El Debate Macroeconómico Actual: Nuevos Clásicos vs. Nuevos Keynesianos

Ya en las últimas décadas se han asentado dos tradiciones intelectuales en macroeconomía. Una cree que los mercados funcionan mejor si no se interviene en ellos -los monetaristas, los nuevos clásicos-; la otra cree que la intervención del gobierno puede mejorar notablemente el funcionamiento de la economía -keynesianos, nuevos keynesianos-. El aporte de ambas tradiciones está dado por los refinamientos que vienen haciendo a las bases de la teoría económica -desarrolladas principalmente por las escuelas clásica, neoclásica y keynesiana-, bases que han dado forma al núcleo teórico hoy vigente y a partir del cual los gobiernos fundamentan sus políticas económicas.


De esta forma, en los años sesenta el debate entre estas dos tradiciones involucraba por un lado a los monetaristas, encabezados por Milton Friedman, y del otro a los seguidores de Keynes, entre ellos Franco Modigliani y James Tobin. Ya en los años setenta, el debate sobre los mismos temas convirtió a los nuevos macroeconomistas clásicos en protagonistas. Esta escuela, que ha mantenido su influencia en los ochenta y noventa, cuenta entre sus líderes a Robert Lucas, Thomas Sargent, Robert Barro, Edward Prescott y Neil Wallace, que comparten con Friedman muchos puntos de vista sobre política económica. Conciben el mundo como un lugar donde los individuos actúan racionalmente buscando su propio interés en mercados que se ajustan rápidamente a condiciones cambiantes. Para ellos, la intervención del gobierno sólo consigue empeorar las cosas.

Pero si bien los nuevos clásicos siguen teniendo una gran influencia en la macroeconomía actual, en los ochenta surgió una nueva generación de académicos, los nuevos keynesianos, formados en la tradición keynesiana, aunque han ido más allá de la misma. Se destacan en esta corriente George Akerlof, Janet Yellen, Oliver Blanchard, Greg Mankiw, Larry Summers y Ben Bernanke -este último hoy mencionado como posible sucesor de Greenspan en el FED-. Ellos no creen que los mercados se vacíen siempre, sino que intentan comprender y explicar exactamente por qué puede ser que esto no ocurra.