Autor: José Luis Ortiz Santillán
La crisis inmobiliaria iniciada en 2007 en los Estados Unidos de América (EUA), dada la desregulación del sistema financiero internacional y la interdependencia de las economías nacionales, en el marco de la globalización, se ha transformado en una crisis financiera mundial, que se ha profundizado en los países desarrollados y obligado a los gobiernos a replantearse el modelo de desarrollo del capitalismo y el papel del Estado en él, así como las posibilidades de crecimiento para 2009.
En medio de esta crisis, el triunfo en las elecciones de los Estados Unidos de Barack Obama, abre un nuevo horizonte de solución a la crisis en la reunión de Washington, así como en las expectativas de dialogo norte-sur para estimular el crecimiento, pues la recesión de la economía de los EUA está afectando a sus socios comerciales y la crisis será el primer punto de la agenda de Obama. Los principales socios comerciales de Estados Unidos hoy son Canadá, de donde provienen el 16 por ciento de sus importaciones totales; China, con el 15.9 por ciento; México, con el 10.4 por ciento; Japón, con el 7.9 por ciento y Alemania, con 4.8 por ciento.
En meses pasados, la depreciación del dólar y la reducción del consumo de los estadounidenses provocó un decremento sustancial de las importaciones provenientes de esos países, lo que ha afectado las exportaciones de sus socios comerciales y sus ingresos, obligándolos a reducir su producción interna, aumentado el desempleo y los desequilibrios fiscales, impactando en su crecimiento.
Si bien México ha firmado 12 tratados de libre comercio con 43 países y diversificado su comercio, ha profundizado su dependencia respecto a la economía de los EUA, a quien envió más del 82.73 por ciento de sus exportaciones en 2007 y 79.9 por ciento en el primer semestre de este año; lo que hace vulnerable su economía de la suerte que corra ese país, debido a que no cuenta con mercados alternativos que absorban sus productos a pesar de los acuerdos firmados.
Las expectativas para la economía mundial y para México en el 2009 no son buenas. El Fondo Monetario Internacional (FMI), en su última revisión sobre las perspectivas de crecimiento de la economía mundial, del 6 de noviembre pasado, afirma que la situación económica ha empeorado en el último mes, producto del desplome del sector financiero y el deterioro de la confianza de productores y consumidores, lo cual hace prever que el crecimiento mundial será apenas 3.75 por ciento en 2008 y de 2.2 por ciento en 2009, después que en el 2007 creciera en cinco por ciento.
Pero mientras las economías emergentes podrían crecer en cinco por ciento, los países industrializados sufrirán una contracción de 0.3 por ciento en su crecimiento, confirmando así una recesión generalizada de la economía, la peor después de 1929. El FMI señala que "ante el deterioro de la situación financiera y económica, los precios de mercado reflejan la expectativa de que las tasas de incumplimiento de las obligaciones corporativas serán mucho más altas y las pérdidas vinculadas a valores y préstamos serán más cuantiosas, en parte porque las presiones ahora se están haciendo sentir también en los mercados emergentes, generando nuevas necesidades de recapitalización". Pero además, considera que es probable una repatriación de los capitales, lo que podría afectar la estabilidad del tipo de cambio en muchos países, en particular México, cuyo tipo de cambio debería oscilar en 14.5 pesos por dólar, de acuerdo al mercado.
Las autoridades mexicanas deberán pensar en implementar medidas que flexibilicen las condiciones de acceso al crédito y reduzcan las tasas de interés, adoptar medidas para apoyar la generación de empleos y el crecimiento de la economía, como se ha propuesto en la iniciativa presidencial. En las últimas semanas hemos presenciado como se está volviendo un imperativo de la política económica de muchos gobiernos, la adopción de medidas tendientes a la compra de activos depreciados, la recapitalización de los bancos, la reducción coordinada de las tasas de interés, así como la inyección de liquidez a los mercados, para rescatar el sistema financiero internacional.
Autor: José Luis Ortiz Santillán
Noviembre de 2008