Tipos de Informales en la Ciudad de México

Luego de definir que se entiende por empleo generado en el sector informal,  se construyó una tipología de análisis para lo que aquí se denomino como población ocupada informal14, excluyendo de antemano a los ocupados que no se consideran como empleados en el sector informal. Para tipologizar a los informales según su condición de subsistencia o empresarialidad se tomaron en cuenta dos variables: la primera es el nivel de escolaridad, entendido como una aproximación de la acumulación de capital humano en el individuo, y la segunda si se emplea trabajadores  remunerados o no en su negocio. La combinación del nivel de escolaridad con el tipo de mano de obra que utiliza el sujeto en su actividad productiva permite acercarse al debate en torno a dos aspectos: primero, si una mayor escolaridad en los trabajadores informales les ayuda a obtener mejores condiciones laborales y de vida en general; y segundo, qué tanto existe de empresarialidad en el sector informal y las diferencias que marca la característica de emplear o no mano de obra remunerada. La tipología aquí propuesta identifica cinco tipos de informalidad que se desglosan en la tabla 1.



Tabla  1

Tipología de análisis



categoríadefinición
Profesionales Informales Población ocupada informal cuyo nivel de escolaridad es licenciatura o más.
Empresarios Informales Tipo 1 Población ocupada informal con menos de licenciatura terminada y que emplea por lo menos a una persona remunerada
Empresarios Informales Tipo 2 Población ocupada informal con menos de licenciatura terminada y que emplea solo trabajadores no remunerados
Trabajadores Informales de Subsistencia Tipo 1 Población ocupada informal con secundaria completa, pero menos de licenciatura terminada y que no emplea trabajadores
Trabajadores Informales de Subsistencia Tipo 2 Población ocupada informal con menos de secundaria completa, y sin empleados a su cargo.

Siempre que se habla de informalidad se excluye del análisis la escolaridad del individuo. Se asume que los trabajadores profesionales que no cuentan con seguridad social por parte de la empresa donde laboran, al ocuparse en actividades “calificadas”  necesariamente han de desempeñarse en sectores de alta productividad que  los excluirían de lo que en principio se entiende como sector informal. Por otro lado, algunos autores afirman que la escolaridad  no influye sustancialmente en las diferencias intragrupales de los individuos informales (verse Tokman, 1991 y Olsen y Coping, 2001). No obstante, al momento de proponer políticas públicas encaminadas a formalizar a los informales, o adecuar la oferta laboral  a las exigencias de la demanda, no es raro escuchar que una de las principales apuestas se da en materia de escolarización vía implementación del modelo de competencias laborales. Al respecto, Tokman expone que una de las primeras cuestiones a efectuar, si se desea mejorar la absorción en el mercado de trabajo formal es: “el cambio de perfil de la demanda por calificación, que se deriva hacia la demanda por competencias más que por especialización, como ocurría en el pasado. Ello refuerza la relación entre la formación y la educación, fundamentalmente a nivel primario. Existe allí la necesidad de una nueva alianza que permita mirar no sólo la capacitación de manera aislada, sino en relación con el sistema educativo en sus niveles primarios y secundarios” (Tokman, 2001).

Bajo la anterior posición, se estaría omitiendo del análisis el subempleo que afecta a la población profesional, que para el caso mexicano aflige a uno de cada tres profesionales que se desempeñan en actividades impropias de su formación académica (CSC, 1994), muchas de las cuales podrían estar localizadas dentro del sector informal.

Por otra parte, la teoría del capital humano argumenta que las condiciones laborales y el nivel de remuneración en los individuos se encuentra afectado directamente, tanto por la formación en el trabajo, que determina las capacidades y experiencia adquirida por el trabajador para desempeñar su función, como por la educación formal que le facilita una mejor movilidad ascendente y mejora en sus niveles de vida (Becker 1983).



Valdría la pena, entonces, cuestionarse acerca de qué sucede en el caso de los trabajadores en el sector informal. ¿Será que un mejor nivel de escolaridad les ayuda a obtener mejores condiciones laborales y de vida en general? Para contestar dicho cuestionamiento, y ver en que medida las diferencias en los niveles de escolaridad de la población informal influyen en sus características laborales, de remuneración y condiciones de vida, se ha incluido dicha variable en la construcción de la tipología propuesta.

La segunda variable seleccionada para la construcción de los tipos de empresarios que existen en el sector informal es la de si el individuo encuestado emplea o no trabajadores en el negocio, diferenciando así aquellos que utilizan mano de obra remunerada (empresarios informales tipo 1) de aquellos que hacen uso de trabajadores no remunerados (empresarios informales tipo 2). Con ello, se pretende confrontar los argumentos de autores como De Soto (2000) y Maloney (2004), para quienes la informalidad es el equivalente a la empresarialidad naciente de los países de la Europa del siglo XVIII, sin diferenciar el tipo de actividad a la cual hacen referencia, con los datos empíricos que se extracten del análisis de la encuesta nacional de empleo para la Ciudad de México en 1994 y el 2003.

Lo anterior permitirá saber: primero, si las actividades realizadas en el sector informal en Ciudad de México pueden entenderse como  empresariales o si se trata de actividades orientadas a la subsistencia de los individuos, y segundo, ver las diferencias entre los tipos de empresarialidad, para conocer en qué medida el emplear trabajadores remunerados puede marcar una diferencia radical en la empresarialidad informal.

Porcentaje de la población ocupada 1) no agrícola que labora en establecimientos diferentes a medianas o grandes cadenas de  producción, comercialización y/o servicios sin registro; 2) que no trabaja en la administración pública, ni fuera del país; y 3) que no cuenta con algún tipo de seguro médico, independientemente de si se considera o no trabajador calificado.