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La tarea Álvaro Reynoso como proceso estratégico de desarrollo empresarial y de participación comunitaria

El presente trabajo se inserta en una temática novedosa dentro del contexto de la gestión empresarial y de los territorios en cuba por estos tiempos y persigue como objetivo fundamental caracterizar la situación actual de la Tarea Álvaro Reynoso y sus perspectivas de desarrollo empresarial y de participación de las comunidades vinculadas a este proceso de reestructuración en los territorios de la provincia.


Autores:

- Lic. Santos pineda Zamora *

- Dr. Arístides Pelegrín Mesa **


Sobre los autores: (Facultad de Economía, Universidad de Camagüey, Cuba)

 



* Licenciado en Economía, profesor de Economía Política, teoría Económica y Economía Internacional.

E-mail: santos.pineda@reduc.edu.cu

 



**Doctor en Ciencias Económicas, Licenciado en Economía, Profesor Asistente. Dirige la Disciplina de Costos en la Facultad de Economía de la Universidad de Camagüey. Profesor Visitante de las Universidades de Islas Baleares y Valencia, España. Presidente de la Sociedad de Economía Ambiental de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba. Miembro del Consejo Científico de la Facultad de Economía.

Email: Pelegrin 65@yahoo.es


Resumen

El presente trabajo se inserta en una temática novedosa dentro del contexto de la gestión empresarial y de los territorios en cuba por estos tiempos y persigue como objetivo fundamental caracterizar la situación actual de la Tarea Álvaro Reynoso y sus perspectivas de desarrollo empresarial y de participación de las comunidades vinculadas a este proceso de reestructuración en los territorios de la provincia.

La investigación realizada consta de dos momentos básicos,

Primero: se realiza un análisis de la Tarea Álvaro Reynoso como eslabón fundamental dentro del proceso de reestructuración empresarial en los territorios de la provincia.

Segundo : Su dinámica y perspectivas del desarrollo y participación de las comunidades insertadas en este proceso a nivel del territorio de Camagüey.

Para la realización de este trabajo se consultaron una serie de fuentes bibliográficas así como se trabajó de manera sistemática con una serie de especialistas que tienen como misión la organización, perfección e implementación de este proceso de reestructuración del sector azucarero en Camagüey y su impacto en las comunidades vecinas.


1-Tarea Álvaro Reynoso como eslabón fundamental dentro del Perfeccionamiento Empresarial. Su dinámica y perspectivas en el territorio de Camagüey.

1.1 Perfeccionamiento de la industria azucarera. Tarea Álvaro Reynoso.

La Industria Azucarera cubana ha venido perfeccionando su gestión económica, materializada a través del proceso de la Tarea Álvaro Reynoso como una propuesta para los nuevos enfoques de la gestión empresarial en esta industria.

El 10 de abril del 2002 se implanta en el Ministerio del Azúcar la reestructuración de la agroindustria azucarera a los niveles que aconsejaban el costo de producción, el consumo y los precios mundiales del azúcar. El proceso al que se le atribuyen estos cambios se denominó Tarea Álvaro Reynoso.

El objetivo esencial de la reestructuración de la producción azucarera ha sido, desde entonces, disminuir sensiblemente los costos, alcanzar la mayor eficiencia posible y diversificar las producciones y servicios que permitan incrementar los ingresos netos generados. Para ello se identificaron tres misiones principales :

  • Ser competitivos y eficientes en la producción de caña y azúcar, como misión inmediata.
  • Producir alimentos mediante la diversificación agrícola e industrial como misión a mediano plazo.
  • Desarrollar una agricultura sostenible apoyada en la industria del conocimiento como misión a largo plazo.

Para alcanzar el objetivo antes mencionado se requiere:

  • Producir la tonelada de azúcar a un costo de hasta 60 dólares y hasta 260 pesos en moneda nacional.
  • Alcanzar un rendimiento industrial promedio de 12%, ubicando las zafras en su momento óptimo y realizarlas en alrededor de 90 días.
  • Enmarcar el capital de trabajo en el 50% del actual.
  • Alcanzar un rendimiento promedio de 63 000 arrobas de caña por caballería (54 tn por hectárea).
  • Diversificar producciones de manera progresiva y estable en líneas como las mieles, las maderas de pulpa, frutales, pecuarias, etc.
  • Elevar la producción de energía eléctrica para el autoabastecimiento del sector y la venta.
  • Incrementar y diversificar la producción de alimentos para la satisfacción de los trabajadores y sus familiares y la comercialización.
  • Desarrollar un programa provincial de participación, superación, calificación y recalificación de los obreros, técnicos, cuadros, dirigentes y comunidad en general.

En lo que respecta al mercado, el Estado ha determinado reducir a un potencial máximo de 4 millones de toneladazas la producción anual de azúcar, reducir las instalaciones industriales y las tierras plantadas de caña para lograr el rendimiento deseado y transferir los recursos materiales y humanos a otras actividades útiles y sostenibles, en busca de un mayor valor agregado y de producciones que favorezcan las condiciones de vida de los trabajadores.

Las tierras que liberaron de las áreas cañeras ascienden al 62% del área agrícola se emplearon en la producción ganadera -carne y leche-en el cultivo de viandas, frijoles, así como de hortalizas en organopónicos y huertos intensivos. Esta estrategia se llevó a cabo con el objetivo de incrementar la disponibilidad de alimentos para las propias familias azucareras y para toda la población, y de esta manera limitar las importaciones por concepto de estos productos. Además, se crearon nuevos empleos para los antiguos trabajadores cañeros, azucareros y sus familiares. La otra parte de las tierras liberadas de caña se dedicó a áreas forestales, tanto a bosques industriales, con el propósito de utilizar su madera y la pulpa de esta, como a bosques naturales asociados a la producción de frutas, producto que también demanda el consumo nacional y la exportación.

 

 

El redimensionamiento, en la parte industrial ,

Significó realizar una selección de 70 centrales a nivel nacional, que por sus condiciones técnicas y de eficiencia económica se mantuvieron como productores de azúcar, con áreas de caña en las mejores tierras, ya fueran propias o agregadas.

Otras 14 fábricas quedaron dedicadas a la producción de derivados en cumplimiento del objetivo de diversificar la industria azucarera; se le dio vital importancia a esta línea de trabajo. Entre estos productos se encontraban el alcohol y las mieles integrales principalmente.

Un total de 71 centrales a nivel nacional dejaron de fabricar azúcar y otros productos industriales. Un número de ellos se destinó para utilizar sus partes y piezas en la reparación de los centrales que continuaron produciendo azúcar y otros productos; otros fueron destinados para el desarrollo de las empresas del sector en los próximos años y el resto se emplearon como museos. Todos estos activos, ascendentes a alrededor de 900 millones de dólares, constituyeron fondo de capital de las nuevas empresas mieleras y agropecuarias que se crearon.

En lo referente al personal, luego del redimensionamiento ,

Ningún trabajador quedó desamparado, se establecieron garantías salariales y de empleo o estudio para todos los trabajadores azucareros, se consideró que todos los trabajadores que continuaran en el sector seguirían perteneciendo al sindicato azucarero y que todos los campesinos se mantendrían asociados a la ANAP. El número de los que se acogieron a la opción de recalificación y superación no estuvo limitado por cuota alguna.

El Programa de Estudio, que ha sido de vital importancia en la preparación del capital humano del sector, matriculó alrededor de 100 000 obreros en sus inicios en cursos que van desde alcanzar el sexto grado hasta los postgrados para profesionales.

Los estudios superiores comprenden 6 carreras universitarias : Contabilidad y Finanzas, Economía, Ingeniería Agropecuaria, Socio-culturales, Derecho y Cultura Física. Una parte del estudiantado tiene el estudio como empleo, otra estudia y trabaja y el resto lo constituyen familiares y población de los bateyes, así como los trabajadores que estudian al culminar la zafra.

Esta tarea ha sido y es de notable importancia para Cuba, pues el Estado Cubano no estaba en condiciones de gastarse el lujo de los países ricos que subsidian a sus productores para que sean competitivos en el mercado mundial.

El Comandante en Jefe señaló en su discurso pronunciado el 21 de octubre de 2002 a propósito de los cambios que se sucederían con la Tarea Álvaro Reynoso:

“No es posible tener 2 millones de hectáreas y 450 mil personas dedicadas a un empleo que proporciona pérdidas en divisa”.

Por tanto, se determinó producir azúcar con el objetivo de satisfacer el consumo interno de unas 700 mil toneladas y acceder al mercado externo en la medida en que su precio generase ingresos en divisas ostensiblemente superiores al costo que se invierte en fabricarla. Además, con la Tarea Álvaro Reynoso se logró reestructurar el MINAZ manteniendo su organización sin desintegrarlo.

1-2 Características de la Tarea Álvaro Reynoso en la provincia Camagüey.

A partir de las indicaciones y normativas del Ministerio del Azúcar, en la provincia se crearon los correspondientes grupos de trabajo conformados por especialistas y expertos de amplio conocimiento y experiencia en el sector para desarrollar y ejecutar las fases de diagnóstico, estudio y análisis territorial, que permitieran tomar las decisiones más convenientes y factibles.

Como resultado de este análisis se determinó que la antigua Delegación del Minaz se convirtiera en un Grupo Empresarial Agroindustrial con una plantilla de 40 compañeros y cuyas 4 funciones marcaran el asesoramiento metodológico e inspección de las 7 empresas azucareras:

  1. Argentina (municipio florida)
  2. Batalla de las Guásimas(municipio vertientes)
  3. Panamá( municipio vertientes)
  4. Carlos Manuel de Céspedes(municipio céspedes)
  5. Sierra de Cubitas(municipio sierra de cubitas)
  6. Cándido Gonzáles(municipio santa cruz del sur)
  7. Ignacio Agramonte(municipio florida)

Estas se crearon con el propósito fundamental de producir azúcares y derivados sobre la base de la eficiencia agroindustrial con bajos costos y alta calidad.

Las empresas mieleras que se crearon son:

  1. Brasil(municipio esmeralda)
  2. Siboney(municipio sibanicú)

Ambas quedaron encargadas de las producciones de mieles integrales y derivados, también sobre la base de la eficiencia agroindustrial, manteniendo alta calidad y bajos costos, con una capacidad de producción de azúcar para posibles incrementos de esta producción.

Las actuales empresas agropecuarias son:

  1. Noel Fernández(municipio minas)
  2. Jesús Suárez Gayol(municipio santa cruz del sur)
  3. República Dominicana(municipio céspedes)

Estas se deben caracterizar por la integralidad de sus producciones, se encuentran entre sus principales producciones la caña para alimento animal, los vegetales, hortalizas, viandas, frutales, maderables y la producción de ganado fundamentalmente bovino, ovino y porcino. Las producciones y servicios se deben realizar sobre la base de sus costos, calidad y eficiencia.

La estructura de producción tanto de las empresas azucareras, mieleras y agropecuarias están sustentadas en UBPC y granjas estatales y todas mantienen el principio de elevar el nivel de vida de los trabajadores y funcionan teniendo como base la implantación del proceso de Perfeccionamiento Empresarial.

Como resultado de la Tarea Álvaro Reynoso en la provincia de Camagüey se decidió paralizar definitivamente 5 centrales azucareros:

  1. Alfredo Álvarez Mola
  2. Noel Fernández
  3. República Dominicana
  4. Haití
  5. Jesús Suárez Gayol

En el caso de Noel Fernández y Jesús Suárez Gayol se indicó por el Ministerio dejarlos en conservación y desarmar el resto de los centrales de forma simultánea con vistas a garantizar el grueso de los recursos para las reparaciones de la maquinaria del transporte y la industria.

Por otra parte Haití y Alfredo Álvarez Mola cambiaron su objeto social para convertirse en Granjas Agropecuarias de Jesús Suárez Gayol y Siboney respectivamente.

Paralelamente a la reestructuración de los centrales se conformaron los siguientes grupos empresariales que funcionan en la actualidad :

1- AZUGRUP, que es la comercializadora de todos los productos e insumos;

2-TRANSMINAZ, que se encarga de todo el transporte automotor; Operadora de Azúcar, que comercializa y transporta el azúcar;

3-GECA, que se ocupa de las construcciones agroindustriales;

4-el Instituto de Proyectos Azucareros IPROYAZ, que establece los proyectos de inversiones del MINAZ tanto agrícolas como industriales.

5- Empresa de Servicios al Minaz, que se encarga de prestar servicios de talleres, comedor, jardinería, servicios a las villas, etc.;

6-TEICO, que se ocupa de la informática, las comunicaciones y la automatización, 7-GETAMEC, que se encarga de la reparación de motores, combinadas, tractores, equipos pesados, etc.

Todo este proceso ha tenido un impacto directo sobre las comunidades que se han visto afectadas por la reorganización de su estructura económica, teniendo una implicación ciudadana en la puesta en marcha de es proceso.

 

2- Dinámica y perspectivas del desarrollo y participación de las comunidades insertadas en el proceso de reestructuración empresarial a nivel del territorio de Camagüey.

Estrategia

Para el caso de los territorios de la provincia Camagüey este proceso no ha tenido sólo un impacto directo en la producción mercantil del territorio por ser una región con fuerte tradición azucarera y ganadera. Sino también sobre las comunidades de la provincia donde se han producido trasformaciones sustanciales en su estructura económica y del tejido empresarial que por ende influye en la dinámica de las relaciones económico-sociales de las regiones y se ha sumado a todos los sectores y factores que participen en el reordenamiento.

Un factor clave de este proceso ha sido la promoción de capacidades y la transferencia de recursos a las comunidades y pequeños poblados que su fuente fundamental de empleo y de ingresos precisamente han sido los complejos agroindustriales azucareros, con el fin de generar un proceso participativo y sostenible que contribuya a la gestión autónoma de su propio desarrollo, dirigida a alcanzar una mayor calidad de vida.

Este proceso se encuentra activamente integrado con la política de reestructuración de la Economía del país, con la creciente inserción en el mercado externo y el proceso de globalización de la economía. Aspectos básicos de la compleja situación de llevar a vías de cumplimiento todo un complejo de acciones en aras de alcanzar un proyecto de desarrollo hacia estas zonas donde la población se vio afectada, movilizando los recursos, el uso de las potencialidades de los propios asentamientos y de las autoridades locales activados mediante acciones clave.

La base de la propuesta es fomentar las actividades económicas existentes y potenciales de los pequeños poblados y las comunidades. Esta mejora de la base productiva y empleadora es esencial, pero no es suficiente para la mejora de la calidad de vida. Hace falta además rescatar la autoestima y dignidad de la población que se han vistos afectados por este proceso, que es mucho más que reorganización de un sector de la economía; sé ha visto afectado la cultura, la idiosincrasia y la razón de ser de personas que vivieron trasmitiendo de generación en generación el amor a una industria y la cultura del proceso de fabricación de un producto que nos identifica como nación a nivel mundial.

Por tal razón se desarrollan programas, actividades con una participación directa de las comunidades y los actores locales e instituciones nacionales de diferentes sectores como: el ministerio de la industria del azúcar. (MINAZ), ministerio de educación (MINED), ministerio educación superior (MES), ministerio del trabajo y la seguridad social (MTSS), la unión de jóvenes comunistas (UJC). El Partido Comunista de Cuba (PCC), y la Central de Trabajadores de Cuba. Que han apoyado la creación y fomentación de acciones referidas a:

•  La Reorganización de los trabajadores pertenecientes al sector azucarero.

•  Creación de programas de estudio como fuente de empleo.

•  programas de mejoramiento de los servicios sociales.

•  Rediseño de la producción cañera actualmente.

•  Reorientación del sector agropecuario en el territorio.

Estos campos de acción son esenciales para solucionar las carencias y afectaciones ya citadas. Pero para desarrollar estas actividades con eficacia es necesario:

•  La organización y participación activa de la población afectada

•  La formación y asistencia técnica a los líderes y micro producciones locales para su transformación en fuentes fundamentales de producciones mercantiles a nivel territorial.

•  La financiación adecuada para producir servicios y artículos de consumo.

En menos de tres años de actividades, la propuesta inicial fue imitada en varias localidades para fomentar su aplicación masiva. La prioridad número uno era atajar el desempleo, el subempleo y la carencia de ingresos mediante la generación de nuevas modalidades de empleo y actividades que generasen ingresos. Los resultados demuestran que la participación directa de la población en actividades dirigidas a la mejora de sus vidas, garantiza la continuidad e incrementa el impacto positivo de las actividades iniciadas, tanto en términos humanos, económicos como ambientales. Esas actividades claves son cada vez más dinámicas, ampliando progresivamente el número de participantes y de familias beneficiarias. Ese tipo de proceso es la base de la sostenibilidad desde el punto de vista del apoyo de la población.

2.1 Resultados de los programas, actividades con una participación directa de las comunidades y los actores locales e instituciones nacionales

1-la Reorganización de los trabajadores pertenecientes al sector azucarero.

Tal es la magnitud de este proceso que cuando analizamos como se han distribuidos los trabajadores e incorporados a diversas actividades nos percatamos que del total de 20 284 trabajadores que se incorporaron inicialmente al proceso el 60% se mantuvieron en empresas del MINAZ; el 9,5% pasa a Granjas Agropecuarias, UBPC y CPA; el 25,8% se incorpora al estudio como empleo; el 1,7% a actividades temporales (desarme) y el 3% causa baja del organismo.

2- Creación de programas de estudio como fuente de empleo.

De un plan inicial de 5234 trabajadores incorporados se tuvo un plan real, para el año 2004, de 11 864. De ellos 4 336 están vinculados al estudio como empleo, 662 se desempeñarían como profesores en las aulas creadas en los propias comunidades, 2 917 estudiarían al culminar la zafra y 3 949 trabajan y estudian. Según las informaciones del Departamento de Recursos Humanos del Grupo Empresarial Agroindustrial de Camagüey .

Los grupos de trabajo que atienden el programa de estudio están constituidos en todos los municipios del territorio por la representación del ministerio de la industria del azúcar. (MINAZ), ministerio de educación (MINED), ministerio educación superior (MES), ministerio del trabajo y la seguridad social (MTSS), la unión de jóvenes comunistas (UJC). Se han constituido los núcleos del partido comunista de cuba (PCC), comités de base de la UJC y secciones sindicales en todas las sedes con los estudiantes incorporados al estudio como empleo.

Esta experiencia ha sido fruto de la voluntad política del estado y el gobierno en nuestro país que, siempre ha tenido como premisa fundamental la preservación de la seguridad y estabilidad de nuestra población.

3-El programa de mejoramiento de los servicios sociales:

En las comunidades de los 5 centrales que cambiaron su objeto social. Se realizó un levantamiento de las estaciones de bombeo de agua de los centrales que se desactivan y en las de los 9 restantes que se mantienen en explotación y se incluyó la propuesta de solución de acueductos rurales en comunidades de más de 200 habitantes y pozos para las comunidades de menos de 200 habitantes.

Además, se están remozando círculos sociales, parques infantiles, policlínicos, entre otras instalaciones que prestan servicios a la población; se les está brindando atención especial a los discapacitados y se realizan jornadas para el esparcimiento cultural en las comunidades.

4-Rediseño de la producción cañera actualmente

Se dedican 120 986 hectáreas, o sea el 39,6% del área total agrícola del MINAZ en el territorio, lo cual se corresponde con la estrategia de la explotación intensiva de la caña en los mejores suelos de modo que pueda ser utilizado el resto en otras producciones agropecuarias.

Esta explotación intensiva de los suelos dedicados a la caña se enmarca en el objetivo-meta de obtener en esas áreas rendimientos mínimos de 54,0 TN de caña por hectárea.

La zafra 2003-2004 fue superior en producción y eficiencia a la pasada a pesar de que no alcanzó la cifra de producción planificada; se incumplió en un 5.1% con 16 700 TN por debajo del plan, pero se creció con relación a la zafra anterior en 109 200 TN, lo que representa un 54.3%. Disminuyó el costo con relación al 2001 en 16,9 millones de pesos y 3,9 millones de dólares. Se obtuvo el 92% de autoabastecimiento de electricidad en la zafra y 119% en la industria en particular, cifras que superan las contiendas anteriores.

Por tanto, se avanzó en 2 aspectos: la calidad del azúcar y la generación y entrega de electricidad. Las medidas tecnológicas aplicadas en el área de fabricación de azúcar permitieron elevar considerablemente la polarización y disminuir el color. Se demuestra que sin grandes inversiones es posible competir en calidad con otros países.

5-Reorientación del sector agropecuario en el territorio

Como resultado de la Tarea Álvaro Reynoso cambiaron de objeto social 5 antiguos Complejos Agro Industriales, 4 granjas estatales, 32 Unidades Básicas Producción Cooperativas, 6 Cooperativas Producción Agropecuarias y 5 Cooperativas Créditos Servicios, todas estas bajo un programa de transformación y desarrollo acorde con su nueva misión.

Conforme al estudio de los suelos realizado, de las 300 109 hectáreas dedicadas a la agricultura que tiene la provincia, se destinan a la producción agropecuaria un total de 156 283, 3 hectáreas, que determinan el 52%. Estas se desglosan de la forma siguiente:

Ganadería-----------------------------------90 592,7 hectáreas

Cultivos Varios-----------------------------29 628,1 hectáreas

Forestales-----------------------------------21 587,5 hectáreas

Frutales--------------------------------------14 538,0 hectáreas

 

2-2 Las principales lecciones aprendidas son:

 

•  Estos procesos son lentos y complejos, pero pueden simplificarse y acelerarse si se adopta una estrategia de acción integrada y progresiva, con la participación organizada de todos los agentes afectados, y la utilización de tecnología y métodos adecuados.

•  La programación y realización de acciones a nivel local, en las comunidades y los pequeños poblados, permite la aplicación de una estrategia integrada del desarrollo. Esto facilita los procesos sinérgicos, maximizando los recursos existentes y reduciendo los costes de ejecución de las actividades, satisfaciendo adecuadamente las necesidades básicas de la población afectada.

En el caso del programa de superación las acciones a lograr deben ser:

  1. Trabajar en la definición de necesidades de cursos específicos para desarrollar dentro del curso general en cada comunidad o municipio de la región.
  2. Desarrollar debates asociados a la capacitación, de forma tal que se puedan determinar las necesidades concretas.
  3. Diagnosticar en cada municipio los profesionales que puedan asumir docencia para los cursos específicos.
  4. Diagnosticar a través de encuestas la marcha del programa docente y su calidad en cada municipio.
  5. Definir un banco de problemas referido a la capacitación con vistas a su perfeccionamiento en esta tarea.
  6. Crear alianzas estratégicas de diferentes organismos para lograr el avance de la superación (ANEC, MINAZ, MES).

Otras valoraciones se enmarcan en la creación de capacidades y mecanismos para gestionar el desarrollo localmente a nivel de comunidades. Con el apoyo, organización y estructura adecuados, se generará un proceso dinámico que contribuir&;aacute; cada vez más a un aumento perceptible de la calidad de vida y del entorno cotidiano de la población participante, de una manera sostenible, y particularmente de las familias.

A escala nacional, un equipo de gestión del Minaz está coordinando y dirigiendo todo el proceso, y se ha formalizado a nivel de territorios grupos como una oficina central que sigue el proceso desde su organización hasta su implementación con el apoyo de los principales centros de investigación y de estudio, promoviendo y apoyando estas iniciativas.

Según esta experiencia, el desarrollo de programas como estos depende básicamente de:

-Una fuerte voluntad política del estado y el gobierno, que tome al hombre como el centro de sus acciones a desarrollar.

-La participación organizada de la población afectada.

-Las actividades directamente relacionadas con la mejora de la calidad de vida de la población

-La apropiada formación y asistencia técnica en la transferencia de tecnologías y metodologías a la población afectada y a las autoridades.

-Soporte de marco de trabajo institucional y legal

-Sistema financiero para los créditos apropiados

Por ello concluimos que todo programa debe proponerse favorecer el desarrollo sustentable de la comunidad en el largo plazo, mediante un proceso dinámico y participativo que promoverá el mejoramiento de las condiciones de vida y la organización comunitaria (promoción sociocultural), a través del fortalecimiento de la base sociocultural de las comunidades que habitan en el área.

Las acciones como estas expresan la riqueza de las respuestas que el hombre ha sabido hallar, y que ha encontrado en el curso de su historia. La variedad de las formas de solucionar las crisis es, por lo tanto, el garante de la supervivencia de cada grupo humano.

Por ello lo que se trata de promover propuestas que incluyan las reivindicaciones de los ciudadanos en la construcción de su propia coexistencia. Una política de desarrollo y preservación de su riqueza cultural, creando las condiciones para generar el espacio donde puedan articularse decidores, técnicos, intelectuales, organizaciones y pobladores de las comunidades para avanzar en la dirección de la integración en la toma de decisiones.

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Juegos de Reparto Equitativo

Por Jaime Barcon

Universidad Central de Venezuela

barcon@cantv.net



No nos engañemos. Los juegos que inspiraron la Teoría de Juegos eran juegos de guerra. No en balde eran los tiempos de la Segunda Guerra Mundial cuando en 1943 von Neumann y Morgenstern desarrollan la teoría. Posteriormente viene la “guerra fría” y de acuerdo a la teoría, ésta recomienda como mejor alternativa la de “armarse”, con respecto a la opuesta, de “no armarse”, para ambos contendientes. Aunque la teoría no pretende predecir comportamientos, sino recomendar estrategias, si ciertos supuestos sobre la racionalidad de los jugadores son aceptados, tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética, procedieron a armarse, de lo que resultó la célebre “destrucción mutua asegurada”, que mantuvo al mundo en suspenso por buena parte del siglo XX. Este comportamiento se ilustra en la teoría por el conocido “Dilema del Prisionero”, que en resumidas cuentas, nos viene a decir que la racionalidad individual, no asegura la colectiva.

Como producto colateral de la Teoría de Juegos fue necesario el desarrollo axiomático del llamado Comportamiento Racional. Y aquí se puede observar algo interesante, pues no podemos olvidar que el gran argumento del Modernismo frente a las ideologías tradicionales, era apelar a la razón humana, cuyos abanderados creían que acabaría por imponerse, abriendo el camino a una época de prosperidad y abundancia sin precedentes. Por ejemplo, Kant, el gran exponente de la racionalidad en el siglo XVIII, se aventuró a exponer las condiciones de “La Paz Perpetua” que él consideraba perfectamente factible, entre seres “racionales” naturalmente.

Pero así como se ha dicho que el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones, las muy belicosas aplicaciones de la Teoría de Juegos, abren también la posibilidad de los llamados “Juegos de Reparto Equitativo” ( games of fair division) juegos de naturaleza mucho más pacífica. Y esta posibilidad se presenta porque si aceptamos los axiomas del Comportamiento Racional, entonces se puede demostrar la existencia de una función, que se conoce con el nombre de Función de Utilidad, que nos permite determinar el “valor de uso”, valor que había evadido su cuantificación desde hacía mucho tiempo, y concretamente desde los albores, con Adam Smith, de la Economía Política de la Modernidad. El no poder determinar el valor de uso, trajo como consecuencia que los sistemas económicos, tanto los liberales como los socialistas, tenían que basar sus análisis y políticas en “valores de cambio”, que en la práctica, venían a reducirse a “precios”. Y cínico, según Oscar Wilde, es aquel que conoce el precio de todo y el valor de nada.



Para estudiar las consecuencias que pueden tener la introducción de la Teoría de Juegos y de los valores de uso en la economía, concretamente en la distribución del Producto Nacional, pasemos a considerar el proceso de determinar el ingreso personal. De acuerdo a la Teoría Económica Liberal éste debe ser proporcional a los factores de producción que se aportan. También es usual clasificar estos factores en Capital, Trabajo y Recursos Naturales. Como la mayoría de la población deriva su ingreso de su actividad laboral, dejemos de lado por ahora el factor Capital y consideramos la remuneración al factor Trabajo, es decir sueldos. Es generalmente aceptado como equitativo, que esta remuneración sea proporcional a la calidad y cantidad de trabajo aportado. La tarea de fijar estas remuneraciones es facilitada mediante el mercado de trabajo, es decir por la oferta y demanda. No se puede negar que este sistema proporcionó los incentivos necesarios para la Revolución Industrial, no solo por los incentivos a aportar una mayor actividad laboral (trabajo), sino también por los estímulos al ahorro y la inversión, es decir, a la formación del Capital.

Ahora bien, la Teoría Económica, desarrollada en los siglos XVIII y XIX, tanto por pensadores liberales como por los socialistas, partía de la suposición de recursos naturales prácticamente inagotables, sobre todo por la abundancia de las llamadas Tierras Vírgenes, generalmente en países de lo que hoy son Tercer Mundo y en esos siglos colonias. También una confianza exagerada en que el ingenio humano se las arreglaría para suplir posibles carencias. Ha sido en los últimos años cuando se ha hecho evidente lo limitado de estos recursos.

Pues bien, si introducimos los recursos naturales en el análisis de la distribución del ingreso, resulta que remuneraciones proporcionales al trabajo aportado, no son equitativas, pues implícitamente asignan recursos naturales en la misma proporción que el trabajo aportado, resultando que a quién más tiene, más se le da. A lo anterior hay que agregar las consecuencias de una división internacional del trabajo, producto de una historia de siglos, de conquistadores y conquistados, vencedores y vencidos, en donde unos están capacitados para trabajos especializados, mientras que las habilidades de otros ya no tienen demanda en el mercado de trabajo, en general debido a la introducción de maquinaria que sustituye a los trabajadores en zonas rurales, generando por lo tanto los altos índices de desempleo que observamos, sobre todo, en el Tercer Mundo.



Vemos por lo tanto que las fórmulas utilizadas para la distribución del ingreso en los sistemas liberales, basadas en los aportes de factores de producción, son muy poco equitativas, sobre todo si las consideramos a nivel global o mundial, que es como hay que considerarlas en este mundo cada vez más interdependiente. De todas maneras hay que reconocer, que un bien estudiado sistema de impuestos, puede ayudar a reducir las desigualdades. Lo anterior explica que en el Primer Mundo, con un sistema mucho más elaborado de cargas impositivas, y transferencias a sectores de la población con más necesidades, logran una distribución del ingreso bastante más equitativa que en el Tercero. Las distintas fórmulas socialistas ensayadas en el s. XX de remuneración al trabajo, no lo han hecho mejor. En los primeros años de la Unión Soviética, se remuneraba en proporción a la calidad y cantidad del trabajo aportado, lo cual dejaba mucho margen a la discrecionalidad de los funcionarios públicos. En otros era completamente arbitrario, sin ningún baremo de referencia, dando como resultado la falta total de incentivos para obtener una cantidad satisfactoria de producto nacional.

A esta altura de los tiempos, en que se habla de otros mundos posibles, y de socialismos del siglo XXI, vale la pena ver que pasó con los socialismos de los siglos XIX y XX. En el siglo XIX, hubo, grosso modo, dos corrientes socialistas que se podrían denominar como la “utópica” y la “científica”. Los utópicos proponían asociaciones con un nivel de detalle exagerado, como por ejemplo, el francés Charles Fourier, que sugería hasta el número exacto de personas que debían integrar cada unidad de producción y consumo, entre otras muchas especificaciones. Los “científicos” realizaron análisis exhaustivos, y muy críticos, del modo de producción capitalista, pero adelantaron muy poco sobre como se podría estructurar un sistema socialista, pues esta sería una especulación poco “científica”. Pero la teoría del valor en que basaron su análisis, fue la misma que la de sus precursores liberales, es decir valores de cambio.

En la búsqueda del valor “objetivo” y “científico” como era de rigor en el siglo XIX, fue necesario recurrir a la teoría del “valor trabajo”, lo que permitía incluir al Capital, como trabajo pretérito, ahorrado e invertido, alineado, en los medios de producción. Claro que estaban conscientes de que en definitiva las cosas valían porque satisfacían necesidades humanas, pero además de la dificultad para aquellos tiempos de medir el valor de uso, había una resistencia, casi podríamos decir filosófica, a aceptar valores que pudiesen catalogarse de “subjetivos”. Naturalmente que el valor económico también depende del evaluador, o sea que variará de persona a persona. Esto es análogo a lo que ocurre en muchas disciplinas en las que el “observador afecta a lo observado”. El análisis resultante, tanto de liberales como de socialistas, era obviamente incompleto, pues los valores de cambio a los que se llega con la teoría del valor trabajo son simplemente hipotéticos precios de mercado , que dejan de lado la contribución de los recursos naturales al “valor verdadero”, de uso, subjetivo, de los bienes y servicios producidos en una economía.

Si el valor de uso es cuantificable, como lo es mediante la Teoría de la Utilidad, entonces la plusvalía, cuya determinación y cuantificación, resultó una misión imposible para Marx y Engels, no es más que la diferencia entre los valores de uso y de cambio. De lo anterior se deduce que todo intercambio, de bienes, servicios, dinero, convenido libremente entre las partes, genera una plusvalía, dos mejor dicho, si son dos las partes, aunque pueden ser muy desiguales. Hace falta una Teoría de Juegos, con su correspondiente Teoría de la Utilidad, y un acuerdo sobre lo que entendemos por “equidad”, para poder juzgar sobre si el intercambio es equitativo o no. El siglo XIX acaba con la esperanza de que un mundo sin explotación y sin clases es posible y un desideratum contenido en la fórmula “a cada cual de acuerdo a su necesidad; de cada cual de acuerdo a su habilidad”. Pero para la instrumentación de ese mundo ideal, las condiciones no estaban dadas, todavía.

El no disponer de las herramientas adecuadas se puso en evidencia al tratar de implementar sistemas socialistas en el siglo XX. Al tratar de prescindir del mercado, con su sistema de determinación de precios por oferta y demanda, y no disponer de mecanismos que permitan la cuantificación de las necesidades de la población, se cae en un sistema de precios administrados, en los cuales, funcionarios públicos, intentan, teóricamente, anticipar necesidades individuales, lo cual por muy buena voluntad que se tenga, nunca podrá sustituir el criterio personal en la mayoría de los casos. Simultáneamente, el poder decidir sobre los recursos públicos, origina una tentación de lucro personal, y tráfico de influencias, difícil de resistir. El resultado es que el producto social no se reparte más equitativamente que en sistemas capitalistas. Muchas veces, esos socialismos han servido de fachada a nacionalismos en países que habían quedado atrasados en la revolución industrial o que se encontraban sometidos a una exagerada influencia foránea. En todo caso, así como teólogos recurren al expediente de la “pedagogía divina”, para justificar a un Dios que permite barbaridades de todo índole, siempre queda el recurso de suponer una “pedagogía histórica”, en muchos de los fracasos, protagonizados por los socialismos del siglo XX, que al menos apuntan a errores que no hay que volver a cometer. También hay que reconocer que la Unión Soviética logró un importante nivel de industrialización enarbolando la bandera socialista.

Tratemos ahora de anticipar cómo las herramientas que proporciona la Teoría de Juegos pueden ayudar en la instrumentación de un Socialismo del siglo XXI, por llamarlo de alguna manera. En todo caso tiene que ser post-modernista y post-neoliberal, pues las experiencias de un liberalismo que se adaptó con relativo éxito, sobre todo en el Primer Mundo, para competir con los experimentos socialistas, tienen que ser tomadas en cuenta. También se podría denominar Socialismo Fabiano, del que hablaremos más adelante. Y si la denominación “socialista” a secas, puede asustar a algunos, se podrían proponer otras denominaciones, por ejemplo Socialismo de Mercado ( market socialism ). Y es que el muy satanizado mercado, cuando es de verdad mercado, es decir muchos y pequeños, casi infinitesimales, oferentes y demandantes, en similares condiciones iniciales y razonablemente informados, proporciona un punto, o precio, de equilibrio con muy interesantes propiedades bajo el punto de vista de la Teoría de Juegos. Es un punto de equilibrio Nash, proporciona una asignación de bienes y recursos que es eficiente y además equitativa bajo los usuales criterios utilitario de Harsanyi, y de negociación de Nash. Y aunque las condiciones ideales que exige la competencia perfecta, para originar mercados “perfectos”, no existen en la práctica, razonables aproximaciones como las que se observan en el Primer Mundo, son suficientes para la mayoría de la población.

Pero otros vientos soplan en un Tercer Mundo, cuya insatisfacción con un statu quo y con fronteras impuestas mediante guerras de conquista, se ha hecho evidente con dramática contundencia al comenzar este siglo XXI. Y es que cuando el Primer Mundo invita al Tercero a copiar su modelo de desarrollo, se dejan de lado varios factores que hay que considerar. En primer lugar, lo que hoy se considera Primer Mundo, ha podido alcanzar un relativo grado de bienestar, por la existencia de lo que es hoy el Tercer Mundo. No solo hubo un intercambio comercial y una división internacional del trabajo que le favoreció, sino también la posibilidad de ubicar excesos de población, en tal forma que pudieron evitar el problema de la población marginal que es el más serio en el subdesarrollo. El caso español ofrece el mejor ejemplo de lo dicho. Terminada la llamada Reconquista, o guerras entre la España cristiana y la musulmana, quedaron sin ocupación, sin “empleo” si se quiere, gran cantidad de soldados y gentes de armas que empezaban a ser un serio problema para la gobernabilidad del país. Las posesiones españolas de ultramar vinieron a absorber esa población sobrante que amenazaba con convertirse en lo que en la actualidad llamaríamos marginal. Naturalmente que ahora el Tercer Mundo, no dispone de otro mundo donde ubicar ese exceso de población, mientras que el primero se protege con toda clase de trabas y muros en sus fronteras -- las fronteras matan -- para evitar la entrada, a una población que lo que pretende es, sencillamente, encontrar empleo.

Vemos por lo tanto que la teoría del valor-trabajo, tan cara a liberales como a socialistas anclados en el pasado, se ha vuelto insostenible. Y con la teoría del valor-trabajo, aunado a las serias deficiencias del mercado de trabajo, por falta de demanda para las habilidades laborales de gran parte de la población mundial, se nos va el mecanismo tradicional de distribución del ingreso. En cambio lo que aumenta cada vez más su “valor” son los recursos naturales. Y no por el trabajo que cuesta su extracción sino por su escasez. El problema por lo tanto, no es el de aumentar el producto social, que solo aceleraría el agotamiento de los recursos naturales, sino uno de distribución o reparto de bienes y servicios entre la población. Para lo cual es necesario determinar las necesidades, su importancia relativa, y un criterio que nos permita discernir cuando una distribución es equitativa.

Pues bien, la Teoría de Juegos, y concretamente los “juegos de reparto equitativo”, vienen a ser la herramienta adecuada para enfrentar y resolver ese problema. Del liberalismo económico, hay que aceptar que en la gran mayoría de los casos es el mismo individuo el que conoce mejor sus necesidades. En todo caso, mejor que el funcionario público por muy bien intencionado que éste sea. Pero en un sistema de reparto colectivo, habrá en general una tendencia a sobreestimar esas necesidades por parte de los individuos. La misma Teoría de Juegos permite el diseño de mecanismos para que la mejor estrategia individual sea revelar sus verdaderas necesidades, pues recuérdese que la función de utilidad se obtiene mediante loterías entre posibles escenarios, y si se exagera una determinada necesidad se corre el riesgo de “ir por lana y salir trasquilado”.

Con respecto a los criterios de equidad, fue la misma “mente brillante” de John Nash quien en su artículo “ The Bargaining Problem ” aparecido en Econometrica 18 , 1950, supone las condiciones de equidad que un arbitro imparcial podría desear en problemas de asignación o reparto entre varias personas, con distintas preferencias o necesidades y por lo tanto con distintas funciones de utilidad. Pues bien, en una de esas brillantes demostraciones con que John Nash asombró a todos, se encuentra que la única solución que cumple los criterios de reparto equitativo exigidos por nuestro hipotético arbitro es la que maximiza el producto de las utilidades. Esta solución en el caso de un número finito de bienes indivisibles requerirá en general de una lotería.

En la vena de encontrar soluciones equitativas, John Rawls en su Teoría de Justicia, Harvard Univ. Press , 1971, propone el criterio Maximín, que él interpreta como el de maximizar el bienestar del ciudadano con bienestar mínimo. Aunque arremete contra el utilitarismo, va a necesitar de la teoría de la utilidad para cuantificar el bienestar y poderlo comparar interpersonalmente. El argumento en que se basa , suponiendo que la decisión del criterio de justicia a aplicar se toma desde una posición original en la que se desconoce la ubicación personal concreta en la sociedad, no es el correcto si aceptamos los axiomas del comportamiento racional que el autor invoca. La estrategia óptima es la Maximín solamente en casos de juegos suma-cero, no en la de decisiones en condiciones de incertidumbre que sería la que habría que aplicar en la hipotética posición original. Además el “juego económico”, por llamar de alguna manera a los intercambios comerciales, nunca es suma-cero, casualmente por la existencia de plusvalía. Lo curioso del caso, es que por un camino equivocado, la propuesta de Rawls sería menos complicada de instrumentar que la de Nash que exigiría trabajar con funciones de utilidad con multiatributos muy difíciles de establecer. La propuesta de Rawls tiene un interesante precedente histórico en el llamado Socialismo Fabiano que fue propuesto en la Inglaterra del s. XIX. Uno de sus portavoces fue George Bernard Shaw quién resumió la propuesta en el eslogan “prohibido ser pobre”. Es de suponer que para evitar la intromisión de funcionarios públicos, por muy bien intencionados que estos sean, en la vida privada de los ciudadanos, éstos tendrían un fuerte incentivo para salir de la pobreza. Sería curioso que el socialismo que pudiese ser instrumentado en el siglo XXI, en el Tercer Mundo, viniese a ser una actualización de las propuestas socialistas anglosajonas propuestas en el XIX, dejando de lado los socialismos propuestos en la Europa Continental, que tan difíciles de instrumentar han resultado hasta el presente.

Otro enfoque importante que se ha propuesto para resolver el problema del reparto equitativo, utilizando las herramientas que nos proporciona la Teoría de Juegos, es el de John Harsanyi, que suponiendo un conjunto de requisitos razonables, construye una función de bienestar social que es la suma de los bienestares individuales expresados en útiles. Lo curioso del caso es que Harsanyi ha sido criticado por su utilitarismo, cuando su función de bienestar conduce a soluciones, parecidas y tan equitativas como las de Rawls o de Nash. Esto es debido a lo que en Economía se conoce como la utilidad marginal decreciente para el consumidor, de la mayoría de los bienes, y por lo tanto del ingreso. Lo anterior se puede observar experimentalmente al obtener funciones de utilidad que resultan cóncavas desde el eje de las abcisas reflejando aquello de que el primer millón proporciona un incremento de bienestar mayor que el segundo, es decir, es más útil. Algunos autores han interpretado esta característica de las funciones de utilidad, erróneamente a mi parecer, como una manifestación de una supuesta aversión al riesgo. Como decía el mismo Harsanyi, la función de bienestar social aumenta más si se incrementa el ingreso de un pobre en una cierta cantidad que si se incrementase la misma cantidad en el ingreso de un rico, permaneciendo igual todo lo demás.

La instrumentación de estos mecanismos que incorporan valores de uso, a los tradicionales valores de cambio no será fácil, y posiblemente habrá que recurrir a procedimientos de los que se conocen como “ensayo y error”. Las funciones de utilidad de los individuos habrá que inferirlas de sus respuestas a posibles trueques que incluyan loterías, loterías a las que habrá que recurrir con cierta regularidad para la asignación de recursos. Dado que el nivel de bienestar depende de muchos factores, que se denominan multiatributos en el Análisis de Decisiones, como cuidado de la salud, educación, vivienda, etc, será necesario crear un sistema de múltiples numerarios que a su vez requerirán de un manejo considerable de información, lo que ya es perfectamente factible en la actualidad.

Pasando ahora a los aportes en “trabajo” de la población, vemos que están muy mal repartidos, dada la cifra de desempleados, que si es apreciable en el Primer Mundo, lo es más aún en el Tercero, al que hay que agregar el subempleo. Por contraste observamos que algunos trabajan demasiado –adictos al trabajo-- en detrimento de los escasos recursos naturales, y quitando la oportunidad a los que están desempleados. La industrialización y el desarrollo de máquinas que hacen lo que antes se hacía con trabajo humano, obligan a replantearnos todo un sistema de valores que tradicionalmente estimulaban al trabajo. En adición a lo anotado previamente, en que vimos lo poco equitativo que es remunerar en proporción directa al trabajo aportado, hay que tener en cuenta que un cierto nivel de actividad se ha convertido en una de las necesidades primordiales del ser humano. Cuando se habla de excluidos, éstos no lo son solo al disfrute de bienes y servicios, sino también a la oportunidad de contribuir a su producción mediante su actividad.

En el siglo XX se ha presenciado como el crecimiento económico tiene sus limites, siendo los recursos naturales los que desplazan al capital y al trabajo como el factor limitante. Las crisis económicas de los años 30 ya sonaron la alarma de lo que podía venir. La solución, propuesta por el economista británico Lord Keynes, reconocía la necesidad de la intervención del Estado, aumentando el gasto público y por lo tanto la demanda agregada para reactivar una economía en recesión. Se pasó entonces del liberalismo ortodoxo victoriano del s. XIX, que no reconocía ningún protagonismo al estado en el manejo de la economía, al neoliberalismo que ha imperado en el XX. Que la solución era de corto plazo, fue reconocido implícitamente por el mismo Keynes, al que se atribuye el comentario “a largo plazo todos estaremos muertos”. Pero han venido nuevas generaciones, que están vivitas y coleando, reclamando con energía, y con razón, dada la muy injusta distribución del ingreso y de la actividad, la parte que les corresponde.

Por lo tanto el enfoque liberal, que pasa a ser neoliberal con el ajuste keynesiano de aumentar la demanda, y por lo tanto el uso excesivo, abuso, de recursos naturales, está condenado al fracaso como ya se percibe con claridad en el Tercer Mundo. Es comprensible que a la mayoría de los ciudadanos del Primer Mundo no les entusiasme la idea de cambios en un sistema económico que en el peor de los casos es malo conocido. Pero para la gran mayoría de la población excluida del Tercer Mundo, la situación es tan difícil que es natural se arriesguen a experimentar cambios que ofrezcan alguna probabilidad de salir de un estado lamentable, sobre todo después de comprobar que los tan anunciados, durante mucho tiempo, planes de desarrollo económico no han dado el resultado esperado. A lo anterior hay que agregar que si el Tercer Mundo trata de alcanzar el desarrollo del primero, no existen los recursos naturales necesarios. Se impone pues una revisión a fondo del enfoque neoliberal, que tiene que admitir que en lugar de pretender un “aumento de demanda” hay que lograr una “disminución de la oferta”. En lugar de pretender el aumento del producto social, hay que buscar un mejor reparto del mismo. Todo se orienta a un mundo más espartano, que al menos será factible, y que puede tener las ventajas de un planeta menos contaminado y de más tiempo libre. No olvidemos también, que el “ dolce far niente” tiene sus atractivos.

Para lograr esos cambios se hace necesario una revisión a fondo de los principios que sustentan el sistema económico y entre ellos uno de los más importantes como es el del valor . La transformación de una economía sustentada principalmente en valores de cambio, a una sustentada en valores de uso, es un interesante reto para toda la comunidad, pues cambios en la estructura económica acarreará indudablemente otros cambios de comportamiento en las relaciones humanas, que cabe esperar sean más pacíficas dado que el énfasis ya no será en la competencia, sino en la equidad del reparto de bienes y asignación actividades. Entonces es posible que una Teoría de Juegos concebida inicialmente para la guerra, proporcione los recursos teóricos necesarios para la paz, y para que se cumpla aquello de:

Bienaventurados los mansos porque ellos se repartirán la tierra.

Jaime Barcón

Caracas, mayo 2006.

APÉNDICE BIBLIOGRÁFICO

Solo a matemáticos dedicados se podría recomendar el original de John von Neumann y Oskar Morgenstern, Theory of Games and Economic Behavior, Princenton University Press, 1944. Mucho más sencillo, y didáctico, es recurrir al Luce y Raiffa, Games and Decisions, Wiley, 1957, entre muchos otros libros de divulgación que han aparecido desde entonces. Los Axiomas del Comportamiento Racional y la obtención de las funciones de utilidad pueden consultarse en el Decision Analysis, de H. Raiffa, Addisson-Wesley, 1968. Para el Dilema del Prisionero el lector dispone del artículo que aparece en este mismo volumen de la Dra. Julia Barragán, en el que no solo se tendrá el Dilema bien explicado, sino también una muy buena exposición de los contextos en que puede surgir y sus implicaciones prácticas.

Cualquier texto de Principios de Economía puede servir para la definición de los factores de producción, la formación de los precios por la oferta y la demanda, la distribución del ingreso, etc. Los textos norteamericanos para los primeros años de estudios universitarios de pregrado son excepcionalmente claros. Para el lector más aguerrido, y con inclinaciones filosóficas, la Parte I del Capital de K. Marx es la lectura obligada para entrarle a la Teoría del Valor, “su substancia y su magnitud”. Ahí se puede comprobar el enfoque que se mantiene en la linea clásica de Adam Smith y David Ricardo. Es en el análisis sociológico, y filosófico si se quiere, donde aparecen las innovaciones.

La solución Nash al problema de la negociación “equitativa” apareció en Econometrica , Vol. 18, 1950, “ The Bargaining Problem”. La propuesta de John Rawls aparece en su libro A theory of Justice, Harvard Univ. Press, 1971. John Harsanyi es un autor muy prolífero y ha tocado prácticamente todos los temas relacionados con la Teoría de Juegos, además de haber sido el primero en percatarse de la importancia de la “utilidad cardinal”, que los mismos von Neumann y Morgenstern pasaron por alto como lo refleja el hecho de haber relegado para un apéndice la demostración de la existencia de la función de utilidad. La Función de Bienestar Social de Harsanyi aparece en el cap. 4 de su Rational Behavior and Bargaining Equilibrium in Games and Social Situacions, Cambridge Univ. Press, 1977. La proximidad de los resultados que resultan de aplicar los criterios de Nash, Rawls y Harsanyi a problemas de reparto equitativo, puede documentarse en Barcón, “Esparta y Macondo”, en Griffin, Barragán, Harsanyi y Barcón, La ética y política en la decisión pública, Caracas, Angria, 1993.

Para lectores que no dispongan de una buena biblioteca, o que sencillamente no quieran entrar en profundidades, pero si tener una idea más amplia de lo que se trata, o como cultura general, siempre pueden recurrir al GOOGLE o buscadores similares de la INTERNET, entrando con los títulos de los temas –Dilema del Prisionero, etc—o con los nombres de los autores a los que se ha hecho referencia.

El desarrollo de los pueblos en el pensamiento cristiano

Por Pablo Díaz Almada - Universidad Nacional de Córdoba - Argentina


La Iglesia Católica en Latinoamérica denuncia el creciente deterioro que sufren los países, pueblos y culturas de la región por efecto de las ideologías y sistemas inhumanos que rigen sobre ella. En este sentido, y en concordancia con el Magisterio Universal, se destaca el enérgico rechazo a los sistemas económicos capitalista y comunista, que se pregonan como únicas opciones, y las injusticias sociales provocadas por la implementación de uno u otro en la práctica, atacando la idea predominante de imitar a los países avanzados económicamente para lograr el desarrollo propio, y denunciando las desigualdades económicas tanto entre los países del mundo, como entre sectores de una misma nación. Aunque no es finalidad del magisterio eclesial desarrollar un sistema económico, es acertado destacar que en diversos documentos se proponen directrices para la elaboración de alternativas, pensando en una concepción particular de desarrollo de los pueblos.

Año 2006

Pablo Ariel DÍAZ ALMADA



Métodos de Valoración Monetaria







La valoración monetaria indica el valor en términos de dinero, de las magnitudes físicas y psíquicas obtenidas en la evaluación de los agentes medioambientales, por cuanto es parte de la evaluación. El objetivo de los métodos de valoración monetaria es estimar las variaciones del bienestar, producto del cambio de los patrones de calidad en el medio ambiente. La valoración es un complemento de la evaluación de las políticas medioambientales, puesto que es necesario la cuantificación de las unidades físicas en unidades monetarias, para efectos de homogeneización y permitir expresar los cálculos en términos económicos. La metodología de cuantificación debe seguir ciertas pautas enmarcadas por principios éticos y morales.





Estos métodos son aplicables tanto a la valoración de los agentes y bienes medioambientales, como a los efectos que originan ciertos agentes externos produciendo impactos en el medio ambiente, siendo el efecto principal el de la contaminación.



Existen una clasificación según el modo de proceder en la valoración, separando la valoración en dos metodologías: métodos directos y métodos indirectos, los cuales se detallan a continuación:



a) Métodos Directos de Valoración Monetaria



Los métodos directos son aquellos que obtienen el valor monetario, de las disposiciones a pagar por un bien medioambiental o de la petición de indemnización que pide un ser humano frente a la afección de su medio, por un agente externo. No efectúa comparaciones con las unidades físicas, se lleva a cabo dentro de mercados reales y también dentro de mercados hipotéticos, a través de simulaciones y encuestas directas sobre los afectados.



Ciertas características en el impacto ambiental, como por ejemplo, la ubicación del fenómeno, el tiempo de duración, la cantidad de afectados, etc. impiden utilizar el mercado como una fuente de información, siendo necesario preguntar a los implicados (mediante encuestas y test) acerca de los cambios que estos esperan (ex ante), o por los cambios ya producidos (ex post), en cuanto a su bienestar y calidad de vida.



Los principales y más comunes métodos directos se explican a continuación:



¬ Método del coste de desplazamiento: Cuando sucede una afección tal que el lugar donde se reside se vuelve inhabitable, será necesario trasladarse a otro lugar mejor, este traslado trae una serie de costos para los seres humanos. Este método requiere de un gran número de datos, los cuales son mayormente difíciles de recopilar y analizar, por otro lado las variables seleccionadas pueden no satisfacer las expectativas trazadas.

Este método parte de una relación entre un bien público y otro privado, se fundamenta en que a mayores costos privados esté dispuesto a soportar el agente económico (ser humano) para disfrutar de un bien público, mayor será el valor que tendrá el mencionado bien para el agente económico. Si fuera el caso que el aprovechamiento del bien público fuera gratuito, en este caso se deberá tener en cuenta los costos privados para poder acceder al bien público, de este modo se considera el valor de los bienes y servicios privados, que el agente económico esta dispuesto a pagar para acceder al bien público.

Los costos de desplazamiento de un lugar a otro pueden considerar factores tales como: hospedaje, manutención, transporte, costo del tiempo y costo de oportunidad, además de las exigencias de bienes públicos (áreas de recreación, hospitales, caminos, etc.).

Cuando se trata de cuantificar el costo de oportunidad, habrá casos en que se obtendrá un resultado positivo (beneficio), y otros en que se obtendrá un resultado negativo (perjuicio); un caso beneficioso puede darse por ejemplo cuando el viaje de desplazamiento haya sido agradable y haya servido para conocer nuevos lugares o porque el lugar a donde se llegó presenta mejores oportunidades para desarrollarse y brindar una mejor calidad de vida; en cambio un caso perjudicial puede darse por ejemplo cuando se tenga que dejar de percibir un salario, cuando el viaje resulta muy costoso y nada agradable turísticamente, o porque el lugar a donde se llegó no presenta condiciones adecuadas para desarrollarse y progresar.



¬ Método de variación en el precio de los bienes: Este método se basa en la relación entre los precios de los bienes de mercado (muebles e inmuebles) y la calidad ambiental del lugar donde se encuentran (calidad de aire, pureza del agua, ruidos, paisaje urbano, etc.). Como regla general se sabe que los precios de los bienes son mayores en las zonas donde la calidad ambiental es mayor, por tanto si se tuviera dos bienes inmuebles exactamente iguales, ubicados en distintas zonas, la diferencia entre el precio que la gente estaría dispuesto a pagar por cada uno, indicaría el valor monetario atribuido a la calidad medioambiental de cada zona.

Sin embargo, este método no considera otros agentes como son los costos de mudanza, y mucho menos la cuantificación de factores relacionados con la vecindad y la costumbre de frecuentar lugares aledaños a la vivienda; otros factores como los agentes patológicos orgánicos, no pueden ser detectados por los afectados, por tanto este método solo puede brindar información acerca de los agentes que pueden ser percibidos por los ciudadanos afectados.



¬ Método de valoración contingente: Este método se basa en encuestas acerca del precio máximo que están dispuestos a pagar los ciudadanos, por una “mejora” en el medio ambiente, o también, acerca de cual sería el precio mínimo que aceptarían como compensación para soportar determinada situación nociva.

El proceso consiste en tomar muestras representativas de una localidad, luego se procede a agrupar los que son homogéneos entre sí, tomando en cuenta consideraciones como el estrato social, edad, sexo, nivel económico, nivel de educación, zona de residencia, etc.

La principal ventaja de este método esta en la valoración directa que los ciudadanos hacen acerca de sus preferencias, sin embargo puede perder credibilidad si estas preferencias se ven afectadas por la influencia de los productores de bienes, o también por otros ciudadanos consumidores de bienes.



b) Métodos Indirectos de Valoración Monetaria



Los métodos indirectos emplean una estructura en la que se establece la relación “dosis – efecto”, en donde se determina valores físicos para la contaminación, para luego proceder a hacer una valoración monetaria. Estos métodos permiten estimar el valor de los efectos de los impactos sobre la salud y el confort del ser humano, y los demás seres vivos, así como de los factores abióticos y la depreciación de los bienes materiales transformados por el ser humano.



Los principales y más comunes métodos indirectos se explican a continuación:



¬ Método de los costes de prevención (costos evitados): Este procedimiento parte del supuesto de que los costos de prevención de daños ambientales son asumidos por toda la sociedad, por lo cual brinda un indicador del valor del bien examinado. La confiabilidad de este método se ve afectado porque los costos de prevención de daños ambientales dependen de valoraciones individuales o sociales, concientización de la sociedad, capacidad negociadora de grupos, cuestiones presupuéstales, etc.



¬ Método en función de daños: Consiste en la evaluación del conjunto de perjuicios físicos causados por un determinado agente; la traducción en términos monetarios se lleva a cabo evaluando el costo de las pérdidas en recursos materiales (destrucción de viviendas, inutilización de instalaciones, mobiliario afectado, y demás daños materiales), utilizando para ello el precio del mercado. También se toma en cuenta los costos producidos por enfermedades (medicamentos, tratamiento hospitalario) y incapacidad para trabajar.



Valoración Monetaria de la Vida Humana



Un concepto aceptado por la sociedad consiste en que la vida humana es el mayor y más sublime bien con que puede contar un ser humano y por tanto es invaluable, es decir, no se le puede asignar un valor monetario porque no se puede cambiar la vida de una persona por una suma de dinero, y hacerlo sería considerado éticamente inmoral y repudiable.



Existen argumentos que defienden la valorización de la vida, considerando la finitud de esta, en consecuencia no se valora la vida propiamente dicha, sino la duración de esta; además la conservación de la vida implica satisfacer una serie de necesidades, las cuales son satisfechas mediante el uso del dinero, prolongando de esta manera el existir de la vida, caso contrario, la carencia de recursos económicos para satisfacer las necesidades básicas conlleva a la muerte.



Hay quienes opinan que por convicciones religiosas no se puede comparar el valor de la vida humana, que es algo espiritual, con algo tan material como el dinero, y más si este último esta ligado con una serie de pecados y vicios; puesto que aceptar dinero a cambio de la vida sería como una forma de legitimización de la muerte, es religiosa y moralmente inaceptable.



También existen varios criterios relacionados con la vida del ser humano cuando este vive en sociedad, el principal esta referido a la búsqueda de los medios necesario para permitir que un mayor número de personas no se vean afectadas por la carencia de las necesidades básicas, y por tanto no mueran; por otro lado hay quienes piensan que es preferible procurar que la vida humana dure el máximo tiempo posible; en ambos casos se comparte la idea de que debe estar presente el concepto de calidad de vida, por cuanto una vida sin calidad es considerado como vivir en “condiciones sub-humanas” .



Los recursos para satisfacer las necesidades humanas son limitados, y no alcanzan para satisfacer las necesidades de la totalidad de individuos, por ello surge la condición de elegir lo más conveniente: cuando cuesta salvar al mayor número de personas, o cuanto cuesta permitir que los individuos tengan una vida prolongada, o cuanto cuesta brindar los recursos necesarios para contar con un mínimo de calidad de vida. La respuesta a cualquiera de estas interrogantes implica asignar un costo de vivir, que puede ser entendido como un costo de oportunidad para el desarrollo y la continuación de la vida de un ser humano, en otras palabras la vida misma genera un costo e implica una relación monetaria.



En conclusión, si bien es cierto, no se le puede asignar un precio a la vida humana, esta misma de por sí implica un costo y tiene un precio el poder mantener la existencia de la misma, por tanto este precio o costo de vivir marca la pauta para cuantificar la valoración monetaria de la vida humana.

Ing. Henry Mendiburu Díaz






Referencias.



Martinez Alier y Klaus Schlupmann. "La Ecología y la Economía" .FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, México, 1991



Perelló Sivera, Juan. Economía Ambiental”. U. de ALICANTE, España, 1996



Peter Singer. “Compendio de Ética”. ALIANZA EDITORIAL, España, 1995



R. Whittaker. “Comunidades y ecosistemas”. McMILLAN, New York, 1978







Para mayor información consultar: http://hamd.galeon.com/



Teoría del Valor

(TRANSFORMACIÓN DE LA MERCANCIA EN DINERO)



Francisco Umpiérrez Sánchez

(Director del Centro de Estudios Karl Marx)

Fumsa@msn.com



ÍNDICE

1. Prólogo

2. Primera Sección



2.1. Transformación de la mercancía en dinero (teoría del valor)

2.1.1. Introducción

2.1.1.1.Economía marxista y economía convencional

2.1.1.2.Lo que se manifiesta y la forma de manifestarse

2.1.1.3.El Capital y la semiótica

2.1.1.4.El destino histórico de El Capital

2.1.2. La forma de mercancía

2.1.3. El valor de uso

2.1.4. El valor de cambio

2.2. Carácter doble del trabajo representado en la mercancía

2.2.1. La forma del valor

2.2.2. Forma simple o individual del valor

2.2.3. Forma desarrollada o total del valor

2.2.4. Forma general del valor

2.2.5. Forma dinero

2.2.6. De la forma individual del valor a la forma dinero

3. Segunda Sección

3.1. Crítica a Jean Baudrillard

3.2. El Concepto de Valor en Saussure

3.3. Crítica a Roger Backhouse

3.4. Crítica a Samuelson y Nordhaus

3.5. Crítica a la Teoría de la Utilidad de Jevons

3.6. ¿Es Marx Metafísico o Científico?

3.7. Teorías sobre el Intercambio

3.8. Crítica a Michio Morishima

3.9. Crítica a Silvio Gesell

4. Bibliografía

PROLOGO

Este trabajo interesa a todos aquellos investigadores que hacen uso, por una parte,  de los conceptos de forma y  de  valor, y por otra parte,  de la distinción filosófica entre esencia y fenómeno. Así que creo que interesará a economistas, sociólogos, filósofos, lingüistas y semiólogos. También será de mucho interés para todas aquellas personas dedicadas a la defensa de los intereses de los trabajadores y a propagar la necesidad del socialismo. Y será de interés igualmente para todas aquellas personas que quieran conocer el pensamiento de Marx en origen, cuya riqueza en contenidos conceptuales y en formas categoriales no tiene parangón. Este trabajo se compone de dos secciones: en la primera  se expone la transformación de la mercancía en dinero, esto es, la teoría del valor de Marx, y en la segunda, una  crítica a los detractores de Marx. Para las personas inquietas, las que desde el principio quieren saber cuál es el sentido, el estilo y el modo de este trabajo, les recomiendo que lean, en la segunda sección, el artículo titulado: ¿Es Marx metafísico o científico? Pero para comprender a ciencia cierta toda la parte crítica, es necesario leer previamente la primera sección. Es imposible entender la crítica a Baudrillard sin conocer la primera sección.

PRIMERA SECCIÓN

TRANSFORMACIÓN DE LA MERCANCÍA EN DINERO

(TEORIA DEL VALOR)

INTRODUCCION

La mayoría de los textos  que hablan de la teoría del valor de Marx, tanto de sus defensores como de sus detractores, carece de la riqueza de detalles, del rigor y del orden presentes en el texto de Marx. Predominan la confusión, la oscuridad y la especulación en aquellos textos. Mi método de exposición es diferente porque sigo directamente el texto de Marx,  hablo con sus palabras, y no me salto los pasos necesarios en el devenir de los razonamientos. Acompaño al lector por todo el texto, le reduzco el recorrido, y le indico los aspectos lógicos, filosóficos, antropológicos y fenomenológicos presentes en sus distintas partes. Si el lector estudia atentamente y con rigor mi trabajo, después podrá estudiar directamente el texto de Marx con relativa facilidad. Según el propio Marx, la parte más difícil de El Capital está en su primer capítulo, esto es,  en la exposición de la transformación de la mercancía en dinero. Y de esto trata el presente trabajo.

1. Economía marxista y economía convencional. Se tiene la idea de que la economía marxista, representada por El Capital de Karl Marx, y la economía convencional habitan en dos  mundos distintos: Marx en el de los metafísicos, y los economistas convencionales en  el de los científicos. Se presenta el pensamiento de Marx como un cuerpo teórico oscuro, metafísico y poco práctico, mientras que a la economía convencional se le presenta como un cuerpo teórico científico, riguroso y eminentemente práctico. Cuando lo cierto es que El Capital de Karl Marx incluye los conceptos principales de la economía convencional. En la filosofía contenida en El Capital no existe la contraposición entre apariencia y realidad. Domina, por el contrario,  la concepción de que la realidad está constituida por apariencias y esencias. Es decir, que la apariencia es parte de la realidad y no algo contrapuesto a la realidad. Llamaremos categorías esenciales a aquellas categorías que reflejan las esencias de la realidad, mientras que llamaremos categorías aparentes a las categorías que reflejan las apariencias de la realidad. Pongamos un ejemplo para dejar estas diferencias filosóficas bien claras. En la economía convencional es fundamental el estudio de la categoría de precio, pero también lo es en El Capital de Marx. ¿Dónde reside entonces la diferencia? La economía convencional define el precio de acuerdo con su función práctica (aparente). Marx también analiza la función práctica del precio, pero añade algo más: explica la génesis de la forma de precio, expone el proceso mediante el cual el valor sufre una serie de metamorfosis, desde su figura más simple, la que se da en el trueque, hasta su figura más compleja, que constituye la forma de precio. Ahí reside el componente fundamental de El Capital : el análisis de las formas del valor . La categoría precio refleja una apariencia de la realidad económica, mientras que la categoría valor refleja una esencia de la realidad económica. El movimiento teórico de Marx va desde las esencias a las apariencias, esto es, parte del valor en su forma natural hasta llegar a la forma de precio; mientras que la economía  convencional sólo se mueve en el ámbito de la apariencia. Por lo tanto, no hay que ver en la economía convencional la negación de la economía marxista, sino todo lo contrario: una parte necesaria de ella.

2. Lo que se manifiesta y la forma de manifestarse . Pongamos una mesa a dos metros de un espejo. Si acercamos la mesa al espejo, la mesa del espejo  (la imagen de la mesa)  aumentará de tamaño. Si alejamos la mesa respecto del  espejo,  la mesa del espejo disminuirá de tamaño. Esta experiencia tan sencilla demuestra la necesidad científica de distinguir, en el ámbito de las relaciones entre cosas, lo que se manifiesta de la forma de manifestarse.  El aumento del tamaño de la mesa del espejo es la forma en que se manifiesta la aproximación de la mesa al espejo, mientras que la disminución del tamaño de la mesa del espejo es la forma de manifestarse el alejamiento de la mesa respecto del espejo. Así que el aumento de tamaño de la mesa del espejo no es sólo el aumento del tamaño de la mesa del espejo, sino también la forma fenoménica, la forma de manifestación, de la aproximación de la mesa al espejo. Si en el mundo de las relaciones físicas entre las cosas es necesaria esta distinción fenomenológica, mucho más necesaria lo será en el mundo de las relaciones entre los hombres mediada por los productos del trabajo. Así que cuando Marx estudia el precio como forma fenoménica del valor, no está llevando a cabo ninguna aventura metafísica ni dando un salto en el vacío. Sólo está teniendo en cuenta una necesaria distinción científica. La gran dificultad que tienen los economistas convencionales y los marxistas para comprender acertadamente El Capital de Karl Marx, es que piensan en términos de lógica formal o en términos de lógica dialéctica general. Desconocen por completo la lógica fenoménica, que es la quintaesencia del pensamiento dialéctico de Marx.  Ignoran que el concepto de forma fenoménica es la categoría lógica fundamental en El Capital .

3. El Capital y la Semiótica . Cualquier investigador en Semiótica, sobre todo aquellos que reflexionan sobre la semiótica del dinero, están obligados a estudiar, cuanto menos, el primer capítulo de El Capital de Karl Marx, que trata de la transformación de la mercancía en dinero, y donde se expone la teoría del valor. Hay que saber que la relación de cambio entre las mercancías es una relación de expresión , esto es, una relación semiótica. Así que en este capítulo de Marx está dada una semiótica, que puede ser desarrollada hasta postulados más generales, y que tiene sus fundamentos en la Fenomenología. También es importante señalar que el concepto de forma y el concepto de valor, que tanta importancia tienen para  la Lingüística y  la Semiótica, son básicos en el desarrollo teórico del capítulo de El Capital mencionado.

4. El destino histórico de El Capital. La primera popularización de El Capital correspondió a Engels. Pero Engels vulgarizó la dialéctica presente en El Capital, en especial en su libro Anti-Dühring. Después sucedió, desde finales del siglo XIX, que las posibilidades de una revolución socialista, sobre todo en términos de condiciones subjetivas, se trasladaron desde Francia, Inglaterra y Alemania a Rusia, un país semipatriarcal, semifeudal y semicapitalista. A partir de ese entonces el papel desempeñado por Marx fue ocupado por Vladimir Ilích Ulianov. Más del 90 por 100 de los textos del líder de los comunistas rusos son de carácter político. De ahí que los comunistas europeos, encandilados por el genial Vladimir Ilích, dejaran a Marx de lado, y en especial a El Capital. La preparación económica de los comunistas de todo el mundo durante todo el siglo XX cayó en picado, permitiendo que las concepciones económicas liberales dominaran por completo el panorama de las ciencias económicas. Hay, sin embargo, dos textos de Vladimir Ilích sobre economía muy importantes, pero que nunca tuvieron gran importancia ideológica para los comunistas. El primero de esos textos, escrito a finales del siglo XIX, trataba sobre el desarrollo del capitalismo en Rusia, la creación del mercado interno y las transformaciones mercantiles capitalista que se producían en la agricultura. El segundo de esos textos, un par de años antes de que Vladimir Ilích muriera, trata de la Nueva Economía Política que propuso después de visto el fracaso económico que significó el comunismo de guerra. En esa Nueva Economía Política se proponía restaurar las relaciones mercantiles monetarias, y potenciar el pequeño capital y el capitalismo de Estado. Las reformas económicas chinas iniciadas en 1978 tiene su principal precedente teórico en esa Nueva Política Económica diseñada por Vladimir Ilích. Pero después de muerto Vladimir Ilích la importancia del conocimiento económico entre los comunistas decayó a los niveles más bajos, y así fueron derrotado tan fácilmente por los economistas convencionales (capitalistas) y se abrió la ola de las capitulaciones ideológicas entre los intelectuales marxistas. No obstante, Stalin y Mao Zedong hablaron siempre de que los comunistas debían respetar la ley del valor. ¿Y qué significaba para estos dos líderes respetar la ley del valor? Respetar la idea de que el valor de la riqueza está determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirla. Sin embargo, aunque promovían el respeto por la ley del valor, promovieron al mismo tiempo la suspención de las relaciones mercantiles monetarias. Por lo tanto, en la práctica no respetaron la ley del valor. ¿Por qué? Porque el valor sólo existe de forma objetiva en forma de dinero. Sólo si permito que la producción en el socialismo sea una producción mercantil, estoy permitiendo que la ley del valor se manifieste. Pero si prohibo la producción mercantil, entonces en la práctica no estoy respetando la ley del valor.

LA FORMA DE MERCANCIA

Primer juicio: En las sociedades capitalistas la riqueza se presenta como mercancía .

Forma lógica del juicio : A se presenta como B. Este es un juicio de presentación donde hay que distinguir dos lados: por un lado, el objeto que se presenta, y por otro lado, en calidad de que se presenta. Y en el ámbito lingüístico habrá que distinguir igualmente dos lados: por un lado,  el nombre del objeto que se presenta, y por otro lado, el sintagma con que expresamos en calidad de que se presenta dicho objeto. Aquí el objeto que se presenta es la riqueza, y se presenta en calidad de mercancía. Esta forma de juicio es muy usada en la vida cotidiana. Dirigiéndonos a un amigo y señalándole a nuestro acompañante le decimos: “este es Juan Sánchez, marido de Ana Ruiz, profesor de Lingüística de la Universidad de La Laguna, y un amigo de la infancia”. “Juan Sánchez” es el nombre del objeto que se presenta, y “marido de Ana Ruiz”, “profesor de Lingüística de la Universidad de La Laguna” y “un amigo de la infancia” son los sintagmas con que expresamos en calidad de que presentamos a dicho objeto. Cuando decimos que Juan Sánchez lo presentamos en calidad de marido de Ana Ruiz, estamos presentando a Juan Sánchez como miembro de determinadas relaciones sociales. Así que ‘en calidad de' y ‘miembro de determinadas relaciones' las tomaremos como expresiones equivalentes.

Contenido del juicio : En las sociedades esclavista y feudal sólo una pequeña parte de la riqueza se producía como mercancía.  Mientras que en las sociedades capitalista toda la riqueza se produce como mercancía. Y en las sociedades socialistas, de acuerdo con la experiencia de la Nueve Economía Política elaborada por Vladimir Ilích y con las reformas económica emprendidas en China a partir de 1978, la riqueza se tiene que seguir produciendo como mercancía. Entre los marxistas, después de muerto Vladimir Ilích, se había confundido la forma mercantil de la riqueza con su forma de capital, y el socialismo se entendía en ese sentido: como movimiento conducente a acabar con la forma mercantil de la riqueza. En este consistió la esencia económica del modelo soviético de construcción del socialismo y ahí residió su error y la fuente de su fracaso. Se confundía los mecanismos económicos para desarrollar la producción de riqueza, donde la experiencia ha demostrado que el mercado es superior al plan, con la forma de propiedad de la riqueza, donde la experiencia demuestra que para los intereses de la mayoría la forma socialista es superior a la forma capitalista. Hasta hace poco la electricidad se producía en España como mercancía, pero no como capital. Las industrias productoras de electricidad eran de propiedad del Estado. Pero con la ola de liberalizaciones, estas industrias han pasado a manos privadas, y en vez de producirse la electricidad como un bien socialista se produce como capital. El camino esencial del socialismo no está en luchar contra la forma mercantil de la riqueza, sino en luchar por cambiar su forma capitalista por su forma socialista. La lucha por el socialismo es una lucha que se manifiesta fundamentalmente el ámbito de la propiedad.

No obstante, el capitalismo ha evolucionado de tal manera que todo, absolutamente todo, se quiere producir como mercancía. Así, aspectos de la vida social como el deporte, la fama o la vida privada se producen en la actualidad como mercancías. De manera que el camino del socialismo también se manifestaría como una delimitación de qué aspectos de la vida social se pueden producir como mercancías y qué aspectos no. Hasta la Iglesia Católica ve en los fabulosos sueldos que ganan los futbolistas de elite una enorme injusticia.  Pero también los enormes ingresos que reciben las personas de famas en concepto de publicidad y en concepto de ventas de exclusivas a revistas, representan una enorme injusticia. Por lo tanto, el camino del socialismo también exige que se acabe con la forma mercantil que tienen esos aspectos de la vida mencionados anteriormente.

Como la riqueza en las sociedades capitalistas se presenta como mercancía, Marx inicia su investigación analizando la mercancía. Pero la mercancía es un objeto doble: valor de uso y valor. De ahí que lo primero que haga Marx sea proporcionarnos dos conceptos de valor de uso.

EL VALOR DE USO

Segundo juicio: El valor de uso es una cosa que por sus propiedades satisface necesidades humanas de cualquier clase. 

Tercer juicio: El valor de uso es una cosa que por sus propiedades puede ser útil en diversos aspectos. 

Todos los juicios cuyo operador verbal sea el verbo ser los denominaremos juicios conceptuales. Y en todo concepto debemos distinguir dos lados: el objeto y el contenido. Y en el ámbito lingüístico debemos distinguir también dos lados: el nombre del objeto del concepto y el sintagma con que se expresa el contenido del concepto. Así, en nuestro caso, ‘valor de uso' es el nombre del objeto del concepto, mientras que ‘cosa que por sus propiedades puede satisfacer necesidades humanas' y ‘cosa que por sus propiedades puede ser útil en diversos aspectos' son los sintagmas con que expresamos el contenido del concepto.

Forma lógica del contenido del  juicio: una cosa que por ser A, puede ser B. Es muy importante esta distinción, puesto que A y B no desempeñan el mismo papel ni tienen el mismo valor en la elaboración del juicio de concepto. Una cosa no puede ser B si no es A. Sin embargo, una cosa puede ser A sin ser necesariamente B. 

La tarea científica, el trabajo propiamente conceptual, debe centrarse en la indagación, análisis y desarrollo del contenido del concepto, y no en el uso caprichoso y arbitrario del nombre del objeto del concepto. Y esta es la primera tarea que hace Marx en El Capital : elaborar el concepto de valor de uso. Y una vez que ha sido elaborado el concepto, el nombre del objeto del concepto (valor de uso) puede circular como categoría, como nombre que ha sido cargado previamente con un contenido conceptual o con un contenido informativo. Y quien no elabore previamente el concepto de valor de uso, empleara el nombre ‘valor de uso', no como categoría, sino como simple palabra cargada de su significado general. Categoría es el uso que damos al nombre del objeto de un concepto una vez que hemos elaborado su contenido. En este sentido el libro de Baudrillard, Crítica de la economía política del signo, no es categorial, no elabora previamente los conceptos que pone en circulación o los elabora muy deficientemente.

Pero reflexionemos sobre los dos contenidos conceptuales. Empecemos por el segundo: como cada cosa es un conjunto de muchas propiedades, puede ser útil en diversos aspectos. Representemos la lógica de este juicio: como cada cosa es  A, puede ser B. Observamos que la lógica de este juicio le asigna a A (las propiedades)  y a B (la utilidad) dos papeles distintos. Analicemos esos dos papeles en el ámbito de la dialéctica formal. Primera consideración: una cosa puede ser útil, si tiene propiedades. Si la cosa no tiene propiedades, no puede ser útil. Así, por ejemplo, si un martillo no tuviera ciertas propiedades, como la dureza y una determinada forma física, no sería útil para clavar tachas. Segunda consideración: una cosa puede tener propiedades y no ser útil, por ejemplo, el polvo que recogemos todos los días en nuestras casas.  Por lo tanto, las propiedades  constituyen la parte independiente del valor de uso, puede existir sin que exista la otra parte, la utilidad. Mientras que la utilidad constituye la parte no independiente del valor de uso, no puede existir si la otra parte no existe, las propiedades. Marx lo expresa así: la utilidad no flota en el aire, condicionada por las propiedades del cuerpo del valor de uso, no existe sin ellas.

Reflexionemos ahora sobre el segundo contenido del concepto: una cosa que por sus propiedades puede satisfacer necesidades humanas. Representemos la lógica de este juicio: una cosa que por ser A, puede ser B. Observamos que la lógica de este juicio le asigna a A (las propiedades) y a B (la satisfacción de necesidades humanas) papeles distintos. Analicemos estos dos papeles en el ámbito de la dialéctica formal. Una cosa sólo satisface necesidades humanas, si tiene propiedades. Si no tiene propiedades, la cosa no puede satisfacer necesidades humanas. Una cosa puede tener propiedades y no satisfacer necesidades humanas, pero nunca una cosa podría satisfacer necesidades humanas si no tuviera propiedades. Así, por ejemplo, una naranja puede satisfacer necesidades alimenticias porque tiene propiedades nutritivas. Por lo tanto, las propiedades constituyen la parte independiente del valor de uso, puede existir sin que exista la otra parte,  la satisfacción de las necesidades humanas. Mientras que la satisfacción de las necesidades humanas constituye la parte no independiente del valor de uso, no puede existir si no existe la otra parte, las propiedades.

Vemos pues que el contenido del concepto de valor de uso tiene tres aspectos, partes o momentos: las propiedades, la utilidad y la satisfacción de las necesidades. Uno de esos aspectos, las propiedades, tiene una existencia independiente, mientras que los otros dos, la utilidad y la satisfacción de las necesidades humanas, tienen una existencia dependiente. De ahí que sea erróneo concebir la utilidad como si constituyera una existencia independiente y no como una parte que depende en su existencia de las propiedades. Y ese error lo comete Baudrillard. Y no sólo es que la utilidad de una cosa resida en sus propiedades, sino además que a determinadas propiedades sólo le corresponden determinadas utilidades. Así una naranja sirve como alimento porque tiene propiedades nutritivas, pero no sirve para romper la corteza de una nuez porque carece de la suficiente dureza. Sin embargo, una piedra sirve para romper la corteza de una almendra porque tiene la suficiente dureza, pero no sirve como alimento porque carece de propiedades nutritivas. 

Valor ideológico del concepto de valor de uso. Fijémonos en el primer concepto de valor de uso, aquel que dice que es una cosa que por sus propiedades satisface necesidades humanas. Por medio de este contenido podemos definir lo que es un pobre y lo que es un rico. Un trabajador que vive del salario mínimo tiene las necesidades básicas satisfechas, pero sus necesidades superiores y sus necesidades de lujo no las tiene satisfechas. Son personas que tienen tendencia a soñar, a pensar que un día puedan ganar una suma de dinero por medio del juego, y así hacer feliz a su familia. Esperan un golpe de suerte. Y disfrutan de soñar esa posibilidad. Un capitalista es una persona que tiene las necesidades básicas, superiores y de lujo satisfechas. Pero como las necesidades no cesan de multiplicarse, los capitalistas también viven la ansiedad de ganar más y más dinero.  Un pobre, sobre todo las miles de personas que mueren a diario de hambre, es una persona que no tiene ni tan siquiera las necesidades básicas satisfechas. Representan la necesidad que se ha enajenado completamente de los medios de satisfacción . Y la necesidad que se ha enajenado completamente de los medios de satisfacción, conduce a quien la padece a la muerte. Los pobres del mundo, las personas que viven en el reino de la necesidad abstracta, no sueñan con un golpe de suerte, sino que su alma se abre de par en par al mayor de los sueños humanos: la existencia de un Dios benefactor que les asegure una vida después de la muerte. 

Forma objetiva y subjetiva del concepto de valor de uso. Cuando decimos que el valor de uso es una cosa que por sus propiedades satisface necesidades humanas, estamos definiendo el valor de uso de una manera subjetiva. ¿Pero qué significa elaborar el concepto de valor de uso de una forma subjetiva? Significa que en la definición del objeto introducimos el sujeto, y en el caso que nos ocupa esto queda perfectamente claro: las necesidades y las satisfacciones son aspectos que residen en la persona, en el sujeto, no en el objeto. Mientras que cuando decimos que el valor de uso es una cosa que por sus propiedades puede ser útil, estamos definiendo el valor de uso de una manera objetiva. ¿Pero qué significa aquí elaborar el concepto de valor de uso de una forma objetiva?  Significa que en la definición del objeto no introducimos el sujeto, y en el caso que nos ocupa esto queda perfectamente claro: la utilidad es un aspecto que reside en la cosa, en el objeto, no en el sujeto. 

Tercer juicio: El valor de uso se realiza únicamente en el uso o en el consumo. Esta distinción entre el ser de una cosa y su realización es muy importante, y tanto en el ámbito económico como en el ámbito filosófico. Esta distinción también se aplica al valor. Se dice que el valor sólo se realiza en el mercado, en el cambio.  Esta distinción no es equivalente a la existente entre ser en potencia y ser en acto.  Aquí se trata sencillamente de saber que  en la esfera del consumo es donde se demuestra que un valor de uso es tal valor de uso, si efectivamente es útil.  Al igual que en la esfera del mercado se demuestra si una determinada mercancía es valor, esto es, si el trabajo gastado en producirla es socialmente necesario. Resulta paradójico que a Marx se le atribuya la idea de haber negado el mercado y haber concebido el valor al margen del mercado, cuando en verdad afirmó que sólo en mercado es donde  se demuestra si una determinada mercancía tiene valor.

Cuarto juicio: Los valores de uso constituyen el contenido material de la riqueza, cualquiera que sea su forma social.  Independientemente de que la riqueza se produzca de forma esclavista, de forma feudal, de forma capitalista o de forma socialista, el contenido material de la riqueza es el mismo: el valor de uso. Con el concepto de valor de uso no podemos saber en que forma social se produce la riqueza. Samuelson y Nordhaus dicen en su libro ECONOMIA: “Dado que los deseos son ilimitados, es importante que una economía saque el mayor provecho de sus recursos limitados, lo cual nos lleva al concepto fundamental de eficiencia. Eficiencia  significa utilización de los recursos de la sociedad de la manera más eficaz posible para satisfacer las necesidades y los deseos de los individuos ” (La negrita de esta última parte es mía). Si esto fuera cierto, si la economía persiguiera satisfacer las necesidades y los deseos de los individuos, sería una evidencia que el capitalismo no es eficiente. Y por dos razones: primera, porque una gran parte de la población está condenada sólo a satisfacer las necesidades primarias, y segunda, porque cada minuto doce niños mueren de hambre. Es evidente que Samuelson y Nordhaus definen lo que es una economía en términos de valor de uso, esto es, una definición que sería común a cualquier modo de producción, mientras que evitan definirla por su forma social. ¿Y por qué razón afirmo que definen la economía en términos de valor de uso? Porque el contenido conceptual que emplean, la satisfacción de las necesidades de los individuos, pertenece al concepto de valor de uso. Los economistas convencionales quieren definir la economía independientemente de la naturaleza concreta de las relaciones de los hombres en la producción. Esta enajenación llega al extremo de que conciben la explotación del hombre por el hombre como un problema ético y no económico.

El concepto de valor de uso es también muy importante para el socialismo. El socialismo en tanto modelo soviético se entendió como un socialismo pobre, como un socialismo donde los trabajadores tenían limitado al mínimo sus necesidades materiales y condenada totalmente sus necesidades de lujo. La reforma china impulsada por Deng Xiaoping buscaba superar el socialismo pobre y conquistar el socialismo rico, el socialismo donde los trabajadores tengan mayores riquezas y, por lo tanto, mayores satisfacciones. ¿Y por qué esta demanda es justa? Porque la riqueza la producen los trabajadores. El hecho de que en el modelo soviético los trabajadores tuvieran un bajo nivel de vida no se debió a la existencia de una clase capitalista que se apropiara de una enorme plusvalía, sino al hecho de que en la economía total la industria pesada representaba el 70 por 100, mientras que la industria ligera representaba el 30 por 100. Y la vida de las masas, el consumo de la gente, su satisfacción diaria, depende de que la industria ligera ocupe un mayor peso en la economía total. Esta es una de las direcciones que siguió la economía china, aumentar el peso de la industria ligera, aumentar la cantidad, la calidad y la variedad de los bienes de consumo de masas. Y este aumento del consumo, este enriquecimiento de los trabajadores chinos, es interpretado erróneamente desde Occidente  como el camino del capitalismo. Y no es así: confunden el capitalismo con el socialismo rico. China no ha cambiado el socialismo por el capitalismo, sino el socialismo pobre por el socialismo rico.    

EL VALOR DE CAMBIO

El aparecer . La elaboración del concepto de valor de cambio por parte de Marx se divide en dos fases: primero expone cómo aparece el valor de cambio a primera vista, y después expone cómo aparece cuando lo vemos más de cerca. Y al mirarlo más de cerca, Marx nos demuestra que el valor de cambio es un modo de expresión o forma fenoménica. Más adelante explicaré qué es un modo de expresión o forma fenoménica.

Primera fase. El valor de cambio aparece primero como la proporción en que los valores de uso de un tipo se cambia por los de otro. Pero como esta proporción varía con el tiempo y el lugar, un valor de cambio intrínseco a la mercancía se presenta como una contradicción en el adjetivo .  Ilustremos esta idea. Se trata de imaginar un mercado donde la seda se cambia por trigo, el hierro por papel, el oro por zapatos, etcétera. Pero con respecto a la proporción en que se intercambian estos valores de uso, ocurre lo siguiente: en un lugar 1 metro de seda se cambia por 2 kilos de trigo, pero en otro lugar 1 metro de seda se cambia por 3 kilos de trigo; hoy 1 metro de seda se cambia por 2 kilos de trigo, pero mañana en el mismo lugar 1 metro de seda se cambia por 1 kilo de trigo. Como el valor de cambio de 1 metro de seda cambia con el lugar y con el tiempo, pensar que ese metro de seda tiene un valor de cambio intrínseco se presenta como una contradicción en el adjetivo. Puesto que la experiencia nos dice que el valor de cambio es una pura relación externa entre valores de uso,  que nada tiene que ver con propiedades inmanentes o intrínsecas. Es así como se ve el valor de cambio a primera vista.

Segunda fase. Miremos el valor de cambio más de cerca. Al mirar el valor de cambio más de cerca, observamos que una misma mercancía se cambia por otras mercancías en las proporciones más diversas . Así, por ejemplo, 1 kilo de trigo se cambia por x betún, y seda, z oro, etcétera. Por lo tanto, el trigo tiene múltiples valores de cambio y no uno sólo. Pero como x betún, y seda y z oro son el valor de cambio de 1 kilo de trigo, entonces x betún, y seda y z oro son valores de cambio sustituibles unos por otros o de magnitud igual entre sí. De ahí deducimos dos cosas: una, que los valores de cambio válidos de la misma mercancía expresan la misma cosa, y dos,  que el valor de cambio es un modo de expresión  (o forma fenoménica) de un contenido que debemos distinguir de él. Esta es la conclusión a la que llegamos cuando miramos las cosas más de cerca: la relación de cambio entre las mercancías es una relación de expresión. De modo que la primera tarea a realizar a continuación será distinguir cuál es el contenido que se expresa en la relación de cambio entre las mercancías. Es el mismo problema que se nos planteaba cuando vimos la distinción filosófica entre lo que se manifiesta y la forma de manifestación, cuando hablábamos de la mesa y de su reflejo en el espejo. Veíamos que la mesa del espejo aumentaba y disminuía de tamaño, pero llegábamos a la conclusión de que ese aumento y disminución de la mesa del espejo eran formas fenoménicas, y que en consecuencia había que distinguir unos contenidos distintos de ellas. Uno de esos contenidos era la aproximación del espejo a la mesa, y el otro el alejamiento de la mesa respecto del espejo. Lo mismo hay que hacer en el caso de la relación de cambio entre las mercancías: cuando decimos que un metro de tela se cambia o vale 2 kilos de trigo, 2 kilos de trigo es una forma fenoménica. Y por lo tanto, la tarea a realizar será descubrir el contenido de esta forma fenoménica.

Esta conclusión tiene consecuencias muy importantes para la Semiótica, puesto que la relación de expresión es la primera y la más básica de las relaciones semióticas, que no debe confundirse con la relación referencial o con la relación de significación. La relación que se da entre el espejo y los objetos que refleja es una relación de expresión. También es una relación de expresión la que se da entre los órganos de los sentidos y los objetos del mundo exterior. Sólo hay que tener en cuenta que la relación de cambio entre los valores de uso es un caso particular de forma fenoménica o modo de expresión. Pero repito lo que es fundamental para la Semiótica: la relación de cambio entre los valores de uso es una relación semiótica, en concreto, una relación de expresión.

Del aparecer al representar. Hemos visto que el valor de cambio es un modo de expresión y que, por lo tanto, la primera tarea a realizar es distinguir o descubrir el contenido expresado.  Pero para distinguir este contenido hemos de pasar del aparecer del valor de cambio a representarlo por medio de una ecuación. Tomemos una de las relaciones de cambio vistas anteriormente, por ejemplo, 1 metro de tela se cambia por 2 kilos de trigo. Esta relación de cambio se puede representar por medio de una ecuación, donde se equiparan 1 metro de tela con dos kilos de trigos. Así tenemos que 1metro de tela = 2 kilos de trigo. ¿Qué nos dice esta ecuación? Que en dos cosas diferentes, en 1 metro de tela y en 2 kilos de trigo, existe algo de común y de la misma magnitud. Hay que tener en cuenta que la base de la ecuación es  tela = trigo. Por lo tanto, lo primero que hay que hacer es descubrir lo que hay de común en la tela y en el trigo. Y para saber lo que hay de común en la tela y en el trigo, tendremos que restar o abstraer lo que hay de diferente en el trigo y en la tela.

Del representar al proceso de abstracción. Surge el problema de saber qué debemos abstraer en la relación de cambio. Y esto sólo nos lo puede decir la propia relación de cambio entre los valores de uso. Lo que caracteriza el valor de cambio es precisamente la abstracción del valor de uso. Dentro de ella, un valor de uso vale tanto como cualquier otro, aunque sólo si existe en la proporción suficiente. Al analizar la ecuación vemos que la seda y el trigo son valores de uso cualitativamente diferentes, esto es,  tienen distintas propiedades y distintas utilidades. Pero el problema es saber qué tienen de común la seda y el trigo. Por lo tanto, de la seda y del trigo debemos restar o abstraer su valor de uso, para ver cuál es el resto que obtenemos. Si a la mercancía le restamos su valor de uso, sólo nos queda la propiedad de que es un producto del trabajo. (Mercancía – valor de uso = producto del trabajo) (M – VU = Pt). Si en esta ecuación despejamos la mercancía, obtenemos que la mercancía es  el valor de uso más el producto del trabajo. (M = VU + Pt). Esta es la primera conclusión a la que llegamos, que la mercancía es un objeto doble: valor de uso y  producto del trabajo.

Pero el proceso de abstracción no es tan simple como aparece en este primer paso. Detallemos el proceso de abstracción. Si de la tela restamos o abstraemos su valor de uso,  abstraemos las propiedades y la utilidad de la tela. Pero la utilidad de la tela es obra del trabajo útil del tejedor. De manera que en la utilidad de la tela está representado el trabajo útil del tejedor. Por lo tanto, si de la tela hacemos abstracción de su utilidad, hacemos abstracción del trabajo útil del tejedor. Lo mismo ocurre con el trigo: al hacer abstracción de la utilidad del trigo, hacemos abstracción  del trabajo útil del agricultor. Miremos ahora a la tela y al trigo después de haber llegado a esta fase de abstracción: se han disuelto sus propiedades sensibles, han desaparecido las propiedades y las utilidades que los diferenciaba, pero también han desaparecido el trabajo útil del tejedor y el trabajo útil del agricultor. ¿Qué nos queda entonces? Sólo nos queda el hecho de que en la tela y en el trigo se ha gastado fuerza de trabajo humana (gasto de nervios, músculos, cerebro, etcétera) sin tener en cuenta la forma de su gasto . Ahora la tela y el trigo sólo representan el hecho de que en ellos se ha gastado fuerza de trabajo humana sin tener en cuenta la forma de su gasto, esto es, sin tener en cuenta si se gasta en forma de tejeduría o en forma agrícola. Dicho de otro forma: la tela y el trigo representan el hecho de que en ellos se ha acumulado trabajo humano abstracto, esto es, gasto de fuerza de trabajo humana  sin tener en cuenta la forma de su gasto. Lo que nos dice ahora la ecuación, después de haber realizado el proceso de abstracción, es lo siguiente: en un 1 metro de tela se ha gastado la misma cantidad de fuerza de trabajo humana que en 2 kilos de trigo. Como cristalizaciones de esta sustancia social común a ellas, como cristalizaciones de trabajo humano abstracto, son valores, valores de mercancías. Por lo tanto, un valor de uso o un bien sólo tiene valor porque se ha cristalizado en él trabajo humano abstracto.

Forma lógica del juicio. El valor de una mercancía  es el trabajo humano abstracto acumulado en ella. A es B. Esto es un juicio de concepto, donde debemos distinguir el nombre del objeto del concepto,  ‘el valor', y el sintagma con que expresamos el contenido del concepto, ‘trabajo humano abstracto acumulado'. Lo único que hay que destacar aquí es que este concepto no ha sido obtenido de modo inmediato, recurriendo a la percepción, como ocurría en el caso del concepto de valor de uso, sino que lo hemos obtenido mediante un proceso de abstracción. Aunque el punto de partida fue también un hecho perceptivo:  el aparecer del valor de cambio.

La medida del valor. Habíamos dicho que un valor de uso tiene valor porque se ha objetivado en él trabajo humano abstracto. ¿Cómo medimos entonces la magnitud del valor de una mercancía? Mediante la cantidad de trabajo acumulado en la mercancía. ¿Y cómo medimos la cantidad de trabajo acumulado en la mercancía? Mediante la duración del trabajo. ¿Y cómo medimos la duración del trabajo? Mediante unidades de tiempo: horas, días, semanas, meses, etcétera. Dicho en camino inverso: por medio de unidades de tiempo (horas) mido la duración del trabajo; y mediante la duración del trabajo mido el trabajo acumulado o la fuerza de trabajo humana gastada. Entre los marxistas y no marxistas es habitual confundir la sustancia del valor con su medida. La sustancia del valor es la cantidad de trabajo acumulada en la mercancía o el trabajo gastado en su producción, mientras que la duración del trabado es el medio por el que medimos dicho gasto.

Trabajo individual y trabajo social.   Si el valor de una mercancía viene determinado por la cantidad de trabajo gastada en su producción, cuanto más holgazana y menos diestra sea una persona, más valor tendrá su mercancía, puesto que consume más tiempo en su elaboración. Pero el trabajo que constituye la sustancia del valor de las mercancías es trabajo humano igual, gasto de la misma fuerza de trabajo. Toda la fuerza de trabajo de la sociedad que se representa en los valores del mundo de las mercancías rige aquí como una sola y la misma fuerza de trabajo , aunque conste de numerosas fuerzas de trabajo individuales. Es aquí muy importante el concepto de ‘regir como'. Es cierto que la fuerza de trabajo es individual, pero también es evidente que todas las fuerzas de trabajo son iguales en el sentido de que todas representan gasto de nervios, músculos, cerebro, etcétera. De ahí que la fuerza de trabajo representada en los valores de las mercancías rija como una y la misma fuerza de trabajo. Marx pone el siguiente ejemplo: Un tejedor manual emplea 1 hora de trabajo en transformar 100 metro de hilo en tela. Pero con la introducción del telar a vapor se requiere sólo ½  hora de trabajo para transformar 100 metros de hilo en tela. El tejedor manual, atado al viejo método de producción, seguirá necesitando 1 hora de trabajo para transformar 100 metros de hilo en tela, pero su hora de trabajo individual, después de la introducción del telar a vapor, representa solamente ½ hora de trabajo social. Es evidente, por lo tanto, que en la consideración de los valores de las mercancías toda la fuerza de trabajo de la sociedad rige como una y la misma fuerza de trabajo. Esta representación se hace todavía más evidente cuando en vez de considerar a la sociedad en su conjunto, consideramos a una persona que vive sola en una isla. Trabaja dos horas de pescador, dos horas de agricultor, dos horas de cocinero y dos horas de carpintero. Es obvio que pescar, cultivar la tierra, cocinar y fabricar muebles son actividades productivas diferentes, pero también es obvio que son formas distintas de gastar una y la misma fuerza de trabajo. La diferencia está, y es la causa de la dificultad de esa representación, en que en un caso, en el de la isla, son funciones de un mismo individuo, mientras que en el otro caso, en el de la sociedad, son funciones de individuos distintos. Así que únicamente el tiempo de trabajo socialmente necesario para la producción de un valor de uso determina su magnitud de valor. Tiempo de trabajo socialmente necesario es el tiempo de trabajo requerido para representar cualquier valor de uso con las existentes condiciones de producción socialmente normales y el grado medio de habilidad e intensidad de trabajo . Dicho de forma más corriente: tiempo de trabajo socialmente necesario es el tiempo que necesita la sociedad para producir la riqueza.

Reflexionemos un poco más sobre las diferencias entre el trabajo individual y el trabajo social. Al imponerse las condiciones sociales medias de producción, las que establece el método de producción basado en el telar a vapor, la magnitud del valor de los 100 metros de hilo transformado en tela por el trabajador manual  y la del valor de los 100 metros de hilo transformado en tela por el obrero colectivo mediante el telar a vapor, es la misma: ½ hora de trabajo social. Pero el trabajo individual contenido en los 100 metros hilo transformado en tela por el trabajador manual y el trabajo colectivo contenido en los 100 metros de hilo transformado en tela por el obrero colectivo son distintos: en el primero hay contenido 1 hora de trabajo y en el segundo hay contenido ½ hora de trabajo. Esta distinción es muy importante para el estudio del comercio internacional, y que Samir Amin interpretó erróneamente como intercambio de valores desiguales. En el mercado mundial se impone las condiciones sociales medias de producción, que no son sino las condiciones sociales medias de los países más avanzados. Por lo tanto, en el mercado mundial también se impone el intercambio de valores iguales,  aunque los contenidos de trabajo nacionales sean distintos para los mismos valores. Es decir, se intercambian los mismos valores pero distintos trabajos nacionales. De ahí la necesidad ineludible que tienen los países económicamente más atrasados de proteger su agricultura, industria, comercio y finanzas nacionales, si no quieren ser explotados por los países más avanzados.

CARÁCTER DOBLE DEL TRABAJO REPRESENTADO EN LA MERCANCÍA



El valor representativo de las mercancías. Hasta aquí hemos estudiado la mercancía en sí misma, ahora la analizaremos por su valor representativo, derivado de que su existencia está mediada por el trabajo. Al igual que la mercancía es una unidad doble, valor de uso y valor, del mismo modo el trabajo que crea la mercancía tiene un carácter doble. El trabajo representado en el valor de uso no tiene las mismas características que el trabajo en cuanto constituye la sustancia del valor. Para aclarar más estas diferencias volvamos al ejemplo inicial. Tomemos esas dos mercancías: 1 metro de tela se cambia por 2 kilos de trigo.  La tela es un valor de uso que satisface una necesidad  particular. Para producirla se requiere un tipo de terminado de actividad productiva. Esta viene determinada por su fin, su modo de operar, sus medios, su objeto y su resultado. Llamaremos trabajo útil al trabajo cuya utilidad se presenta en el hecho de que su producto es un valor de uso. El trabajo del tejedor es un trabajo útil en la medida en que en su producto, la tela, es un valor de uso. (Recuerdo que no debe confundirse el ser de una cosa con su realización. Aquí hablamos sólo del ser del valor de uso, no de su realización) Del mismo modo que la tela y el trigo son valores de uso cualitativamente diferentes, también son cualitativamente diferentes los trabajos que les dan existencia. Si estos objetos no fueran valores de uso cualitativamente diferentes, tampoco podrían enfrentarse como mercancías. 1 metro de seda no se cambia por 1 metro de seda, un valor de uso por el mismo valor de uso. Por lo tanto, para que dos objetos se enfrenten  como mercancías, tienen que ser valores de uso cualitativamente diferentes.

Escuchemos, a este respecto, a Baudrillard en su trabajo Más allá del valor de uso : “Si el principio del intercambio y el principio de utilidad tienen tal afinidad, es porque, opuestamente a lo que dice Marx de la icomparabilidad de los valores de uso, la lógica de la equivalencia está ya toda entera en la utilidad”. Marx no dice que los valores de uso sean incomparables, sino que los valores de uso que se intercambian deben ser cualitativamente diferentes, que nadie cambia un valor de uso por el mismo valor de uso. Todos los valores de uso en cuanto valores de uso son comparables, como son comparables todas las mesas en cuanto mesas, y los coches en cuanto coches, etcétera. Esta es una de las “habilidades” especulativas de Baudrillard: atribuirle a Marx una cosa que él no ha dicho, que los valores de uso no son comparables, para después criticarlo sin saberse con qué finalidad.  De todos modos, con lo dicho hasta aquí podemos concluir que en el valor de uso de toda mercancía se encierra una determinada actividad productiva conforme a un fin, esto es, trabajo útil. De manera que los valores de uso además de tener un valor en sí mismo como tales valores de uso, tienen un valor representativo: representan el trabajo útil . Así que la mesa representa el trabajo útil del carpintero, la paella el trabajo útil del cocinero, la acera limpia el trabajo útil del barrendero, etcétera.

En calidad de valores, seda y trigo son objetos de idéntica sustancia, expresiones objetivas de un trabajo idéntico. Más tejeduría y agricultura son trabajos cualitativamente diferentes. Pero aunque tejeduría y agricultura sean trabajos cualitativamente diferentes, son ambos gasto productivo de cerebro, músculos, nervios, etcétera, humanos, y en este sentido son ambos trabajo humano. No son más que dos formas distintas de gastar fuerza de trabajo humana. En suma, tejeduría y agricultura son elementos constitutivos de los valores de usos seda y trigo precisamente por sus cualidades diferentes. Pero sólo son sustancias del valor de la seda y del trigo en tanto se hace abstracción de su calidad particular, y ambos poseen la misma cualidad, la de ser trabajo humano abstracto. De manera que las mercancías en tanto valores tienen un valor representativo: representan el trabajo humano abstracto, esto es, el gasto de la fuerza de trabajo.

Por un lado, todo trabajo es gasto de fuerza de trabajo humana en sentido fisiológico, y en esta calidad de trabajo humano igual o de trabajo abstractamente humano constituye el valor de las mercancías.  Por otro lado, todo trabajo es gasto de fuerza de trabajo humana en forma específica y determinada por su fin, y en esta calidad de trabajo útil concreto produce valores de uso.

Contenido ideológico del valor representativo de las mercancías.  En el muelle deportivo de un municipio turístico  veo a la familia Ramírez disfrutar de un hermoso yate. El precio de mercado de este espléndido yate es de 12 millones de euros. Ante semejante hecho un capitalista se expresaría del siguiente modo: “ese hombre  ha sabido hacerlo bien, ha trabajado duro, ha sido listo y se lo merece en justicia. Lo que sucede es que vivimos en una sociedad de envidiosos, y en vez de tratar de imitar el genio del señor Ramírez lo que hacemos es dudar  que haya adquirido esa riqueza de modo legal y como fruto de su duro e inteligente trabajo”. Si fuera Veblen  quien contemplara el yate, tal vez opinaría del siguiente modo: “la familia Ramírez usa el yate como ostentación, como signo para diferenciarse de los miembros de las clases oprimidas”. Sin embargo, si lo viera un marxista, su opinión sería esta otra: primero se fijaría en el valor representativo de su valor de uso, y diría que en ese yate hay encerrado muchos y variados trabajos útiles: los del carpintero, del electricista, del ingeniero, del fontanero, etcétera. Después se fijaría en su valor, esto es, en su precio: 12 millones de euros. Siguiendo el consejo de Samuelson y Nordhaus atravesaría el velo del dinero y diría: con 12 millones de euros se pueden comprar 72 viviendas urbanas de 90 metros cuadrados. De manera que el yate vale 72 viviendas urbanas de 90 metros cuadrados. Así apreciamos de modo sensible el valor del yate. Y no pueden imaginarse hasta que punto se torna sensible. Pensemos en esos matrimonios de trabajadores, donde trabajan hombre y mujer, que después de haber estado trabajando más de 40 años, tienen al final de sus vidas una vivienda de 90 metros cuadrados y una pensión de mala muerte. Es decir, el dueño del yate tiene en sus manos un valor equivalente al trabajo de 144 personas al cabo de 40 años. Esto es lo que vería un marxista en el ostentoso yate en cuanto valor: el trabajo de 144 personas durante cuarenta años. Y le surgiría una duda: por muy cualificada que sea la fuerza de trabajo del señor Ramírez, es inexplicable que el valor de su fuerza de trabajo durante 10 años sea equivalente al trabajo de 144 personas durante 40 años. De manera que la única explicación posible es la siguiente: que el señor Ramírez, gracias a las relaciones de producción capitalista, ha podido apropiarse de una enorme cantidad de trabajo ajeno, del trabajo de 40 años de 144 trabajadores. Es evidente que el ostentoso yate se ha vuelto tremendamente ideológico.

LA FORMA DEL VALOR

Partimos del valor de cambio y llegamos a la conclusión de que era un modo de expresión o forma fenoménica. Surgió entonces la necesidad de descubrir cuál era el contenido de ese modo de expresión, y llegamos a la conclusión de que era el valor. Después analizamos el valor. Ahora tenemos que retornar a la forma del valor, esto es, al valor de cambio . El valor concebido como la cantidad de trabajo socialmente necesario para producir una mercancía es el valor en su forma natural. Tenemos que representárnoslo como una propiedad inmanente a la mercancía. Y como es inmanente, esto es, no  trascendente, carece de forma objetiva. En palabras de Marx: “De ahí que se le puedan dar las vueltas que se quiera a una mercancía, mas como cosa de valor permanece inasequible”. Las mercancías sólo poseen objetividad del valor en tanto son expresión de la misma unidad social, del trabajo humano. Por lo tanto, su objetividad de valor es puramente social. De manera que la objetividad del valor sólo pueda presentarse en la relación de cambio de una mercancía con otra. Todo el mundo sabe que las todas las mercancías tienen una forma de valor que contrasta con sus multicolores formas naturales, y que es común a todas: el dinero. Así se hace en economía: el valor de todos los bienes y servicios se expresa en dinero. Se trata, según Marx, de demostrar la génesis del dinero, esto es, de seguir el desarrollo de la forma del valor desde su figura más simple hasta la deslumbrante forma del dinero. Podemos también expresar esta tarea en términos hegelianos: se trata de que el valor, que existe de forma inmanente y unido al valor de uso, se independice del valor de uso, se objetive y se sustantive frente a él.

                 FORMA SIMPLE  O INDIVIDUAL DEL VALOR

1 metro de tela = 2 kilos de trigo. Esta ecuación, con la que representamos la relación de cambio entre esas dos mercancías, puede transformarse en una pregunta y en una respuesta. Pregunta: ¿cuánto vale 1 metro de tela? Respuesta: 2 kilos de trigo. De esta manera hacemos más evidente que las dos mercancías no desempeñan el mismo papel. La seda desempeña un papel activo, puesto que es la mercancía que expresa su valor . Mientras que el trigo desempeña un papel pasivo, puesto que es la mercancía que sirve de material de expresión del valor de la tela. Pues bien, de la mercancía que expresa su valor, diremos que está en forma relativa de valor , y de la mercancía que sirve de material de expresión de la otra diremos que se encuentra en forma equivalente de valor. Por lo tanto, la forma del valor o valor de cambio incluye dos formas de valor: la relativa y la equivalente. Baudrillard erróneamente concibe la relación de cambio entre las mercancías sólo como una relación de equivalencia. Es obvio que una mercancía necesita expresar su valor, pero no puede expresar su valor en sí misma. No podemos decir que 1 metro de tela vale 1 metro de tela, pues así estamos expresando lo contrario, que 1 metro de tela no es más que 1 metro tela. La tela sólo puede expresar su valor de forma relativa, esto es, en otra mercancía. Por lo tanto,  la forma relativa de valor presupone que otra mercancía se halle frente a ella en forma equivalente. Y a la inversa, ninguna mercancía puede estar en forma equivalente si otra mercancía no se encuentra frente a ella en forma relativa. Por lo tanto, forma relativa de valor y forma equivalente de valor son dos momentos de la expresión del valor, se pertenecen el uno al otro, cada uno existe por medio del otro, y  se excluyen polarmente. Es evidente que la ecuación 1 metro de tela =  2 kilos de trigo incluye la contraria: 2 kilos de trigo = 1 metro de tela. Pero si hacemos eso, será entonces el trigo la mercancía que esté en forma relativa de valor, mientras que la tela se encontrará en forma equivalente. Pero nunca podrá suceder que una misma mercancía se encuentre simultáneamente bajo las dos formas.

Consecuencia semiótica. La relación de cambio entre mercancías constituye un caso particular de modo de expresión. Así que sobre la base de este caso particular podemos atrevernos a definir lo que es un modo de expresión en general. Hay modo de expresión cuando dos objetos entran en una relación de expresión, donde uno de ellos es el objeto que se expresa y el otro sirve de material de expresión. (He elaborado un pequeño Tratado de Semiótica donde desarrollo en todos sus detalles el concepto de modo de expresión. Dicho tratado se encuentra publicado en el ARCHIVO VIRTUAL DE SEMIOTICIANS con el título “Reflexiones sobre Semiótica”)

Contenido de la forma relativa del valor. Volvamos a nuestro ejemplo. 1 metro de tela se cambia por 2 kilos de trigo. Recordemos que esta relación de cambio se puede representar por medio de una ecuación: 1 metro de tela = 2 kilos de trigo. Pero para comparar dos magnitudes de cosas distintas, hay que reducirlas primero a la misma unidad . Deben ser concebidas como objetos de la misma índole, y pueden concebirse así porque efectivamente son de la misma índole, esto es, valores. Así que la base de la ecuación es tela = trigo. Las dos mercancías desempeñan papeles distintos. Sólo se expresa el valor de la tela. ¿Y cómo? Mediante su relación con el trigo en calidad de equivalente suyo. En esta relación el trigo figura como forma de existencia del valor o como cuerpo de valor . Esta noción es muy importante para comprender el análisis de las formas del valor. Así que entremos en detalles. Empecemos con un ejemplo del mundo religioso. Nosotros podemos considerar a Jesucristo como un personaje histórico real sin más, como podemos considerar el trigo como un valor de uso sin más. Pero de acuerdo con la representación religiosa cristiana, podemos ver en Jesucristo, no sólo ni fundamentalmente un personaje histórico, sino la forma de existencia sensible de Dios. Así se presenta Jesucristo ante el cristiano: como Dios hecho hombre. Dios es una sustancia espiritual y, por consiguiente, imperceptible. Necesita, por lo tanto, volverse sensible, objetivo, perceptible. Y Jesucristo representa esa objetivación sensible. En suma, a Jesucristo lo podemos concebir de dos modos: por un lado, en sí mismo, en tanto personaje histórico de carne y hueso, y por otro lado, como forma fenoménica de Dios. Del mismo modo el valor de la tela es una sustancia social y, por lo tanto, imperceptible. Necesita objetivarse, volverse sensible. Y esto sólo puede hacerlo relacionándose con otra mercancía en calidad de equivalente suyo, por ejemplo, con el trigo. Y así, en su relación de cambio con la tela, el trigo existe como forma sensible del valor de la tela. No figura como valor de uso, sino que su valor de uso figura como forma de existencia del valor, del mismo modo que Jesucristo figura como forma de existencia de Dios. Lo mismo ocurre con la palabra: podemos concebirla en si misma, como valor referencial sonoro sin más, o como significante, esto es, como forma de existencia sensible del significado.

Las tres particularidades del contenido de la forma equivalente del valor. La tela al expresar su valor en el trigo, le imprime al trigo  su forma de valor particular, la de equivalente. La tela saca a relucir su valor mediante el hecho de que el trigo equivale a ella. La forma de equivalente de una mercancía es, por consiguiente, la forma de su inmediata intercambiabilidad por otra mercancía.  Hemos visto que la tela al expresar su valor en el trigo, le imprime a esta última su forma de valor particular, la de equivalente. Pues bien, la primera particularidad de la forma de equivalente es ésta: el valor de uso se convierte en forma fenoménica del valor . Para ilustrar esta primera particularidad Marx recurre a un ejemplo muy interesante. Una manzana es pesada y tiene, por lo tanto, peso. Pero no se puede ver ni tocar el peso de la manzana. Por lo tanto, a la manzana le pasa lo que a la tela con su valor, que no puede expresar su peso en sí misma, sino que tiene que expresarlo en otro cuerpo. Tomemos entonces diversos trozos de hierro cuyo peso se ha determinado previamente. Para expresar el peso de la manzana lo ponemos, por medio de una balanza, en relación con los trozos de hierro. En esta relación el hierro figura como un cuerpo que sólo representa peso. Dicho en términos fenomenológicos: en esta relación el cuerpo del hierro se presenta como forma fenoménica del peso.  Si la manzana y el hierro no fueran ambos pesados, el uno no podría servir de expresión del peso de la otra. Si ponemos la manzana y el hierro en el platillo de la balanza, vemos que en cuanto peso son lo mismo y que en cierta proporción pesan lo mismo. Del mismo modo, por una parte, el trigo en su relación   con la tela figura como cosa que sólo representa valor, y por otra parte, en cierta proporción tienen la misma magnitud de valor. Por lo tanto, se ha demostrado que la primera particularidad de la forma equivalente estriba en que el valor de uso se convierte en forma fenoménica del valor.

Intrínseco y extrínseco. Dice Marx: “ Las propiedades de una cosa no surgen de su relación con otras cosas, sino que más bien se limitan a actuar en tal relación ”. La propiedad de ser pesada de la manzana no brota de su relación con el hierro, sino que la tiene independientemente de esa relación. Tampoco la magnitud del peso de la manzana viene determinada por su relación con el hierro, sino que es independientemente de esa relación. Es la magnitud del peso de la manzana quien determina la cantidad de hierro que expresa esa magnitud. Lo mismo sucede en la relación de cambio entre las mercancías. La propiedad de ser valor de la tela no brota de su relación con el trigo, sino que la tiene independientemente de esa relación. Tampoco la magnitud del valor de la tela viene determinada por su relación con el trigo, sino que viene determinada independientemente de esa relación. Es la magnitud del valor de la tela quien determina la cantidad de trigo que expresa esa magnitud. En suma, del mismo modo que no podemos confundir el peso de la manzana con su expresión por medio del hierro, tampoco debemos confundir el valor de la tela con su expresión por medio del trigo. Es evidente, por lo tanto, que el valor de la tela es intrínseco a la tela.

Segunda particularidad de la forma de equivalente . El cuerpo de la mercancía que sirve de equivalente, el trigo, por una parte, es producto de un trabajo útil determinado, el de agricultura, y por otra parte, en su relación con la tela figura como encarnación de trabajo humano abstracto. Por lo tanto, este trabajo concreto deviene expresión del trabajo humano abstracto. Tanto en forma de tejeduría, el  trabajo útil que crea la tela, como en forma de agricultura, el trabajo útil que crea el trigo, se gasta fuerza de trabajo humana. Nada de esto es misterioso. Lo que sucede es que en la relación de la tela con el trigo las cosas se presentan al revés. Para expresar que el tejer constituye el valor de la tela en su propiedad general de trabajo humano, se le contrapone la agricultura en calidad de forma sensible de realización de trabajo humano abstracto. Por lo tanto, la segunda particularidad de la forma de equivalente estriba en que el trabajo concreto se convierte en forma fenoménica del trabajo humano abstracto.

Tercera particularidad de la forma de equivalente. Al figurar este trabajo concreto, el agrícola, como expresión de trabajo humano indiferenciado , posee la forma de igualación con el otro trabajo, el de tejeduría . Y por eso, aunque trabajo privado, es trabajo en forma social directa . Así, pues, la tercera particularidad de la forma de equivalente consiste en que el trabajo privado devenga forma del trabajo social directo .

Resumamos las tres particularidades de la forma de equivalente: primera, el valor de uso se convierte en forma fenoménica del valor, segunda,  el trabajo concreto deviene forma sensible de realización del trabajo humano abstracto, y tercera, el trabajo privado deviene forma del trabajo social directo.

Insuficiencia de la forma simple del valor. Marx llama a la forma simple del valor forma germinal del valor. ¿Por qué? Porque esta forma tiene que experimentar aún una serie de metamorfosis, esto es, una serie de cambios de formas, hasta concluir en la forma dinero. La forma acabada del valor sería aquella donde  la tela  pudiera representar, por una parte, su igualdad cualitativa con el resto de las mercancías, y por otra parte, su proporcionalidad cuantitativa con el resto de las mercancías . Pero en la forma simple del valor este objetivo no se logra, pues la tela lo único que representa es su igualdad con el trigo.

FORMA DESARROLLADA  O TOTAL DEL VALOR

En la forma desarrollada del valor no vemos ya el intercambio fortuito y ocasional entre una mercancía individual y otra mercancía individual, sino lo que vemos es que cada mercancía se cambia con una serie de otras mercancías. Esta forma del valor corresponde históricamente a un estadio donde en el mercado hay un intercambio habitual y regular de distintas especies de mercancías. Representado por medio de ecuaciones tenemos: 1 metro de tela = 2 kilos de trigo, o 1 metro de tela = 20 gramos de oro, o 1 metro de tela = 4 kilos de café, etcétera.

1. Forma relativa desarrollada del valor. El valor de una mercancía, el de la tela, se expresa ahora en todas las mercancías presentes en el mercado. Se refleja, como en un espejo, en cualquier otra mercancía. El valor se presenta así por primera vez como cristalización de trabajo humano indiferenciado. ¿Por qué? Porque el trabajo que crea el valor de la tela equivale a cualquier otro trabajo humano, tenga la forma natural que tenga. Ya se objetive el trabajo humano en forma de trigo, en forma  de oro, o en forma  de café, en todos los casos equivale al trabajo que crea el valor de la tela. El hecho de que la tela pueda expresar su valor  en cualquier otro valor de uso, implica que al valor le es indiferente el valor de uso en el que exista. Al igual que al peso, por ejemplo 3 kilos, le es indiferente el cuerpo en el que exista: en hierro, en pan, en madera, en paja, etcétera. A los niños les cuesta mantener la representación de la indiferencia de las sustancias respecto de los cuerpos en los que puedan existir. Así que cuando les preguntamos qué pesa más, si un kilo de hierro o un kilo de paja, nos responden: 1 kilo de hierro. No mantienen la representación del peso independientemente del cuerpo en el que exista.  Una misma magnitud de valor, por ejemplo, 8 horas de trabajo social medio, puede existir en forma de 1 metro de tela, de 2 kilos de trigo, de 20 gramos de oro, de 4 kilos de café, etcétera. En este estadio de desarrollo, el que corresponde a la forma relativa desarrollada del valor, el valor ha logrado dar un paso más en su independencia y objetivación frente al valor de uso.

2. Forma particular de equivalente. En el estadio de la forma desarrollada del valor,  todas las mercancías desempeñan la forma de equivalente, puesto que todas sirven para expresar el valor de la tela. Así que cada una de estas mercancías es una forma particular de equivalente junto a otras formas particulares de equivalentes. A la forma relativa desarrollada del valor de una mercancía corresponde la forma de equivalente particular del resto de las mercancías. También es importante señalar aquí que los trabajo útiles, concretos, contenidos en las mercancías que se encuentran en forma de equivalente, figuran como formas particulares de realización del trabajo humano.

3. Defectos de la forma desarrollada del valor.  Primer defecto: La expresión relativa del valor de la mercancía es incompleta. ¿Por qué? Porque su serie nunca se cierra. Con cada nueva mercancía que entra en el mercado, tenemos otra nueva expresión relativa del valor de la tela. Segundo defecto: Como la forma natural (forma de valor de uso) del trigo, del oro, del café, etcétera es una forma particular de equivalente junto a muchas otras, no existen más que formas limitadas de equivalentes que se excluyen mútuamente . Y tercero: El tipo de trabajo útil contenido en cada equivalente particular de mercancía es una manifestación particular y no exhaustiva del trabajo humano . Se podría decir que el valor de la tela tiene su forma de manifestación completa en el conjunto de esas formas particulares de manifestación, en el del trigo, oro, café, etcétera. Pero así carece de forma fenoménica unitaria .



FORMA GENERAL DEL VALOR

Recordemos que la forma total o desarrollada del valor contiene la serie de ecuaciones siguientes:

1 metro de tela = 2 kilos de trigo

1 metro de tela = 20 gramos de oro

1 metro de tela = 4 kilos de café

Si un mercader expresa el valor de su mercancía, la tela, en una serie de otras mercancías, en el trigo, el oro y el café, entonces los dueños de estas otras mercancías expresan el valor de las suyas en la tela. Así que invirtiendo estas ecuaciones tenemos que:

2 kilos de trigo = 1 metro de tela

20 gramos de oro = 1 metro de tela

4 kilos de café = 1 metro de tela

Al invertir aquellas ecuaciones ha cambiado el carácter de la forma de valor. Las mercancías expresan ahora su valor de una manera simple y unitaria . ¿Por qué las mercancías trigo, oro y café expresan sus valores de una manera simple? Porque lo hacen en una sola mercancía. ¿Y por qué lo expresan de manera unitaria? Porque lo hacen en  la misma mercancía. Hay que tener en cuenta que un grupo de mercancías puede expresar su valor, por ejemplo, sólo en la tela, y otro grupo puede hacerlo sólo en cabezas de ganado.  Las mercancías expresarían ahora su valor de una manera simple, porque lo hacen en una sola especie de mercancías; pero no expresarían su valor de manera unitaria, porque un grupo lo hace en la tela y  el otro en cabezas de ganado.

Recuento de las distintas formas del valor . La forma individual del valor corresponde al estadio histórico donde los productos del trabajo se transforman en mercancías mediante el cambio fortuito y ocasional . Corresponde a una época en la evolución de la humanidad donde las distintas comunidades apenas tenían contactos entre sí. Sólo una parte muy pequeña de los productos del trabajo, tanto en términos de variedad como de cantidad, se cambiaban como mercancías. Bajo esta forma, la de la forma individual del valor, la tela sólo es capaz de distinguir su valor de su propio valor de uso, pero no lo distingue de la totalidad de los valores de uso o de cualquier otro valor de uso. La forma desarrollada del valor corresponde al estadio histórico donde los productos del trabajo se transforman en mercancías mediante el cambio regular y habitual . Éste era el caso donde 1 metro de tela se cambiaba por 2 kilos de trigo, por 20 gramos de oro, por 4 kilos de café, etcétera. Ahora la tela ya es capaz de distinguir su valor de cualquier valor de uso. ¿Y por qué? Porque al poder expresar su valor en el trigo, en el oro, en el café y en cualquier otra mercancía, demuestra que al valor le es indiferente el valor de uso en el que exista. Siendo cierto que en este estadio el valor se ha distinguido por completo del valor de uso, no obstante, las mercancías carecen de una expresión común de los valores. La forma general del valor corresponde al estadio histórico donde un producto de trabajo determinado, por ejemplo, el ganado, se cambia de forma habitual por el resto de las mercancías . Ahora los mercaderes se hacen con la costumbre de expresar el valor de sus mercancías en una sola de ellas, en el ganado. Este era el caso donde 2 kilos de trigo, 20 gramos de oro y 4 kilos de café se cambian por 1 metro de tela. Ahora todas las mercancías expresan  su valor mediante su igualdad con la tela, y así adquieren una expresión común para sus valores.

Lo individual y lo social . En la forma individual del valor era un asunto privado de la tela darse una forma de valor en otra mercancía individual, por ejemplo, en el trigo. En la forma desarrollada del valor seguía siendo un asunto privado de la tela expresar su valor en una serie de mercancías particulares: trigo, oro, café, etcétera. En cambio, en la forma general del valor es un asunto social de todas mercancías darse una forma de valor. Surge como obra común del mundo de las mercancías. Como todas las mercancías expresan su valor en la tela, ésta adquiere la forma general de equivalente . Y cualquier mercancía nueva que entre en el mercado tiene que imitar al resto de las mercancías: expresar su valor en la tela. Todas las mercancías existen ahora en forma de algo igual a la tela . De este modo todas las mercancías aparecen, por una parte, como seres cualitativamente iguales, en cuanto valores, y por otra parte, como magnitudes de valores comparables. También sucede  que el trabajo útil, concreto, privado, que produce la tela, esto es, la tejeduría, se presenta como forma universal de manifestación del trabajo humano .

Relación de desarrollo entre la forma relativa del valor y la forma de equivalente . En la forma individual del valor, donde teníamos la ecuación  1 metro de tela = 2 kilos de trigo, ya se daba la oposición entre la forma relativa de valor y la forma de equivalente.  Pero en este estadio de evolución de la forma de valor dicha oposición aún no está fijada. Según leamos la ecuación de izquierda a derecha o de derecha a izquierda, la tela estará en forma relativa de valor o en forma de equivalente. Tampoco en la forma desarrollada del valor la oposición queda fijada. Pues todas las mercancías están alternativamente en forma relativa desarrollada del valor y en forma de equivalente particular. Sólo con la llegada de la forma general del valor la oposición entre forma relativa de valor y forma equivalente de valor queda fijada. Ahora una sola mercancía, la tela, se encuentra en forma de equivalente general, quedando el resto de las mercancías excluidas de esta forma. A su vez, el resto de las mercancías están en forma relativa de valor, quedando excluida de esta forma la mercancía que sirve de equivalente general,  la tela.



FORMA DINERO

La forma general de equivalente puede corresponder a cualquier mercancía. No obstante, una mercancía está en forma de equivalente general porque el resto de las mercancías expresan su valor en ella. Y es a partir de este momento, en que una determinada mercancía ha sido excluida definitivamente como equivalente general, cuando la forma relativa unitaria del valor adquiere consistencia objetiva y validez social general. Esta mercancía específica excluida como equivalente general se convierte en mercancía dinero o funciona como dinero. Su monopolio social estriba en representar, dentro del mundo de las mercancías, el papel de equivalente general. Una mercancía determinada ha conquistado históricamente  este papel privilegiado: el oro.

Así que la forma dinero quedará representada en las siguientes ecuaciones:

1 metro de tela = 20 gramos de oro

2 kilos de trigo = 20 gramos de oro

4 kilos de café  = 20 gramos de oro

En el paso de la forma simple de valor a la forma desarrollada del valor, y de la forma desarrollada del valor a la forma  general del valor, ocurren cambios esenciales. Sin embargo, en el paso de la forma general del valor a la forma dinero no se producen cambios esenciales. El único cambio que se ha producido es que ahora es el oro el que desempeña el papel de equivalente general en vez de la tela. El progreso estriba solamente en que la forma general de equivalente (o forma de la intercambiabilidad directa) se identifica definitivamente con el oro.

El oro puede desempeñar el papel de dinero porque antes desempeñó el de mercancía. Como las demás mercancías funcionó como equivalente individual (forma I) y como equivalente particular (forma II). Poco a poco fue funcionando en círculos más amplios como equivalente general. Apenas ha conquistado este monopolio social, ser la única mercancía en la que las demás expresan su valor, se convierte en mercancía dinero. Y desde que se convierte en mercancía dinero, se diferencia la forma IV de la III, o la forma general del valor se transforma en dinero.

Ahora, la expresión relativa simple del valor de una mercancía, por ejemplo, de la tela en oro, es la forma de precio. De ahí que la forma de precio de la tela sea:

1 metro de tela = 20 gramos de oro

Si 1 euro es el nombre monetario de 20 gramos de oro, tenemos entonces que la forma de precio de la tela es:

1 metro de tela = 1 euro

Ocurrirá después, por causas que sólo se explican en el proceso de intercambio y no en el presente capítulo, que la moneda de 1 euro en oro será sustituida por una moneda de metal no noble que llevará inscrito el nombre 1 euro. A partir de este momento la sustancia del  valor se separará de su función, y de este modo el dinero se transforma en un signo. Pero como ya indiqué está explicación corresponde a otro capítulo que no es el presente.

Cuando surge la forma de precio, después que el valor ha sufrido una serie de metamorfosis, ocurre un cambio en el mercado: la forma de precio aparece adherida a las mercancías. Ahora las mercancías se exhiben con su precio. Y es que para expresar el valor de la tela no necesito dinero real, me basta con dinero ideal, esto es, dinero hecho con números y palabras. En una etiqueta, que cuelgo de la tela, escribo: 1 euro. Pero al igual que ocurría con la transformación del dinero en un signo, el empleo del dinero ideal en vez del dinero real será estudiado en el proceso de intercambio y no en este capítulo.

DE LA FORMA INDIVIDUAL DEL VALOR A LA FORMA DINERO

Por un lado, uno de los grande defectos de la economía convencional estriba en considerar el dinero sólo en forma de objeto, como algo dado, como consecuencia de que un día los hombres se pusieron de acuerdo y dijeron: vamos a inventar el dinero. Pero como hemos visto en la lección de Marx, el dinero no es más que el resultado de un proceso de evolución, donde el valor experimenta una serie de cambios de forma. Y por otro lado, el gran defecto de los marxistas estriba en concebir el valor sólo en su forma natural, como trabajo humano abstracto, como sustancia inmanente a las mercancías. Cuando la clave de El Capital  estriba en el estudio de las distintas formas del valor. Así que no estará de más hacer un recuento de las distintas formas del valor, para observar su riqueza, y comprobar así cuánto se ha ocultado el verdadero pensamiento de Marx.

FORMA SIMPLE O INDIVIDUAL DEL VALOR. La mercancía que expresa su valor se encuentra en forma relativa simple o individual de valor , y la mercancía que sirve de material de expresión del valor se encuentra en forma equivalente simple o individual de valor .

FORMA DESARROLLADA O TOTAL DEL VALOR. La mercancía que expresa su valor se encuentra  en forma relativa desarrollada del valor , y las mercancías que sirven de material de expresión del valor se encuentran en forma de equivalentes particulares de valor .

FORMA GENERAL DE VALOR. Las mercancías que expresan su valor se encuentran en forma relativa unitaria del valor ,  mientras que la mercancía que sirve de material de expresión del valor se encuentra en forma de equivalente general .

FORMA DINERO. La mercancía que expresa su valor se encuentra en forma relativa simple o individual del valor , mientras que la mercancía que sirve de material de expresión se encuentra en forma de precio .

SEGUNDA SECCIÓN

CRITICA A JEAN BAUDRILLARD

El libro de Baudrillard Crítica a la economía política del signo es de arriba abajo una enorme especulación. No define previamente los conceptos guías de su discurso, inventa nuevas categorías que no elabora, carece del más mínimo rigor, y lo confunde y lo mezcla todo. Para demostrar que lo que digo es cierto, he seleccionado una parte de una de las secciones de su libro, Más allá del valor de uso , y la someteré a crítica. Las palabras de Baudrillard las escribiré en bastardilla y las entrecomillaré.

1. “Sabemos que la mercancía es a la vez valor de cambio y valor de uso ”.  Esto es literalmente falso. La mercancía es valor de uso y valor. El valor de cambio es la forma fenoménica del valor. Esta distinción, la existente entre el valor y la forma (fenoménica) del valor, es fundamental en El Capital de Karl Marx. Pero esta distinción, como tantas otras, la ignora Baudrillard y todos los detractores de Marx.

2. “El valor de uso es siempre concreto y particular, en tanto que el valor de cambio es abstracto y general” . Esta es una de las mañas especulativas predilectas de Baudrillard, toma afirmaciones que hace Marx sobre determinaciones del objeto del concepto y se las aplica al objeto considerado como totalidad. Lo que plantea Marx es lo siguiente: el trabajo tiene un carácter doble: por una parte, es una actividad productiva conforme a un fin, y por otra parte, es gasto de fuerza de trabajo humana. En tanto actividad  productiva conforme a un fin lo denomina trabajo concreto, y en cuanto gasto de fuerza de trabajo humana lo denomina trabajo humano abstracto. ¿Qué significa para Marx la expresión “trabajo humano abstracto”? Considerar el trabajo en tanto gasto de fuerza de trabajo sin tener en cuenta la forma en que se gasta. Es decir, que lo de abstracto y concreto se dice del trabajo, no del valor y del valor de uso. Por otro lado, el valor de cambio de una determinada mercancía, por ejemplo de 1 metro de tela, es otra mercancía determinada, 2 kilos de trigo. Y el trigo, en tanto valor de cambio de la tela, es totalmente concreto. Pero Baudrillard es así de espontáneo, hace afirmaciones sin haberlas reflexionado ni sopesado en lo más mínimo. La intuición y los significados generales de las palabras guían su pensamiento.

3. “Naturalmente, no podría haber valor de cambio sin que hubiera valor de uso ; los dos están emparejados, pero no existe implicación de los dos en sentido absoluto”. Esta es la segunda forma especulativa predilecta de Baudrillard y la de todos los filósofos especulativos: hablar siempre de forma general, no decir nunca nada en concreto. Subsanemos este defecto para saber en concreto de que estamos hablando. Una cosa puede ser valor de uso sin ser valor: el aire que respiramos, por ejemplo,  es una valor de uso pero no es un valor, puesto que no es producto del trabajo. Una cosa no puede ser valor si no es valor de uso: si hacemos una porquería, algo inútil, habremos gastado fuerza de trabajo pero no habremos creado valor. Puesto que sólo crea valor aquel trabajo que crea cosas útiles para otros. Y si su producto es inútil, también será inútil la fuerza de trabajo gastada en su producción. El valor sólo puede existir en un valor de uso: quien gasta fuerza de trabajo sólo puede hacerlo objetivándolo en un producto. Hay más aspectos concretos de la lógica o relación entre valor de uso y valor, pero con los mencionados basta.

4. “El valor de uso no se halla implicado en la lógica del valor de cambio, que es una lógica de la equivalencia”.  Esto no es cierto. La lógica del valor de cambio es una lógica fenoménica. Y en esta lógica fenoménica las dos mercancías enfrentadas no desempeñan el mismo papel: una de ellas, la que expresa su valor, está en forma relativa de valor, y la otra, la que sirve de material de expresión del valor, está en forma de equivalente. Por lo tanto, la forma equivalente de valor supone la forma relativa. Y viceversa.

5. “Aunque esté continuamente recobrado por el proceso de producción y de cambio, el valor de uso no se inscribe realmente en el campo de la economía mercantil: tiene su finalidad propia, incluso restringida”. ¡Que manera tan tortuosa, oscura y general     tiene Baudrillard de expresarse! Si el valor de uso constituye el contenido material de la riqueza, independientemente de su forma social, esto es,  de si se produce como mercancía o no, entonces el valor de uso se “inscribirá” realmente en la economía mercantil y en la economía no mercantil. Si la mercancía es tal mercancía porque se produce en vista del valor, y el valor sólo existe en el valor de uso, es evidente que una economía que produce en vista del valor debe “inscribir” el valor de uso como su condición básica. Baudrillard es víctima, como el marxismo de la época en que redactó su libro, de la confusión entre la forma mercantil de la riqueza y su forma de capital. En esa época la lucha por el socialismo se entendía como la lucha por acabar con la forma mercantil de la riqueza. En eso residió el error básico del modelo soviético del socialismo.

6. “Resulta, por lo tanto, que el “fetichismo de la mercancía” no actúa sobre la mercancía definida a la vez como valor de cambio y valor de uso, sino sobre el valor de cambio únicamente”. Baudrillard le atribuye a Marx ideas y formas de pensar que no son suyas. Cuando hablamos del valor de cambio, en su origen, hablamos de la proporción en que los valores de uso de un tipo se cambian por los de otro. Sabemos que en la relación de cambio entre dos mercancías, una de ellas se encuentra en forma relativa de valor y la otra en forma equivalente. Y también sabemos que uno de los contenidos de la forma equivalente de valor es el siguiente: que el valor de uso del trigo, por ejemplo, en su papel de equivalente frente a la tela, deviene forma fenoménica del valor. El fetichismo de las mercancías, en verdad, tampoco tiene nada que ver con las determinaciones del valor: porque es evidente que cualquier clase de trabajo es gasto de nervios, músculos, cerebro, etcétera, y porque es obvio igualmente que la cantidad de trabajo es distinta de la calidad. ¿De dónde proviene entonces el carácter fetichista de la mercancía? De la forma del valor, esto es, de que el valor de uso se presente como forma fenoménica del valor. Así que es totalmente disparatado y caprichoso lo que dice Baudrillard.

7. “El valor de uso, en este análisis restrictivo del fetichismo, no aparece como relación social, ni por lo tanto como lugar de fetichización”. Baudrillard no expone previamente qué entiende Marx por fetichismo de la mercancía en sus mínimos detalles, ni expone lo que entiende él mismo. Y sin saber con rigor y detalle lo que se entiende bajo determinada categoría, se puede especular con ella cuanto uno quiera, y así aparentar que se está diciendo algo con fundamento cuando en verdad todo carece de fundamento. No hay en el discurso de Baudrillard ni un lugar donde uno pueda decir que pisamos firme. No cabe duda que las pirámides de Egipto son unos gigantescos valores de uso, y que fueron creados por el trabajo y muerte de decenas de miles de esclavos. Es obvio que sin la relación social entre los propios esclavos, sin la colaboración y la división del trabajo entre ellos, las pirámides no existirían. También es obvio que su trabajo no era a favor de ellos mismos, sino a favor de los esclavistas. Y es obvio, por último, que la relación social entre los esclavistas y los esclavos no tiene nada de fetichista, pues está claro como la luz del sol que los primeros se apropiaban del trabajo de los segundos. Uno de los aspectos fetichistas de la mercancía estriba en que desde que los productos del trabajo y la propia fuerza de trabajo se convierten en mercancías, la apropiación de trabajo ajeno por parte de los capitalistas queda totalmente oscurecida. Y no porque los capitalistas sean malintencionados, sino porque la riqueza se produce como mercancía. Así que la idea de Baudrillard de que el valor de uso no es fruto de la relación social nada tiene que ver con las ideas de Marx.

8. “El valor de uso, la utilidad misma, es una relación social fetichizada –una abstracción, la del sistema de necesidades, que adopta la evidencia falsa de un destino concreto, de una finalidad propia de los bienes y servicios”. Esta frase no hay manera de entenderla, recuerda los sinsentidos y requiebros discursivos del enajenado Alonso Quijana.  Por valor de uso entendemos  una cosa que por sus propiedades puede satisfacer necesidades humanas. Por lo tanto, las necesidades son una de las determinaciones del valor de uso. Así que representarse las necesidades independientes del concepto de valor de uso, del que es uno de sus contenidos, y afirmar que el sistema de las necesidades es una abstracción, es un sinsentido, o tiene un sentido meramente especulativo.  Además, ¿desde cuándo el hambre y la sed, por señalar dos necesidades humanas básicas, son abstracciones? ¿Cómo puede pensarse que los doce niños que mueran cada minuto de hambre son abstracciones? Creo que Baudrillard, en su enajenación especulativa, hace un flaco favor a la ciencia y a los intereses de las capas pobres del mundo.

9. “La hipótesis es, en efecto, que las necesidades son el equivalente del trabajo social abstracto: sobre ellas se funda el sistema del valor de uso, como sobre el trabajo social abstracto se funda el sistema del valor de cambio”. Esta frase de Baudrillard es todo un disparate. Carece del más mínimo rigor. En primer lugar quisiera decirles que donde Baudrillard escribió “trabajo social abstracto”, en rigor debió escribir  “trabajo humano abstracto”. Puesto que no sabemos que quiere decir Baudrillard cuando afirma que el trabajo social es abstracto, mientras que sí sabemos que quiere decir Marx cuando habla del trabajo humano abstracto. ¿Por qué Marx llama abstracto al trabajo humano? Porque se trata de considerar el trabajo haciendo abstracción de la forma en que se gasta, de considerarlo solamente bajo la condición de que se ha gastado nervios, músculos, cerebro, etcétera. En toda abstracción hay que saber de dónde se abstrae, qué se abstrae, y cuál es el resto. Pero Baudrillard entiende por abstracción algo que no se ve, que es oscuro, que sólo se puede intuir. En segundo lugar diré lo siguiente: Baudrillard afirma que las necesidades son el equivalente del trabajo humano abstracto, esto es, que una de las determinaciones del valor de uso, las necesidades, es el equivalente de la determinación básica del valor: el trabajo humano abstracto. Así que al afirmar que las necesidades son el equivalente del trabajo humano abstracto, Baudrillard está afirmando que el valor de uso es el equivalente del valor. Todo un disparate. Todo este lenguaje de Baudrillard es resultado de los caprichos del pensamiento especulativo, que entre otros defectos no examina nunca las consecuencias de sus afirmaciones. Y en tercer lugar, quiero examinar la idea de Baudrillard  “ sobre las necesidades se funda el sistema del valor de uso”. Si en el lugar del nombre del objeto del concepto, esto es, el nombre ‘valor de uso', ponemos el sintagma con que expresamos el contenido del concepto de valor de uso, esto es, el sintagma ‘cosas que por sus propiedades satisfacen necesidades humanas', el juicio de Baudrillard quedaría como sigue: sobre las necesidades se funda el sistema de las cosas que por sus propiedades satisfacen necesidades humanas. Y esto, con toda evidencia, es un sinsentido, un enredo, una hablar sin pensar. Además, y siendo prácticos, que es donde todas las especulaciones se hacen añicos, sobre los doce niños que cada minuto se mueren de hambre, que representan la necesidad que se ha enajenado de la satisfacción, no se funda ningún valor de uso. Si se fundara algún valor de uso, no morirían de hambre.

10. “Marx definió la forma del valor de cambio y de la mercancía por el hecho de que todos los productos pueden equivalerse sobre la base del trabajo social abstracto. Y planteó a la inversa la “incompatibilidad” (más adelante dice “incomparabilidad”) de los valores de uso”. Otra frase endiabladamente especulativa. Sólo les diré lo que dijo Marx al respecto, y comprueben ustedes mismos hasta que punto Baudrillard adultera, tergiversa y enreda las ideas de Marx. La relación de cambio supone que las mercancías que se cambian sean valores de uso cualitativamente diferentes . A nadie se le ocurre cambiar tela por tela, trigo por trigo, el mismo valor de uso por el mismo valor de uso. Así que Marx no dice que los valores de uso sean incomparables o incompatibles, sino que en la relación de cambio deben ser cualitativamente diferentes. Esta es una de las peculiaridades del cambio entre las mercancías: como valores de uso son cualitativamente diferentes, y como valores son cualitativamente iguales y cuantitativamente comparables.

11. “Como valores útiles, todos los bienes son ya comparables entre sí, por estar asignados al mismo denominador común funcional/racional, a la misma determinación abstracta ”. Todas las cosas rojas son comparables entre sí  en tanto seres rojos, como todos los objetos físicos lo son en cuanto seres físicos, y a sí hasta el infinito. De manera que no hay nada de original en decir que los valores útiles son comparables entre sí en tanto seres útiles. Lo que no dice Baudrillard es cuál es la necesidad práctica de compararlos y cuál es la consecuencia práctica de compararlos.

12. “Únicamente los objetos o categorías de bienes invertidos en el intercambio simbólico son estrictamente incomparables. En cambio, como valor útil, el objeto alcanza la universalidad abstracta, “la objetividad”. ¡¡¿¿??!! Como dice Cervantes de los dichos y requiebros de Alonso Quijana: ni el mismísimo Aristóteles sería capaz de desentrañar semejantes enredos y sinsentidos. No es necesario comparar los valores de uso entre sí para hacerlos objetivos. Del valor de uso, en tanto unidad de propiedades naturales y utilidades, no hay duda de su objetividad. Nuestros sentidos dan testimonio de su existencia sensible y objetiva. Del valor si hay dudas acerca de su objetividad, si se considera a la mercancía aisladamente. Como dice Marx: se le pueden dar las vueltas que se quiera a una mercancía, mas como cosa de valor permanece inasequible. El valor sólo se hace objetivo mediante la relación de una mercancía con otra. Y esa objetividad se vuelve firme cuando el valor, tras experimentar una serie de metamorfosis, adopta la forma de dinero.

13. “El individuo es una estructura ideológica, una forma histórica correlativa de la forma/mercancía (valor de cambio) y de la forma objeto (valor de uso)”. Baudrillard nos habla de las siguientes formas: forma histórica, forma mercancía y forma objeto. Pero no nos habla del contenido de esas formas. Si alguien nos habla de que algo tiene una forma y no explica el contenido de esa forma, lo único que está aportando al debate   es la palabra ‘forma'. Con Marx sabemos cuál es el contenido de la forma relativa de valor, que es la mercancía que expresa su valor; cuál es el contenido de la forma de equivalente, que es la mercancía que sirve de material de expresión del valor y que el valor de uso que desempeña el papel de equivalente deviene forma fenoménica del valor. Pero en Baudrillard ocurre todo lo contrario: sus palabras son un puro vacío. No hay manera de coger lo que dice por ningún lado. 

Creo sinceramente que con esto basta. Baudrillard es un puro especulador. Su discurso carece de fundamento, rigor y claridad. No hay parte de su libro donde podamos pisar firme, encontrarnos en terreno seguro, avistar un camino teórico. Es un hablar sin pensar. Sus ideas no gravitan en torno a ningún objeto del conocimiento. Jamás nos lo presenta ni lo define. Lo supone, lo intuye, o nos lo da en  escorzos fugaces. Inventa categorías, mezclas determinaciones conceptuales, y enreda. No teje ni desteje, ni ovilla tan siquiera, sino enreda y enreda. Y creo una inutilidad desenredar sus múltiples enredos. Con los trece que he desenredado creo que son argumentos  suficientes para catalogarlo, sin género de dudas, como un puro especulador.

EL CONCEPTO DE VALOR EN SAUSSURE

“Consideremos primero la significación tal como se suele presentar, y tal como la hemos imaginado en la página 103. Como indican las flechas de la figura, no es más que la contrapartida de la imagen auditiva. Todo ocurre entre la imagen auditiva y el concepto, en los límites de la palabra considerada como un dominio cerrado, que existe por sí mismo.

Pero el aspecto paradójico de la cuestión es el siguiente: de un lado, el concepto se nos aparece como la contrapartida de la imagen auditiva en el interior del signo; y de otro, ese signo mismo, es decir, la relación que vincula sus dos elementos, es también y de igual modo la contrapartida de los demás signos de la lengua. Puesto que la lengua es un sistema del que todos los términos son solidarios y donde el valor del uno no resulta más que de la presencia simultánea de los otros . ¿Cómo es que el valor, así definido, se confunde con la significación, con la contrapartida de la imagen auditiva? Para responder a esta cuestión, tengamos en cuenta primero que, incluso fuera de la lengua, todos los valores parecen regidos por este principio paradójico. Están siempre constituidos:

1° Por una cosa desemejante susceptible de ser cambiada por otra cuyo valor está por determinar.

2° Por cosas similares que se pueden comparar con aquella cuyo valor está en cuestión.

Se necesitan estos dos factores para la existencia de un valor. Así, para determinar lo que vale una moneda de cinco francos, hay que saber, 1°) que se puede cambiar por una cantidad determinada de una cosa diferente, por ejemplo, de pan; 2°) que se puede comparar con un valor similar del mismo sistema, por ejemplo, con una moneda de 1 franco,... De igual modo una palabra puede ser cambiada por cualquier cosa desemejante: una idea; además puede ser comparada con algo de igual naturaleza: otra palabra. Su valor no está fijado por tanto mientras nos limitemos a comprobar que puede ser cambiada por tal o cual concepto; tenemos que compararla todavía con los valores similares, con las demás palabras que puedan oponérsele” . (La negrita es mía)

La representación que tiene Saussure sobre las determinaciones del valor es errónea, supone que se intercambia el valor, en su forma acabada de dinero, con el valor de uso. Cuando en la realidad la relación de intercambio supone que se hace abstracción del valor de uso y se intercambian valores iguales. Pero no quiero incidir sobre este aspecto por considerarlo poco útil en el tema que ahora nos ocupa. Lo que sí haré será lo siguiente: expresaré las ideas de Saussure de acuerdo con la representación de Marx sobre el valor, expuesta en la transformación de la mercancía en dinero. Lo que Saussure, en el marco de la palabra, llama significado, en Marx, en el marco de la mercancía, se llama valor. Y lo que en Saussure, en el marco de la palabra, se llama valor; en Marx, en el marco de la mercancía, se llama valor de cambio. Aunque emplean términos distintos en ámbitos distintos del saber, la representación filosófica del problema es la misma: la concepción de las unidades como dos caras, y la relación entre las distintas unidades. Para unificar la terminología hablaremos del valor significativo de la palabra y del valor significativo de cambio de la palabra . En Saussure el valor significativo (el significado, el concepto, la idea) es inmanente, inherente, intrínseco, al signo. Pero bajo esta condición o modalidad, su valor significativo no está fijado (determinado). Si consideramos la palabra ‘mesa' aisladamente, su significado permanece inasequible. El significante es sensible y objetivo, pero el significado, considerada la palabra aisladamente, no es sensible ni objetivo. Por lo tanto, el problema que se plantea es cómo hacer objetivo y sensible el significado de la palabra ‘mesa'. Y la respuesta es que el significado de la palabra ‘mesa' se hace sensible y objetivo por medio de otras palabras: ‘mueble compuesto por un tablero horizontal sostenido por uno o varios pies, que sirve para comer, etcétera'. Si empleáramos la representación de Marx, podríamos afirmar que el significado de la palabra ‘mesa' está en forma relativa de valor significativo , puesto que es la palabra que expresa su significado, mientras que el significado de la secuencia de palabras ‘mueble compuesto por...'  está en forma de equivalente significativo , puesto que son las palabras que sirven de material de expresión del valor significativo de la palabra ‘mesa'. Los diccionarios pueden considerarse como el mejor ejemplo de intercambio de valores significativos, y  tienen la forma del ejemplo utilizado.

CRITICA A ROGER BACKHOUSE

Backhouse, en su libro Historia del análisis económico moderno , página 157, dice lo siguiente: “Los defectos de la teoría del valor-trabajo que llevaron a Jevons a reaccionar en contra de Ricardo también están presentes en la obra de Marx. Parece plausible que la principal explicación del compromiso de Marx con la teoría del valor-trabajo resida en sus implicaciones ideológicas. Marx no se limitó a medir el valor por el tiempo de trabajo, pues la plusvalía entrañaba la implicación ética de que los beneficios constituían los frutos de la explotación”.

Vamos a desmenuzar estas ideas de Backhouse en una serie de puntos para saber con claridad y precisión de qué habla. Primero: por implicaciones ideológicas de Marx debemos entender que Marx defendía los intereses de los trabajadores y dañaba los intereses de los capitalistas. Segundo: por dicho motivo, por estar implicado ideológicamente con los trabajadores, Marx defendió la teoría del valor-trabajo. Tercero: al hacerlo así, al defender la teoría del valor-trabajo, Marx no respetó las leyes objetivas de la economía. Hizo ideología y no ciencia. Y cuarto: Jevons, al contrario de Marx, elaboró su teoría del valor sin implicarse ideológicamente. Hizo ciencia y no ideología. Sobre la base de estos cuatro ideas, cabe preguntarse: ¿es posible que un economista siendo objetivo pueda favorecer los intereses de una determinada clase? ¿Cuál es la relación entre ciencia e ideología?

Para aclararnos con fundamentos firmes sobre estos cuatro puntos vamos a exponer de forma resumida la teoría de Marx sobre el valor de uso, el valor y el beneficio. Una mesa, por ejemplo, es un valor de uso que satisface una necesidad particular. Para producirla se requiere una determinada actividad productiva. Esta viene determinada por su fin, su modo de operar, sus medios y su resultado. Llamamos trabajo útil al trabajo cuya utilidad se presenta en el hecho de que su producto es un valor de uso. Por lo tanto, en el valor de uso de toda mercancía se encierra una determinada actividad productiva conforme a un fin, esto es, trabajo útil.

Es obvio que Marx concibe el valor de uso como obra del trabajo útil. Creo que lo concibe Marx  es totalmente objetivo. No obstante, respetando la ley objetiva de la creación de valores de uso, Marx favorece claramente los intereses de los trabajadores. Por lo tanto, un economista puede ser totalmente objetivo y, no obstante, favorecer los interese de una determinada clase social.

.) Hablemos ahora del valor. Supongamos que el carpintero tardó 8 horas en hacer la mesa. Podríamos suponer que el valor creado por el carpintero asciende a 8 horas. Pero no es así. Tenemos conocimiento de que las carpinterías industrializadas producen la misma clase de mesas en 4 horas. De ahí que el valor de la mesa del carpintero sea realmente de 4 horas y no de 8 horas. Es cierto que su trabajo individual asciende a 8 horas, pero sólo representa un trabajo social de 4 horas. Por lo tanto, en el valor de toda mercancía se encierra una determinada cantidad de trabajo social (de trabajo humano abstracto).

Es obvio que Marx plantea que la substancia del valor es el trabajo humano abstracto, el gasto de fuerza de trabajo sin tener en cuenta la forma de su gasto. Creo que Marx concibe las cosas de modo totalmente objetivo. No obstante, respetando la ley objetiva de la creación del valor, Marx favorece claramente a los intereses de los trabajadores.  Por lo tanto, vuelve confirmarse que un economista puede ser totalmente objetivo y, no obstante, favorecer los intereses de una determinada clase social.

.) Hablemos ahora del beneficio. Marx dividió la jornada laborar en dos partes. Durante la primera parte el obrero produce su salario, y durante la segunda produce el beneficio del capitalista. En el capitalismo ocurre lo que en la época feudal. La jornada laboral se dividía igualmente en dos partes. Durante tres días de la semana el siervo trabajaba en su tierra para sí mismo y durante los tres días siguientes trabajaba en las tierras del señor gratuitamente. Yo creo que aquí Marx vuelve a ser totalmente objetivo. No obstante, respetando la ley objetiva de la creación del beneficio, Marx favorece claramente los intereses de los trabajadores. Vuelve a confirmarse aquí por tercera vez que un economista puede ser totalmente objetivo y, no obstante, favorecer los intereses de determinada clase social.

.) Veamos ahora los planteamientos de Jevons en torno al valor de uso, el valor y el beneficio. Cuando Jevons analiza la naturaleza de la utilidad lo hace bajo el punto de vista del consumidor y no del productor. Su definición de la utilidad es la siguiente: “La utilidad no es una cualidad inherente a las cosas. Se define mejor como una propiedad circunstancial de las cosas que nace de su relación con las necesidades humanas”.

Jevons no habla para nada del trabajo útil. No dice que en el valor de uso de toda mercancía se encierra una determinada actividad productiva conforme a un fin. De hecho afirma que la utilidad brota o nace de la necesidad y no del trabajo útil. Por una parte, es obvio que Jevons no es plenamente objetivo, puesto que no habla para nada del trabajo útil como condición esencial de existencia de los valores de uso. Por otra parte, es obvio que el planteamiento de Jevons favorece los intereses de los capitalistas, puesto que hace desaparecer el protagonismo esencial que tienen los trabajadores en la creación de los valores de uso.

.) En lo que se refiere a la naturaleza del valor, el planteamiento de Jevons se resumen en tres de sus ideas. Primera: “hablando sólo de cosas que son transferibles o susceptibles de pasar de mano en mano, observamos que dos de las más claras definiciones del valor reconocen a la utilidad y a la escasez como las cualidades esenciales”. Segunda: “el valor de cambio está definido por la utilidad terminal, por el deseo remanente que nosotros u otros tenemos de poseer más”. Y tercera: “aunque el trabajo nunca es la causa del valor, es en una gran proporción de casos la circunstancia determinante”.

En suma. Jevons plantea que las cualidades esenciales del valor son la escasez y la utilidad, mientras que el trabajo es meramente una cualidad circunstancial. Por lo tanto, es obvio que el planteamiento de Jevons favorece los intereses de los capitalistas, puesto que el papel que le asigna al trabajo en la creación del valor es meramente circunstancial y no esencial. Resumiendo: por una parte, cuando Jevons habla de los valores de uso no menciona para nada el trabajo útil, y por otra parte, cuando habla del valor le asigna al trabajo un papel meramente circunstancial. Es obvio que los planteamientos de Jevons sobre el valor de uso y sobre el valor tienen claras implicaciones ideológicas.

.) Hablemos ahora del planteamiento de Jevons sobre el beneficio. Jevons, citando a Senior, afirma: “Con la palabra Abstinencia queremos expresar ese agente distinto del trabajo y del concurso de la naturaleza cuya concurrencia es necesaria para la existencia del capital y que está en la misma relación con los beneficios que el trabajo con los salarios”.

El capitalista puede hacer con su dinero dos cosas: o gastarlo en su vida personal o emplearlo como  capital. Pero si lo emplea como capital, no puede gastarlo en su vida personal. Por lo tanto, la existencia del dinero como capital sólo es posible por la abstinencia del capitalista. Podemos admitir este conocimiento como cierto.  No obstante, Jevons no explica como la Abstinencia crea el beneficio.

Es obvio que ningún trabajador ha visto jamás en su empresa a la Abstinencia en persona, como un agente más de la producción, al igual que se ven los medios de producción y los propios  trabajadores. La Abstinencia sí que es un dato inobservable. Y si los economistas utilitaristas saben de su forma de existencia objetiva, que lo digan para asombro de todos. Por lo tanto, es obvio que la teoría de la abstinencia sirve para justificar que el capitalista obtenga un beneficio de su negocio, pero no sirve para explicar  cómo se crea ese beneficio.

CRITICA A SAMUELSON Y NORDHAUS

“La economía es el estudio de la manera en que las sociedades utilizan los recursos escasos para producir mercancías valiosas y distribuirlas entre los diferentes individuos. Tras esta idea se esconden dos ideas claves en economía: los bienes son escasos y la sociedad debe utilizarlos eficientemente”. Pg. 4.

Crítica

11) Samuelson y Nordhaus hablan de la escasez en términos absolutos. No se han visto influenciados por la teoría de la relatividad, donde se afirma que el movimiento de un cuerpo no es absoluto, sino que depende del sistema de referencia empleado. Si tiramos una piedra por la ventanilla de un tren en movimiento uniformemente acelerado, respecto del tren la piedra describe una línea recta y respecto del terraplén describe una parábola. De igual modo la escasez tampoco es un dato absoluto, depende del individuo empleado como referencia. Los pobres, por ejemplo, viven la escasez de los medios de vida más elementales, mientras que los ricos no sufren ninguna clase de privaciones al respecto. Por lo tanto, la medida de la escasez de los bienes varía de acuerdo con la clase social a la que pertenece el individuo empleado como sistema de referencia.

12) Samuelson y Nordhaus hablan de la escasez en términos metafísicos. No se han visto influenciados por la filosofía de Hegel, donde se conciben las cosas como unidad de contrarios. Si hablamos de escasez, por lógica dialéctica deberíamos hablar también de su contrario: la abundancia. Los recursos de una sociedad no se presentan sólo en calidad de escasos, también se presentan en calidad de abundantes. Los ricos, por ejemplo, viven en la abundancia, mientras que los pobres viven en la escasez. Por lo tanto, la proporción entre la abundancia y la escasez de bienes depende de la clase social a la que pertenece el individuo en cuestión.

“Dado que los deseos son ilimitados, es importante que una economía saque el mayor provecho de sus recursos limitados, lo cual nos lleva al concepto fundamental de eficiencia. Eficiencia significa utilización de los recursos de la sociedad de la manera más eficaz posible para satisfacer las necesidades y los deseos de los individuos ”. Pg. 4.

Crítica

21) Samuelson y Nordhaus están envueltos en piel burguesa. De ahí que afirmen que los deseos sean ilimitados. Están pensando en los capitalistas, que cuanto más tienen más quieren. Todos sabemos que los capitalistas son insaciables en sus deseos de acumular riquezas. Lo que filosóficamente les sucede a Samuelson y Nordhaus es que son incapaces de pensar en una sociedad que no sea burguesa, en una sociedad donde, al contrario de la capitalista, los deseos sean moderados y limitados. ¿No estará la verdadera felicidad de todos en una sociedad donde los deseos sean moderados y limitados? Yo creo que sí. Si se ha establecido un salario mínimo, un tope mínimo de ingreso que asegure a los trabajadores la satisfacción de las necesidades básicas, por lógica dialéctica se debería establecer igualmente un ingreso máximo, un tope máximo de ingreso que evite el despilfarro y las desorbitadas acumulaciones de riquezas en manos privadas.

22) Según Samuelson y Nordhaus “eficiencia significa utilización de los recursos de la sociedad de la manera más eficaz posible para satisfacer las necesidades y los deseos de los individuos”. Pero de acuerdo con esa definición y con lo que observamos en la cruda realidad, podemos concluir que la economía capitalista, sobre todo a escala mundial, no es nada eficiente, pues mantiene a una gran parte de la población sin satisfacerle sus necesidades básicas.

Aún admitiendo que la economía capitalista, dentro de ciertos parámetros, es eficiente, el modo en que se satisfacen las necesidades y los deseos de los individuos es muy distinto. Depende de la clase social a la que pertenece el individuo en cuestión. Los ricos, por ejemplo, tienen muchas necesidades y la mayoría plenamente satisfechas; los obreros que perciben el salario mínimo tienen las necesidades básicas satisfechas, pero las necesidades superiores insatisfechas; y los pobres tienen las necesidades básicas sin satisfacer.

23) La economía esclavista y la economía feudal, al igual que la economía capitalista, empleaban sus recursos “escasos” para satisfacer las necesidades y los deseos de los individuos. Bajo este punto de vista no sabemos en qué se diferencia la economía capitalista de las economías esclavista y feudal. Por lo tanto, la definición dada por Samuelson y Nordhaus sólo nos habla de la índole general de la economía capitalista, pero no de su índole específica. Pero la cosa va más lejos: Samuelson y Nordhaus nos dan la definición de la índole general de la economía capitalista como si nos estuvieran dando la definición de su índole específica. De esa manera la definición de la índole general de la economía capitalista sirve para ocultar, hacer desaparecer, la definición de su índole específica.

Sabemos que en el esclavismo el modo en que se satisfacían las necesidades de los esclavistas era muy distinto del modo en que se satisfacían las necesidades de los esclavos. También sabemos que en el feudalismo el modo en que se satisfacían las necesidades de los señores feudales era muy distinto del modo en que se satisfacían las necesidades de los siervos. Y por lógica deducimos que para conocer esencialmente la naturaleza de las economías esclavista y feudal es necesario, no sólo hablar del modo en que  los recursos escasos eran empleados para satisfacer las necesidades de los individuos, sino también  de los diferentes modos en que se satisfacían las necesidades de dichos individuos. No hay que romperse la cabeza para ver que el modo en que satisface un individuo sus necesidades depende de la clase social a la que pertenece.

Resulta sospechoso, entonces, que Samuelson y Nordhaus no se refieran para nada a los distintos modos en que se satisfacen las necesidades humanas en el capitalismo. Hablan de la satisfacción de las necesidades humanas a secas, haciendo abstracción, dejando de lado, las diferencias en los modos de satisfacción. Así logran presentar la economía capitalista como una economía natural, carente de forma económico social. Pero al igual que sucedía en el esclavismo y en el feudalismo, hablar de las diferencias en los modos de satisfacción resulta clave para  comprender la esencia de la economía capitalista. Cualquier postura, como la de Samuelson y Nordhaus,  tendente a hacer desaparecer las diferencias en los modos de satisfacción en la economía capitalista, favorece los intereses de los capitalistas y les proporciona un gran activo ideológico.

CRITICA A LA TEORÍA DE LA UTILIDAD DE JEVONS

Las tesis fundamentales de Jevons sobre la  naturaleza de la utilidad son las siguientes:

Primera: La utilidad no es una cualidad inherente a las cosas, sino una propiedad circunstancial de las mismas que nace de su relación con las necesidades humanas.

Segunda: En consecuencia, nunca podremos afirmar de forma absoluta que unos objetos tienen utilidad y otros no. Así, por ejemplo, la fruta no recolectada para los consumidores no tiene la más mínima utilidad.

Tercera: todas las partes de una misma mercancía no tienen el mismo grado de utilidad. Así, por ejemplo, un litro de agua diario tiene la máxima utilidad, pues evita que nos muramos de sed; varios galones de agua tienen gran utilidad, puesto que nos permite satisfacer las necesidades de bañarnos, fregar el suelo, lavar la losa, etc.; pero por encima de estas cantidades la utilidad empieza a descender hasta llegar a cero.

Podríamos incluir algunas tesis más de Jevons sobre el particular, pero con estas nos basta para nuestro propósito. Ahora paso a exponer las tesis fundamentales de Marx sobre el mismo tema,  para luego pasar a  compararlas con las tesis de Jevons:

Primera: Marx proporciona dos definiciones de valor de uso: una, es una cosa que por sus propiedades puede satisfacer necesidades humanas, y dos, es una cosa que por sus propiedades puede ser útil en diversos aspectos.

Segunda: La utilidad de una cosa no flota en el aire. Condicionada por las propiedades del cuerpo de la mercancía no existe sin ellas.

Tercera: Los valores de uso se realizan en el uso o en el consumo.

Cuarta: En todo valor de uso se encierra una determinada actividad productiva conforme a un fin, esto es, trabajo útil.

CRITICA

De acuerdo con Jevons diremos que una manzana, por ejemplo, es útil porque satisface necesidades humanas, pero de acuerdo con Marx diremos que una manzana satisface necesidades humanas porque tiene propiedades nutritivas. El hombre primitivo, en su calidad de cazador, tuvo necesidad de lanzar objetos a sus presas. Fue la necesidad de cazar la que le obligó a usar piedras como elementos arrojadizos. Pero la utilidad de las piedras como elementos arrojadizos no dependía de que él las necesitara, sino del peso, volumen y configuración de las mismas. Por lo tanto, la utilidad  no es una  propiedad circunstancial de las cosas que nace de su relación con las necesidades humanas, sino una cualidad inherente a las cosas que depende en su existencia de las propiedades naturales de las  mismas.

Supongamos que tenemos una manzana en el frutero y que de momento nos abstenemos de consumirla. Por el hecho de que no se consume, Jevons deduce que la manzana deja de ser valor de uso. Es decir, que el no consumo de un valor de uso supone para Jevons la negación de su existencia como valor de uso. Si seguimos a Marx, el planteamiento cambia: aunque no consumamos la manzana, no por ello deja de ser valor de uso. Sigue siendo un valor de uso, lo que sucede es que no se realiza como valor de uso. Marx diferencia entre el ser de una cosa y su realización, en este caso, entre valor de uso y consumo, mientras que Jevons toma la no realización de un valor de uso como negación de su existencia como valor de uso. La diferencia  que presenta Marx entre ser y realización, Jevons la presenta como diferencia entre ser y no ser.

Supongamos ahora que al cabo de cinco días decidimos comernos la manzana. Pero no podemos hacerlo porque está podrida. La manzana ha perdido su condición de valor de uso, no porque no se consumiera, sino porque perdió sus propiedades nutritivas. Vuelve a quedar claro aquí que la utilidad de las cosas reside en sus propiedades naturales y no en su relación con las necesidades humanas.

Pensemos ahora en el guepardo y en uno de sus alimentos habituales: el impala. El impala libre y vivo es objeto de la necesidad alimenticia del guepardo, pero no es medio de consumo, no es apto para el consumo, no es un valor de uso. Sólo es apto para el consumo el impala capturado y muerto. Pero para que se produzca este cambio en la forma de existencia del impala, que de estar libre y vivo pase a estar capturado y muerto, el guepardo tiene que realizar una determinada actividad productiva conforme a un fin: cazar. Entre la  necesidad alimenticia del guepardo y su satisfacción media su trabajo de cacería. Por lo tanto, la utilidad de las cosas no brota de las necesidades humanas, sino del trabajo útil.

Conclusiones de la crítica

Los errores de Jevons son los siguientes: uno, ignora que la utilidad de una cosa reside en sus propiedades naturales, dos, no diferencia entre el ser de una cosa y su realización, confundiéndola con la diferencia entre ser y no ser, y tres, ignora que la utilidad de las cosas es obra del trabajo útil.

¿ES MARX METAFÍSICO O CIENTÍFICO?

( Distinción entre esencia y fenómeno)

Los economistas convencionales se niegan a reconocer que en economía es necesario distinguir entre la esencia de las cosas y su forma de manifestación. Las expresiones “esencia” y “forma de manifestación” les suena tanto a Marx y a su herencia hegeliana, que el rechazo es prácticamente instintivo. Y como no reconocen la necesidad de hacer tal distinción filosófica, ignoran que en la forma de manifestación las cosas se presentan a menudo distintas a como son en esencia. Por lo tanto, lo primero que debemos hacer será demostrar que esa distinción filosófica es un saber más corriente de lo que se supone y que el conocimiento de su poder inversor es básico para el desarrollo exitoso de  todas las ciencias.

Todos estamos acostumbrados a decir que el Sol sale por el Este y se pone por el Oeste. De hecho, de acuerdo con nuestra experiencia diaria y la información que nos suministra los sentidos, las cosas se presentan así: la Tierra aparece como un cuerpo inmóvil y el Sol aparece moviéndose alrededor de ella. Pero todos sabemos que en esencia las cosas ocurren al contrario: el Sol es el cuerpo inmóvil y la Tierra es el cuerpo móvil. Si expresáramos esta contradicción de forma dialéctica, estaríamos obligados a decir que el movimiento de la Tierra sobre sí misma genera la apariencia de que  el Sol  se mueve alrededor de aquella.

En este sencillo ejemplo quedan claras dos cosas: una, la necesidad que tienen los físicos de reconocer  la distinción filosófica entre esencia y forma de manifestación, y dos, la necesidad que tienen los físicos de saber que en la forma de manifestación las cosas se presentan al contrario de cómo son en esencia. En primer lugar, la Tierra, que es el cuerpo móvil, aparece como inmóvil, y el Sol, que es el cuerpo inmóvil, aparece como móvil. Y en segundo lugar, lo que en esencia es un movimiento de rotación, se presentan en apariencia como un movimiento de traslación.

Primera reflexión. ¿El hecho de que nosotros sepamos cómo son las cosas en esencia hace desaparecer su forma de manifestación? Dicho de forma más práctica: ¿el hecho de que nosotros sepamos cómo son las cosas en esencia implica que mañana, cuando nos levantemos de la cama y hagamos nuestra vida diaria, veremos las cosas tal y como son en esencia, esto es, al Sol inmóvil y a la Tierra  girando sobre sí misma? Pues no y mil veces no. El conocimiento de cómo son las cosas en esencia no disipa la ilusión generada por la apariencia, no evita que en su forma de manifestación las cosas sigan apareciendo invertidas.

Segunda reflexión. ¿El hecho de que nosotros sepamos cómo son las cosas en esencia hace necesario que le pidamos a los profesores que no enseñen a los niños en la idea de que el Sol sale por el Este y se pone por el Oeste y a las autoridades locales que se empeñen en convencer a los ciudadanos de que no calculen la hora observando la posición del Sol? Pues no y mil veces no. El conocimiento de la forma de manifestación de una cosa es tan necesario como el conocimiento de su esencia y, por lo tanto, las categorías fenoménicas son tan necesarias como las categorías de esencia.

Tercera reflexión. Si en un fenómeno físico tan sencillo, como es la relación de movimiento entre la Tierra y el Sol, es necesario distinguir entre esencia y forma de manifestación y saber que en la forma de manifestación las cosas aparecen al contrario de cómo son en esencia, ¿cómo no va a ser necesario hacer tal distinción y tener en cuenta tal saber en unos fenómenos tan complejos como son los económicos? Negarse a ello, como hace la economía convencional, es actuar en contra del saber filosófico más básico y, por lo tanto, en  contra de la ciencia. Puesto que la ciencia nació de la filosofía y  no debe proceder ignorando sus postulados básicos.

Cuarta reflexión. Lo que en economía es el valor, tal y como fue concebido por Marx, en nuestro ejemplo es la Tierra girando sobre sí misma. Lo que dice la economía convencional es que como el valor, tal y como lo concibió Marx, no puede percibirse por los sentidos, no habiendo manera de descubrirlo en el mercado, debemos concluir que dicho valor no es más que un ente metafísico inventado por la mente ideologizada de Marx. Si aplicáramos a nuestro ejemplo el procedimiento seguido por la economía convencional en el tratamiento crítico del concepto de valor de Marx, estaríamos obligados  a plantear las cosas en los siguientes términos: cómo no podemos ver a la Tierra girar sobre sí misma, debemos concluir que dicho movimiento no es más que un ente metafísico inventado por la mente de los astrónomos.

Para los economistas convencionales las cosas son tal y como aparecen: es el capital la causa del interés, y la tierra la causa de la renta del suelo (es el Sol el que se mueve sobre la Tierra.) Pero para Marx las cosas no son tal y como aparecen: no es la tierra la causa de la renta del suelo ni el capital la causa del interés, sino que la causa del interés y de la renta del suelo es la fuerza de trabajo (es la Tierra  la que se mueve.) Lógicamente los economistas convencionales están en su derecho de argumentar en contra de que  las cosas sean como dice Marx. Pero la economía convencional no argumenta en contra de Marx, sencillamente lo descatalogan como científico. ¿Y por qué? Porque Marx hace uso de la distinción filosófica entre esencia y forma de manifestación cuando analiza los hechos económicos. Pero en verdad los que no actúan como científicos son los economistas convencionales, que ignoran que todas las ciencias, o la mayoría de ellas, actúan sobre la base de ese conocimiento filosófico.

TEORIAS SOBRE EL INTERCAMBIO

(Crítica a la economía oficial)

En el presente trabajo haré uso de tres obras teóricas: ECONOMIA de Samuelson y Nordhaus, La teoría  de la Economía Política de William Stanley Jevons, y  Análisis Económico de Kenneth E. Booulding. A partir de aquí cuando me refiera a ellas sólo indicaré el autor y la página. Con el propósito de determinar el uso correcto de la palabra “valor”, Jevons habla de si en un mercado 1 tonelada de hierro se cambia por 1 onza de oro, “la expresión más correcta y segura es que el valor de la tonelada de hierro es igual al valor de la onza de oro, o que sus valores están en relación  uno a uno”. (p. 121) Dicho en términos de Marx, el intercambio entre la tonelada de hierro y la onza de oro se puede representar por medio de la ecuación: 1 tonelada de hierro = 1 onza de oro, esto es, 1 tonelada de hierro/1onza de oro = 1. Esta es la primera idea que queremos dar por sentada: Jevons afirma que la relación de intercambio entre dos mercancías es una relación de igualdad. A esta afirmación de Jevons la denominaremos primera tesis de la economía oficial.

“En un sistema de mercado, todo tiene un precio, que es el valor del bien expresado en dinero”. (Samuelson y Nordhaus, p. 27) En esta definición de precio está contenida la idea de que entre las mercancías y el dinero hay una relación de expresión. Y en esta relación de expresión se ve con claridad que la mercancía y el dinero no desempeñan el mismo papel: la mercancía desempeña un papel activo, puesto que es el miembro de la relación que expresa su valor, mientras que el dinero desempeña un papel pasivo, puesto que es el miembro de la relación que sirve de material de expresión del valor de la mercancía. A esta afirmación de Nordhaus y Samuelson, que entre la mercancía y el dinero hay una relación de expresión, la denominaremos segunda tesis de la economía oficial.

Supongamos que 1 tonelada de hierro tenga un precio de 1000 pesetas. De acuerdo con la definición de precio, las 1000 pesetas sirven para expresar el valor de 1 tonelada de hierro. Pero que 1 tonelada de hierro tenga un precio de 1000 pesetas implica que, en condiciones normales, la tonelada de hierro se cambiará por 1000 pesetas. “Pero en economía siempre necesitamos “atravesar el velo” del dinero para expresar las verdaderas consecuencias de las distintas decisiones”. (Samuelson y Nordhaus, p. 27) Sigamos entonces el consejo de Samuelson y Nordhaus y atravesemos el velo del dinero. Si una tonelada de hiero vale o es igual a 1000 pesetas y una onza de oro vale o es igual a 1000 pesetas, entonces una tonelada de hiero vale o es igual a una onza de oro. Por lo tanto, la relación de cambio entre la mercancía y el dinero no es más que una caso especial de la relación entre dos mercancías. Por lo tanto, la afirmación de que la relación de cambio entre las mercancías y el dinero es una relación de expresión, nos lleva a la afirmación de que la relación de cambio entre las propias mercancías también es una relación de expresión.

Resumiendo: cuando se analiza el fenómeno del cambio, y de acuerdo con la economía oficial, hay que tener en cuenta dos determinaciones fundamentales: primera, que la  relación de cambio es una relación de igualdad, y segunda, que la relación de cambio es una relación de expresión. Pero la economía oficial, a pesar de establecer estas dos tesis como premisas de su teoría del cambio, no dedica página alguna a analizar el cambio entre  mercancías ni como relación de igualdad ni como relación de expresión. Por lo tanto, procede de una forma totalmente inconsecuente. Lo peor del caso es que encima, cometiendo esta flagrante inconsecuencia, la economía  oficial se presenta en sociedad como el no va más  del rigor científico.

Pero la economía oficial no sólo es inconsecuente con las premisas que establece, sino que va más allá y llega al absurdo: “Cuando una persona acepta comprar un Ford a un concesionario por dos millones de pesetas, eso indica que para ella el Ford vale más que dos millones de pesetas y que para el concesionario los dos millones de pesetas valen más que el Ford”. (Samuelson y Nordhaus, p. 27) Esta interpretación del fenómeno del cambio tira por los suelos la primera tesis de la economía oficial, aquella que dice que la relación de cambio entre dos mercancías es una relación de igualdad. Si el Ford vale para el comprador más de dos millones de pesetas, debemos suponer que para él vale, por ejemplo, dos millones doscientas mil pesetas. Si a esta  situación aplicamos la primera tesis de la economía oficial, obtenemos la ecuación absurda de que  2.000.000 pesetas = 2.200.000 pesetas. Es decir, el comprador cambia un valor en pesetas de dos millones de pesetas por un valor en Ford de 2.200.000 pesetas. No hay que ser muy listo para descubrir que esto es un disparate. Y si para el vendedor los dos millones de pesetas valen más que el Ford, debemos suponer que  para él  el Ford vale, por ejemplo, 1.800.000 pesetas. Si a esta situación aplicamos la primera tesis de la economía oficial, obtenemos la ecuación igualmente absurda de que 1.800.000 pesetas = 2.000.000 pesetas. Es decir, el concesionario cambio un valor en Ford de 1.800.000 pesetas por un valor en pesetas de 2.000.000 de pesetas. ¡Otro disparate!

Si analizamos las cosas más en detalle,  comprobamos que el Ford no tiene un valor sino tres: el que paga el comprador y recibe el vendedor, dos millones de pesetas, el que se imagina el comprador, 2.200.000 pesetas, y el que se imagina el vendedor, 1.800.000 pesetas. En verdad que no hay por donde coger esta teoría que se presenta como excelente en el rigor. Pero lo cierto es que el único valor objetivo, perceptible y externo, es el de dos millones de pesetas, el que paga el comprador y recibe el vendedor.  Mientras que el valor que se imagina el comprador y el que se imagina el vendedor son fenómenos inmanentes a la psicología del vendedor y del comprador. Resulta curioso comprobar cómo la economía oficial pone el grito en el cielo porque Marx concibe el valor como algo inmanente a las mercancías y, sin embargo, habla de dos inmanencias psicológicas de muy difícil  contrastación. De todos modos, y procediendo con sentido común, cabe preguntarse: ¿qué importancia práctica tienen los precios que se imaginan el comprador y el vendedor frente al precio que en verdad paga el comprador y cobra el vendedor?  Ninguna.

Lo peor del caso es que el señor Boulding quiere presentar esta interpretación del fenómeno del cambio como la interpretación apropiada, frente a la interpretación inapropiada de Marx. Esto es ser cara dura y nada más que cara dura. Puesto que, como ha quedado demostrado, la teoría sobre el fenómeno del cambio por parte de la economía oficial es, en parte, inconsecuente con las tesis que establece, y en parte, un disparate y una irracionalidad. Pero dediquémonos ahora a examinar las excelencias mentales del señor Boulding.

Boulding parte de un ejemplo análogo al de Samuelson y Nordhaus para analizar el fenómeno del cambio. Habla de una tal señora Jones que le compra a un tendero un kilo de mantequilla por trescientas pesetas. “...la señora Jones cree que un kilo de mantequilla vale más que trescientas pesetas y el tendero piensa que trescientas pesetas valen más que 1 kilo de mantequilla” (p. 51) Aunque Boulding rechaza la idea de un valor intrínseco a la mercancía, en su análisis del fenómeno del cambio presupone dos hechos intrínsecos: la creencia de la señora Jones y el pensamiento del tendero. Me gustaría saber qué método utiliza la economía oficial para verificar la existencia de esos hechos inmanentes a los agentes del cambio, puesto que a primera vista no resultan observables. Marx a este respecto habla del motivo material del intercambio: como la señora Jones necesita comer y el dinero no le vale para ese fin, cambia el dinero por un valor de uso que le sirva para tal fin, la mantequilla. Por su parte, el tendero no ha comprado la mantequilla para comérsela sino para hacer negocio, esto es, para venderla por una suma de dinero superior al precio de costo. Así que cambia su mercancía por dinero. Esta explicación proporcionada por Marx sobre el motivo material del intercambio, a diferencia de los supuestos psicológicos de la economía  oficial, si es totalmente contrastable.

Boulding se pregunta: ¿Cómo es posible que algo valga más para una persona que para otra? Y responde: “cuanto más tengamos de una cosa, menos necesitamos de ella. Si sólo tenemos 60 gramos de azúcar a la semana, recibiremos con alegría otros 30 gramos adicionales. Sin embargo, si tenemos 300 gramos de azúcar por semana, 30 gramos significarán muy poco. Cuanto más azúcar tengamos, menos necesitaremos otros 30 gramos. Cuanto menos azúcar poseamos, más necesitaremos esos 30 gramos de azúcar”. (p. 51)Aquí, en el razonamiento de Boulding, hay un truco de orden lógico teórico. En todo concepto cabe distinguir el objeto del contenido. Según Boulding el objeto del concepto que él está analizando es el de valor  y el contenido del concepto que él presenta es, por una parte, la cantidad que una persona posea de un determinado bien, y  por otra parte, el grado en que esté satisfecha su necesidad de ese bien.  ¿En qué consiste entonces el truco lógico de Boulding? En que al objeto del concepto le pone un nombre, el de valor, mientras que el contenido conceptual que expone corresponde al concepto de valor de uso, cantidad que se posee de un bien y grado de satisfacción de la necesidad. ¿Cómo deshacer el truco de Boulding? Muy fácil: donde Boulding pone la palabra “valor” nosotros pondremos la palabra “necesidad”,  demostrando que con este cambio de palabra el sentido de sus afirmaciones no cambia en nada. Donde Boulding dice que para la señora Jones 1 kilo de mantequilla vale más que  trescientas pesetas,  nosotros diremos que la señora Jones necesita más la mantequilla que el dinero, puesto que la mantequilla se come y el dinero no. Y cuando Boulding dice que para el tendero las trescientas pesetas valen más que 1 kilo de mantequilla, nosotros diremos que el tendero necesita más el dinero que la mantequilla,  puesto que compró la mantequilla no para comérsela sino para sacar más dinero del que invirtió en su compra. Está claro que las expresiones de Boulding  “es más valiosa” y “tiene más valor” no son más que metamorfosis mal intencionadas de las expresiones “es más necesaria” y “tiene más necesidad”.

Profundicemos un poco más en estas metamorfosis lingüísticas. Boulding dice: ¿cómo es posible que la mantequilla valga más para la señora Jones que para el tendero?  Esta pregunta es una expresión  metamorfoseada de esta otra: ¿cómo es posible que la mantequilla sea más necesaria para la señora Jones que para el tendero? A lo que Boulding responde: cuanto más tengamos de una cosa, menos necesitamos de ella; y cuanto menos tengamos de una cosa, más necesitamos de ella. Como la señora Jones tiene poca o ninguna mantequilla, necesita mantequilla; y como el tendero tiene mucha, no la necesita. Está clarísimo de que contenido conceptual está  hablando aquí Boulding: del valor de uso, de la cantidad que poseamos de ellos y del grado en que  satisfacen nuestras necesidades. ¿Por qué entonces Boulding denomina al objeto de este contenido conceptual “valor” cuando el que le corresponde en propiedad es el de valor de uso? Por una razón muy sencilla: para escamotear el estudio de la verdadera naturaleza del valor.

“Esta proposición (el hecho de que algo valga más para una persona que para otra) puede aparecer incluso demasiado evidente para hacerla, pero resulta sorprendente comprobar las dificultades  que ha dado origen en los estudios económicos el no comprender la verdad que encierra. Así, Carlos Marx argumentó que como un cambio es una ecuación, las dos cosas que son iguales deben de tener un atributo en común. Marx decidió que el atributo común era el trabajo. Este error, que se extiende a toda la escuela “clásica” de la Economía, podría haberse evitado si se hubiese interpretado con más propiedad el fenómeno del cambio” (Boulding, p. 51)

Empecemos primero por enmendar las tergiversaciones del pensamiento económico de Marx llevadas a cabo por Boulding. No es cierto que Marx afirmara que el cambio es una ecuación, sino que la relación de cambio entre dos mercancías se puede representar por una ecuación. Es obvio que  “ser” y  “representar” no son palabras de igual significación. Tampoco es cierto que Marx decidiera que el atributo que comparte  las mercancías en común fuera el trabajo, sino que lo demostró. Es obvio también que decidir cuál es el  atributo común de las mercancías y demostrarlo son actividades intelectuales muy distintas. Pero tampoco es cierto que Marx demostrara que el atributo común de las mercancías es el trabajo, sino el trabajo humano abstracto. En economía marxista es esencial distinguir entre trabajo útil y trabajo humano abstracto, circunstancia que Boulding pasa totalmente por alto.  Por lo tanto, está claro que Boulding es un tergiversador del pensamiento económico de Marx.

Resumamos las críticas a la economía oficial, que tanto se las da de rigurosa y científica frente a la supuesta naturaleza ideológica y carencia de rigor del pensamiento económico de Marx. Primera: la economía oficial no es consecuente con las premisas que establece,  puesto que determinando que la relación de cambio es una relación de igualdad y una relación de expresión, no analiza el intercambio entre mercancías  ni como relación de igualdad ni como relación de cambio. Segunda: combina de forma fraudulenta en un mismo pensamiento el objeto del concepto de valor con el contenido del concepto de valor de uso. Para ello metamorfosea la palabra “necesidad” en la palabra “valor”, evitando así analizar la verdadera naturaleza del valor. Y tercera: tergiversa de forma burda y descarada el pensamiento económico de Marx  para facilitar “su crítica rigurosa”, que así y todo no deja de ser superficial.

CRÍTICA A MICHIO MORISHIMA

(Valor y precio)

“...la teoría del valor trabajo podría aun ser criticada porque los valores, a diferencia de los precios, no son observables ni existe ninguna institución que los determine, y parece razonable que la ciencia ignore un concepto tan metafísico” (p. 28)

Lo primero que deberíamos preguntarle a Morishima es si él ha tenido la oportunidad de ver en alguna ocasión a la fuerza de la gravedad. Estaría obligado a respondernos que no, que a lo largo de su dilatada vida jamás ha tenido la oportunidad de verla. Por lo tanto, y de acuerdo con el procedimiento que ha seguido Morishima con el concepto de valor de Marx, la ciencia debería ignorar el concepto de fuerza de gravedad porque el objeto de dicho concepto no es observable.

Pero la ciencia no haría tal cosa, no llegaría a tal extremo de insensatez y  de falta de razón teórica. Lo que sin duda sí haría sería rechazar la afirmación crítica  de Morishima, por su falta de fundamentos gnoseológicos y por ser contraria al desarrollo de la ciencia. Ya que el desarrollo de la ciencia, y muy en especial el de la ciencia matemática, se basa en el conocimiento de esencias no observables.

Avancemos un poco más en este camino. Si desde la ventana de un segundo piso dejamos suelta una manzana, ésta caerá hasta chocar contra el suelo. De la existencia de este hecho observable inferimos que en la Tierra hay una fuerza que atrae hacia ella a la manzana. Es decir, tomamos constancia de la existencia de la fuerza de la gravedad,  no por medio de una percepción inmediata de la misma, sino por medio de la percepción de su expresión o manifestación objetiva. Y la caída de la manzana desde el segundo piso hasta el suelo es la manifestación objetiva de la existencia de la fuerza de la gravedad. Por lo tanto, el conocimiento de la fuerza de la gravedad es mediato y no inmediato.

Esta contradicción entre esencia y fenómeno (o manifestación) que se nos presenta en el conocimiento de la fuerza de la gravedad, también se nos presenta en el conocimiento del valor de las mercancías. En el mercado resulta imposible percibir de forma inmediata el valor de las mercancías, no obstante, si podemos observar su precio, que no es más que la manifestación objetiva de la existencia del valor. De hecho, hasta la propia economía contemporánea define el precio como la expresión (o manifestación) en dinero del valor de las mercancías. Por lo tanto, es un absurdo total que Morishima acepte la existencia objetiva del precio y al mismo tiempo rechace aquello de lo que es expresión el precio, esto es, el valor. Si Morishima quisiera hacer compatible su aceptación del precio con su rechazo del valor, debería dar una definición de precio que no incluyera la referencia al valor de las mercancías. Pero mientras esperamos a que nos dé tal definición, debemos declarar que Morishima no procede con rigor científico cuando crítica el pensamiento económico de Marx.

Si Morishima hubiera procedido con rigor, no debió haber afirmado que el valor no es observable, sino que de él no tenemos una percepción inmediata. Pero del hecho de que del valor no tengamos un conocimiento inmediato no podemos inferir que sea incognoscible y, por lo tanto, que su conocimiento sea metafísico. Puesto que la ciencia no sólo se compone de conocimientos inmediatos, sino también, y en mayor medida, de conocimientos mediatos. De manera que Morishima debió haber demostrado que del valor no sólo no tenemos conocimiento inmediato, sino tampoco podemos tener un conocimiento mediato. Sólo si hubiera hecho tal demostración, sería legítima su propuesta que el concepto de valor de Marx no tenga carta de ciudadanía en la economía contemporánea.

Pero tampoco es del todo cierto que el valor de las mercancías no es observable. Es totalmente cierto que las mercancías existen y se realizan como valores en el mercado,  pero también es totalmente cierto que el valor no se crea en el mercado sino en la producción. ( Al menos esto es así en la concepción de Marx) Sin embargo, Morishima no se tomó la molestia de estudiar y someter a crítica el proceso de creación del valor que Marx elaboró en El Capital, donde resulta totalmente observable el valor. Surge una pregunta: ¿cómo es posible que Morishima afirme que el concepto de valor de Marx es metafísico sin haber estudiado y criticado  la parte de El Capital donde Marx expone cómo se crea el valor? Sólo cabe una explicación: Morishima no es serio ni honesto, y como crítico del pensamiento económico de Marx es puro fraude.

Morishima se nos presenta como una persona que persigue el loable fin de darle expresión rigurosa al pensamiento de Marx. Aparentemente los marxistas deberíamos estar muy agradecidos con que un economista de tanto prestigio le dé rigor al pensamiento económico de Marx.  Pero bajo ese loable fin se oculta una intención malvada: con dicha pretensión se presenta a sí mismo en el papel del científico, con todo el rigor que eso conlleva, y a Marx en el papel de metafísico e ideólogo, con toda la falta de rigor que eso conlleva. Pero según hemos podido ver en todo lo que llevamos dicho, Morishima ni es riguroso ni es honesto en la crítica al pensamiento económico de Marx. No es cierto que él represente a la ciencia y Marx a la ideología y a la metafísica. Nada es lo que parece en Morishima, aunque tenga engañado a propios y a extraños.  Lo repito: Morishima, como crítico del pensamiento económico de Marx,  es puro fraude.

CRITICA A SILVIO GESELL

(El orden económico natural. Primera parte: El dinero tal cual es)

Escuchemos primero como leyó Gesell a Marx: “Si abstraemos –decía Marx- de las sustancias elaboradas, las cualidades corporales, queda tan solo una propiedad, el valor”. Y escuchemos ahora cómo armó su crítica: “ Quien acepte estas palabras escritas al principio de la obra El Capital sin descubrir en ellas algo sospechoso, puede seguir leyendo tranquilamente. Ya no se pervertirá. Pero quien se plantee el interrogante: ¿qué es una cualidad separada de su materia?, o perderá la razón, o la tachará de tontera, y su punto de partida de fantasía”. El truco principal de este crítico de Marx estriba en tergiversar previamente las palabras de Marx, aderezarlas a su manera, para después armar una crítica a la medida de sus propios intereses. Y no sólo tergiversa las ideas de Marx, sino además las oscurece y las empobrece.

Oferta y Demanda Agregada

El Modelo de Oferta y Demanda Agregada , probablemente sea el modelo macroeconómico más utilizado . Resulta muy útil para analizar la inflación, el desempleo, el crecimiento y , en general, el papel que desempeña la Política Económica.


La Demanda Agregada de una economía en un periodo dado esta determinada por el gasto total en consumo privado, el gasto publico, inversión y exportaciones netas. La curva de Demanda Agregada recoge la relación existente entre el nivel general de precios de la economía y el nivel de gasto agregado o demanda de todos los bienes y servicios de la economía. Conforme aumenta el nivel de precios , el gasto agregado será menor. Al elevarse el nivel de precios, la cantidad de bienes y servicios que puedan adquirirse con un stock determinado de dinero y de otros activos financieros disminuye. Además, un nivel de precios creciente hará que los bienes y servicios sean menos competitivos en los mercados internacionales y por lo tanto, la demanda exterior neta disminuirá. Para obtener la curva de Demanda Agregada de la Economía se requiere que el mercado de bienes y servicios, y el mercado de dinero, ambos estén en equilibrio.

Por su parte, la Oferta Agregada se define como la cantidad total de bienes y servicios que se ofrecen a la venta a los diferentes precios medios posibles. Si bien hay consenso entre los economistas con respecto a la demanda agregada, existe una dicotomía considerable en relación a la forma de la función de oferta agregada. En este trabajo se presentara las funciones de forma analítica de OA y DA no lineales y un ejercicio en Matlab, para la determinación del precio y la cantidad de equilibrio. Se analizaran un cambio en el tipo impositivo , un aumento en el gasto publico y un cambio tecnológico en la economia.

Autores:

Cruz Calisaya, Marcos mrobe21@hotmail.com

García Arancibia, Rodrigo arquimediano@hotmail.com

Rojas, Jesús Manuel jesman@argentina.com


© zonaeconomica.com - 2006

Piero Sraffa

El presente trabajo presenta sucintamente las principales contribuciones a la teoría económica del economista italiano Piero Sraffa. Su aporte se estructura aquí en dos ramas centrales: por un lado, sus criticas al realismo de los modelos neoclásicos que analizan el comportamiento de la firma en competencia perfecta o monopolio; y por otro, a partir del modelo desarrollado en su “Producción de Mercancías por Medio de Mercancías”, se tratarán los problemas del valor y distribución del excedente y el fenómeno de reversión del capital. Esta última parte se estructura sobre la base de la obra de Alfredo Monza, ”Sraffa y sus Usos”, destacándose la visión heterodoxa de Sraffa para resolver los problemas planteados.


Sebastián Álvarez

salvarez@eco.unc.edu.ar

Febrero de 2006





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