El momento de invertir o de materializar la inversión no es indiferente para los futuros rendimientos de dicha inversión. Además de los factores de riesgo mencionados debemos incluir otros varios; existen muchos, y quizás no siempre pueden identificarse “a priori” como factores de riesgo. Sin embargo, hay tres que no queremos dejar de mencionar.
El primero de ellos es el ciclo económico. La empresa está inserta dentro del sistema económico, y por lo tanto sometida a las diferentes fases de su ciclo, y por supuesto, a sus efectos y consecuencias.
Las fases del ciclo económico han sido profusamente estudiadas por los economistas, los cuales para empezar, parece ser que no se ponen de acuerdo si son 4 ó 5, pero todos están de acuerdo en su existencia y en su influencia, reconociendo que no es lo mismo, estar en la fase de recuperación, que en la fase de recesión.
“Para las empresas es de gran importancia conocer en que etapa del ciclo económico se encuentran, cuáles serán las etapas futuras previsibles, cuáles son los síntomas de cada una de ellas, y cuáles sus consecuencias para la economía nacional e internacional, para los mercados, y para la propia empresa”. (11)
Por lo tanto, la empresa deberá tener en cuenta la fase del ciclo económico donde se encuentra la economía en el momento de entrar en funcionamiento la inversión, y muy especialmente si la financiación de la misma va a depender de los ingresos que la inversión realizada genere en el futuro próximo. Como dice el Profesor Gay (12), si la inversión se hace justamente en el momento en que se pone fin al ciclo expansivo, y la empresa se ha endeudado contando con los cash-flow futuros sin haber previsto la fase económica próxima, es muy probable que tenga problemas financieros graves, que incluso pongan en entredicho su continuidad.
Con ello no queremos decir que la empresa no deba invertir en épocas de crisis, pues ello puede implicar otro tipo de riesgo (como más adelante veremos), sólo queremos resaltar la importancia que tiene saber en que fase del ciclo estamos, y cual será la próxima.
Otro factor a tener en cuenta es el sector o rama de negocio donde se invierte. Existen sectores emergentes, maduros y en declive. Cada sector tiene unas peculiaridades que hay que conocer bien a la hora de evaluar una inversión; inversión adicional necesaria en capital circulante, estacionalidad de las ventas, etc.
El sector, y su potencial de crecimiento en definitiva, es un factor crítico, y desde luego, importante.
Finalmente, si la inversión está destinada a fabricar o producir un producto concreto, debemos estudiar la curva del producto, y determinar en que fase del ciclo vital está. Si el producto lo clasificamos en la fase de declive seguramente no estaremos planteando una buena inversión.
En estos casos debe tomarse como ciclo de vida del proyecto de inversión el ciclo de vida del producto o la de las instalaciones según sea la más corta. Si la vida del producto es más larga que la vida de los equipos deberá incluirse la reposición de los mismos en los flujos negativos del proyecto. (13)
hoy. Biblioteca IESE de gestión de empresas. Ediciones Folio 1997. Página 88 13) La valoración de inversiones. Graham Mott. Ediciones Deusto .1991. Página 52
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