cápita en el período (2003-2004) es de 30 dólares/año o el equivalente al 1,34% del ingreso y no de 4,2% u otra cifra que se viene difundiendo. Ahora bien, no debemos olvidar que esta cifra es un promedio, en consecuencia no nos dice mucho sobre quienes se benefician (aumentan) y quienes se perjudican (disminuyen) en la distribución real del PBI.

A partir de lo expuesto, y con respecto a la precisión hecha sobre la distribución del incremento neto del ingreso, debemos considerar que los datos macroeconómicos son agregados; es decir, la suma de las cifras de cada producción valorizada (en dólares) provenientes de todos los agentes económicos (pequeña, mediana y gran empresa) establecidos en el país; ello implica que no todos aportan al PBI sino cierta proporcionalidad de acuerdo -básicamente- a su tamaño de empresa, así como al tipo, volumen y destino (mercado interno y/o exportación) de sus productos. De allí que, si la producción/servicio valorizada de unas cuantas empresas grandes (p.e. mineras y financieras) son las impulsoras de la mejora del PBI, sobre la base de incrementos de precios logrados por su control de mercado y/o mayor demanda de su producto/servicio, es lógico suponer que su aporte será decisivo en cuanto al indicador macroeconómico de sus rentas (beneficios netos), pero no necesariamente de los indicadores macroeconómicos de empleo que a su vez impulse las mejoras de los indicadores de ingreso y consumo, los que en realidad sí indicarían una dinamización de la economía del país, y por lo tanto una señal del prometido y esperado "chorreo"...


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(1) En términos precisos, "el chorreo" no es sino un término popular y chocarrero que por su amplia difusión entre políticos y periodistas con tendencia a la trivialidad, así como al creciente abandono del debate económico-político por parte de sectores profesionales, sirve a los fines de ocultar el proceso de la distribución de los ingresos en el país, y en consecuencia soslayar la esencia del problema de las pobrezas (económica, moral y cultural).


Autor: Luis León econopolitica.blogspot.com



El Capitalismo Invisible

Desenmascaremos a los capitalistas invisibles y hagámoslos visibles


Lo inmediato y lo oculto

Los científicos sociales de inspiración marxista andan siempre buscando las causas ocultas que expliquen el mundo inmediato. Es cierto que la naturaleza del valor así como el modo mediante el cual el capitalista se apropia de trabajo ajeno encierran causas ocultas. Pero hay hechos que están presentes ahí, en la superficie de las cosas, donde puede percibirse con claridad que hay personas que se apropian de trabajo ajeno. Lo que sucede es que estamos tan acomodados a esos hechos, tan en sintonía con ellos, que no nos indignan y, en consecuencia, no nos hacen reaccionar.

El derecho a ser rico



Pensemos que la injusticia más grande de este mundo es que hay personas que se apropian de tanta riqueza que es imposible explicarla como obra de su propio trabajo. Lo que sucede es que se admite como un hecho natural el enriquecimiento desmesurado. Se piensa que esa situación le puede tocar en suerte a cualquiera, que no debemos envidiar a nadie, pues todo el mundo desea ser lo más rico posible, aunque unos lo logran y otros no. Al menos, se concluye, esa es la posibilidad que nos brinda el capitalismo y no así el socialismo. Esta es la ideología dominante entorno al enriquecimiento.

El derecho de propiedad basado en el trabajo

Escuchemos a Locke en su Ensayo sobre el gobierno civil a propósito del derecho de propiedad basado en el trabajo: “Dios ha dado el mundo a los hombres en común; pero puesto que se lo dio para beneficio suyo y para que sacasen del mismo la mayor cantidad posible de ventajas para su vida, no es posible suponer que Dios se propusiese que ese mundo permaneciera siempre como una propiedad común y sin cultivar. Dios lo dio para que el hombre trabajador y racional se sirviese del mismo (y su trabajo habría de ser su título de posesión”. Sólo quiero incidir sobre esto último que dice Locke: el título de propiedad sobre la riqueza debe estar basado en el trabajo. No estamos recurriendo a Marx para defendernos de los economistas convencionales, de los neoliberales y de toda suerte de lacayos del capitalismo del siglo XXI, sino a uno de los primeros y más revolucionarios representantes de la burguesía, un hombre de la última mitad del siglo XVIII y reconocido como el padre del liberalismo: John Locke. Y lo único que reclamamos de él es la idea de que el derecho de propiedad sobre la riqueza esté basado en el trabajo. Y esta idea es la que hay que popularizar entre las más amplias masas. No debe permitirse que nadie se enriquezca más allá de lo razonable, esto es, más allá de que resulte inexplicable su riqueza en base al trabajo propio.


Propiedad y uso del capital

En los inicios del capitalismo el capitalista era el dueño del dinero invertido en la empresa, incluso era el dueño del local donde desarrollaba su actividad. De manera que toda la ganancia era suya. Pero conforme la escala de la producción aumentó y se abrió paso el sistema de crédito, se creó una división del trabajo entre el propietario del dinero, el banquero, y quien usaba ese dinero como capital, el capitalista comercial o industrial. Como toda suma de dinero empleada como capital arroja una ganancia, el propietario del dinero exige al capitalista en funciones, a quien le ha cedido el dinero en calidad de préstamo, que le entregue una parte de la ganancia: el interés. De esta manera queda en evidencia que el enriquecimiento experimentado por el propietario del dinero no se debe a su trabajo sino a su condición de propietario. De todos modos, dentro de las relaciones capitalistas de producción, todo el mundo considera normal que quien cede una suma de dinero en forma de préstamo tiene derecho a cobrar un interés. Dicho de otro modo: está estatuido como derecho natural el derecho a apropiarse de trabajo ajeno.

La generalización del capital productor de interés

Parece natural que quien usa el dinero como capital y obtiene una ganancia, debe darle una parte de ella al propietario del dinero en concepto de interés. Pero lo cierto es que tanto el dinero que se queda el capitalista en funciones, el beneficio, como el que se queda el propietario del dinero, el interés, son plusvalía, esto es, trabajo ajeno. Lo que sucede es que todo esto permanece oculto. Pero la cosa no queda ahí, sino que llega más lejos aún. Una persona que solicita un préstamo para comprar una casa o un coche, no está utilizando el dinero como capital, no obstante, tiene que pagar un interés. Así que en estos casos el dinero pagado como interés no es una parte de la ganancia, sino una parte del salario. Por lo tanto, todo dinero cedido en forma de préstamo, empleado como capital o no, arroja un interés.

Salario y beneficio

Hay una diferencia cualitativa entre salario y beneficio. El salario lo percibe una persona como contrapartida de su trabajo, mientras que el beneficio lo percibe una persona como contrapartida de su condición de propietario de un negocio. En el ámbito de la pequeña empresa el beneficio siempre suele ser notablemente superior al mayor de los salarios. Pero en las grandes empresas el salario de un ejecutivo o directivo puede ser notablemente superior al beneficio percibido por un pequeño capitalista. Así que aquella superioridad cuantitativa del beneficio sobre el salario queda rota o desvirtuada en este caso. Este hecho parece desdibujar las diferencias cualitativas entre capital y trabajo y nos hace pensar que el capitalismo decimonónico está más que superado y que el advenimiento del socialismo ha dejado de ser necesario. Pero no hay que dejarse llevar por las apariencias, sino ir un poco más al fondo. Debemos observar dos cosas: por un lado, una parte de los desorbitados salarios que ganan los directivos de las grandes empresas no es más que beneficio. Figura como salario y se percibe como salario, pero sustancialmente es beneficio. Y por otro lado, cuando una persona percibe ingresos desorbitados, la capacidad de ahorro es altísima. Y estos ahorros son invertidos después como capital. Así que no sólo es que los beneficios se disfrazan como salarios, sino también que los altos salarios se transforman en capital.

Capitalistas visibles y capitalistas invisibles

Pensemos en un capitalista que ha abierto un negocio y contrata a 50 trabajadores. Al cabo de 25 años el empresario tiene un patrimonio personal de 6 millones de euros, mientras que cada uno de los 50 trabajadores dispone de un patrimonio personal de sólo 60. 000 euros. Pero no sólo es que el capitalista tiene un enorme patrimonio respecto de los 50 trabajadores, sino que además el capitalista percibe en su condición de empresario un salario de 12.000 euros y los trabajadores un salario de 1.200 euros. Esto es un caso de capitalismo visible, donde se percibe claramente que los trabajadores son explotados, que el dueño del negocio ha acumulado un gran patrimonio personal y que día tras día disfruta de una gran riqueza, mientras que los trabajadores todavía no han podido pagar su vivienda y se ven apurados para llegar a final de mes. Estos son los capitalistas sobre los que la izquierda radical tiene centrada y afilada su crítica.

Al lado de estos capitalistas visibles hay otros capitalistas que están ahí delante de nosotros, pero no los vemos ni los reconocemos como capitalistas. Son a estos capitalistas a los que llamo capitalistas invisibles. A esta clase pertenecen futbolistas como Beckham, que cobra 25 millones de euros por cuatro temporadas en el Madrid e ingresa anualmente por publicidad 24 millones de euros, y músicos como Sting, que tiene unos ingresos anuales de 321 millones de dólares. ¿Por qué no reconocemos a estas personas como capitalistas? Por el modo peculiar en que se hacen ricos. Se reconoce que ganan mucho dinero, pero no lo ganan aparentemente explotando a los trabajadores. De ahí que la izquierda radical no centre su crítica en esta clase de capitalistas invisibles.

El disfraz de las formas económicas

Vimos antes, para el caso de las retribuciones de los altos ejecutivos, que una parte de esas retribuciones no era más que beneficio disfrazado de salario. Lo mismo ocurre con las retribuciones que percibe Beckham en concepto de publicidad: no es más que beneficio disfrazado como costo de publicidad. Este hecho, que una forma económica se disfrace bajo otra forma, ya lo puso de manifiesto Marx en El Capital: los intereses y los impuestos pagados por las empresas, que en la contabilidad figuran como costos, no son más que plustrabajo. Pero lo que nos interesa aquí remarcar es que lo que percibe Beckham, Nadal o cualquier otro deportista en concepto de publicidad no es más que plustrabajo.

Si antes vimos que un capitalista explotando la fuerza de trabajo de 50 personas, se apropiaba al cabo de veinticinco años de un plusvalor de 6 millones de euros, ahora vemos que Beckham se apropia en un solo año y sólo en concepto de publicidad de un plusvalor de 24 millones de dólares. De ahí que Beckham sea mucho más explotador, notablemente más explotador, que aquel capitalista. Lo que sucede es que aquella persona es un capitalista visible y Beckham es un capitalista invisible. En aquel capitalista observamos la relación directa que mantiene con los trabajadores que explota, mientras que en el caso de Beckham las relaciones con los trabajadores que explota son muy indirectas y están mediadas por muchos procesos y formas económicas.

El papel ideológico del capitalismo invisible

En el capitalismo hay muchas formas de hacerse rico. Convertirse en una estrella de fútbol es una de ellas. El otro día vi en la televisión un documental donde en un lugar muy pobre todos los padres estaban empeñados en que sus hijos jugaran al fútbol. Es una de las formas, argumentaban dichos padres, de salir de la pobreza. Y esa es la ilusión de muchos niños pobres: convertirse en una estrella de fútbol para sacar de la pobreza a su familia. Lo primero que observamos, por la predominio de la mentalidad capitalista, es que la solución al problema de la pobreza se ve como un asunto individual. Aquí impera el principio del hombre burgués, del hombre egoísta, que sólo piensa en salvarse a sí mismo. Y lo segundo que observamos es la inconciencia acerca del origen de la riqueza, como si la riqueza extrema de unos no tuviera nada que ver con la pobreza lamentable de otros. Ese niño que se quiere convertir en estrella de fútbol para salir de la pobreza, convirtiéndose en un rico, no es consciente de que su futuro enriquecimiento se fundamentará en el empobrecimiento de los otros.

El primer plano y el desenmascaramiento

La izquierda radical debe atacar con dureza el primer plano del capitalismo, constituido en parte por las grandes estrellas del fútbol, quienes en concepto de sueldo, primas y publicidad perciben una media anual de 8 millones de euros. Ronaldinho, por poner un ejemplo, ingresó en el último año 9 millones de euros en concepto de sueldo y 14 millones en concepto de publicidad. Tanto su sueldo como lo que ingresa en concepto de publicidad son formas disfrazadas de plustrabajo. El sistema capitalista le hace cree que lo que él gana se debe a su propio esfuerzo, pero lo cierto es que su riqueza sólo es explicable como apropiación de trabajo ajeno. Debemos saber que todos contribuimos a crear la riqueza nacional, pero el sistema capitalista tiene un sinfín de mecanismos que permite a unos pocos meterse en su sus bolsillos muchísimo dinero, mientras que la inmensa mayoría no llega a final de mes. Lo absurdo, lo irracional, lo que ya clama al cielo, es que Ronaldinho, que es un capitalista invisible, estos es, un capitalista que se apropia de gran cantidad de trabajo ajeno bajo la apariencia de que es trabajo propio, ha sido nombrado Embajador contra el Hambre del Programa Mundial de Alimentos. Por lo tanto, la izquierda radical debe someter a crítica al capitalismo de primer plano, el constituido por las grandes estrellas de fútbol y de otras modalidades deportivas, que bajo la apariencia de neutralidad y bondad se esconden los aliados de los capitalistas de segundo plano, con quienes se reparten el plustrabajo y se hacen ricos de forma desmesurada.

Francisco Umpiérrez Sánchez

En Las Palmas de Gran Canaria. 17 de junio de 2006.

Las Empresas por Acciones y el Socialismo del Siglo XXI

“La empresas capitalistas por acciones deben considerarse, lo mismo que las fábricas cooperativas, como formas de transición del modo capitalista de producción al asociado”. El Capital. Karl Marx.



Lo sustancial y lo accidental

Muchos analistas marxistas, en vistas de concebir el socialismo del siglo XXI y evitar los errores del pasado, hablan de que fueron la corrupción y la burocracia las causas principales de la desintegración de la URSS. Pero la corrupción y la burocracia no son aspectos esenciales de la economía, sino accidentales. Y puesta la mirada en lo accidental, estos analistas se alejan de lo sustancial: por un lado, no aprecian el desorbitado desarrollo que tenía en la URSS la industria pesada respecto de la industria ligera, que daba como resultado empresas muy bien equipadas y trabajadores muy mal pagados. Y por otro lado, no aprecian en su debida medida que en la URSS no se respetaba la ley del valor, puesto que los precios no los determinaba el mercado sino la autoridad estatal central.

Política y economía

No niego la prioridad o predominio de la política sobre la economía. Cuando se proyectan grandes transformaciones sociales, la política tiene que ser el lado predominante, máxime si hablamos del proceso de transformación del capitalismo en socialismo. No obstante, la política debe respetar las leyes objetivas de la economía. Y esto supone que quienes estén al frente del Estado deben tener conocimientos económicos de la sociedad actual en la que se vive y de la sociedad futura que se quiere conquistar. Entre marxistas se conoce muy bien la sustancia del valor, la cantidad de trabajo socialmente necesario para producir la riqueza, pero se desconoce las múltiples y variadas formas del valor, de las que cabe destacar la forma dinero. Este desconocimiento de las formas del valor es la causa principal de que muchos dirigentes políticos de la izquierda transformadora tengan una concepción errónea del socialismo.

La forma del valor

Heinz Dieterich en su trabajo El Socialismo del siglo XXI , publicado en Rebelión, hace dos afirmaciones que merecen ser enmendadas: una, “La necesidad de determinar el valor objetivo de los productos, tal como estipuló la economía clásica, es conditio sine qua non del socialismo, cuyos postulados fundamentales son: a) la justicia social y, b) la democracia participativa”. Y dos, “la determinación del valor objetivo es un problema metodológico-científico; la implementación del intercambio de valores iguales (equivalentes), es un problema de poder. Lo primero se resuelve con las matemáticas avanzadas y la informática; lo segundo con la Democracia Participativa. A diferencia del carácter subjetivo de los conceptos de precio y valor que usa la economía burguesa, el concepto de valor como trabajo abstracto incorporado a un producto o servicio es una magnitud objetiva”.



Estas afirmaciones no sólo están aquejadas de una grave confusión entre economía y política, sino que además son muy poco prácticas. Veamos primero la determinación objetiva del valor. Por mucho que se mire las mercancías que hay en un expositor, no habrá manera de percibir el valor contenido en ellas. Esa cuestión la deja muy clara Marx en El Capital: el valor en su forma natural, el valor como cantidad de trabajo abstracto contenido en un bien, carece de forma objetiva. Sólo adquiere forma objetiva en la relación de cambio de unas mercancías con otras, esto es, en el mercado. Así que el carácter objetivo del valor no es un problema que haya de resolver las matemáticas y la informática, sino que lo resuelve el mercado.

Ahora hablemos del intercambio de valores iguales. Un tejedor manual elabora un metro de tela en una hora. Pero mientras tanto se produce un cambio en el desarrollo de las fuerzas productivas y aparece en escena el telar a vapor, con el cual elaborar un metro de tela sólo cuesta media hora de trabajo. El tejedor manual, atado al viejo método de producción, seguirá incorporando una hora de trabajo a 1 metro de tela, pero su producto sólo representará media hora de trabajo social medio. Su trabajo individual de una hora representa ahora sólo media hora de trabajo social. Y cuando hablamos de valores, hablamos del trabajo social y no del trabajo individual. Así que el intercambio de valores iguales no es una cuestión que tenga que ver con la Democracia Participativa, sino con el desarrollo de las fuerzas productivas y la competencia.

Formas mercantiles y formas de capital

Es fundamental en la reflexión sobre el socialismo del siglo XXI distinguir con claridad la forma mercantil de la riqueza de su forma de capital. En la producción de mercancías rige el principio del derecho de propiedad sobre el trabajo propio. Accidentalmente podemos considerar que hay intercambios de valores desiguales, de manera que unas personas se apropien de ciertas cantidades de trabajo de otras personas, pero en un intercambio regular y habitual rige el intercambio de equivalentes o valores iguales. Así que insistimos: en el mundo mercantil rige el derecho de propiedad sobre el trabajo propio.



Marx demuestra en El Capital cómo la riqueza producida como capital permite a los capitalistas apropiarse de trabajo ajeno sin infringir la ley del intercambio de valores iguales. Cómo se produce esta apropiación y cómo se evita la infracción de esa ley no es el objetivo teórico del presente trabajo, pero todos los marxistas saben que la forma capitalista de producir la riqueza permite a los propietarios de los medios de producción apropiarse de trabajo ajeno. Así que bajo el punto de vista de la propiedad es fundamental distinguir la forma mercantil de la riqueza de la forma de capital: en la forma mercantil de la riqueza rige el derecho de propiedad sobre el trabajo propio, mientras que en la forma de capital de la riqueza rige el derecho de propiedad sobre el trabajo ajeno.

Uno de los principales errores del modelo soviético de socialismo fue la confusión que hubo entre sus dirigentes entre la forma mercantil de la riqueza y la forma de capital. Se pensó que la tarea del poder soviético no era sólo acabar con la forma capitalista de la riqueza sino también con su forma mercantil. Y al negar la forma mercantil de la riqueza, al no permitir que los precios los estableciera el mercado, no se respetó la ley del valor. Y cuando no se respetan las leyes objetivas de la economía, las cosas van mal y lo paga el pueblo.

Empresario y capitalista

En los inicios del capitalismo, esto sucede hoy día también en las pequeñas empresas, el propietario de la empresa era al mismo tiempo el empresario o gestor de la misma. De esta manera no se distinguía con claridad lo que ganaba dicha persona como gestor de la empresa de lo que ganaba como propietario de la misma. En esa época reinaba la idea de que todo lo que poseía el capitalista se lo había ganado con su trabajo. Pero desde que surgió la sociedad anónima, la sociedad por acciones, quedó claro que unas personas eran las propietarias de la empresa, que cobran dividendos, y otra persona es el gestor o empresario, que cobra un salario. Este salario suele ser muy grande o bastante grande en relación con el salario medio. Pero lo importante es que con las sociedades anónimas la función de propiedad quedó diferenciada de la función de trabajo. Así que ser empresario es una función de trabajo y ser capitalista es una función de propiedad. Ahora ya no se puede argumentar que lo que gana una persona como capitalista es fruto de su trabajo. Ahora queda demostrado que lo que gana una persona como capitalista es fruto de la apropiación de trabajo ajeno. De ahí los intentos repetidos de la economía convencional por demostrar que el trabajo no es la sustancia de los valores. Como en las economías actuales, por muy avanzadas que sean, la pequeña y la mediana empresa siguen creando la mayor cantidad de empleo, la confusión entre empresario y capitalista se sigue dando. Y sigue teniendo un gran peso en la conciencia media que lo que posee en propiedad el empresario-capitalista es fruto de su trabajo.

Las acciones y los trabajadores

En principio podemos dejar sentado que quien se compre una acción y cobre anualmente un dividendo, se está apropiando de trabajo ajeno. Y como comprar acciones es algo que está al alcance de cualquiera, incluido los trabajadores, cualquiera tiene la posibilidad de apropiarse de trabajo ajeno. De esta manera parece quedar disuelta la contradicción entre capital y trabajo. Ya que si cualquier trabajador puede comprar acciones, cualquier trabajador es un capitalista, aunque sea en pequeña escala. Vista esta situación parece que lo razonable sea que en el socialismo quede prohibida la creación de empresas por acciones y con ella el derecho de comprar acciones. Pero surge un pequeño problema: ¿qué sucede con los ahorros de los trabajadores? ¿Permitiremos que esos activos económicos queden en paro? ¿No estaríamos así impidiendo un mayor desarrollo económico? Creo que ningún dirigente político dejaría que una parte de los recursos monetarios del país no tuvieran rendimientos. Así que no queda más remedio que permitir que en el socialismo haya sociedades anónimas donde los trabajadores inviertan sus ahorros.

Las acciones y el derecho de propiedad

En El Capital , en la sección dedicada al estudio de las rentas y sus fuentes, Marx dice lo siguiente: “Plustrabajo en general, como trabajo que rebasa las necesidades dadas, tiene que quedar siempre. Se requiere una determinada cantidad de plustrabajo para asegurarse contra los accidentes y para la necesaria y progresiva expansión del proceso de reproducción, la cual corresponde al desarrollo de las necesidades y al aumento de la población, lo que desde el punto de vista capitalista se llama acumulación”. Debemos partir de la base de que en el socialismo la jornada de trabajo seguirá quedando dividida en dos partes: trabajo necesario y plustrabajo. Pero tanto el trabajo necesario como el plustrabajo seguirá siendo una creación del trabajador. De manera que si hay trabajadores que han invertido sus ahorros en acciones y cobran unos determinados dividendos, podemos suponer que esos dividendos son parte del plustrabajo que ellos mismos han creado.

Lo cualitativo y lo cuantitativo en las acciones

¿Cómo evitar que los trabajadores a título individual se apropien de más cantidad de plustrabajo del que han creado? No podemos hacerlo negando la necesidad de las sociedades anónimas y el derecho a comprar acciones, sino poniendo un tope máximo al ingreso personal. Se trata de una solución cuantitativa, poner un tope máximo al ingreso personal, y no de una solución cualitativa, negar el derecho de compra de acciones o de cualquier clase de títulos de valor.

La acción como forma mercantil y como forma socialista

La acción es una forma mercantil creada por el capitalismo y, como indica Marx según la cita que encabeza este trabajo, representa una forma económica de transición del capitalismo al socialismo. Pero puede transformarse en una forma económica del socialismo con el sencillo método de poner un tope máximo al ingreso personal. Esta solución cuantitativa, impedir que cualquier persona se apropie de más trabajo del que ha creado, tiene un resultado económico cualitativo: transformar una forma económica capitalista en una forma económica socialista.

Francisco Umpiérrez Sánchez

En Las Palmas de Gran Canaria. 4 de junio de 2006.

¿Es la FED independiente?

Según algunos investigadores, el capital accionario del FED -Reserva Federal de EE.UU.- sería propiedad de algunos pocos bancos privados de ese país. ¿Y la independencia del FED?


Autor: Sebastián Laza - economista

En opinión de algunos investigadores, el FED no sería un Banco Central común y corriente. No sería como el Banco Central de cualquier país latinoamericano o el Banco Central Europeo. No sería un banco central propiedad del Estado. Sería lisa y llanamente, un banco privado. Y se trataría de un banco privado propiedad de unos pocos bancos privados. Según dichos investigadores, de los 19,7 millones de acciones del FED, unas 12,2 millones de acciones -62%- eran propiedad de sólo tres bancos hacia 1994. ¿Qué bancos? El Chase Manhatan, el Citibank y el Morgan Guaranty Trust. Tres grandes apellidos desde hace muchas décadas controlarían esos tres bancos: Rockefeller, Rotschild y Davison -Morgan-. Es más, según dichos investigadores, sería por ello que en el anverso de cualquier billete dólar se lee la expresión FEDERAL RESERVE NOTE, y no UNITED STATES TREASURY NOTE.

Recuerdo cuando aún era estudiante de la Licenciatura en Economía, en la materia Economía Monetaria teníamos un profesor brillante, Gustavo Reyes, uno de esos jóvenes economistas que tuvieron la posibilidad de posgraduarse en universidades del 1er mundo, en su caso Inglaterra, y volver a su país nutridos de modelos teóricos nuevitos, listos para estrenar en la lejana América del Sur, en su caso en Argentina, en la época donde Menem-Cavallo y sus políticas pro-mercado todavía hacían furor. Corría el año 1995.


De todas aquellas excelentes clases con Reyes, me quedó sobremanera grabada una de ellas: la clase sobre "Reglas versus Discrecionalidad en las Políticas Monetarias", donde aún recuerdo el ahínco que Reyes ponía cuando nos hablaba de la necesidad de que los Bancos Centrales fueran independientes de los Ministros de Economía de turno. Decía Reyes que esta condición era clave para un Banco Central, para ir logrando una buena reputación ante "los mercados", a los fines de lograr determinada credibilidad para que la política monetaria tuviera efectividad.

Por supuesto que la recomendación venía porque en aquella época -y aún hoy, año 2006- en Argentina el Banco Central era bastante influído por el Ministerio de Economía. El Mingo Cavallo tallaba pesadamente en la política monetaria que ejecutaba Roque Fernández, como hoy lo hacen Kirchner-Miceli con Martín Redrado. Y así en muchísimos países del mundo. Y Reyes nos insistía que para un país con la inflacionaria historia económica de Argentina eso no era bueno, remarcando que un buen ejemplo a seguir era el de EE.UU. con su Reserva Federal, donde su titular Alan Greenspan -aún hoy sigue en el cargo- era bastante independiente del presidente de EE.UU.

En síntesis, subyacente al pensamiento de Reyes y de muchos otros economistas, estaba la aún hoy arraigada idea de que el Tesoro de EE.UU. no mete mano en el manejo de la política monetaria de la economía norteamericana. Es decir, la cantidad de dinero circulante en dicha economía, su nivel de crédito, sus tasas de interés, su tipo de cambio, etc., todos serían instrumentos resorte de Greenspan y nadie más. Greenspan a la misma altura del presidente de EE.UU., el ideal, el paraíso para la política monetaria de un país.


Es más, la historia reciente avala esta idea generalizada, cómo habría de ser de independiente el Banco Central de EE.UU. que en los '90 el FED le habría hecho perder a Bush padre su reelección -ante Clinton- porque no sacó a tiempo a EE.UU. de una recesión, que hizo decaer la popularidad del presidente ante el electorado. Como en Argentina y muchos otros países el Bancos Central siempre juega a favor del presidente de turno, y en EE.UU. según éste y otros ejemplos no, la realidad norteamericana era "el dorado" a la vista de Reyes y de la mayoría de los economistas sensatos del mundo, cómo dudar de la independencia del FED. El mismo Bush padre reforzó esta idea de independencia cuando dijo, después de perder su reelección, en referencia a Greenspan: "I've appointed him and he disappointed me", como diciendo "yo te ayudé a que llegaras ahí y ahora me pagás con esto".

Y yo mismo como economista me formé con esa idea: la independencia del FED, el modelo a seguir. Es por eso que gran conmoción me causó hacia el año 2004 cuando, leyendo "Hitler ganó la guerra" del inefable Walter Graziano, inteligente y polémico economista argentino, ex-gurú de la city porteña, y para nada de izquierda, me entero de que el FED no sería como en Argentina y la mayoría de los países del mundo un Banco Central estatal, sino que sería una entidad privada, donde sólo tres grupos financieros tienen más del 60% de su capital accionario. O sea que, si es verdad lo que dice Graziano, el dólar norteamericano, no sería la moneda emitida por la Républica de EE.UU., sino básicamente por tres bancos privados, o sea por unos pocos clanes familiares, y peor aún, la política monetaria del FED, que impacta en la economía de todos los países emergentes como Argentina, sería manejada por dicho pequeño grupo chico de personas.

Me dije a mi mismo, ¿será ésto verdad o Graziano se habrá vuelto loco? Si ésto fuera verdad, se me estaría cayendo del pedestal la principal institución que rige la economía internacional. Habrá sabido de este "detalle", de esta presunta sospecha, el profesor Reyes. No creo, es más, no creo que lo sospechen ni siquiera la mayoría de los economistas norteamericanos. Ya que si ésto fuera verdad, de qué independencia del FED vamos a hablar, ya que no la influenciaría el Secretario del Tesoro de EE.UU., tampoco el presidente, pero significaría que la política monetaria de EE.UU. estaría privatizada. A propósito, si Menem hubiera tenido éxito en su proyecto dolarizador, bajo este punto de vista habríamos privatizado también la moneda Argentina.

¿Pero de dónde habrá sacado semejante teoría Graziano? Dejando de lado la posibilidad de que se haya vuelto loco, podemos decir que el ex-gurú estuvo más de 2 años investigando para dicho libro, junto a un equipo multidisciplinario de jóvenes profesionales que lo ayudaron, y que en estos temas ha sido influenciado, entre otros, por las obras de Anthony Sutton, recientemente fallecido economista y periodista norteamericano, que trabajó en grandes universidades americanas -Stanford por ejemplo- hasta que sus libros empezaron a incomodar al poder y perdió su trabajo. Pero más allá de su situación de desempleado, Sutton durante los '80 y '90 no dejó de investigar estos temas, pasando al mundo editorial underground. Durante esa época produjo una serie de libros antisistema muy interesantes, que narran quiénes y cómo manejarían el poder desde las sombras en los EE.UU., incluyendo el manejo del FED y Wall Street. Graziano ha chequeado la presunta seriedad de todo esta obra y se ha animado a analizarla, reproducirla y enriquecerla con otros autores también, por lo tanto debemos darle al asunto la seriedad que se merece.

Vamos a citar textualmente algunos de sus comentarios más polémicos, para que el lector reciba su mensaje sin distorsiones:

"El FED fue creado por ley del Congreso el 22 de diciembre de 1913. Los banqueros privados, en aquel momento, venían criticando en forma pública la ley que creaba un Banco Central en EE.UU. Sin embargo, en forma reservada, los principales banqueros norteamericanos se frotaban las manos ante esa ley que habían logrado sacar, entre gallos y mediasnoches, gracias al senador Aldrich, casado con una hija del magnate John D. Rockefeller I. Una gran cantidad de legisladores se encontraban ausentes al acercarse la Navidad y la votación parlamentaria fue manipulada."

"Se trató de un movimiento magistral a la medida de la elite que se originó en conversaciones reservadas entre los principales banqueros en 1910. Para poder crear el FED, la elite financiera y petrolera norteamericana tuvo que manipular las elecciones de 1912. El presidente Taft buscaba la reelección. Pero su partido, el Republicano, se había pronunciado públicamente contra la creación del FED. Así dadas las cosas, la elite decidió fracturar al Partido Republicano en dos. Por un lado, se presentaba Taft. Por el otro, Theodore Roosevelt, ex presidente de la República. La división abrió las puertas para que el manipulable Woodrow Wilson accediera al poder con mucho menos del 50% de los votos. La elite, con su presencia y la del senador Aldrich, se ganaría la seguridad de la aprobación de la creación de un Banco Central privado: el FED."

"No cabe dudas que el mejor negocio de la Tierra es emitir moneda. Desde hace siglos los principales banqueros saben muy bien que si la gente acepta como medio de pago un papel emitido por un banquero privado, con la promesa de redimirlo en oro o plata metálica, entonces tal banquero tendrá la potestad de decidir quiénes deben recibir crédito y cuánto, qué tasas de interés cobrarles, a quién no prestarle. Y todo mediante la creación de medios de pago."

"Si los banqueros privados observaban que la gente no requería que le redimieran en metálico los billetes puestos en circulación, sino que la población los acumulaba y efectuaba sus transacciones en papel moneda, entonces podían generar de la nada muchos más billetes y ponerlos en circulación. De esta manera, el total de papel moneda superaba con creces las reservas en metálico que los banqueros privados guardaban en sus cajas fuertes. En otras palabras, los banqueros privados tenían la potestad de crear dinero de la nada si la gente aceptaba sus billetes. Y fue lo que ocurrió."

"El origen de la propia banca debe buscarse a través de operaciones de este tipo. Los bancos de Inglaterra, Francia y Alemania no comenzaron -como usualmente se piensa- como bancos estatales ni como empresas de las respectivas coronas, sino como bancos privados, controlados en buena medida por la dinastía banquera europea que se había instalado en forma familiar en Inglaterra, Francia, Alemania, Austria e Italia: el clan Rotschild, junto con sus asociadas Khun, Loeb, Lehman, Warburg, etc."

"Que el negocio bancario estaba monopolizado en unos pocos clanes familiares se puede ver simplemente a través de una vieja anécdota: mientras Max Warburg dirigía el Banco Central alemán durante el gobierno del káiser Guillermo II, y se constituía en su banquero personal antes de la 1ra Guerra Mundial, su hermano, Paul Warburg, era directivo del FED. El tema alcanzó ribetes escandalosos en EE.UU. y obligó el rápido reemplazo de Paul Warburg."

"Otra anécdota: mientras la familia Rotschild era una de las principales accionistas tanto en forma directa como indirecta del propio Banco de Inglaterra, la rama francesa de dicho clan colocaba varios integrantes para dirigir nada menos que el Banco de Francia, el cual sólo fue estatizado luego de la 2da Guerra Mundial"

"El 1er Banco Central creado fue el Banco de Inglaterra. Ya antes de las guerras napoleónicas los Rotschild poseían un enorme poder financiero en toda Europa. Deseaban aumentarlo y así establecer las políticas financieras en los principales países europeos. Lo mismo pudieron hacer durante el transcurso del siglo XIX con los bancos centrales de Francia y Alemania. A menudo financiaron guerras entre los países, con la estrategia de prestarles a ambos bandos. De esta manera, cuando las guerras finalizaban, las naciones y las casas reales quedaban debilitadas, endeudadas y, por lo tanto, cada vez más dependientes de los banqueros."

"Fueron los Rotschild quienes decidieron ingresar a EE.UU. financiando a clanes familiares a los que observaban durante mucho tiempo antes de otorgarles fondos para sus emprendimientos, y que resultaban "amigos incondicionales": los Rockefeller, los Morgan, Carnegie, los Harriman, etc."

"Por lo tanto, no debe llamar la atención del lector que el FED no sea un Banco Central común y corriente. No es como el Banco Central de cualquier país latinoamericano o el Banco Central Europeo. No es un banco central propiedad del Estado. Es lisa y llanamente, un banco privado. Y se trata de un banco privado propiedad de unos pocos bancos privados. Por ejemplo, de los 19,7 millones de acciones del FED, unas 12,2 millones de acciones -62%- eran propiedad de sólo tres bancos hacia 1994. ¿Qué bancos? El Chase Manhatan, el Citibank y el Morgan Guaranty Trust. Tres grandes apellidos desde hace muchas décadas han controlado y controlan esos tres bancos: Rockefeller, Rotschild, Davison -Morgan-.

"Ese porcentaje habría continuado creciendo merced a las fusiones que se registraron en la última década. Tampoco debe llamar la atención, entonces, que el actual jefe del FED, Alan Grenspan, haya sido director corporativo de JP Morgan, de Morgan Guaranty Trust y de la petrolera Mobil -Standard Oil of New York- de los Rockefeller, antes de ocupar el actual estratégico cargo que posee en el FED."

"Greenspan también es un empleado, más técnico, y quizás de mayor jerarquía que el propio presidente de EE.UU. Pero no deja de ser un empleado, un empleado de un banco privado propiedad mayoritaria de tres bancos privados."

"La moneda de EE.UU., el dólar, no es la moneda emitida por un país, sino la moneda emitida por el sistema de la FED, y su salud depende en realidad de la salud de esos bancos privados. Es por ello que en el anverso de cualquier billete dólar se lee la expresión FEDERAL RESERVE NOTE, y no UNITED STATES TREASURY NOTE. Aunque no nos extenderemos, simplemente mencionaremos que los dos presidentes de EE.UU. que intentaron suplantar los Federal Reserve Notes por los US Treasury Notes murieron asesinados antes de concluir sus mandatos."

"¿Dónde está el poder entonces? Es fácil y correcto deducir que unos pocos clanes familiares dominan la estructura de los bienes considerados estratégicos para el dominio global: energía, banca, armas y laboratorios. Pero es ridículo pensar que a esta altura del siglo XXI una decena de personas pueda sentarse a una mesa a decidir qué hacer con el mundo sin más ni más. La realidad es más sutil, más perfecta, aunque no menos espantosa.", finaliza Graziano, para luego continuar tratando de descifrar quiénes detentan el verdadero poder en el mundo."

Vemos entonces la tesis central de Graziano, fundamentada en la obra de Sutton y otros autores: el FED no sería el Banco Central independiente ideal de la teoría económica, tampoco el que se ganó el respeto de mi ex-profesor Gustavo Reyes y de tantos economistas en el mundo, incluído quien escribe este artículo, sino que, si bien independiente de la secretaría del tesoro de EE.UU. y hasta del presidente de EE.UU., sería un banco privado. Es decir, EE.UU., tendría privatizado el manejo de su moneda, y peor aún, a través de un monopolio.

No voy a terminar con un CREER o REVENTAR porque no corresponde, más bien sería un INVESTIGAR MÁS o REVENTAR. Graziano y Sutton son sólo dos voces, muy respetables, pero sólo dos veces que opinan tan radicalmente sobre el tema. Creo que sería interesante que una comisión de académicos notables investigue estos temas, ¿será muy utópica mi propuesta?

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