Sin lugar a dudas, la representación más objetiva de la realidad de las economías subdesarrolladas, provino del Estructuralismo Latinoamericano, liderado por Raúl Prebisch y demás colaboradores de CEPAL, que constituyó el primer gran esfuerzo teórico por interpretar las causas de la situación económica y social en la región y sus perspectivas de transformación dentro de los marcos del propio sistema capitalista. El desarrollo hacia dentro ocupó un lugar relevante en tal esfuerzo.
El aporte de la corriente estructuralista radicó en concebir al desarrollo y al subdesarrollo de América Latina, no como una etapa en la senda universal concebida por Rostow, sino como parte de un proceso global y único, además de distinguir que las desigualdades entre el centro y la periferia se producían a través del comercio internacional.
Kay, Cristóbal: “Teorías Latinoamericanas del Desarrollo”, Revista CEPAL, No 43, Abril de 1991, pp. 101-113.
Contrarios a la tesis predominante sobre el papel del comercio internacional, el estructuralismo latinoamericano rechazó la noción del “beneficio mutuo” que se deducía de la teoría ricardiana de las ventajas comparativas y opuso a ésta la tesis del deterioro de los términos de intercambio de los productos primarios frente a los productos manufacturados (la tesis Prebisch – Singer). Con ello, argumentaron que los países del Centro retenían los frutos de su mayor productividad y que a través del comercio internacional escapaba al exterior una parte del excedente creado en las economías latinoamericanas, creándose restricciones financieras para la acumulación.
Los estructuralistas identificaron la presencia de deformaciones estructurales, a la hora de interpretar las causas del subdesarrollo latinoamericano y creyeron firmemente en la posibilidad de un desarrollo capitalista de las economías latinoamericanas, siempre y cuando se llevase a cabo un proceso consciente de transformaciones en la estructura productiva de esas economías y fuese protegido su mercado interno, ya que de lo contrario continuarían fortaleciéndose las asimetrías de la economía mundial. El endeudamiento externo, el desempleo elevado y creciente y la tendencia a la inflación, fueron los principales desequilibrios estructurales identificados en la región. Sólo mediante el análisis de la inserción estructural de las economías de la región en el sistema económico mundial y desde una perspectiva histórica, era posible comprender el origen de tales desequilibrios.
Para revertir la condición de economías subdesarrolladas, los países latinoamericanos tendrían que enfrentarse a los proyectos de libre comercio propuestos por EE.UU (el Plan Clayton), porque esa política comercial significaría el retroceso del incipiente proceso de industrialización que las economías más importantes de la región habían emprendido durante las tres primeras décadas del siglo XX y que había dado lugar a la formación de una incipiente burguesía industrial, interesada en continuar expandiéndose. La competencia por los mercados latinoamericanos, terminaría con la inundación de los mercados latinoamericanos con productos manufacturados en EE.UU. Las características históricas y económicas del mercado mundial, expresadas en la baja elasticidad - renta de la demanda internacional de productos primarios, que provocaba la inestabilidad y el carácter errático de los ingresos en divisas generados por la exportación de éstos productos, y la emergencia de Estados Unidos como potencia económica mundial con mayor producción de estos bienes y menor apertura de las importaciones, provocarían el descalabro de las economías latinoamericanas, altamente especializadas en la exportación de los productos primarios.
Precisamente, la tendencia al deterioro de la relación de intercambio de los productos primarios frente a los productos manufacturados, debido a las disparidad de la elasticidad – renta, el poder monopólico en las exportaciones de las manufacturas de los países desarrollados e incluso su influencia en los precios de los productos primarios, la cuota limitada de productos primarios exportados por el llamado Tercer Mundo, las devaluaciones de la moneda en los países subdesarrollados para hacer frente a déficit comerciales, además de conocidos problemas de la periferia como la baja productividad y el desempleo estructural, llevaron a Prebisch y los estructuralistas a la idea de promover un desarrollo basado en la industrialización por sustitución de importaciones (ISI), es decir, a proponer políticas económicas en defensa de la ampliación del mercado interno latinoamericano.
Años más tarde, en 1959, Prebisch propuso una variedad de políticas para contrarrestar la tendencia negativa en los términos de intercambio de la periferia y salvar las limitaciones del proceso de acumulación. Él sugirió un impuesto a las exportaciones primarias y un conjunto de gravámenes a las importaciones manufactureras, para ayudar a transferir recursos dentro de la periferia, desde las actividades exportadoras primarias hacia las industriales. También propuso permitir las actividades sindicales en el sector exportador primario para elevar los salarios., defender los precios de los artículos primarios a través de la acción concertada internacional y presionar por la reducción o eliminación del proteccionismo del Centro. La idea de la integración latinoamericana se adicionó años más tarde a la propuesta de industrialización, por las soluciones que aportaba en el sentido de ampliar los mercados internos de los países inmersos en dicho proceso, además de fortalecer a la región frente a EE.UU.
Como puede comprobarse, Prebisch no estaba en contra de la expansión de las exportaciones de la Periferia, ya que éstas ayudarían a reducir el excedente de mano de obra y, en consecuencia, permitirían elevar los salarios y los precios de exportación. No obstante, el principal impulso de su argumento estaba dirigido a cambiar la estructura de producción y a desarrollar un sector industrial a través de una serie de medidas que estimularían la asignación de recursos productivos adicionales para el sector industrial. Las ideas de Prebisch y sus colaboradores conformaron un proyecto de desarrollo capitalista nacional, es decir, un proyecto que defendía la ampliación de un mercado interno latinoamericano que sirviese de basamento a la burguesía industrial naciente.
Como se examinará en el siguiente capítulo, la puesta en práctica de la estrategia de industrialización por sustitución de importaciones (ISI), dio lugar a nuevos debates en torno al papel del mercado interno en el desarrollo latinoamericano.
Autor: Eloy Samuel Ramírez Acosta