Reformas Económicas, Políticas y Sociales en Colombia en la Década de los 90

Autor: Carlos Andrés Zapata1*


En las últimas décadas en Colombia se han implementado una serie de reformas de todo tipo (políticas, económicas y sociales, principalmente) dirigidas al fortalecimiento y desarrollo de nuestra debilitada economía. Estas reformas adelantadas en Colombia a partir de los 90`s han dejado mucho que ver, puesto que solo han arrojado resultados insatisfactorios y con conflictos cada vez más intensos, por lo que nuestra economía ha estado más inestable y vulnerable a las fluctuaciones tanto internas como externas. Todo esto en ultimas, a traído consigo profundas crisis (años 1998-1999) de la cuales el país no terminado de recuperarse aun (esto se refleja claramente en la poca generación de empleo, bajos niveles de inversión -tanto en capital físico como humano- y la mala redistribución del ingreso, principalmente), A esto se agrega que, a pesar de las políticas adoptadas, no se logró tener un sistema más confiable, legítimo y gobernable. En contraposición a esta perspectiva política, estas se basaron más que todo en un sistema mucho más excluyente y clientelista, dando lugar a un Estado cada vez más débil e inepto para resolver los conflictos sociales provenientes de la violencia, pobreza, desigualdad, entre otros.

Cabe acordar que esta serie de consecuencias se debe a la implantación de los postulados Neoliberales, que se adoptaron en Colombia durante esta época y que han sido también muy nefastos en los demás países latinoamericanos. Con la apertura económica se dio inicio a un nuevo modelo de desarrollo y se adoptaron distintas reformas orientadas a la desregulación y liberación de los mercados, inspiradas en el criterio de que el exceso de controles (intervención) por parte del Estado había ocasionado un funcionamiento ineficiente y poco competitivo de nuestra atenuada economía, debido a la falsa creencia de que este modelo llevaría a un crecimiento y desarrollo sostenido y estable de nuestra economía, muy superior al presentado en épocas anteriores. Siguiendo al profesor Flores (2001), los componentes básicos de la creciente vulnerabilidad e inestabilidad económica a lo largo de los años noventa, y que actuaron ya sea, con mayor o menor intensidad, fueron el boom de gasto público y privado, el colapso del ahorro interno. Deterioro de la balanza de pagos, la apreciación de la tasa de cambio, el elevado endeudamiento público y privado, el debilitamiento del sistema financiero y la polarización e inestabilidad política1, principalmente.

A pesar de esta sumida crisis que estamos viviendo, a diferencia del resto de países de América Latina, Colombia ha logrado mantener en los últimos años (con excepción del año 1999) una tendencia de crecimiento económico un poco mas moderada y estable (aunque ha sido en pequeña proporción) y ha podido responder con mayor celeridad a los shocks externos y a los desajustes económicos internos. Los acuerdos políticos e institucionales y los controles y regulaciones macroeconómicos que se instauraron con la ejecución de estas reformas que fueron más flexibles y expansionistas -en contraposición al modelo de sustitución de importaciones adoptado antes de la década del 90-, dieron cabida a un sistema de manejo de la política económica caracterizado por un supuesto pragmatismo progresivo, pero que en ultimas no han sido del todo favorables. Adicionalmente, las reformas que se promovieron en Colombia a partir de los 90`s se inspiraron, como en el resto de América Latina, en el llamado Consenso de Washington, que se desarrollo en los inicios de la década de los setenta y se le comenzó a dar aplicabilidad en EE.UU. e Inglaterra a inicios de los ochenta con los gobiernos de Regan y Tacher, respectivamente), generando resultados un poco mas satisfactorios que en nuestros países tercermundistas.


Esta crisis de gobernabilidad, intentó resolverse con una nueva Constitución (1991), para ese propósito, esta intentó plasmar un nuevo compromiso tanto social como político, dirigido a contrarrestar los conflictos generados en épocas anteriores. Se consagraron modernos derechos individuales, sociales, económicos y colectivos; se rediseñó el modelo político de relaciones intergubernamentales, con una mayor autonomía al nivel regional y local apoyada en crecientes transferencias de recursos fiscales que se mantuvo hasta que se acrecentó la crisis (1999); y se modificaron aspectos básicos de la organización de nuestro sistema económico. Como vemos, todo genero un ambiente especulativo muy endeble que llevo a nuestra frágil economía casi que a un abismo, el nivel de producción callo a cifras inimaginables (-4,2%), los sectores motores de la economía (industria, comercio y financiero) quedaron en una crisis bastante comprometedora, desarticulando a los demás sectores (especialmente el agrícola), trayendo consigo, como ya se dijo atrás, altos niveles de desempleo, pobreza extrema, se redujo la inversión extranjera como nacional, empeorando la calidad de vida de los colombianos.

A partir de esta crisis, la economía colombiana se ha tornado en un ambiente desequilibrado y las políticas gubernamentales no han arrojado resultados positivos. Los defensores de una apertura económica (los más radicales contrapositores de las políticas de corte keynesiano y que se encuentran en total desacuerdo con la intervención de estado en el mercado y su funcionamiento), habían argumentado que para que el país pudiera beneficiarse de la globalización y la internacionalización de la economía, y para que ello pudiera llevarse a cabo, era necesario adoptar políticas dirigidas a minimizar la intervención sobre la producción y el empleo, y establecer como objetivo de la política estabilizadora el control de la inflación. El seguimiento es esta nueva ideología, permitiría la generación de ventajas competitivas basadas en nuevas tecnologías, la creación de economías externas y, con ello, el logro de una mayor tasa de crecimiento de la producción y la demanda, apoyada en empleos más productivos y salarios reales más altos2. Ello implicaba, de otra parte, que la disminución de los subsidios sería progresiva y que el Estado intervendría en apoyo de los esfuerzos de modernización tecnológica, dándole a este un papel de intervención mucho mas restringido.

La realidad del país es otra, totalmente diferente al que había prometido esta nueva ideología, aunque la producción a crecido a tasas moderadas, no se ha logrado generar mas empleo, las tasas salariales (salario real) han bajado significativamente, producto de la perdida de competitividad de los nacionales en el mercado externo debido a que las autoridades (el gobierno y el banco central) no han podido mantener una un ambiente favorable, y al tratar de beneficiarse con estos últimos cambios generados con sus políticas (reducción del déficit y d la deuda externa) ha entorpecido los sectores mas productivos del país. Además, siguiendo a Echevarria (2000) estos desajustes crearon dificultades mas serias para la población colombiana en conjunto que se ha visto muy desalentada por todos estos cambios, puesto que no se han generado condiciones favorables en los últimos gobiernos que soluciones estos problemas llevando a la perdida de confianza entre el pueblo (ciudadanos) y los hacedores de política (gobierno y la banca central), como se ha afirmado nuestra calidad de vida a empeorado, nuestro ingreso per-capita a diferencia de otros países de Latinoamérica, es insignificante, y los salarios no alcanzan para satisfacer nuestras necesidades mas básicas, adicionalmente la distribución del ingreso se ha deteriorado marcadamente tanto en las áreas urbanas como en la rurales, y el precario acceso de los pobres a los mecanismos formales de ahorro y crédito y escasa protección y cobertura de los derechos económicos y sociales de la población. Es en esta perspectiva que la apertura y las demás reformas adoptadas a comienzos de la década pasada, se señalan frecuentemente como las causantes del desastre económico y social.


Cabe recordar que los resultados pudieron haber sido mas desastrosos si se hubieren acatado al pie de la letra los 10 mandamientos del Consenso de Washington (ideario neoliberal) que se presentaron como la precondición final para el éxito de los países que los implantaran es sus débiles economías y los pudieren llevar a cabo, y si se hubieran sometido completamente a la presión de los organismos multilaterales internacionales (FMI y BM) y a sus promesas de recursos externos para garantizar la ejecución de planes de gobierno mas efectivos, que como vemos terminaron creando mas problemas de los que nos antecedían.

Con el paso del tiempo se ha comprobado que estas propuestas Neoliberales, han sido insuficientes cuando no inapropiados, y una implementación mas estricta de estas, nos hubieran llevado al fondo del abismo, arrojando resultados mas desastrosos de los que se han presentado en los últimos años. En contraposición a esto, recientemente, se han adoptado una serie de políticas y reformas que hacen énfasis en temas tales como las instituciones, la desigualdad, las restricciones culturales, redistribución del ingreso, que aunque no se han cumplido con cabalidad, están contribuyendo en parte a mejorar de la calidad de los colombianos.

BIBLIOGRAFIA

Flores, L.B. (2001), “Colombia tras 10 años de reformas políticas y económicas”, Cuadernos de Economía, Universidad Nacional de Colombia.

Echavarría, J.J. (2001), " Colombia en la década de los noventa: Neoliberalismo y reformas estructurales en el trópico”. Cuadernos de Economía, Universidad Nacional de Colombia.