por Darío Blatman
La obra “ Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero “, publicada por John Maynard Keynes en el año 1936, es la culminación a la crítica de uno de los aspectos de la Teoría del Equilibrio, planteada por los clásicos. Éste reconocido economista, pretendía demostrar la posibilidad de un equilibrio con desocupación.
Dentro de la economía marginalista (neoclásica), opera la Ley de Say, la cuál se traduce en que toda oferta crea su propia demanda. Se debe tener en cuenta que las empresas son demandantes de trabajo y las personas oferentes del mismo. En consecuencia, según Say, siempre que la gente oferte más trabajo del que las empresas demanden se producirá un exceso de oferta, por lo que se reducirá el precio ( salario) para así arribar nuevamente a la situación de equilibrio. Si no se llega a aquella situación, se debe a que los trabajadores no están dispuestos a bajar sus pretensiones.
Keynes, contradice la ley de Say, sosteniendo que al generarse un exceso de oferta no disminuye el precio, sino que el mercado se mantiene un largo tiempo en situación de desequilibrio ( o equilibrio sin pleno empleo) o desempleo ( Según Say nunca habría desempleo porque siempre que se oferte trabajo, éste se demandará). Keynes, argumenta que la solución a este estado de desequilibrio debe provenir desde el Estado, el cuál deberá poner en práctica la política económica traducida tanto en políticas fiscales, aumentando el gasto público, interfiriendo en la cuestión impositiva y demás, como en políticas monetarias.
El Estado debe ser el impulsor del crecimiento debido a que el mercado por sí solo no se autorregula. El estado debe impedir la caída de la demanda agregada aumentando sus propios gastos, para que de esa forma los individuos posean más dinero y consuman más, lo cual desembocaría en un eterno ciclo virtuoso. Es decir que el estado se convertiría en " el generador de la estabilidad económica y garante de un crecimiento sostenido".
Pero lo mas importante que planteaba Keynes era la presencia de un estado fuerte que estaba capacitado para comprar mano de obra e inyectar grandes montos de dinero para financiar la obra publica en el caso en que el estado que estuviera muy golpeado financieramente. Un Estado que tome participación activa en la economía cuando los ciclos económicos sean negativos, reactivando la actividad, y luego, en ciclos positivos, le ceda parte de dicha participación a las empresas privadas. Conceptualmente, el Estado debe actuar de manera intermedia entre un Estado ausente y un Estado empresario.
En resumen, Keynes plantea la necesidad de un Estado intervensionista, el cual ataque los problemas del lado de la demanda y el consumo interno. Al realizar inversiones, la gente posee más dinero para gastar y compra más productos, necesariamente habrá mas empresarios dispuestos a producir bienes, para hacerlo necesitaran contratar mas empleados, lo cual haría que en poco tiempo se reduzca la desocupación. Al haber mas empleados que perciban sueldos habrá mas gente que consuma y así sucesivamente (Efecto multiplicador).
La Argentina,, durante la década del 90`, tuvo como principal impulsor del crecimiento a la inversión privada. Una gran cantidad de prestigiosas empresas estatales fueron privatizadas y el Estado se manifestó muy ausente.
Luego de la década del 90 la situación nacional fue crítica. El Estado, gradualmente, comenzó a manifestarse más activo implementando políticas orientadas a la reactivación económica del país, comenzando con la devaluación (Si bien esta medida resultaba ineludible debido a la insostenible situación cambiaria que padecía el país).
Durante el actual mandato del presidente Nestor Kirchner, se puede divisar claramente el papel activo que cumple el Estado, principalmente en materia de política fiscal. El gobierno ha impulsado numerosos planes de obras públicas (viviendas mayoritariamente), ha formulado decretos conducentes a subas salariales, ha realizado numerosas renegociaciones a fin de reprogramar la deuda externa con los tres organismos de préstamo (FMI, Bco Mundial, BID) y ha intervenido en materia impositiva.
Podemos decir entonces, que las medidas que de manera directa evidencian la presencia de un Estado fuerte que estimula la economía por el lado de la demanda agregada, son la inversión publica, las políticas de salarios, las de impuestos y las de deuda externa por el lado de la renegociación y obtención de nuevos créditos.
En conclusión, podemos decir que es evidente que al igual que Keynes, estas políticas están orientadas a reactivar la economía mediante el estimulo de los componentes de la demanda agregada, en particular del consumo, la inversión y las exportaciones. Por lo tanto, existe un alto grado de vinculación entre las medidas de política llevadas a cabo hasta el momento por el gobierno de Kirchner y lo que plantea la Teoría Keynesiana, sobre todo en lo referido al equilibrio con desocupación