Extensa es la literatura sobre las condicionantes de la legitimidad democrática y muchos han sido propuestos como sus factores determinantes. Por ello, primeramente, el cuadro Nº3 muestra un resumen de las condicionantes estimadas como las más relevantes en nuestra ciencia, luego se analizará los factores económicos, socioeconómicos y culturales.
Cuadro Nº3 | Factores | condicionantes de la | legitimidad democrática | |||
ESTRUCTURALES | ||||||
CULTURALES | PSICOLÓGICOS | |||||
FORMAL | INFORMAL | |||||
ó
NSTITUCIONAL | ||||||
POLÍTICOS | ECONÓMICOS | SOCIOECONÓMICOS | INTERNACIONALES | |||
* Constitucionales | * Sistema de | * PIB | * PIB per cápita | * Dependencia | * Históricos en base | * Niveles de |
* Representatividad | partidos | * Inflación | * Alfabetización | económica | a características del | Socialización |
* Teoría de la | * Desempleo | * Educación | * Relaciones de | sistema político, sus | (Familia) | |
democracia | * Balanza | * Urbanización | interdependencia | procedimientos y | * Psicología Política | |
consensual | comercial | * Índice de desarrollo | diversos aspectos | |||
* Parlamentarismo | Humano | de la vida | ||||
frente al | * Índice de pobreza | económica. | ||||
presidencialismo | * Desigualdad | * Religiosos | ||||
* Capital Social | ||||||
Fuchs, Guidorossi | Mainwaring (1993) | Lerner (1958) | Cutright (1963) | Gasiorowski (1988; | Almond y Verba (1965) | Escuela de Michigan - |
y Svenson (1995) | Lijphart (1977) | Lipset (1959) | Lipset, Seong y | 1991) | Inglehart (1991) | Converse (1969) |
Berggren (2004) | Linz (1994) | Deutsch (1961) | Torres (1991) | Huneeus (2003) | ||
Anderson y | O`Donnell (1979) | Huntington (1984) | Huntington (1991) | Montero, Gunther y | Knutson (1973) | |
Guillory (1997) | Remmer (2001) | Diamond (1989) | Diamond (1992) | Torcal (1999) | ||
Fuchs y | Graham (2001) | Weil (2000) | ||||
Klingemann (1998) | Putnam (1995) | |||||
Fuente: Elaboración propia |
La clasificación aquí propuesta plantea un orden en función a tres posibles grupos de factores. En primer lugar se encuentran los factores estructurales, también denominados sistémicos, es decir, aquellos aspectos derivados de las características propias de cada sistema político. Respecto a esta clasificación, por un lado se encuentran los factores estructurales formales o institucionales, los cuales están regulados o consensuados y, por ende, responden a los aspectos legales de los sistemas políticos. Por otro lado se encuentran los factores estructurales informales, o aquéllos derivados de la práctica política cotidiana, y responden a la actuación, en sí misma, de los actores políticos11.
Se entenderá por factores culturales, aquellos aspectos derivados de características históricas y religiosas, entre otras. Estos responden a un conjunto de valores, actitudes y conocimientos ampliamente compartidos en el seno de una sociedad transmitidos de generación en generación12.
Respecto a los factores psicológicos, se entenderá como la socialización política respecto a las características emocionales y de la personalidad, sujeta a la casuística individual13.
2.1 Desarrollo Económico y Socioeconómico
Para desarrollar la compleja relación entre desarrollo económico y democracia, se ha dividido esta sección en dos partes. Primero, en un breve análisis de la teoría de Seymour Lipset acerca de la importancia del desarrollo económico en la legitimidad democrática. Segundo, en parte de la literatura reciente acerca de la influencia de los factores socioeconómicos en la legitimidad de la democracia en Latinoamérica.
El ensayo de Seymour Lipset “Some social requisites of democracy: Economic development and political legitimacy” (1959), encendió uno de los temas más debatidos por la comunidad científica de la ciencia política, la importancia de los factores económicos en la legitimidad democrática14. Este estudio fue un precedente en relación a las siguientes investigaciones, que igualmente consideraron los factores económicos como causales de la estabilidad democrática. Incluso, Przeworski y Limongi señalaron que la discusión acerca de si la economía influye sobre la legitimidad o únicamente en su eficacia ha generado la más extensa producción de investigaciones que cualquier otro tema de política comparada15.
Lipset, para probar su tesis sobre el impacto económico en la legitimidad, clasificó países de Latinoamérica, Europa y democracias angloparlantes, dividiéndolos en dos grupos: Europa, América del Norte, Australia y Nueva Zelanda, respecto de los cuales distinguió “democracias estables” versus “democracias inestables y dictaduras”, y un segundo grupo compuesto por países de América Latina, distinguiendo “democracias y dictaduras inestables” versus “dictaduras estables”.
Luego, comparó dentro de cada grupo los tipos de regímenes, respecto a un rango de indicadores correspondientes a desarrollo socioeconómico, tales como: nivel de ingresos, comunicaciones, grado de industrialización, grado de educación y nivel de urbanización. Con ello, comprobó que los países más democráticos, correspondientes a cada grupo, exhibían niveles medios de desarrollo más elevados que los menos democráticos.
Indudablemente, este estudio fue un gran avance para la naciente corriente de investigaciones empíricas. Por el contrario, fue duramente criticado por los resultados que arrojó la taxonomía antes mencionada. De hecho, Diamond señaló una anomalía sorprendente que Lipset no se ocupó de analizar: en 11 de las 15 variables de desarrollo, cuyos datos fueron considerados, las no-democracias europeas (y democracias inestables) exhibían niveles medios de desarrollo más altos que los de las democracias (y dictaduras inestables) de América Latina16. Según el autor, si Lipset hubiera comparado estas dos categorías conceptualmente distintas —democracias latinoamericanas y las dictaduras europeas— hubiese advertido que las segundas presentaban índices de desarrollo económico considerablemente más altos que las primeras, lo cual habría servido para matizar de manera muy significativa la conexión que estableció entre desarrollo económico y democracia. Por lo tanto, Diamond concluyó que Lipset no identificó un detalle que hubiese servido como un diferenciador más preciso que los índices de desarrollo socioeconómicos utilizados; éste correspondería a “la calidad física de la vida”. Este índice hizo la diferencia entre los países europeos en dictadura y las democracias latinoamericanas, dado que consideraba aspectos de bienestar antes no mencionados, como por ejemplo: nivel de alfabetización y la expectativa de vida. Sin embargo, pese a tales reinterpretaciones, Diamond indica que éstas no opacaron la conexión entre desarrollo económico y democracia, debido a que el ensayo dejó un patrón secuencial muy nítido: como era de esperar, el nivel promedio de desarrollo aumenta significativamente con cada paso conducente a una democracia estable17.
Como segunda parte del análisis, acerca de la influencia de los factores económicos y socioeconómicos en la legitimidad democrática, se explica tal relación en el caso latinoamericano. Para ello, se utilizará el ensayo de Ryan E. Carlin (2006), debido a que forma parte de las investigaciones recientes y, además, en éste se ha llegado a importantes acercamientos teóricos18.
Carlin, con el objeto de demostrar cómo el desarrollo socioeconómico afecta el apoyo y la calidad de la democracia, parte del siguiente supuesto: la democracia presupone una cultura política caracterizada por la devoción a principios básicos, tales como: confianza mutua, cooperación y moderación entre las élites y la sociedad civil y las normas de la participación democrática19. Luego de establecer como verdadero dicho supuesto (que ha sido asignado a Almond y Verba), él decide extender esta lógica de cultura política, complementándola con Inglehart y Welzel, quienes conciben el nivel de apoyo a la democracia como intrínseco y patente “intrinsic and overt support”20.
Carlin infiere que el desarrollo socioeconómico afecta el apoyo intrínseco y patente de la democracia. Esto, gracias a que el desarrollo entrega recursos, lo que se traduciría en una mayor educación e ingresos, facilitando a la clase media y obrera poder organizarse y movilizarse para su inclusión en el proceso democrático21. Por lo tanto, el incremento de la educación y del ingreso (factores socioeconómicos), producirían a su vez un aumento en el apoyo a la democracia patente, es decir, terminaría por provocar una mejora en la percepción de la democracia. En cuanto al apoyo intrínseco a la democracia, mejorando las condiciones socioeconómicas, éste produciría un cambio de valor material y de prioridades de seguridad, relacionados con: la libertad individual, la calidad de vida, autoexpresión, opción de estilo de vida y participación. En suma, al aumentar la capacidad de ingreso y mejorando la calidad de la educación, se obtendría una población más satisfecha con sus vidas, logrando actitudes positivas hacia la democracia22.
Posteriormente, el autor midió la influencia del desarrollo socioeconómico en el apoyo intrínseco y patente a la democracia en Latinoamérica, operacionalizando la variable apoyo intrínseco como: tolerancia, diversidad, expresión pública, libertad, libertad de participación, confianza interpersonal y satisfacción con la vida. En cuanto al apoyo patente a la democracia, operacionaliza tal variable en una escala con dos componentes: pro-democracia y pro-autoritarismo23. Utilizando tal metodología el autor llegó, empíricamente, a interesantes resultados. Primero, el predictor más importante tanto en el apoyo intrínseco como patente a la democracia, en Latinoamérica, es la educación y el ingreso. Segundo, la difusión de valores asociados al apoyo intrínseco a la democracia en la región depende fuertemente de los niveles de desarrollo socioeconómico. Tercero, existe una relación negativa entre apoyo patente y desarrollo socioeconómico en Latinoamérica. Lo anterior, debido a que el desarrollo económico no logra compensar los efectos negativos de la desigualdad y la pobreza en la legitimidad democrática.
11 Edurne Bartolomé en su proyecto de tesis doctoral llamado “El apoyo político y sus condicionantes en perspectiva comparada” de la Universidad de Deusto (España), propone los factores estructurales formales, informales (políticos y económicos), culturales y personales. Frente a ello, he extendido esta lógica incorporando los factores psicológicos, estructurales socioeconómicos e internacionales.
12 Ronald Inglehart, 'El cambio cultural en las sociedades industriales avanzadas' (Madrid: Siglo XXI, 1991), p. 5.
13 Jeanne Nickell Knutson, 'Handbook of political psychology'',' (San Francisco: Jossey-Bass Publishers, 1973).
14 Seymour Lipset. “Some social requisites of democracy: Economic development and political legitimacy”. 'American Political Review', Vol. LIII, 1959.
15 Adam Przeworski y Fernando Limongi, "Modernization: Theories and Facts". 'World Politics', Vol. 49, 1997. p. 156.
16 Larry Diamond. “Reconsideración del nexo entre desarrollo económico y democracia”. 'American Behavioral Scientist', Vol. 35, Nº 45 1992. p. 40
17Ibidem p. 41
18 Ryan E. Carlin. “The Socioeconomic Roots of Support for Democracy and The Quality of Democracy in Latin America”. 'Revista ciencia politica PUC', 2006
19 Ibidem p. 50
20 Ronald Inglehart y Christian Welzel. “Political Culture and Democracy: Analyzing Cross-Level Linkages”, Comparative Politics, Vol. 36, 2003. http://www.worldvaluessurvey.org/Upload/5_Ecolfal3.pdf
El apoyo intrínseco a la democracia está configurado por: la libertad, libertad de expresión, tolerancia, diversidad, confianza interpersonal y satisfacción con la vida. El apoyo patente a la democracia es la afirmación verbal de preferencia a ella.
21 Barrington Moore Jr., 'Social Origins of Dictatorship and Democracy', (Boston, MA: Beacon Press, 1966).
22 Graham, Carol and Stefano Pettinato. 2001. “Happiness, Markets, and Democracy: Latin America in Comparative Perspective”. 'Journal of Happiness Studies' Vol. 2 pp. 237-268.
23 Dos afirmaciones comprenden el comportamiento pro democrático: “Having a democratic political system” and “Democracy may have problems but it’s better than any other form of government”. Respecto alcomportamiento pro autoritario: “Having a leader that does not have to bother with parliament or elections” and “Having the army rule”