Según la teoría neoclásica debería existir una dimensión óptima de la explotación agropecuaria. Esta dimensión vendría determinada por las economías de escala y por las llamadas economías de alcance. La realidad de la producción agropecuaria no concuerda con esta hipótesis ya que lo más normal es que, en una misma región con características homogéneas, coexistan empresas con distintas dimensiones y distintas alternativas.
En el presente capítulo se analizan los conceptos de la teoría de la organización industrial y la nueva teoría institucional, desarrollados en el Capítulo II, con el fin de determinar los factores que explican la coexistencia, dentro de un mismo sector, de explotaciones agropecuarias con distintos tamaños.
El tema de la dimensión óptima de la explotación agropecuaria, igual que el debate entre grande y pequeña explotación, ha sido ampliamente tratado por varios autores de la Teoría Organización Industrial. La mayoría coincide en indicar que en la elección de la dimensión óptima influyen otros factores, además de los costos de producción. Estos factores pueden ser la edad, el nivel de educación de los productores y la práctica de la actividad agropecuaria a tiempo parcial, tan extendida en los últimos años, etc.
A partir del modelo de Allen y Lueck (1998), desarrollado por Daniel Lema y otros autores para el caso de las explotaciones agropecuarias de la Provincia de La Pampa, se analizan las implicancias para las distintas modalidades de organización de la propiedad en los establecimientos agropecuarios.
Si bien el modelo original relaciona los conceptos de riesgo moral, incentivos y especialización para la producción agropecuaria en general, en esta sección del trabajo se lo utiliza haciendo referencia a la actividad ovina. La hipótesis central del modelo es que la organización y tamaño de las EAPs están determinados endógenamente. En este sentido se sostiene que las explotaciones pequeñas y medianas de características familiares, cuyo tamaño óptimo sin duda puede incrementarse dependiendo de factores exógenos, estarán siempre presentes. Por lo tanto, las explotaciones familiares difícilmente podrán ser reemplazadas en su totalidad por grandes organizaciones o corporaciones. Esto se debe, en parte, a las restricciones que operan para el aprovechamiento de las economías de escala y la especialización en la actividad agropecuaria, junto con la importancia de considerar los costos de agencia o riesgo moral.
Debe tenerse en cuenta que el concepto de economías de escala es de largo plazo y no debería confundirse con desequilibrios o ajustes de corto plazo, como por ejemplo cuando la tecnología o el entorno económico cambian a favor de un mayor tamaño óptimo de la explotación.
Otra fuente importante de variación alrededor del promedio en el tamaño óptimo de la empresa puede ser la diferencia en la capacidad empresarial de los productores. Cuando la habilidad empresarial es mayor, en general, es mayor el producto que minimiza el costo total promedio. Evidencia empírica sobre este tipo de efecto presenta Gallacher (2001) , quien estimó la interacción entre educación y retornos a escala utilizando los datos del censo nacional agropecuario del año 1988. Las estimaciones sugieren la existencia de retornos decrecientes en los inputs tradicionales, mientras que los retornos son crecientes cuando se incrementan junto con los niveles de educación. Esto podría ser evidencia de que los tamaños óptimos de la empresa agropecuaria podrían aumentar junto con el capital humano del productor.
Con respecto al riesgo moral, se debe aclarar que en el caso de una organización “empresarial” este consiste en que un obrero o peón no se esfuerce en la medida que lo estipula el contrato. En este caso el empresario tiene dos formas de luchar contra eso: aumentar los controles o aumentar los salarios, incrementando el costo de despido. Ambas soluciones son costosas.
Pero si se aplica el concepto de riesgo moral al caso de una cooperativa o asociación, se traduce en el hecho de que a un miembro podría convenirle no esforzarse tanto, ya que el beneficio de su trabajo va a la asociación como un todo y no a él personalmente.
Según la Teoría Neoinstitucional la respuesta a las preguntas de por qué existen las empresas y por qué tienden a adoptar ciertas formas organizativas, se basa en la naturaleza costosa de todas las transacciones e intercambios. Según Williamson las empresas y el sistema económico en su conjunto, tienden a organizarse de forma que minimicen los costos de efectuar transacciones.
Los seres humanos aumentan su productividad especializando sus actividades e intercambiando con sus semejantes el producto de su trabajo. Sin embargo la organización de estos intercambios es costosa, pues las distintas actividades especializadas han de coordinarse y, sobre todo, es preciso ajustar los intereses de las partes. Las transacciones resultan costosas tanto si se efectúan en un mercado como entre empresas. En ambos casos la actividad económica tiende a articularse de forma de minimizar los costos de transacción inherentes a toda situación en la que la información es costosa y los individuos anteponen su propio interés al ajeno.
Como se vio en el Capítulo II, la teoría de los costos de transacción admite la existencia de muchas soluciones organizativas distintas a las del mercado, por lo que desaparece el concepto de empresa representativa o el concepto de tamaño óptimo de empresa. Por lo tanto, los costos de transacción son los que estarían determinando una de las tres instituciones: mercado, jerarquía o contratos.
Es necesario mencionar dos limitaciones de la teoría de los costos de transacción para su aplicación a los objetivos de la presente investigación. En primer lugar, focaliza su estudio en los acuerdos o vinculaciones que se establecen a nivel vertical de la cadena productiva. No obstante, su marco analítico no deja de ser consistente cuando se evalúan vínculos entre pequeños productores que se conforman a los fines de abastecerse o comercializar de manera conjunta. En segundo lugar, la teoría de los costos de transacción puede caracterizarse como un enfoque de estática comparativa .