Patrón de especialización exportadora

La búsqueda del desarrollo en América Latina ha atravesado experiencias fallidas,

tanto por procesos de desarrollo autóctonos, hacia adentro (ISI), como por otros guiados por la liberalización del mercado interno al comercio y la inversión internacional (neoliberalismo). La gran disyuntiva en materia de especialización internacional ha sido la sustitución de importaciones o el fomento exportador.



Carlota Pérez, autora de inclinación neoliberal, sostiene que el desarrollo en las condiciones de la globalización es un juego que los países subdesarrollados deben aprender a jugar y utiliza la analogía de un blanco móvil para explicar que es necesario identificar las oportunidades que proporciona la revolución industrial y tecnológica en curso, para procurar una inserción competitiva.

Parece absurdo que todavía se siga pensando que con los resquicios que dejan los países desarrollados -que concentran las inversiones y resultados científicos técnicos en el ámbito mundial- , pueda transformarse la situación económica y social latinoamericana. No puede negarse la importancia de advertir a tiempo cuáles son las ramas, sectores y países más dinámicos en el comercio mundial, pero lo cierto es que el fomento exportador no es suficiente. Sería algo así como pretender ser un vagón remolcado por una locomotora que sólo piensa en sus propios intereses.

Esta claro que ningún país puede proponerse hoy la autarquía; ningún país puede hoy subsistir ni desarrollarse sin expandir su comercio exterior. Pero, como bien apunta Theotonio Dos Santos, “la clave del comercio se encuentra en la productividad y no en la libertad arancelaria”. Los chinos no han firmado tratados de libre comercio ni se puede decir que tienen una estructura comercial realmente “libre” en el sentido capitalista. China continúa siendo un país bastante cerrado al comercio internacional. Tanto es así que sus compras son limitadas. Su éxito comercial se apoya en: una moneda de valorización relativamente baja; mano de obra barata y altamente calificada educacional y culturalmente; legislación especial de los distritos industriales, estos sí muy libres; subsidios a los sectores de alta tecnología que invierten en el país, buscando garantizar su transferencia dentro del mismo; y control de los excedentes de moneda firme generado por los superávit comerciales gigantescos que produce con el resto del mundo, sobre todo con EE.UU.



Los tres patrones de especialización exportadora que se han ido consolidando en América Latina, uno de ellos, la SRNAL analizado en el presente trabajo-, no han logrado siquiera acercarse a los resultados obtenidos por China. El modelo seguido por América del Sur, la exportación basada en recursos naturales, tropieza con la protección establecida por los países desarrollados. En los marcos de la OMC, Estados Unidos ha buscado evitar otorgar concesiones arancelarias para los productos agrícolas, los cuales son sensibles a las importaciones, además de mantener subsidiada su agricultura.

En el caso del patrón de especialización exportadora seguido por la SRNAL y los países más pequeños de América Central, anteriormente analizada en la presente tesis, las actividades de exportación han operado bajo el régimen de maquila y pese a tratarse de plantas básicamente montadoras de insumos intermedios importados, en todos los casos se trata de ramas intensivas en el uso de mano de obra, que emplean tecnologías de última generación y una sofisticada logística de abastecimiento justo a tiempo de partes y componentes, técnicas de calidad total etc., traídas casi íntegramente desde las respectivas casas matrices; todas producen casi íntegramente para competir en el mercado interno de los EE.UU.

Sin embargo, del valor total de la producción, lo que retienen los países de la región, son básicamente la partida correspondiente a salarios, pues son cadenas productivas organizadas en base a las ventajas comparativas de la región en materia salarial, que además, son susceptibles de ser aventajadas por otras regiones del mundo, como ha sido lo ocurrido con China.



En lo que respecta al patrón de especialización exportadora correspondiente a los países del Caribe y Panamá, generalmente orientados a la exportación de los servicios, principalmente asociados con el turismo, las finanzas y el transporte (particularmente en el caso de Panamá), se observa que son actividades que no producen efectos de arrastre de consideración hacia adelante y hacia atrás, de modo que su impacto sobre el crecimiento es débil.

Aunque actualmente se aprecia un giro favorable como consecuencia del ascenso vertiginoso de las economías de China y la India, resulta bastante inseguro hallar fuentes dinámicas y estables de especialización exportadora para los países subdesarrollados.

América Latina necesita potenciar sus exportaciones, pero el fomento de éstas debe organizarse en forma de cadenas productivas nacionales, de modo que los mercados de exportación, sirvan de pivotes para el desarrollo de los demás sectores de la economía. De otro modo, se operará una expansión de las importaciones que virtualmente anulará los beneficios de la exportación, los que irán a parar a las empresas transnacionales que organizan las cadenas en su beneficio.

Autor: Eloy Samuel Ramírez Acosta - 2008