Dado que en términos prácticos representa un escenario opuesto a la globalización, el concepto de región expresa la evolución, el desarrollo y las contradicciones esenciales del espacio geográfico, características que lo hacen particular y distinto de otras áreas geográficas y centros urbanos. En otras palabras los actores o agentes económicos pueden desenvolverse en condiciones semejantes en cualquier región del mundo.
Entre las teorías y escuelas sobre el desarrollo regional que critican el enfoque económico neoclásico que argumenta que las condiciones geográficas predeterminan las actividades económicas en una región, se encuentra la escuela francesa, donde uno de sus principales exponentes fue, François Perroux. Sus argumentos trazan la diferencia de interpretación sobre el desarrollo regional, al cuestionar que el crecimiento económico no se presenta y difunde de manera uniformes en los sectores de una económica, sino que se concentra en ciertos sectores y ciertamente en industrias con crecimientos similares.
Estas industrias de crecimiento homogéneo tienen la particularidad de fomentar la aglomeración de empresas y con esto dominar otras industrias con las que se relacionan (Higgins, 1985: 32).
Tanto Hirschman de la escuela americana como Perroux de la francesa, hicieron hincapié en fomentar las relaciones empresariales, los encadenamientos industriales (Hirschman, 1973). Los principales teóricos sobre el crecimiento económico, dirigidos por Perroux, sostenían que las redes empresariales e industriales y la teoría de la interdependencia industrial representan un papel importante en la teoría del polo de desarrollo.
El desarrollo regional con base en los polos de desarrollo fortaleció la estrategia keynesiana de creciente participación del Estado en la economía, la promoción de polos de desarrollo con inversión de fondos públicos se tradujo en una práctica común del gobierno (Higgins, 1985).
Desde la observación de esta teoría, los costos y las ganancias se volvieron indicadores de segundo nivel como criterios para promover el crecimiento económico, debido a que los
Hay otros autores que sustentan teorías del desarrollo regional equilibrado distintas de la tradición alemán, un claro ejemplo es el caso de Paul Rosenstein y su teoría del gran empuje (Krugman, 1995). Esta teoría explica el crecimiento económico con base en los mecanismos keynesianos clásicos: el multiplicador y el acelerador. Según este autor, el crecimiento económico se provoca con la inversión pública en infraestructura, siempre y cuando esté acompañada con inversión privada. Bajo este argumento el polo de desarrollo y la región experimentan el crecimiento bajo la interacción de estas dos fuerzas, que actúan en coordinación.
El enfoque anterior hizo que Estado participara más en la economía de las regiones, al establecer la teoría de Keynes en la receta fundamental para impulsar el crecimiento económico.
A partir de lo anterior la cooperación se convierte en una práctica que caracteriza la organización industrial a través de clusters y es un ejercicio contrario a los principios básicos que gobiernan la empresa capitalista, cuya actividad se basa en la competencia.
También la competitividad colectiva, según Messner (1998) representa la alternativa que debe seguirse. Sin embargo esa competitividad reproduce la paradoja de que los empresarios tienen que cooperar para llevar a cabo sus operaciones comerciales como condición para la acumulación de capital.