En el presente ensayo, se analizan las consecuencias que han aparecido en el comercio internacional después de la aplicación de medidas de recuperación económica planteadas por EE.UU. que responden a una política fiscal deficitaria por la ampliación del gasto y una política monetaria con tasa de interés casi cero, fijada por la reserva federal, al tiempo que se imprime e inyecta más liquidez a la economía, de manera tal que se generan distorsiones inmediatas sobre la tasa de cambio tendiente a depreciar el valor del dólar para favorecer las exportaciones y eliminar los problemas de deuda con otros países, en este caso China.
El panorama que se observa es de una guerra de divisas en las que el factor fundamental es el tipo de cambio y las tasas de interés esperadas. Ceteris paribus, el flujo de comercio internacional en estas condiciones puede verse afectado sobre todo para las economías emergentes donde la apreciación de sus monedas desestimula el desarrollo del sector exportador y tiende a empobrecerlas si las medidas no son concertadas y se utiliza además de ello una política proteccionista con prevalencia sobre las exportaciones como lo viene haciendo Estados Unidos en su marco de recuperación.
INTRODUCCION
En las actuales condiciones de la economía, con un marco funcional interdependiente y mayores flujos tanto de comercio como de capitales, se robustece el modelo capitalista con la implicación de mayores tasas competitivas respecto del comercio, mayor cantidad transada de bienes y servicios y ampliación de las fronteras de producción para los países participantes. No obstante de una mayor volatilidad de la tasa de cambio y de los tipos de interés que la determinan. Ahora bien, de lo que se trata en el presente análisis es de contextualizar de un lado la fase de recuperación de las economías, sobre todo las emergentes a partir de la base exportadora y de otro, las dificultades que han aparecido desde Estados Unidos en el manejo de su política fiscal deficitaria y una política monetaria flexible en la configuración de la balanza comercial de las demás economías y el estado de su cuenta corriente.
Lo que aquí aparece esbozado es una sencilla explicación a los desequilibrios generados desde la crisis financiera de 2008 y las medidas de recuperación que se han tomado por parte de las economías más desarrolladas para promover el crecimiento económico y la reactivación de la economía con altas tasas de empleo para estimular la demanda efectiva. La relación de un tipo de cambio flexible y las medidas de depreciación que algunas economías como la China han desarrollado para ganar fuerza en el mercado internacional han dejado fricciones políticas entre los representantes y han llevado a que en encuentros como el sucedido en el G20 en corea del sur para controlar la guerra de divisas, no se llegue a un acuerdo inmediato sobre el control de la apreciación y la depreciación como medidas de competitividad en las exportaciones.
La guerra de divisas es por lo tanto un descontrol entre acuerdos para estabilizar el tipo de cambio de manera que no se desacelere el mecanismo de exportaciones que tienen las economías para el financiamiento de sus importaciones y el control de sus reservas internacionales, así como la estabilidad macroeconómica ante posibles brotes inflacionistas y pérdidas de empleo. Por consiguiente, el análisis resulta denso en la medida en que se observan cambios en muchas variables del sector real.
DESARROLLO
De acuerdo a la teoría del comercio internacional, la interdependencia de las economías se presenta por el uso del principio de las ventajas comparativas a través del cual, los países se especializan en lo que mejor producen y deciden configurar su FPP de acuerdo a la relación de intercambio existente por la demanda externa ya sea de bienes o servicios de producción nacional. Para completar la estructura de comercio, debemos hablar de la relación que hay entre los precios extranjeros y los precios nacionales, determinada por los precios relativos en los cuales juega un papel muy importante la fijación del tipo de cambio para el estímulo de las exportaciones y las importaciones que complementan la producción de mercado; en este estadio ya no nacional sino internacional.
Debido a que los precios relativos establecen que cantidad nominal de dinero se intercambia desde el país A, por un bien del país B, la relación de intercambio aparece como segundo factor eslabonado en la cadena comercial, de manera tal que dependiendo de los precios del bien X1 con respecto al x2* puede mejorar o empeorar dicha relación lo cual contare o expande la curva de oferta internacional de dicho bien de acuerdo a la demanda externa.
El tipo de cambio, se entiende como la cantidad de moneda local que se intercambia por moneda extranjera (divisa) de manera que el proceso de transacción se haga más fácil al poder pagar las importaciones en dólares o divisa fuerte y evitar costes generados por la rotación innecesaria de muchas monedas a la vez. En este orden de ideas, el tipo de cambio está fijado por los tipos de interés (real) determinados por cada una de las economías, de ahí, que un tipo de interés muy bajo, conduce a la depreciación de la moneda local y estimula las exportaciones pero desestimula las importaciones, el efecto contrario sería el de un tipo de interés elevado. Hasta aquí, se establece que los agentes fijan sus expectativas de acuerdo al tipo de cambio y de interés esperados para el momento.
Con las razones anteriores, ahora podemos hablar del “problema” de la guerra de divisas como ralentizador del crecimiento de economías emergentes y alta fricción entre países desarrollados. De manera que el debate se acentúa mas, cuando se observa que el modelo de tasa de cambio flexible no está siendo utilizado coherentemente en las actuales condiciones, por lo que cabría decir que el efecto de la política monetaria de algunos países maneja un tipo de flotación sucia, haciendo que su moneda se deprecie sin que otras lo noten. El caso de China es el más notorio en las actuales condiciones.
La guerra de divisas en este momento está dada por las políticas en el plano monetario correspondientes a Estados Unidos y China, es decir, quienes más compiten en este contexto son el dólar y el Yuan. En estas condiciones el panorama está establecido como sigue:
Estados Unidos, en su plan de recuperación y crecimiento económico, se enfrenta a altas tasas de desempleo, poco gasto privado y desconfianza de los consumidores; la política que sigue el Estado viene determinada por un corte Keynesiano, es decir aumento del gasto público y emisión constante de dólares para financiar su gasto (puede dirigir hacia presiones inflacionarias, pero en condiciones de la curva de Phillips, es mejor mantener mayores tasas de inflación y menor tasa de desempleo) al emitir una gran cantidad de dólares y mantener la tasa de interés en casi el 0%, habrá un mayor flujo de dinero en circulación, lo que provoca una depreciación del mismo y promueve las exportaciones por un tipo de cambio menor, en estas condiciones E.U. utiliza un arma de doble filo en la que seguramente al estimular las exportaciones y encarecer las importaciones, puede crecer a tasas favorables, el efecto se evidencia cuando las demás monedas empiezan a apreciarse; por ejemplo, el euro apreciado hoy, comprara más bienes provenientes de E.U. lo que no se observa es el doble efecto de la depreciación del dólar y es la contracción de la actividad exportadora sobre todo de economías emergentes ara aprovechar las condiciones de recuperación, por lo que existe un empobrecimiento de las mismas ocasionado por la apreciación.
Con esta evidencia, China, segunda potencia del mundo por su extensión al mercado internacional, utiliza el Yuan, pero un yuan que ha venido siendo depreciado gradualmente y en silencio, ha generado que la base exportadora de China crezca por encima de las expectativas del mercado, luego, está inundando el mercado a través de mayor flujo de bienes provenientes de su factoría que además funciona con unos costes laborales muy bajos. Con todo ello, E.U exige una apreciación del Yuan para evitar un sobrecalentamiento de la economía China y ganar terreno sobre las exportaciones, pero el gobierno Chino ha sido muy claro en no apreciar su moneda ya que no desea salir del actual modelo utilizado y en cambio sí generaría pérdida de empleo, cierre de fábricas y empobrecimiento.
Lo que aquí se observa es que desde las economías más fuertes, se genera el efecto de tal conflicto sobre el flujo de comercio internacional. Por ahora, los países que sufren de apreciación y especialmente las economías latinoamericanas tratan de controlar, depreciar sus monedas para promover sus exportaciones, de lo contrario, se empobrecen, el otro punto es el control de las reservas internacionales ya que representan un efecto directo sobre la apreciación, por lo que el Banco central ha tenido en la mayoría de los casos que aumentar la compra de divisas para controlar la apreciación de la moneda local. Parece ser que no se quieren más dólares porque la política seguida por los países que tienen apreciación no está sirviendo en la depreciación de sus monedas porque la mayor parte de sus transacciones comerciales están dadas en dólares.
Ahora bien, entraríamos en una fase de déficit comercial porque se incrementan las importaciones y en cambio se desestimulan las exportaciones; esto, en el mercado interno puede generar distorsiones porque ahora el público querrá demandar mayor cantidad de bienes internacionales y menor cantidad de bienes nacionales por lo que se empeoran las condiciones de producción, presionan a mayores tasas de desempleo y desestabilizan el equilibrio macroeconómico. De otro lado, no puede existir equilibrio en el mercado de divisas, ya que las tasas de interés internacional y nacional no se igualan.
Con todo ello, el problema de la apreciación tiene implicaciones fuertes que modifican la estabilidad de la producción nacional de economías emergentes y una de las críticas que se hace está orientada hacia la posición de Estado Unidos con respecto a la depreciación del dólar con una política de flexibilización cuantitativa que busca el estímulo a la transferencia de producto no consumido en este país con destino al resto del mundo, aquí los perdedores son claramente los países que tienen proceso de apreciación.
CONCLUSION
La etapa de recuperación iniciada luego de la crisis de 2008, está determinada por unas condiciones para la economía basadas en la confianza del consumidor a través de la demanda efectiva, flujos de inversión y de comercio favorables para el crecimiento y estabilidad cambiaria de manera que se equilibre la balanza comercial en las transacciones con el exterior.
Ahora bien, Estados Unidos ha aplicado una política fiscal expansiva de corte Keynesiano, lo que ha generado un mayor nivel de déficit financiado en gran medida por nuevo dinero en circulación, esto ha presionado a la depreciación del dólar sobre el resto de monedas en la economía mundial, a nivel interno, supone una ampliación de la base exportadora para sacar parte de su producción no consumida (en gran medida por una incertidumbre de los consumidores respecto del futuro) y estimular de esa forma el crecimiento económico, recuérdese que la tasa de ocupación es uno de los factores relevantes para el logro de los objetivos macroeconómicos.
En estas condiciones, lo que ha venido haciendo China con la depreciación gradual del Yuan ha generado una mayor participación de este gigante en las exportaciones mundiales, lo que la ha convertido en la segunda potencia comercial del planeta, esto ha impedido que el proceso de devaluación del dólar cumpla con la finalidad de estimular las exportaciones norteamericanas y contribuya al crecimiento; por lo que los llamados que hace E.U. han sido hacia la apreciación del Yuan para permitir las exportaciones de estos últimos.
Si eso es así, lo que se observa es que el efecto más negativo se da en economías emergentes que dependen en gran medida de sus exportaciones, de manera que si sus monedas se están apreciando y dado que el dólar es la divisa fuerte a través de la cual se transan los flujos comerciales, indica un desestimulo y ralentización del proceso de crecimiento y salida de la crisis para este tipo de economías, especialmente las latinoamericanas. Aquí el problema fundamental es el desequilibrio de la tasa de cambio y el desajuste en los tipos de intereses que a los que se negocia la rentabilidad de los activos, no obstante, que al tiempo que tenemos apreciación, un tipo de interés más alto atrae capitales extranjeros hacia nuestro país, lo cual contribuye en cierto modo a la inversión, pero solo si parte de la rentabilidad obtenida es reinvertida en el país, lo cual no se ve por la formación de capitales golondrina.
En suma, la guerra de divisas arranca entre china y E.U. quien mantiene un nivel de su moneda inclusive por debajo del Yen japonés, lo que se observa es una política monetaria de flexibilización cuantitativa que incrementa el riesgo sobre posibles precisiones inflacionarias a largo plazo y mayor desempleo si no se estabiliza la relación de intercambio para el flujo de comercio y las tasa de cambio regresa a su nivel de equilibrio.
Autor: Gustavo Sepúlveda - Noviembre de 2010