Crítica al Materialismo Dialéctico

En el capítulo respectivo ya me referí al Materialismo Dialéctico, ofreciendo un ejemplo de mi percepción acerca de ese proceso. En esta ocasión voy referirme a su incongruencia lógica-dialéctica cuando rechaza de plano el método axiomático-deductivo.



El Materialismo Dialéctico insiste, doctrinalmente, que sólo y solo la práctica histórica es la autoridad para avalar la verdad de algo. Consecuentes con estas premisas, los marxistas desechan los métodos axiomático-deductivos, aunque también aclaran que saben distinguir entre una generalización empírica y la ley teórica, lo que queda claro en “La Ideología Alemana” (Marx y Engels) La primera declaración que debo hacer en este punto es que si la Razón-Intuición no tuviera la capacidad de establecer categorías a priori o axiomas “evidentes por sí mismos” el conocimiento de las condiciones del mundo sería siempre un conocimiento a posteriori, después de que todo ha sucedido, sin que el hombre haya tenido la facultad de prever lo que habrá de suceder en el futuro, dadas ciertas condiciones históricas, sociales, políticas y culturales. El ser humano no podría hacer ningún pronóstico sobre nada, puesto que no estaría avalado por “la práctica histórica”. Así, la Revolución Francesa no podía haber sido prevista, por que no había “una práctica histórica” que la avalara en la realidad, antes de que sucediera. Lo mismo con la Revolución Rusa de Octubre. Nada podría ser previsto, debido a que nada podría avalarlo a priori, por lo tanto el ser humano tendría que contentarse con saber de dónde viene pero nunca a dónde va.

El “Che” Guevara, por ejemplo, habla del Hombre Nuevo en el socialismo cubano. Lo identifica como trabajador, honesto, de conciencia desarrollada, desinteresado, solidario, ajeno al consumismo,… es decir, tomando nuestro ejemplo sobre la abstracción que dimos al comienzo de este artículo, el Che reúne cualidades abstractas que están desparramadas en diferentes hombres y las reúne en una sola entidad: el Hombre Nuevo. Pero sucede que ese Hombre Nuevo no existía cuando el Che lo configuraba, como tampoco existe ahora y por lo tanto, no había la práctica histórica que avalara la realidad de su concepción. Pero esto no impidió que el Che, uno de los seguidores más consecuentes del Marxismo tradicional, modelara su Hombre Nuevo de acuerdo con las exigencias que él creía formaban parte del socialismo cubano.

En suma: la práctica histórica no puede ser el único verificador de la verdad de un concepto teórico. Necesariamente debe ir acompañada del método axiomático-deductivo.



Otro rasgo del proceso cognitivo que proclama el Materialismo Dialéctico y que convoca mi interés, es el papel casi inexistente que le da al individuo en los grandes procesos y cambios históricos. Bajo el principio de que “las masas hacen la historia”, los marxistas olvidan los aportes individuales de los líderes de esos movimientos de masa. ¿Qué habría pasado si uno de los generales de Napoleón no se hubiera perdido en una operación de exterminio de una buena parte del ejército inglés y hubiera venido en auxilio de Corso para terminar con el ejército enemigo en Waterloo? ¿Sería el mundo de hoy el mismo que habría sido si Napoleón hubiera resultado triunfador en esa batalla? En el mismo rumbo de cosas ¿Qué sendas habría tomado la Revolución Francesa si Napoleón no hubiera restaurado la monarquía, coronándose emperador? ¿Qué habría pasado con la Revolución Industrial si Torricelli, Denis Papin, Thomas Newcomen y James Watts no hubieran descubierto la máquina a vapor en el momento en que la descubrieron? ¿Si George Stephenson no hubiese inventado el ferrocarril cuando lo inventó? ¿si Claude Francoise, John Finch y Robert Fulton no hubieran inventado el barco a vapor, cuando lo hcieron? ¿Y si Thomas Alva Edinson y Westinghose no hubieran inventado el control de la energía eléctrica y las maneras de producirlo, cuando lo hicieron?..... Todas estas preguntas apuntan a un solo fin: hacer notar la interrelación entre el individuo y el grupo social.

Por supuesto que apoyo la afirmación de que la sociedad es más que la suma de los individuos que la componen y que también es anterior y posterior a cualquiera de ellos y que el individuo aislado no existe; pero también es cierto que las masas no harían nada si no fuera por la acción de los líderes políticos, académicos, los hombres de teoría, los intelectuales en general.

La verdad es que hay mucho que decir sobre estos y otros temas, y los traigo a colación con el propósito de dar una muestra de que la ideología de contrarios nos lleva siempre a dicotomías forzadas, en las que cada uno de los elementos no puede, por si solo, lograr una representación más o menos adecuada de los fenómenos objetivos.