Desde finales de la década de los años 70 y en lo adelante, América Latina sirvió de escenario para un nuevo cambio de paradigma, el nuevo liberalismo se convirtió progresivamente en la política económica dominante.
El neoliberalismo como doctrina ha generado un sin número de conceptos ya sea como ideología política, filosófica o antropológica. En materia de teoría económica, el neoliberalismo se define como propuesta que enaltece la competencia
capitalista y asume que su despliegue asegura las mejores condiciones de evolución de las fuerzas productivas. La libre competencia es presentada como el estado ideal de la economía, por lo que la acción del Estado debe estar encaminada a la defensa de los derechos de propiedad, de manera que quede excluida la posibilidad de prácticas de competencia desleal. Incluso llegan a asumir que pueden adoptarse un conjunto de medidas capaces de enfrentar la presencia de monopolios, afirmación que solo los más ingenuos son capaces de creer. Supone, además, la defensa (incluso jurídica) de la alta competitividad de los mercados, del libre comercio internacional y de la libertad de contratación del trabajo y la libre movilidad de los factores de la producción.
El neoliberalismo promueve la idea de la igualdad de los agentes en el mercado mundial; asumiendo que todos tienen las mismas oportunidades, incluso de acceso a la tecnología. Esta idea pareciera ser bastante justa en calidad de propósito, sin embargo esta política encubre la brecha existente entre los países más poderosos y la gran mayoría de los países del mundo, los pobres. Parece una broma pretender comparar la competitividad de un producto tercer mundista con uno del primer mundo. ¿Que diferencia habrá entre el desarrollo tecnológico puesto al servicio de la fabricación de éstos? ¿Que diferencia habrá en los costos de producción y por lo tanto en el precio del producto? Son preguntas que cualquier economista del mundo pobre podría formularle a los grandes generadores de la política como Milton Friedman, Paul Samuelson, Ludwig Von Mises o Frederik Von Hayek.
El enfoque neoliberal, en esencia, presenta siete proposiciones que resumen su posición con respecto al régimen de comercio:
1) El sesgo antiexportador. Donde las políticas de sustitución de importaciones sistema de incentivos todo a partir de los recursos asignados hacia el mercado interno y en contra de los mercados externos.
2) La neutralidad de los incentivos. El sesgo antiexportador y otras distorsiones inducidas por el gobierno con un fin neutral en el sistema de incentivos, son los principales factores que obstaculizan la expansión de las exportaciones.
3) La competencia. Las presiones competitivas del mercado mundial inducen una alta tasa de innovaciones tecnológicas, un proceso de aprendizaje dinámico y una producción eficiente en la frontera de posibilidades de producción.
4) La orientación hacia fuera y la promoción de las exportaciones. Los países en desarrollo deben adoptar estas políticas y no utilizar intervenciones en el régimen de comercio para resolver lo que básicamente son distorsiones domesticas.
5) El sistema de precios incentivos ideal, correcto u óptimo. Está menos distorsionado por la intervención estatal y más cercano a la norma evaluativo de libre mercado de competencia perfecta que se usa para medir las distorsiones.
6) La selectividad y protección a la industria infante. En si, se alude a niveles modestos de protección a los mercados nacientes, el argumento refiere al bienestar en contra del proteccionismo como un instrumento para la promoción de las industrias nacientes.
7) Evidencia. La experiencia de algunos países de industrialización reciente como (Hong Kong, Corea del Sur, Singapur y Formosa) en Asia del Este o de desarrollo hacia dentro producen un sesgo antiexportador en el dan apoyo empírico y son ejemplo de las ventajas de adoptar una estrategia de liberalización de mercado y libre comercio.
En resumen, el vuelco en el pensamiento que trajo consigo el cambio de paradigma en el mundo y sobre todo en América Latina acerca de la concepción del desarrollo, se ha traducido en una creciente neutralidad de los incentivos que se otorgan en la aplicación de la política comercial, con el objetivo de dar prioridad al mercado como mecanismo asignador de recursos y con la expectativa de que oriente en mayor medida al aparato productivo hacia las exportaciones. Se plantea un mercado sin fronteras donde prime la libertad económica y fuera de cualquier forma de proteccionismo. Esta supuesta libertad atraerá una marcada eficiencia, con mayores volúmenes de inversión extranjera directa que se traducirá en empresas más fuertes en su forma competitiva y con mayor capacidad de absorber mano de obra, o sea generación de empleo reduciendo el problema en los altos niveles de inequidad en la distribución del ingreso.
Autor: Eloy Samuel Ramírez Acosta - Junio de 2008