Una Propuesta sobre la Teoría del Valor

Considero que la teoría del valor ha sido y es a lo largo de la historia una de las que está más impregnada de ideología, debido a las consecuencias teóricas que se extrae de los resultados a los que se arriben en cada caso. De esta manera, si aceptamos la teoría de la plusvalía, entonces debemos reconocer que todo el valor creado debe pertenecer a “su creador”, esto es, al obrero. Si anulamos los debates sobre el valor, entonces estamos obviando uno de los puntos más importantes de la historia del pensamiento humano, reflejando en este caso, un sesgo ideológico a favor del empresario. Dado el carácter ideológico del debata, aclaro otra vez que yo vengo con mi ideología propia (El Socialismo de Complementos) para dar mi opinión.



Crítica a la teoría del valor del Materialismo Dialéctico

David Ricardo

Ricardo tomó la visión de A. Smith para apoyar la tesis de que el trabajo era el que creaba el valor calando que debía tomar en cuenta el trabajo presente y el pasado. El trabajo presente era el trabajo “vivo” que los trabajadores aplicaban en el proceso productivo, era el esfuerzo físico y mental que realizaban en ese proceso para producir bienes. El trabajo pasado era el que estaba “congelado” en las máquinas, los equipos y todo el capital producido por el hombre y que participaba en el proceso productivo. También hizo una diferencia entre los tipos de trabajo: los trabajos se diferenciaban entre sí por su calidad y el uso que se hacía de ellos en determinada rama productiva

Carlos Marx

Marx apoyó la idea en principio, pero expresó su desacuerdo en introducir el trabajo pasado en la creación de valor que se obtenía en el proceso de producción. Dijo que el trabajo de las máquinas no era sino trabajo “congelado” y que lo único que hacían era transmitir el valor que ya tenían al bien producido, pero que no creaban nuevo valor. Marx afirmaba que sólo la “fuerza de trabajo” del obrero vivo y en acción productiva era el único que creaba valor; el capital sólo transmitía un valor ya creado. El aporte de Marx al respecto se basa en el hecho de que, para obviar las diferentes calidades de trabajo que participaban en la producción era preciso reducirlos a un común denominador. Para eso, concibió una clase de trabajo simple de tal manera que podía servir para medir todos los bienes como unidad de cuenta. Cada bien tenía una cantidad de trabajo simple que resultaba más o menos del promedio de tiempo que existía para producir bienes similares en la industria al que ese bien pertenecía. A esto es que denominó: tiempo de trabajo socialmente necesario. De esta forma, si un bien tenía 8 horas de trabajo socialmente necesario y otro bien tenía 4 horas, una unidad del primero debía cambiarse por dos unidades del segundo. De acuerdo con esa teoría, una computadora que contiene 50 horas de trabajo vale 50 veces lo que vale un ábaco cuya producción requirió sólo una hora de trabajo. Por supuesto que esto implica que 50 ábacos equivaldrán a una computadora.

En síntesis: la idea de que sólo la fuerza de trabajo vivo del obrero en el proceso de producción y el tiempo de trabajo socialmente necesario, son los dos aportes de Marx sobre este punto



Mi percepción

Para exponer este punto, debo recurrir a un extracto de uno de los apéndices de mi libro “Introducción a la Microeconomía” (aún no publicado) Por supuesto que el texto que citaré no va en el cuerpo principal de la obra mencionada, sino como parte de un apéndice que se relaciona con otras percepciones sobre el particular.

Discrepo con Marx en ambos aspectos de su teoría. Primero, porque Marx, al afirmar que una máquina que contiene 500 horas de trabajo congelado sólo puede transmitir 500 horas sin crear valor nuevo, va en contra del principio de interacción de los fenómenos. En efecto, las 500 horas de trabajo reunidas en una sola máquina adquiere una calidad que la suma de las 500 horas, una tras otra, no logra. Por ejemplo, si tomamos un ciclotrón, una máquina para acelerar electrones y que, v.g equivale a diez mil horas de trabajo, esa máquina no podrá ser sustituida ni con una cantidad infinita de trabajo “vivo”. La calidad que ha adquirido trasciende la simple suma de las horas de trabajo que se invirtieron para producirla y no tendrá otro sustituto para hacer la misma tarea. Lo mismo podemos decir de las computadoras con relación a los ábacos. Por lo tanto, la máquina, que tiene un valor de trabajo congelado no sólo transmite ese valor al bien que se produce, sino que transmite una cualidad que ha adquirido con la interacción de toda el trabajo acumulado en ellas, que la simple suma de horas no tiene. En este sentido, la máquina es la concreción de trabajo pasado, el que transmite nuevo valor aparte del que tiene como simple suma de horas de trabajo socialmente necesarias. Por ellos es que expreso mi acuerdo con la teoría ricardiana del trabajo presente y del actual como creadores de valor y rechazo la de Marx.

En este curso de acción, la pregunta surge de inmediato: si la maquinaria, el equipo…. que participan en el proceso productivo es sólo trabajo, ¿qué papel juega el capitalista en la economía? La respuesta es muy simple: el capitalista es dueño de los medios de producción, es decir, es dueño de trabajo pasado y alquila trabajo presente. Es con estas dos clases de trabajo, más la naturaleza que lleva adelante el proceso de realizar bienes y servicios. Pero, una vez que el capitalista desaparezca cuando el capitalismo haya llegado a su fin, tal como lo previeron Smith, Ricardo y Marx, los medios de producción que no son otra cosa que el trabajo pasado, ya no serán de propiedad privada. En ese entonces se verá con gran claridad que el proceso productivo deviene solamente de dos factores de producción: el trabajo (presente y pasado) y la naturaleza. Es decir: se verá que en la realidad es el dueto hombre-naturaleza, el que crea la riqueza, tal como fue al comienzo de la historia, cuando el ser humano apareció por primera vez en el mundo. Todo esto, por supuesto, en un nivel mucho más alto de bienestar, de conocimiento y del rescate de la empatía del Ser con la naturaleza: de la parte con el Todo. El trabajo pasado será el conjunto de las maquinarias, equipos, infraestructura, edificios… y el trabajo presente será fuerza de trabajo y conocimiento, y el Ser vivirá en un delicado equilibrio con la naturaleza, su principal aliada en la producción de bienes y servicios. El problema de la creación de valor no tendrá sentido, porque no habrá contradicción antagónica entre los factores de producción.



Otro punto de discrepancia entre mi percepción y la marxista: Marx dice que el valor es inherente sólo a las mercancías materiales creadas en el proceso productivo, los servicios quedan excluidos. Como podemos ver, este es un intento de forzar la realidad a la teoría de una manera que sólo la extrema fidelidad a la Ideología puede aceptar. Anular los servicios como no contenedores de valor, simplemente porque no son “materia concreta” es algo que, en nuestro tiempo, cuando los servicios adoptan una importancia progresiva en la vida diaria de los consumidores, es algo que no tiene sentido.

Crítica a la concepción de la utilidad como valor

Aunque no pretenderé demostrarlo aquí, considero que la anulación del valor y su sustitución por la utilidad es, al igual que la marxista, una percepción altamente influida por la ideología. No es una coincidencia que, por lo general, los trabajadores defiendan la teoría del valor del tipo marxista y los empresarios salgan por los fueros de la teoría del valor como utilidad.

Para empezar, debo decir que la afirmación de que la utilidad es una “relación” entre una necesidad individual y el bien escaso de que se trate, es una manera de proclamar que los bienes tienen capacidad de mantener relaciones con el hombre; es decir, es proponer una teoría animista del mundo. Esto es algo a lo que yo no me opongo, por principio. Al respecto, me gustaría citar una de las frases más célebres de Marx sobre el particular: “la naturaleza se conoce a sí misma a través del hombre”. Traigo la cita a colación para mostrar que no es un místico ni un contemplador de lo “sobrenatural” el que hace esta afirmación, sino el principal fundador del Materialismo Científico en persona. Por mi parte, en mi filosofía La Dialéctica de Complementos, incluyo percepciones andinas y también de otros grupos humanos que no figuran en los registros de los académicos tradicionales. Entre las percepciones citadas se inscribe el principio de que hay un proceso de relaciones entre el hombre y la naturaleza, algo que los racionalistas académicos de la escuela subjetivista del valor, no aceptarían, pero sí aceptan que haya relaciones entre el hombre y una mercancía par explicar su versión de la utilidad. Esto es bastante extraño.

La declaración subjetivista dice también que lo que se intercambia en el mercado son utilidades, desde el punto de vista de la valoración que los sujetos dan a las utilidades marginales de lo que intercambian. Esta es una visión también extraña, especialmente en la actual época del capitalismo maduro. Concedamos que en la era del trueque directo, los sujetos intercambian utilidades marginales entre sí, al intercambiar directamentelos productos de sus trabajos. Pero, en la actualidad vemos que el consumidor individual se enfrenta con toda una red de inmensas corporaciones que producen bienes y servicios a nivel mundial, lo que nos previene contra la idea espúrea de que Un Billy Gates, por ejemplo, al vender los millones de unidades de los programas de software que crea, lo haría pensando que está cambiando utilidades marginales con el consumidor, algo que no es posible aceptar.

Yo declaro que la versión marxista del valor trabajo es incompleta, como también es incompleta la versión del valor como utilidad y, fiel a mi principio de complementariedad, postulo que el trabajo concreto que crea valores de uso, adquiere el rango de valor cuando es vendido en el mercado por que la demanda lo acepta, es decir, por que ese bien o servicio es útil y escaso. En síntesis: el trabajo concreto, la utilidad y la escasez, son los componentes del valor de un bien o servicio, mientras que la oferta y la demanda de ese bien en el mercado son los determinantes del mismo, cuando ese valor se convierte en Precio.

Finalmente, estoy consciente de que mis percepciones puedan ser tildadas de “eclécticas”, en el peor sentido de la palabra, ignorando la síntesis interactiva con que pretendo lograr la complementariedad de los opuestos, pero creo que la gama de posibilidades que abren las percepciones deben ser enfocadas desde distintos ángulos aprehensión, a medida que el ser humano se beneficia con el pensamiento acumulado, como “trabajo intelectual”, en el cosmos de la Conciencia y de la Memoria Colectivas.

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