La esencia inhumana del neoliberalismo
por Juan ALVAREZ
"Fuera del neoliberalismo no hay salvación. Hemos llegado al final de la historia. No hay otra posibilidad, no hay otra salida más que el neoliberalismo. Todas las demás ideologías fracasaron. Lo que sirvió en las décadas pasadas fue un sueño que no soluciona nada. El capitalismo neoliberal es el único sistema capaz de producir riqueza, trabajo y bienestar social"
(Fukuyama, El fin de la historia)
Estas palabras de Fukuyama expresan el común sentir de la inmensa mayoría de los ideólogos, economistas y políticos del mundo. Por tanto, el neoliberalismo aparece no sólo como la nueva ideología del sistema global sino también como la única real. Las demás son sueños y fantasías.
En el contexto de la globalización imperialista, neoliberalismo (en Europa, aparece bajo el nombre más discreto de "tercera vía" o "nuevo centro") y pensamiento único constituyen los soportes fundamentales del nuevo orden mundial tras la desaparición del bloque estalinista.
Como vimos en la anterior tertulia sobre el fascismo, el capitalismo dispone de diversos modelos de dominación política -"democracia", dictadura o bonapartismo y fascismo-. De igual forma también dispone de diversos modelos de gestión económica: keynesianismo, liberalismo, etc.
Como la propia palabra indica, neoliberalismo significa etimológicamente "nuevo liberalismo". El termino se comenzó a usar en círculos liberales para designar una doctrina que intenta «modernizar» los postulados del viejo liberalismo, aunque manteniendo en vigencia sus principios básicos. Por tanto, sería necesario entender que es el liberalismo, en primer lugar.
La génesis del liberalismo
Tras las revoluciones burguesas inglesas del siglo XVII, la francesa del S. XVIII y de la independencia norteamericana, se implantó en todos los países civilizados de la época un sistema que fue denominado liberalismo.
El liberalismo se basó en las libertades políticas y económicas. En este orden postuló el libre mercado, basado en el libre juego de la oferta y la demanda, como único regulador de las relaciones económicas entre las personas. Puso en vigencia la política del «dejar hacer, dejar pasar», que institucionalizó el mercado autorregulado y el estado como custodio de la propiedad privada.
La falta de preocupación por las condiciones de los trabajadores que demostraron los liberales burgueses y que determino prolongadas jornadas laborales de trabajo sin ningún control de los menores de edad y las mujeres, condiciones deplorables en los establecimientos industriales y bajos salarios, llevó a los obreros a crear organizaciones sindicales y a fundar partidos socialistas, que inciaron una persistente defensa de los derechos de los trabajadores.
Los partidos socialistas pusieron énfasis en la necesidad de hacer realidad las abstractas libertades políticas y económicas enunciadas por la burguesía liberal, a las que sumaron su lucha por una mayor igualdad y confraternidad entre las personas. Es así como el movimiento socialista hace suyas las consignas de la Revolución francesa, en lo referente a las libertades políticas. A la lucha de los socialistas, se debe la conquista del sufragio universal, que era un privilegio solo para los propietarios de fabricas, comercios y tierras.
Además las luchas de los trabajadores y de los socialistas, lograron conquistas como la reduccion de las jornadas de trabajo a ocho horas, y señaló los inconvenientes que «la ley de la selva» sancionada por los liberales en lo económico, ocasionaba al bienestar de las grandes mayorías constituidas por la clase laboriosa de la sociedad.