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La refutación de la ley del valor de Marx

Enviado por Francisco Umpiérrez Sánchez fumsa@msn.com


Debemos saber antes que nada de dónde puede provenir la refutación de esa ley y de qué depende el aparente éxito que tienen sus críticos. El error de la mayoría de los marxistas, a la cabeza Stalin y Mao, es haberse centrado en el valor en su forma natural, esto es, en el valor en su modalidad no objetiva. Esta circunstancia ha facilitado la crítica burguesa de la ley del valor de Marx. Ya indiqué anteriormente que las dos cuestiones claves de la teoría del valor de Marx son las siguientes: una, el carácter específico del trabajo creador del valor, y dos, la concatenación entre la determinación del valor por el tiempo de trabajo y la transformación de la mercancía en dinero. De manera que los refutadores de la teoría del valor de Marx deberían centrarse en estas dos cuestiones, pero no lo hacen, se centran en la crítica a la determinación del valor por el tiempo de trabajo. Y al hacer de esta determinación el objeto de su crítica, en verdad están alcanzando a David Ricardo y no a Marx.

Francisco Umpiérrez Sánchez

Director del Centro de Estudios Karl Marx

En Las Palmas de Gran Canaria, 19 de enero de 2006.I



La ley del valor

Enviado por Francisco Umpiérrez Sánchez fumsa@msn.com


Les recuerdo que Marx hablaba de que en el modo de producción capitalista predomina la irregularidad, aunque tras dicha irregularidad se impone de forma media y ciega la ley del valor. Esta circunstancia genera muchos perjuicios e injusticias a la sociedad. Se da ya un paso muy grande cuando se reconoce que en los fenómenos sociales hay leyes que lo regulan. Se da un paso aún mayor cuando se admite que el valor de las mercancías viene determinado por la cantidad de trabajo que le cuesta a la sociedad producirlas. Pero se da un paso definitivo en el camino de la justicia social cuando se decreta que nadie tiene derecho a apropiarse de trabajo ajeno. ¿Qué haremos en el caso de la persona que comentábamos antes, atendiendo al conocimiento de la ley del valor? Sin haber añadido ningún trabajo a su parcela, al cabo de 10 años la persona en cuestión se apropió de trabajo ajeno por un valor de 228.000 euros. Como es una apropiación indebida, pues dicha persona se apropia de un trabajo que ella no ha creado, el Estado debe actuar fiscalmente y apropiarse de toda la parte del precio que no le corresponde en propiedad. El Estado añadirá al precio originario la inflación acumulada al cabo de esos diez años, y éste será el precio neto que cobrará el propietario de la parcela por su venta. Como el valor extra que tiene esa parcela es un resultado social, la apropiación debe ser social y no individual. Para eso sirve el conocimiento de las leyes que rigen las relaciones económicas entre los hombres: para darle a cada cual lo que es suyo y hacer un mundo humano más justo y más feliz.

Francisco Umpiérrez Sánchez

Director del Centro de Estudios Karl Marx

En Las Palmas de Gran Canaria, 19 de enero de 2006.I



Incongruencia cuantitativa entre magnitud de valor y precio

Enviado por Francisco Umpiérrez Sánchez fumsa@msn.com


Escuchemos a Marx en El Capital: “La posibilidad de incongruencia cuantitativa entre precio y magnitud de valor radica en la misma forma de precio. Esto no es ningún defecto de la forma, sino que, por el contrario, hace de ella la forma adecuada de un modo de producción donde la regla se impone como ley media y ciega de la irregularidad”. Prestemos atención a dos aspectos de la idea de Marx: por una parte, las relaciones entre magnitud de valor y precio son irregulares, y por otra parte, la regla, esto es, la ley del valor, se impone de forma media y ciega. Supongamos que un kilo de trigo y 10 gramos de oro representan un trabajo socialmente necesario de igual magnitud. Esto no impide que el kilo de trigo pueda tasarse en 8 gramos de oro o en 12 gramos de oro. No puede haber tasador alguno que tenga la intelección exacta de la cantidad de trabajo que le ha costado a la sociedad producir las mercancías. De manera que lo normal en una economía mercantil sea la irregularidad: los precios serán tasados por encima o por debajo de la magnitud de valor. Ambos, los 8 gramos de oro y los 12 gramos, son precios del kilo de trigo, pero hay una incongruencia cuantitativa entre la magnitud del valor del kilo de trigo y su precio. Pero esta incongruencia no afecta para nada al hecho de que el precio sea la expresión del valor ni al hecho de que el valor de las mercancías esté determinado por el tiempo de trabajo socialmente necesario. En el caso particular siempre habrá diferencias entre magnitud de valor y precio, mientras que como media de todas las transacciones realizadas durante un año la magnitud de valor y el precio coinciden.

Podemos reflexionar a este respecto sobre la diferencia que existe entre el capitalismo y el socialismo en relación con la ley del valor. Como en el capitalismo la ley del valor se impone de manera ciega, los desequilibrios y perjuicios que provoca a la sociedad son enormes. Mientras que en el socialismo, supuestamente gobernado por personas que tienen un gran conocimiento de la ley del valor, se corregirán los perjuicios ocasionados por el carácter ciego de esta ley. Pero esto está por ver.

Francisco Umpiérrez Sánchez

Director del Centro de Estudios Karl Marx

En Las Palmas de Gran Canaria, 19 de enero de 2006.I




Condiciones ideales en las ciencias naturales y en las ciencias sociales

Francisco Umpiérrez Sánchez fumsa@msn.com


Marx en la sección de El Capital titulada La transformación de la ganancia en ganancia media dice lo siguiente: “En esta investigación se parte siempre del supuesto de que las condiciones reales corresponden a su concepto o, lo que es lo mismo, las condiciones reales sólo se exponen en la medida en que corresponden a su propio tipo general y lo expresan”. Los investigadores de las ciencias naturales no investigan los fenómenos tales y como estos se dan en la realidad en toda su plenitud, sino que lo hacen en un laboratorio, esto es, en condiciones ideales. Hay que aislar los factores esenciales del fenómeno que se va a investigar de un sinfín de otros factores que están presentes en el mismo y no son esenciales. El laboratorio supone, por lo tanto, el medio por el cual el investigador hace abstracción de los factores que estando presentes en la realidad no son esenciales en el fenómeno que se investiga. De este modo, y recordando lo que decía Marx, las condiciones reales corresponden al concepto. Por lo tanto, la acomodación de la realidad al concepto supone la abstracción de una parte de los factores presentes en la realidad. Y esto es práctica habitual y necesaria en las ciencias naturales. No debería ocurrir de otro modo en el ámbito de la investigación de los fenómenos sociales. Pero como en este caso no se puede usar un laboratorio, el mecanismo que se emplea es la fuerza de abstracción. Aquello que se hace por medio del laboratorio en el ámbito de las ciencias naturales, abstraer los factores no esenciales para aislar los esenciales, debe hacerse en el ámbito de los fenómenos sociales por medio de la fuerza de abstracción. El fin que se persigue en las ciencias naturales es el mismo que en las ciencias sociales, abstraer los factores no esenciales para quedarse con los factores esenciales, la diferencia estriba solamente en el mecanismo de abstracción que se emplea: en las ciencias naturales se emplea el laboratorio y en las ciencias sociales la mente.

No debe olvidarse que la principal crítica que se le hace a la teoría del valor de Marx gira en torno a esta contradicción: la existente entre, por una parte, la necesidad científica de aislar los rasgos esenciales del fenómeno de los que no lo son, y por otra parte, la necesidad de emplear la fuerza de abstracción para aquel fin. Para determinar la naturaleza del valor como trabajo humano abstracto, Marx tuvo que llevar a cabo un proceso lógico de abstracción bastante complejo. Y a este respecto escuchen la crítica tan superficial que formula Michio Morishima: “...la teoría del valor trabajo podría aun ser criticada porque los valores, a diferencia de los precios, no son observables ni existe ninguna institución que los determine, y parece razonable que la ciencia ignore un concepto tan metafísico”. Michio Morishima no somete a crítica el proceso de abstracción realizado por Marx para determinar la sustancia del valor, sino sencillamente se limita a catalogar de no científico su resultado. Su crítica se reduce a catalogar el concepto de valor de Marx de metafísico, por la sola razón de que no puede verse. Y le ocurre a Morishima lo que a los críticos de Marx: por ignorancia se niegan a reconocer que en el ámbito de las ciencias sociales la fuerza de la abstracción sustituye el papel que desempeña el laboratorio en el ámbito de los fenómenos naturales. Se autoproclaman como científicos y catalogan a Marx de metafísico, cuando ignoran por completo esa determinación esencial metodológica en el estudio de los fenómenos sociales. Esta falta de cultura lógico filosófica, esta falta de conocimiento sobre los procesos de abstracción y en especial su uso en al ámbito de la fenomenología, es la que impide comprender a estos “críticos” la profundidad y alcance científico de la teoría del valor de Marx.

Francisco Umpiérrez Sánchez

Director del Centro de Estudios Karl Marx

En Las Palmas de Gran Canaria, 19 de enero de 2006.I


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La determinación del valor por el tiempo de trabajo

Enviado por Francisco Umpiérrez Sánchez


Cuando los marxistas dicen que según Marx el valor de las mercancías viene determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirlas, ignoran que sólo están afirmando la determinación más abstracta de la teoría del valor de Marx. Es una afirmación aislada, ni siquiera presentan las pruebas de su verdad, y en el fondo no van más allá de David Ricardo. Escuchemos lo que dice Marx en Teorías sobre la plusvalía a este respecto: “Ricardo parte de la determinación del valor relativo o valor de cambio de las mercancías por el tiempo de trabajo. Ahora bien, Ricardo no entra a investigar la forma, el carácter de este trabajo, la especial determinación del trabajo como creador del valor de cambio o como algo que se plasma en valores de cambio. Esto hace que no comprenda la conexión de este trabajo con el dinero, la necesidad de que se manifieste como dinero. No comprende, por tanto, en absoluto, la concatenación entre la determinación del valor de cambio por el tiempo de trabajo y la necesidad de las mercancías de avanzar hasta la creación del dinero”. Esto que le ocurría a David Ricardo hace ya 190 años, le ocurre en la actualidad a muchos marxistas: saben que el valor de las mercancías viene determinado por el tiempo de trabajo, pero ignoran dos cosas claves: por una parte, el carácter específico del trabajo creador de valor, y por otra parte, la concatenación de esa determinación con la necesaria transformación de la mercancía en dinero. Y el primer capítulo de El Capital está dedicado especialmente a esas dos cuestiones. Así que dadas estas condiciones de conocimiento de los marxistas, donde el conocimiento que predomina es el de la determinación abstracta y unilateral del valor por el tiempo de trabajo, resulta muy fácil para la economía convencional criticar la teoría del valor de Marx. Aunque en verdad no critican a la teoría del valor de Marx, sino a las ideas de los marxistas sobre la teoría del valor de Marx. Insisto en una idea que he repetido en muchos de mis trabajos de economía: conocer la teoría del valor de Marx es conocer cuanto menos el primer capítulo de El Capital: la transformación de la mercancía en dinero.

Francisco Umpiérrez Sánchez

Director del Centro de Estudios Karl Marx

En Las Palmas de Gran Canaria, 19 de enero de 2006.I



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