La educación en general y en particular, la calidad de la educación a todos los niveles, con énfasis especial en lograr educación de igual calidad para todos los chilenos y en todos los niveles, es condición de una efectiva igualdad de oportunidades y primerísima prioridad para el desarrollo económico, social, cultural y cívico del país en las próximas décadas. También está claro que el logro de tales metas es un desafío mayor que requiere voluntad política continuada y compartida por todos los sectores como condición de posibilidad de un esfuerzo persistente mantenido a lo largo de los años, teniendo como horizonte acercarnos progresivamente, a los niveles logrados por los países más avanzados en el campo educativo. Hay que comprender que si no avanzamos vamos quedando atrás, dado el permanente progreso que caracteriza a las naciones líderes.
Dada la tarea específica encomendada a este Consejo, nos corresponde limitar nuestra mirada a la vasta temática educativa a aquellas materias ligadas al capital humano, mirado desde la perspectiva de agente fundamental de un Sistema Nacional de Innovación para la productividad.
La disponibilidad de una fuerza laboral bien calificada es un ingrediente esencial para la generación y difusión de la innovación. Ésta depende, críticamente, del conocimiento, las destrezas o habilidades, la experiencia y la creatividad de las personas; esto es, del capital humano de la sociedad.
Las principales evaluaciones internacionales de la economía chilena identifican precisamente en este ámbito uno de los principales desafíos que Chile enfrenta para convertirse en un país desarrollado:
Sin duda, la prioridad clave en los próximos años deberá ser el mejoramiento de la calidad del sistema educacional de modo que pueda preparar una fuerza laboral de clase mundial, tecnológicamente diestra, crecientemente en condiciones de usar el idioma ingles y en la cual las mujeres, en particular, encuentren un rango en expansión de oportunidades para hacer su contribución. (World Economic Forum, Global Competitiveness Report, 2005).
Se pueden anticipar que las mayores ganancias de largo plazo tendrán su origen en la ac umulación de capital humano, el área en que Chile se encuentra más atrasado (OECD, Economic Survey – Chile, 2005).
DIAGNOSTICO
Hay acuerdo en señalar que las falencias de capital humano que Chile debe abordar son principalmente las siguientes:
Reducidos logros de aprendizaje de las competencias básicas: comprensión lectora, matemáticas y ciencias.
Insuficiente cobertura y nivel de la enseñanza de Inglés y, pese a los progresos alcanzados, de la plena inserción de las Tecnologías de la Información en el proceso educativo.
Déficit en el desarrollo de las competencias creativas y de emprendimiento necesarias para la innovación y escasa contribución del sistema educativo a dicho objetivo.
Débil preparación del profesorado en las disciplinas y actividades mencionadas en los puntos anteriores (esto es, lenguaje, matemática, ciencias, inglés, creatividad y emprendimiento) y escasa modernización de los programas de formación docente para superar esta debilidad. A esto se agrega el hecho de que la edad promedio de los profesores chilenos es significativamente superior que el promedio internacional, lo cual sin duda afecta el desempeño docente en aquellas áreas de conocimiento caracterizadas por un mayor dinamismo.
Baja calidad, escasa pertinencia y falta de articulación del vínculo estudio – trabajo y de la educación técnico-vocacional —de nivel medio y superior— con el mercado laboral, con excepción de iniciativas exitosas de educación dual, de algunos liceos técnico profesionales estrechamente ligados a empresas y de programas de técnicos superiores ofrecidos por institutos profesionales y centros de formación técnica acreditados.
Dispersión y falta de rigurosidad en la evaluación de calidad y pertinencia de los programas de capacitación laboral y, en general, reducida cobertura de éstos.
Inexistencia de un sistema de aprendizaje a lo largo de la vida laboral que facilite tránsitos sucesivos entre el trabajo y la adquisición de nuevos conocimientos y habilidades a través de múltiples canales formativos articulados entre sí. (El Programa Chile Califica es una positiva e interesante iniciativa en este ámbito cuyos resultados necesitan ser evaluados).
Falta de un Sistema Nacional de Certificación de Competencias que acompañe a los procesos de formación a lo largo de la vida y proporcione información al mercado laboral sobre las habilidades adquiridas a través de procesos formales o informales de estudio, capacitación y aprendizaje. Existen algunas iniciativas valiosas en este campo pero aún no plenamente desarrolladas, como el Programa de Competencias Laborales de la Fundación Chile.
Prevalencia de una estructura anticuada, rígida y poco eficiente de la enseñanza universitaria caracterizada por el predominio de carreras profesionales largas con entradas y salidas únicas (tipo túnel), que extienden excesivamente la educación terciaria, encareciendo la formación profesional y limitando el espacio para los postgrados y las especializaciones profesionales.
Escasa formación de ingenieros en gestión tecnológica y habilitados para participar en actividades de investigación y desarrollo, así como un desarrollo insuficiente de las licenciaturas en ciencias donde comienza la preparación de un número significativo de los futuros investigadores.
Ausencia de una política que estimule una mayor focalización en el desarrollo de los doctorados y postgrados en ingeniería y el acceso de jóvenes graduados chilenos a doctorados, posdoctorados y pasantías en el extranjero, en áreas relevantes para los procesos de innovación (como la biotecnología, las tecnologías de la información y otras).
Débil focalización del sistema de becas de doctorado que no prioriza las disciplinas de las ciencias de la ingeniería, como en cambio ocurre en países como el Reino Unido, Alemania, Estados Unidos y Canadá, donde un 25% de los doctores graduados en ciencias (naturales y matemáticas) e ingenierías provienen de las disciplinas de ingeniería. Esta cifra es aún mayor en países como Finlandia (38%) y Suecia (45%). Por el contrario, durante los últimos años, sólo entre un 10 y un 12 por ciento se gradúa anualmente en ciencias de ingeniería en Chile. En la actualidad existen en nuestro país 16 programas de doctorado acreditados en todas las disciplinas de ingeniería, en 5 universidades. Sin embargo si se observa la evolución reciente en la asignación de becas de doctorado se constata que no existe ninguna priorización por las disciplinas de la ingeniería, lo que ha redundado en una declinación en el porcentaje de becas en estos campos, no obstante la existencia de postulantes de primer nivel. Ello se explicaría por el hecho de que esta asignación se hace en base a criterios de evaluación más propios de las ciencias puras (e.g. número de publicaciones científicas que no son usuales en las memorias de licenciatura de ingeniería).
Proliferación de programas de doctorado con escaso número de graduados, al punto que el número de doctores graduados anualmente es de 1,3 por programa, cifra que revela un claro desajuste y un mal uso de recursos docentes, técnicos y materiales escasos. En general, los programas doctorales parecen más orientados a satisfacer necesidades de las propias universidades que hacia los requerimientos de la empresa y la innovación.
Insuficiente asociatividad entre universidades para establecer programas doctorales conjuntos (sólo hay 5 en la actualidad) y con programas de Universidades líderes a nivel mundial.
Débil preparación en los programas avanzados de gerencia y administración de negocios de aquellas nuevas habilidades directivas y capacidades de gestión y liderazgo empresarial necesarias para incorporar la innovación a las estrategias de negocios, por ejemplo, aquellas de los gestores tecnológicos.
PROPUESTAS
De acuerdo con el diagnóstico precedente, la formación y el continuo mejoramiento del capital humano para la innovación requiere de una estrategia coherente orientada a la obtención de los siguientes objetivos:
Desarrollar a través del sistema escolar (K – 12) una plataforma de competencias básicas de nivel internacional en la población menor de 18 años, priorizando el desarrollo del lenguaje y la comunicación (escrito y hablado), el manejo de las matemáticas y del razonamiento propio de las ciencias, el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC) y el dominio del inglés. Asimismo, cultivar en las escuelas y liceos las competencias, habilidades y comportamientos asociados a la creatividad y el emprendimiento mediante el empleo de métodos activos de enseñanza y experimentación en todos los sectores de aprendizaje.
Preparar un contingente de técnicos medios y superiores dotado de las competencias necesarias para participar en procesos de innovación a nivel de las empresas.
Aumentar de manera decisiva el número de ingenieros y científicos involucrados en labores de I + D y el personal de gestión de la innovación en el ámbito de las empresas.
Fomentar la contratación en las empresas de ingenieros con formación en gestión de innovación y tecnológica, así como de científicos e ingenieros con disposición a participar en tareas de I + D.
Ampliar significativamente la cantidad y calidad de oportunidades de capacitación laboral y de aprendizaje continuo a lo largo de la vida promoviendo la renovación de las competencias de empleabilidad en torno a un sistema nacional de certificación de competencias laborales.
Desarrollar estudios prospectivos y un observatorio de necesidades de recursos humanos para la gestión tecnológica y la innovación en las empresas.
Fomentar una cultura de la innovación y el emprendimiento en la sociedad chilena.
A continuación se formula un conjunto de propuestas relacionadas con estos objetivos y se sugieren medidas que podrían ayudar a su obtención.
Desarrollar una plataforma de competencias básicas de nivel internacional a través del sistema escolar.
Prioridad en la formación inicial de profesores de calidad en matemáticas y ciencias e incremento sustancial del número y calidad de profesores de inglés. Para esto se propone:
Aumentar el número y elevar los estándares y las exigencias formativas de los profesores de lenguaje, matemáticas y ciencias. Para ello las carreras de pedagogía en estas áreas deberán ser acreditadas con prioridad y los graduados de ellas deberán rendir un examen nacional de habilitación. Con el fin de atraer a jóvenes talentosos a estas carreras se deberán crear becas específicamente destinadas a estos efectos. Asimismo, aquellos profesores habilitados mediante el examen nacional que decidan trabajar en establecimientos municipales y privados subvencionados en sectores sociales de mayor vulnerabilidad social devolverán su crédito descontando un año por cada año de pago oportunamente enterado. Se establecerán programas públicos especiales, con financiamiento adicional, para su perfeccionamiento en el extranjero..
Realizar un esfuerzo similar para la formación y / o el perfeccionamiento de profesores de inglés, con prioridad en el perfeccionamiento en el extranjero. Se propone que todo estudiante de pedagogía en inglés curse al menos un semestre de su carrera en un país de habla inglesa. Asimismo, suscribir convenios con programas de reputación internacional en la enseñanza del inglés que apoyen y verifiquen la efectividad de los programas locales en universidades e institutos profesionales; emplear las tecnologías de información e Internet para la masificación de la enseñanza del inglés y promover la adquisición y/o el desarrollo de programas de autoaprendizaje del inglés. Para estos fines debiera considerarse, pari passu con aportes privados y compromisos de las Universidades, recursos públicos.
Crear, mediante adecuados incentivos, oportunidades para que jóvenes graduados en matemáticas y ciencias, y en literatura inglesa, así como para personas que dominen este idioma (nacionales o extranjeros), puedan cursar estudios intensivos de pedagogía (un año), adquiriendo los necesarios conocimientos y habilidades didácticas que los habiliten para desempeñarse como docentes en la enseñanza media.
Promover con urgencia el empleo de métodos pedagógicos en el sistema escolar que desarrollen efectivamente la capacidad lectora de los alumnos, especialmente aquellos provenientes de entornos socio-culturales desfavorecidos. Para ello se deberá procurar asesoría internacional de primer nivel; revisar y acreditar obligatoriamente las carreras de pedagogía en esta área; incentivar el ingreso de alumnos talentosos a dichas carreras con los medios indicados en a) i. de este acápite; habilitar a los nuevos profesores mediante un examen nacional y/o la certificación de sus competencias didácticas, y promover —a través del programa de Lectura, Escritura y Matemática (LEM)— el uso de métodos pedagógicos modernos y de probada efectividad.
Del mismo modo deberán identificarse y luego extenderse aquellos métodos didácticos que hayan evidenciado su efectividad en el desarrollo de las competencias que definen las habilidades matemáticas y científicas, tal como ellas se hallan definidas internacionalmente para distintos niveles y cursos por los instrumentos de medición (e.g., Prueba PISA y TIMSS). Entre dichos métodos deberá enfatizarse el vínculo de las matemáticas y la ciencia con la resolución de problemas de la vida cotidiana y el uso de medios de apoyo didáctico provenientes de la naturaleza, del entorno en que viven los alumnos y del mundo digital a través de la Red.
Las sugerencias formuladas en los párrafos anteriores deberán acompañarse con la introducción de métodos de evaluación de los profesores en ejercicio más exigentes y de consecuencias más oportunas que los actualmente empleados para este fin. En tal sentido, deberá dotarse a los directores de establecimientos subvencionados—privados y municipales—de la obligación y las facultades para intervenir en primera instancia en dichos procesos de evaluación.
Los resultados de las evaluaciones aplicadas a los profesores deberán servir como base para diseñar programas de perfeccionamiento que efectivamente mejoren los conocimientos y habilidades requeridos para su mejor desempeño en la sala de clases.
Ampliar y profundizar el uso de las tecnologías de información con propósitos de enseñanza y aprendizaje en los establecimientos educacionales de todo el país. Para ello deberá dotarse a cada sala de clase de los medios tecnológicos que permitan al profesor y los alumnos interactuar con estas tecnologías en el desarrollo de las competencias básicas; apoyar la generación de contenidos y recursos digitales para el Portal Educarchile; incorporar al SIMCE—o mediante una prueba nacional específica—la medición de competencias adquiridas por los alumnos en el uso de las tecnologías, y expandir la capacitación de profesores en ejercicio orientada al uso de las tecnologías de información dentro de la sala de clase. Asimismo, se deberá incluir en los procesos de acreditación de las carreras de pedagogía un módulo especial destinado a medir su desempeño en esta área, empleando para ello los estándares ya probados y aceptados en los países desarrollados.
Estimular en los alumnos, a lo largo de la enseñanza básica y media, y en todos los sectores de aprendizaje y actividades de la escuela, la curiosidad por lo nuevo, la creatividad y el emprendimiento. Para ello es imprescindible promover a nivel de aula el uso de métodos pedagógicos que estimulen la iniciativa de los alumnos; la experimentación e innovación; sus habilidades para abordar y resolver problemas; su capacidad de trabajar en equipo y aprender colaborativamente, y a enfrentar, negociar y solucionar conflictos.
Desarrollar con un concepto práctico y una orientación hacia la innovación los cursos de educación tecnológica que en el actual marco curricular cuentan con tres horas semanales de primero a cuarto año en el nivel básico y de dos horas semanales desde quinto básico a segundo año del nivel medio. Estos módulos de aprendizaje debieran tener por fin elevar la capacidad de diseño de los alumnos, comprender la relación de las tecnologías con la práctica humana, reflexionar sobre sus efectos en el entorno y servir para la solución de problemas prácticos.
Promover la investigación educacional—que en Chile presenta rezagos notorios—particularmente sobre aquellos aspectos que más directamente pueden incidir sobra la formación de competencias necesarias para la innovación. Asimismo, la investigación educacional podría contribuir significativamente a transferir conocimientos y buenas prácticas desde los países que han desarrollado exitosamente la enseñanza de la ciencia y la matemática, del inglés como segundo idioma y de las capacidades asociadas al emprendimiento y la creatividad.
Modernización de la enseñanza técnico-vocacional de nivel medio y superior con el fin de preparar técnicos en condiciones de participar en los procesos de innovación a nivel de las empresas
Con este fin proponemos:
Evaluar y acreditar de manera rigurosa la calidad y pertinencia de los establecimientos y programas actualmente existentes de formación técnica media y superior, con particular atención a la medida en que ellos logran desarrollar competencias de empleabilidad.
Ampliar los canales de formación dual—paralela o sucesiva—que permitan complementar una enseñanza formal de calidad con la experiencia en el trabajo, a través de planes de estudio y aprendizaje concordados con las empresas.
Promover el establecimiento de relaciones individuales entre grupos de empresas sectoriales y establecimientos específicos de educación técnico-vocacional por medio de consejos asesores mixtos de desarrollo curricular.
Vincular más directamente a estos establecimientos con grupos de empresas o asociaciones empresariales que asuman responsabilidades de gestión, de contacto con el mundo productivo y de facilitamiento de la inserción laboral de los alumnos.
Creación de “centros de competencia” mixtos, integrados por personeros del sector educacional y empresarial, especializados en campos tecnológicos y ocupacionales acotados que ejercerían funciones de promoción y asesoría en la materia. Aquí es necesario considerar la utilización del equipamiento y laboratorios de las empresas, cuyo uso con fines educativos podría contribuir también a estrechar el vínculo entre los establecimientos escolares y el sector privado.
Articular la formación técnico-vocacional de nivel medio y superior entre sí y con entidades y mecanismos de educación a lo largo de la vida y los programas para nivelación y formación de adultos, todo esto mediante el desarrollo de redes que sirvan a las personas para ir trazando sus trayectorias formativas y adquiriendo competencias relevantes para sus desplazamientos dentro del mercado laboral.
Creación de centros de excelencia, tanto públicos como privados o mixtos, subvencionados o no (tipo Centro de Alta Tecnología en Concepción) establecidos con el propósito expreso de abordar la formación de técnicos medios y/o superiores en estrecha relación con los clusters emergentes en los sectores más competitivos de la economía del país.
(Respecto de todas las propuestas enunciadas en este acápite debiera aprovecharse la experiencia recogida en estudios de la OECD, de fácil acceso y amplia difusión).
Aumentar de manera decisiva el número de ingenieros y científicos involucrados en labores de I+D y el personal de gestión de la innovación en el ámbito de las empresas, promoviendo un conjunto específico de reformas en el nivel de la educación superior.
Con este objetivo proponemos:
Programar un aumento de la participación de las ingenierías y las ciencias naturales, en el total de egresados de pregrado, desde el 5% actual a una cifra de al menos un 10% en la próxima década.
Impulsar una reforma de la estructura y organización curriculares de la enseñanza universitaria de las ingenierías, de manera de ir hacia el establecimiento de licenciaturas de no más de 4 años—con valor de empleabilidad, caracterizados por entradas y salidas múltiples, con énfasis en la formación de competencias generales y específicas en un campo académico o profesional—seguidas por cursos de especialización profesional (de un año de duración) conducentes al respectivo título y, opcionalmente, al ciclo de postgrado (maestrías) de especialización con una duración máxima de un año.
Incluir en el currículum de las ingenierías el desarrollo de los temas y habilidades propios de las actividades de innovación, incluida la transferencia tecnológica, y gestión tecnológicas como contenidos de especialización y estimular a los estudiantes, desde su ingreso a la carrera, a considerar la innovación como una opción válida y relevante.
Lograr, durante la próxima década, que la totalidad de los programas de pregrado de ingeniería y ciencias sean enseñados con asignaturas impartidas en castellano e inglés, de modo de asegurar que los graduados egresen dominando el segundo idioma (como condición para su graduación). Asimismo, se debería contemplar pasantías programadas para los alumnos de pregrado más destacados, de modo que al acercarse a la obtención de la licenciatura puedan tener una estadía de hasta tres meses en un centro tecnológico (empresa, instituto público, laboratorio universitario, etc.) de alto prestigio, aprovechándose de este modo la exitoso experiencia realizada durante varios años por la Fundación Andes.
Promover la formación de profesionales en gestión de la innovación y gestión tecnológica a nivel de programas de maestría, mediante recursos de los fondos de innovación asignados competitivamente entre las instituciones de educación superior acreditadas. Se recomienda seleccionar programas adicionales, cuyos proyectos deberán ser previamente evaluados por expertos extranjeros del sector académico y la empresa, y sujetos a una evaluación de seguimiento y posterior acreditación, antes de extenderlos a otras instituciones de educación superior.
Establecer pasantías para profesionales en gestión de la innovación y gestión tecnológica en entidades extranjeras de prestigio en su área y, en general, en agencias que para fines de transferencia tecnológica e innovación asocian científicos e ingenieros con empresas. Iniciativas de esta naturaleza, idealmente asociadas a oferta de oportunidades laborales atractivas para quienes postulen a ellas, deben ser financiadas con recursos públicos y privados.
Priorizar decididamente, durante los próximos diez años, la formación de doctorado y postgrado en las ingenierías, por ejemplo mediante becas con estipendio un 20% mayor que en ciencias puras, tal como se hace en Alemania, el Reino Unido y otros países, de modo de alcanzar durante este período una proporción del 25% de doctores graduados anualmente en las ingenierías sobre el total de doctores en ingeniería y ciencias naturales. Estos programas deberán contemplar, como condición para su acreditación, la participación de un número suficiente de profesores visitantes de centros universitarios de reconocido prestigio mundial. Esta propuesta se refiere a las becas para estudios en Chile y el extranjero.
Estudiar la conveniencia de que FONDECYT—mediante una ventanilla separada o un nuevo programa—concentre el apoyo a los programas de doctorado y maestría para poder llevar adelante la política aquí propuesta, reduciendo la dispersión de los apoyos y estimulando el desarrollo de programas en áreas claves o donde hoy existe una escasa dotación de recursos humanos altamente calificados. En suma, este programa debería proponerse incrementar más aceleradamente el número total de doctores en las áreas de mayor pertinencia, tal como se ha hecho exitosamente en otros países.
Revisar los programas de doctorado existentes con el propósito de lograr los siguientes objetivos:
Una mayor efectividad en las tasas de graduación por programa. Se deberá establecer criterios exigentes que permitan medir la efectividad de estos programas y cerrar aquellos que no logran un desarrollo adecuado. Asimismo debe tenderse a la reducción de la dispersión en la oferta de doctorados. Se trata, en suma, de racionalizar y consolidar los más de 120 programas de doctorado existentes en Chile, del modo más eficaz y pertinente para los objetivos prioritarios que se persiguen.
Prioridad para los doctorados y programas de postgrado vinculados a la gestión e innovación tecnológicas y para poder disponer de un porcentaje creciente de doctores que se oriente a trabajar en desarrollo tecnológico en empresas e institutos tecnológicos. El Consejo Nacional de Innovación debiera contratar estudios periódicos de evaluación de los programas que caen dentro de su esfera de interés.
Mayor desarrollo de programas de doctorado asociativos y colaborativos entre varias universidades como un modo de asegurar calidad y no tensionar en exceso la reducida disponibilidad de profesores y tutores de excelencia para tales programas.
Análisis y evaluación de la combinación más eficaz y eficiente entre doctorados nacionales y formación doctoral en el extranjero, debiendo promoverse activamente, además, las alianzas entre universidades nacionales y del extranjero, con el fin de facilitar el intercambio de alumnos y profesores y el desarrollo de proyectos conjuntos.
Mejorar la formación de habilidades gerenciales y directivos para las empresas de modo que éstas puedan desarrollar estrategias de negocios más sofisticadas e incorporen la innovación como eje principal de éstas, permitiendo a Chile aproximarse, hacia el año 2010, a la posición actual de Nueva Zelanda en el Ranking WEF de estrategias y operaciones de las compañías, pasando del lugar 31 al 21.
Promover el desarrollo de capacidades de investigación científica y de formación de capital humano a nivel postgrado en regiones por la vía de:
Inducir el desarrollo de maestrías y doctorados colaborativos con participación de universidades regionales.
Promover la participación de investigadores y de grupos de investigación destacados de regiones en centros de investigación de excelencia, radicados de preferencia en las propias regiones, incentivar la formación de redes nacionales en temas de interés nacional y la formación de centros de investigación regionales en temas de alto impacto regional alrededor de grupos de investigación competitivos.
Promover la radicación de investigación vinculada al desarrollo de los clusters en las regiones pertinentes, sujeto a la creación o existencia de las capacidades necesarias.
Mayor contratación de ingenieros con formación en gestión de innovación en las empresas, así como de científicos e ingenieros con disposición a participar en tareas de I + D.
A este respecto proponemos:
Incentivar la contratación, a lo menos en empresas de suficiente dimensión, de estos especialistas, sea por la vía de un cofinanciamiento temporal, de subsidios a la contratación o de incentivos tributarios en casos de contratos que superen un período mínimo (3 años) y con compromiso de la creación de cargos permanentes.
Promover y apoyar la formación e institucionalización de redes locales e internacionales, y de clubes de innovadores, que faciliten el aprendizaje conjunto a través del intercambio de experiencias y buenas prácticas de gestión relevantes para la innovación entre las empresas participantes.
Respecto de empresas más pequeñas, los contratos a personas relevantes para la transferencia e innovación tecnológicas podrían realizarse por medio de la prestación de servicios externos a tales empresas, con presencia en la empresa respectiva de profesionales y científicos idóneos. Asimismo, se efectuarían a través de entidades especializadas en gestión tecnológica, incluidos brokers tecnológicos, incubadoras universitarias, institutos tecnológicos públicos y otras.
Creación y desarrollo de programas de educación y aprendizaje a lo largo de la vida laboral; de la capacitación laboral y la certificación de competencias laborales.
A este respecto proponemos:
Facilitar y promover, creando oportunidades e incentivos adecuados, el tránsito bidireccional entre estudio y trabajo a lo largo de la vida de las personas. Para que esto sea factible es necesario estructurar los programas formales de enseñanza y capacitación de modo de incluir en la evaluación de las personas que postulan a ellos los períodos de aprendizaje en la empresa y las competencias por ellos adquiridos informalmente, así como diseñar dichas oportunidades de tránsito de manera que resulten atrayentes para las empresas, ya sea subsidiando tales pasantías o dándoles tratamiento tributario preferente. En todo caso, deberá ponerse especial atención para que las oportunidades de educación permanente incluyan, siempre, el desarrollo de competencias de empleabilidad y el uso productivo de las tecnologías de información.
Establecer instancias de orientación, consejería y apoyo para facilitar y canalizar los tránsitos del estudio al trabajo y viceversa. Tales servicios podrían ser creados por asociaciones territoriales de escuelas y establecimientos de enseñanza vocacional así como por universidades y centros de capacitación y perfeccionamiento, a través de ONG y de instancias establecidas por asociaciones empresariales. En igual sentido, estas instancias deberían orientarse hacia la difusión sistemática de información y la creación de canales de intermediación para facilitar el acceso a programas de educación permanente, debidamente acreditados, y para detectar oportunidades de movilidad e inserción ocupacionales. Para la implementación de estas propuestas se sugiere recurrir a los informes de la OECD como elementos de referencia.
Crear un sistema nacional de certificación de competencias laborales, utilizando como base para ello el programa desarrollado por la Fundación Chile. Para este efecto se requiere desarrollar estándares de competencias de acuerdo a las necesidades de las empresas.
Acreditar los programas de capacitación ofrecidos con la franquicia tributaria del SENCE, los cuales sólo podrán continuar aprovechando el subsidio del Estado en la medida que cuenten con una evaluación independiente de sus resultados; esto es, las competencias que logran desarrollar. En tal sentido deberán alinearse las competencias identificadas y clasificadas por el sistema nacional de certificación y aquellas que se busca desarrollar a través de los programas de capacitación.
Apoyar la expansión de Chile Califica para acelerar la nivelación de estudios básicos y medios para adultos otorgando prioridad a los excluidos de la educación formal. Para este efecto se deberá ampliar el financiamiento de dichos programas e incluir en todos ellos el desarrollo de competencias de empleabilidad y para el uso productivo de las tecnologías de información. Asimismo, se deberá establecer una articulación efectiva entre educación de adultos y capacitación laboral, con prioridad para la capacitación orientada a las micro y pequeñas empresas.
Estudios prospectivos y observatorio de necesidades de recursos humanos para la gestión tecnológica y la innovación en las empresas.
En este ámbito proponemos que:
El Consejo Nacional de Innovación encargue a personas o entidades idóneas, estudios prospectivos y análisis de tendencias y necesidades en materia de recursos humanos para la gestión e innovación tecnológicas, con visión de mediano plazo y considerando las evoluciones técnico-sociales observadas a nivel internacional. Estos estudios deberán usar como antecedente y modelo aquellos elaborados en los países de la OCDE y contar con asistencia técnica especializada para su puesta en marcha y desarrollo.
Asimismo, por iniciativa del Consejo Nacional de Innovación y con fondos públicos, se impulse una ampliación del Observatorio del Empleo de Graduados de la Educación Superior Chilena, que permita conocer y analizar el comportamiento de la oferta, la demanda y los salarios en el mercado de los recursos humanos para la innovación; ejercicio necesario para identificar brechas de destrezas en este mercado y para adoptar políticas de estímulo a la oferta, de financiamiento de la demanda y de fijación de prioridades en el desarrollo del capital humano de innovación.
Fomento de una cultura de la innovación y emprendimiento en la sociedad chilena.
La difusión de una cultura que estimule, valore y aliente en todos los miembros de la sociedad, desde la infancia, el interés y disposiciones favorables hacia la innovación, y las habilidades y comportamientos que la hacen posible, forman un sustrato esencial para aumentar la productividad y competitividad de nuestra economía. Tres son las estrategias esenciales que permiten desarrollar y difundir una cultura de la innovación:
La diseminación, mediante el uso de lenguajes y actividades no especializadas, de los descubrimientos de las ciencias y los avances tecnológicos a través de los medios de comunicación, en particular la televisión; de museos y centros de exhibición; de bibliotecas y en lugares de amplio uso público. Iniciativas dirigidas a alumnos y públicos interesados en general, como el Programa Explora y del Museo Interactivo Mirador, constituyen ejemplos exitosos de este tipo de estrategias.
La generación de concursos y competencias de amplia participación que promuevan desde temprano los talentos innovativos, otorgándoles reconocimiento público y sostén para desarrollarse.
El reconocimiento a emprendedores innovativos, en cualquier tipo de empresa u organización, debe formar parte asimismo del desarrollo de una cultura que aprecia la creatividad, la premia y difunde.