Primera Parte

Mi amor, la libertad es fiebre,
es oración, fastidio y buena suerte
que está invitando a zozobrar.
Otra vulgaridad social igual,
siempre igual, todo igual, todo lo mismo...
Mi amor, la libertad no es fantástica,
no es tormenta mental que da el prestigio loco;
es mar gruesa y oscuridad,
y el chasquido que quiere proteger
ese grito que no es todo el grito.
Los Redondos, “Blues de la libertad”



 

 Prohibido prohibir. La libertad comienza con una prohibición.

Graffiti en el mayo francés, en Sorbona.



 

 
La libertad es la obediencia a la ley que uno mismo se ha trazado.

                                                                           Jean Jacques Rousseau



 

 n hombre libre es aquel que, teniendo fuerza y talento para hacer una cosa, no encuentra trabas a su voluntad.

Thomas Hobbes



 

Una elección social, publica o colectiva, a diferencia de las decisiones privadas, contiene una indivisibilidad esencial con un único resultado en cada cuestión. Por citar un ejemplo sencillo, cuando un curso decide donde ir de viaje de egresados estamos frente a una situación en la cual el grupo como unidad debe decidir que hacer, y la decisión es colectiva si independientemente de las preferencias individuales, todos acatan la voluntad de la “unidad grupo”, aunque la opción elegida no sea de su agrado. Nótese que las decisiones colectivas implican un alto grado de uniformidad. No se pueden imponer excepciones para cada individuo particular, ya que se estaría desvirtuando el concepto mismo de elección colectiva. En términos del ejemplo: si se decide que todos van a Bariloche y cada individuo posee un “derecho de excepción” que le permite ir a Córdoba, Iguazú, etc., finalmente el viaje de egresados no tendrá lugar, y cada uno ira solo a un lugar distinto. ¿Por qué un agente racional estaría dispuesto a someterse a la voluntad del grupo, aunque ésta pueda llegar a ir en su contra? Este primer interrogante fundamental es el que intentaré contestar en estas primeras líneas.