Los NEOCLÁSICOS, encuentran su fundamento en el individualismo metodológico (que explica los fenómenos económicos y sociales a través de comportamientos individuales).
Al igual que los clásicos, los neoclásicos afirman que el mercado se autorregula por sí mismo y afirman que a largo plazo, todos los mercados tienden al equilibrio.
La teoría neoclásica, se diferencia como economía pura de la economía política ( planteada por Adam Smith). Por tal motivo, la designación neoclásica indica erróneamente cercanía a los clásicos, debido a que se pueden encontrar diversas diferencias, entre ellas, que los neoclásicos investigan la economía pura y suprimen por eso el área de la política; la teoría de la productividad marginal sirve en lugar de la teoría del valor-trabajo como teoría de la distribución y determinación de los precios; los neoclásicos se orientaron en la lógica matemática y por ellos es estática-comparativa, mientras que los clásicos efectúan un análisis más dinámico y por último, los neoclásicos ubican sólo al intercambio como aspecto central, mientras que para los clásicos son significativos tanto el intercambio como la producción.
Clarificando, la definición matemática parte de individuos que toman decisiones guiándose sólo por la información que les suministran los precios, y que actúan en el marco de ciertas condiciones, entre las que se destaca la existencia de un precio único para cada bien. Por otra parte, la optimización es la forma neoclásica de la racionalidad. Se trata de ponderar entre distintas posibilidades y elegir entre ellas la mejor opción. La optimización se puede definir como la minimización de algo malo o la maximización de algo bueno.
Los neoclásicos se concentran más en el proceso de demanda, tomando ésta como la función principal.
Por último, cabe destacar, que las ideas de esta escuela se encuentran vigente en mayor proporción hoy en día y que esta teoría realiza una gran cantidad de abstracciones, entre ellas, supone que la economía se encuentra en un estado de pleno empleo y el mercado en situación de competencia perfecta. Ambas, situaciones que en la realidad no se ven reflejadas.
Autor: Darío Blatman