Asamblea de Delegados.
Todos en tanto personas capaces y aún los menores de edad (Art. 17 y cc. Decr.ley, nº 20.337) pueden ser elegido delegado por parte de los asociados de una cooperativa (cuando esta supere el número de cinco mil (Art. 50 y cc. Decr.-ley nº 20.337) para ejercer una función insoslayable: representarlos apropiada y pertinentemente ante cada Asamblea cooperativa en calidad de Delegados.
Aspectos comunes a los asociados cooperativos en todo el mundo.
En principio, cada asociado cooperativo posee derechos pero también los deberes le son inherentes como anverso y reverso de la misma moneda cooperativa.
En efecto, no se trata sólo de usar y disfrutar servicios y beneficios cooperativos. Se trata de participar activa y proactivamente en la vida cooperativa aún cuando esto implique sobre todo en pequeños pueblos, ciudades o comunidades rurales aún, muchas veces una insidiosa necesidad de tener que relacionarme con los vecinos.
Lo mismo pasa con muchos asociados que una vez `tales´ piensan que pueden gozar de una `panacea´ creada únicamente para brindar bienestar cuasi-benéfico y libre de todo riesgo.
Con el tiempo los asociados comienzan a darse cuenta de que tal condición no es ser cotitular de patrimonio inmóvil, sino muy por el contrario un activo bastante circulante que de no potenciarlo se nos podría convertir en un pasivo antipático.
Tener un activo circulante implica responsabilidad. Para los asociados, como activo, requiere que los mismos estén atentos a su evolución. Toda propiedad no es estática. Se revaloriza o pierde valor. Y la diferencia entre una y otra radica en la capacidad de los asociados de responsabilizarse frente a ello.
Ahora bien dicha responsabilidad se irá adquiriendo gradual y progresivamente, participando, capacitándose y observado el ejemplo de asociados pioneros y fundadores, principalmente.
En efecto, la responsabilidad cooperativa en sus comienzos es contraria a los deseos de poseer un bien de beneficencia pero, cuando cada asociado se involucra cabalmente verifica que tanto la participación y la cooperación se transforman en una especie de `placeres inexplicables´ donde es posible aglutinar beneficios, calidad de vida y magnanimidad.
Resumiendo, si los asociados no se deciden por participar con ímpetu en el fortalecimiento de su organización solidaria pondrán en juego su propio bienestar actual y futuro, inevitable y fatalmente.
Cada asociado cooperativo, cada delegado de los mismos tiene el reto de incrementar y acentuar su entusiasmo inicial generando criterios para orientar a la organización y no olvidando que lo que está en juego es la posibilidad de seguir fortaleciendo a la empresa cooperativa de servicios, mediante solidaridades, o hacerla caer en la letanía de entidades donde el egoísmo y la satisfacción individual de intereses en los hechos `no comunes´, les confiere una dinámica lenta, aburrida y cada vez más negativa y declinante.
Nuestros deberes :
Participar de la dinámica de nuestras empresas cooperativas requiere competencias directas o indirectas profesionalizando la gestión de las mismas. No basta con querer sino que también es necesario tener elementos con los cuales las decisiones no sean dejadas al azar o a nuestro ‘buen parecer’.
Recuerdo que en la década de los setenta se afirmaba que quien tenía la información tenía el poder. Esa premisa fue drásticamente desmentida por el avance de las tecnologías de información que nos hicieron afirmar, en los noventa, que quien tiene el conocimiento tiene el poder. Hoy, esta premisa es abiertamente puesta en duda por notables investigadores que nos demuestran que si el poder lo ha de tener alguien, es aquel que tiene sabiduría.
De forma que las competencias prioritariamente necesarias para administrar el momento más importante de la democracia asociativa: la Asamblea tienen que ver con las propias de un sabio.
A estas alturas se preguntarán: ¿y cómo podemos hacernos sabios para dar lo mejor de nosotros en la Asamblea?
Parte de la respuesta la tiene el seguimiento de las premisas anteriores.
Primero estando informado. Informado sobre las Leyes, las prácticas y la doctrina del cooperativismo autentico, educándose, y capacitándose cooperativa y constantemente. Luego, sobre la dinámica de nuestra organización, sus especificidades, la de nuestros asociados, los vínculos con terceros y las relaciones con la comunidad.
En segundo lugar conociendo, lo que requiere una racionalización analizada de toda la información anterior.
Tercero, aplicando nuestra inteligencia a aprender de nuestras experiencias, de otras y haciendo discernimiento de las mismas en un contexto donde la ética orienta ciencia, técnica, actuaciones y todo atinada e inclusivamente.
Y por último, lo más importante es aplicando el sentido común. Y es que solemos considerar que todos nuestros actos y decisiones están llenos de racionalidad como si fuésemos poseedores de una verdad venida a nosotros casi como desde `las alturas´ y no es así; diariamente nuestra computadora mental es más lenta, absurda e inconsciente de lo que pensamos. Ante tal desproporción de racionalidad, conviene conocer nuestras respuestas ante distintas motivaciones. De hecho, muchas de nuestras decisiones e ideas de relaciones y operaciones cooperativas viejas y nuevas, desbordan de pasiones, intereses y deseos irreconciliables con el bien común asociativo, sin perjuicio del debido interés por la comunidad que circunda a cada cooperativa.
Tenerlo presente es la primera clave para no incurrir en ellos y para desmembrar a nuestra mente de la irracionalidad propia que nos embarga como condición humana. ¡La más humana de todas!
Dirán que no hay tiempo para informarse, conocer, ser sabio y a la vez quitarnos de encima a la bestia que llevamos por dentro. Y que quizá alcanzar la sabiduría en materia cooperativa sea más cercano a una utopía que a su posible cumplimiento.
Aspectos centrales :
Existen una serie de elementos que considero centrales para el fomento de una sabia participación en una Asamblea. La lista incluye elementos poco convencionales en el marco jurídico regularmente expuesto para el tema y que tienen que ver más con el sentido común que con la práctica difundida de la preparación de Asambleas.
Como vimos en el apartado anterior más vale conocer para participar, que desconocer. En efecto el tipo de Asambleas que se práctica en nuestras Cooperativas para instancias de delegación se establecen votaciones previas. De manera que a la tarea de participar para tomar decisiones, debemos adicionar la responsabilidad que se nos confiere por ser delegados de asociados con necesidades, intereses y anhelos cooperativos.
La condición de Delegados hace referencia a que se representan grupos de necesidades, intereses o anhelos y, antes de nuestra elección se procura una pre-selección atendiendo a la condición de ser asociados inhábiles o hábiles para el ejercicio democrático.
Claro está que sabemos que la condición de ser hábil se refiere casi exclusivamente al cumplimiento económico de las obligaciones con la Cooperativa y alguna antigüedad mínima en la condición de asociado a la misma. Este concepto de habilidad es incompleto. La habilidad tiene que ver más con condiciones para poder ejercer, es decir tener capacidades para tomar decisiones y ya sabemos qué requiere lo anterior (sabiduría).
Suponiendo que todos tenemos las capacidades para tomar decisiones y participar, debemos contar con información previa totalmente analizada. Los estados, balances e informes son buenos medios para iniciarse en esta labor documental. Los informes deben estar a su disposición con una antelación suficiente para que puedan analizarlos.
Los conflictos y sus espacios para dirimirlos:
Cuando participamos en una Asamblea solemos creer que siempre deben existir mayorías y no deben existir conflictos. Tal supuesto es válido en organizaciones en las cuáles los delegados han trabajado previamente en la consecución de consensos plurales y multiculturales e, incluso, ahí también no estaremos exentos de conflictos.
En la práctica, los conflictos por ser parte natural de la relación humana, no es posible evitarlos. Por el contrario, su presencia denota madurez organizacional en tanto, sabiendo de su existencia, se fomentan amplias deliberaciones con varias posturas. Su inexistencia denota o un consenso ampliamente trabajado o una tendencia a la manipulación por desconocimiento de sus participantes.
De forma que un elemento clave para una buena Asamblea es poder dirimir asuntos, posturas y tendencias diferenciadas mediante preguntas, cuestionamientos e intervenciones realizadas con el fin de buscar las mejores opciones ante un determinado punto del orden del día, evento y consensos basados en la razón. En todo caso, quienes intervienen lo deben hacer con plena información, conocimiento y ojalá, sabiduría.
La democracia cooperativa :
La democracia es parte del ADN cooperativo. Tiene sus costos y beneficios. Sus costos se asocian a los tiempos necesarios para alcanzar consensos; sus beneficios a la continua diferenciación creativa que se logra por la participación empresarial de sus asociados. Cuando tomamos decisiones sobre nuevos servicios y actividades conviene recordar la necesidad de aplicar la democracia en todo lo que hacemos. Si pensamos democráticamente, difícilmente podremos aceptar, a primera mano, nuevos programas que no sean posibles ni basados en las expectativas por satisfacer necesidades que manifiesten los propios asociados.
Es clave para participar sabiamente, conocer el perfil de los asociados representados, sus intereses, una comunicación permanente con los mismos y cómo cada Cooperativa los satisface. En definitiva las decisiones deben beneficiar a todos los asociados sin tratos discriminatorios, ni privilegios indebidos.
El necesario conocimiento y/o asesoramiento jurídico y contable
1 :Buena parte de las Asambleas se nutren de pautas legales (Vg., Leyes 16.583, 23.101, 24.240, 25.246, 26.206, 26.361) y administrativas (Res. INAES Nros. 519/74, 203/89, 183/92, 5254/09, 221/2010, etc.) Más allá de discutir su idoneidad es responsabilidad de los Delegados conocer las leyes que regulan al sector cooperativo y solidario, las prácticas de la cooperativa, la forma en cómo se distribuyen los excedentes, se planean nuevas actividades, se procuran nuevos recursos, se orienta la actividad estatutaria y se programan estrategias empresariales prospectivas.
Conviene conocer, por ejemplo, que para ciertas decisiones se requiere la mayoría calificada (Art. 53 D.ley 20.337; 2/3 partes), mientras que, por ejemplo, para decisiones no referentes a políticas de fusión, escisión, amortización de aportes, fijación de aportes y reformas de estatutos, se aplica la mayoría absoluta. También conviene conocer el sistema de elección de integrantes del Consejo de Administración más idóneo basados en votaciones por lista o de forma uninominal. Finalmente, que es posible impugnar administrativa y judicialmente (Arts. 100 inc. 9) y 62 del D.ley 20.337 sin perjuicio de la remisión del articulo 118 del mismo texto de este decreto de facto vetusto y aun vigente en plena democracia) la Asamblea cuando las decisiones no se ajustan a Ley, estatutos o exceden el límite del estatuto; o por el contrario, que es posible visualizar su eficacia como acuerdo cooperativo siempre y cuando se cumplan los anteriores requisitos.
Todo lo anterior, es posible mediante un conocimiento exhaustivo de la normatividad interna de cada Cooperativa, especialmente de sus estatutos, reglamentos y de la normatividad externa dada por Leyes, Decretos y demás normatividad expedida por los organismos competentes.
Compromiso social :
Es común ver como las Asambleas Generales Cooperativas suelen poner énfasis en la presentación de estados financieros y dejan como supuesto el más importante elemento del accionar cooperativo: su balance social.
Más allá de conocer cuánto genera cada cooperativa por su accionar, conviene conocer cómo se redistribuyen esos recursos en la satisfacción de las necesidades de los asociados. Convendría conocer la proporción de utilización de servicios, el beneficio que de ellos se genera y cuál es la transferencia que la Cooperativa efectúa concreta y efectivamente a sus asociados.
El planteamiento de estas cuestionas enfoca la Asamblea en los actos y hechos cooperativos y no sólo en su representación financiera.
Conclusión y propuestas :
Atendiendo las tendencias demográficas y la solidarización social imprescindible para una economía más democrática, mas civil, más inclusiva y mas humana, sobre todo de caras a un importante incremento asociativo que han adquirido muchas cooperativas existentes como la creación de muchas otras y, con atención y precaución por las cambiantes condiciones en que ellas desempeñan su rol singular la asamblea distrital para delegados se propone favorecer, facilitar y aumentar pragmática y ecuánimemente la participación asociativa que nos aleje de todo absentismo.
Los aspectos de la crisis global y sus soluciones, así como las posibilidades de un nuevo desarrollo humano (Art. 75 incs. 17, 18, 19 y cc. de la Constitución Nacional) están cada vez mas interrelacionados con organizaciones e instituciones civiles cooperativas y su legitimidad, se implican recíprocamente requiriendo nuevos esfuerzos de comprensión unitaria y una nueva síntesis humanista que clausure el escándalo de infinitas disparidades hirientes.
La legitimidad que brinden estas Asambleas Cooperativas de Delegados será la mejor garantía para sostener fáctica, económica, ecológica y académicamente la importancia del cooperativismo en el mundo actual.