Economía Solidaria Alternativa
Urbana y rural
(Energías y agroalimentos)
Cuando ciertos signos de desconcierto, perplejidad y hasta angustia o ansiedad empezaban a palpitarse y se podían percibir en buena parte de la humanidad, atento el paulatino y creciente agotamiento cierto de recursos tradicionales vitales no renovables –Vg. combustibles y alimentos naturales-, madre ` naturaleza vuelve a sorprendernos con su generosidad (e indulgencia) aliviando sensaciones pesimistas con una contundente renovación de la esperanza para el hombre de hoy.
Ahora bien, el hombre deberá acreditar que atesoró experiencias erróneas y está dispuesto -enriquecido y con mas madurez- a implementar una nueva economía desde lo doméstico hasta lo de mayor envergadura.
Unos de los desafíos centrales y enormes para esa economía gira sin dudas en torno a la generación, adopción y adaptación de las denominadas energías alternativas y la consecución de alimentos esenciales sustitutos, entre otras cosas para una economía sudamericana estratégica y posmoderna.
Sudamérica cuenta con unas de las reservas más grandes y estratégicas en materia de insumos para nuevos combustibles, tal el caso Vg., del biodiesel que permitirá no tan solo mayor competitividad, ventajas comparativas y mejor productividad sino, adicionalmente exportar este nuevo elemento esencial para la marcha de la economía mundial.
Sin duda este combustible ya es uno de los elementos que han sacudido el escenario económico y productivo mundial, acrecentando igualmente su valía, alcance, significación y trascendencia
Con ello, Sudamérica no solo se ha de reposicionar internacionalmente sino que incrementaría sus naturales atractivos para atraer fuertes inversiones conforme los aspectos e impactos más destacables de estos verdaderos insumos esenciales.
Ahora bien, son inocuos el biodiesel y sus eventuales derivaciones ?
El medio ambiente es básicamente sensible a la utilización de toda substancia combustible, razón por la cual, la utilización indebida de cualquiera de ellas fue, es y será causal de profundos y graves cambios climáticos.
Eso mismo nos demanda un riguroso equilibrio entre las promisorias posibilidades de contar con la contribución despliegue y desenvolvimiento de combustibles, productos y alimentos alternativas en función de que nuestro planeta, de alguna forma, ingrese en una nueva y sustentable fase que garantice la utilización racional de todos los recursos naturales, especialmente de aquellos no renovables acreditando una seria y responsable transición de la economía tradicional a una nueva economía solidaria alternativa, esto es, la transición a una nueva época en que el hombre con un `timonazo histórico´ recupere duraderamente todo lo posible, el equilibrio y la armonía natural total del globo terrestre.
Sólo y a partir de estas premisas vitales, nuestras necesidades globales encontrarán respuestas adecuadas, satisfactorias y cadenas productivas más competitivas con mayores posibilidades consecuentes.
Esto permite visualizar que estamos próximos a disponibilidades de alcance y significación para lograr finalmente, mediante una decidida economía solidaria alternativa, una perfomenace económica posmoderna, el crecimiento de la industria, como la producción de nuevos puestos de trabajos, directos e indirectos; pymes internas y `satelitales´ que también proponemos como los instrumentos de los más adecuados para satisfacer buena parte de las demandas actuales como las de generaciones venideras, todo lo que repercutirá, finalmente, -sin dudas- en equidad, inclusión y paz social.
Ahora bien, para todo ello, es imprescindible denunciar en términos de principio precautorio ambiental, todos los peligros y amenazas que como verdaderas `agalmas´ podrían no advertirse oportuna y apropiadamente detrás de un supuesto ímpetu económico que las nuevas alternativas prometen para un renovado desarrollo, para el aliento y el alivio de actuales y calificadas preocupaciones en torno del medio ambiente y el ecosistema partiendo del mismo hombre de hoy que mantiene una `riña´ necia y absurda consigo mismo en tanto de ecología se trate.
De allí la prudencia y sobriedad imprescindibles en todo lo concerniente a los modos, maneras y/o metodologías para descubrimientos y expansión de energías, bienes y productos alternativos; aguda y puntualmente, en los países proveedores de los `commodities´ necesarios y correspondientes
Si su producción se sujeta entonces fiel y lealmente a pautas ambientales sustentables no advertimos objeción ninguna que formular pero, si torpemente replicamos Vg. el desatino sojero regional con consecuencias climáticas desequilibrantes que todos empezamos a padecer, quizás estemos a los umbrales de una auto inmolación colectiva.
Del mismo modo, en materia alimentaria, si bien no es deseable que el `agroboom´ sojero nos obligue finalmente a importar carne, trigo, maíz, etc., luce propicio indagar sobre cereales y carnes alternativas y sustitutas como aquellas que se pueden obtener de otros ganados Vg. la alpaca, la llama, el guanaco, la vicuña, las cabras o, en materia de fibras alimenticias Vg. la avena, la cebada, el mijo, el centeno y otros, predominantemente andinos en la actualidad pero, asimilables a buena parte de nuestras tierras sudamericanas.
Que mejor entonces que advertir `a tiempo´ renovados emprendimientos agrícola ganaderos de macro influjo con seguros, diversos y múltiples impactos positivos en términos de salud, nutrición, calidad de vida, medio ambiente, desarrollos locales, desarrollo humano que desactivará tanta violencia e inseguridad actuales.
Por su parte, el hecho irrefutable de que Argentina a nivel macroeconómico se haya reposicionado como en sus mejores épocas (Vg. llegó a conocérsele como. `granero del mundo`, etc), favorece usufructuar tanto se pueda y de una buena vez, nuestra producción primaria agregando valor `criollo´ con actualizada producción y asimilación tecnológicas para lograr en términos tan centrales como de `proyecto obelisco nacional´, eficiencia, prestigio y marca “patacón” en el escenario de la productividad y competitividad global, sin dejar de acopiar todas las reservas cerealeras factibles para ganar en autonomía e independencia, esto es, solvencia país transfigurada institucionalmente en más soberanía.
Las retenciones agrícolas deben priorizar en el mejor de sus propósitos, el financiamiento de políticas publicas regionales y agrícolas, alejando todo tipo y clases de incertidumbres (Vg., estrés climático y satelital de mercados) que en categoría de plaga nueva acecha y distrae actualmente al sector rural productivo, le desalienta, todo ello recuperando sin demoras y en los hechos a nuestros mejores profesionales, geólogos, investigadores y científicos argentinos como Laura ECHARTE o Carolina Garriga y tantos otros, excelentes –reconocidos mundialmente-, residiendo con `disgusto desarraigo´, incómoda y nostálgicamente en el exterior; lo que nos hace resignar absurdamente ventajas intelectuales (dan cátedra en el primer mundo) en términos comparativos y competitivos relativos.
Esta economía solidaria alternativa tiene eficacia suficiente para sustituir importaciones nacionales y penetrar mercados internacionales lo que, al fin de `la estiba´, resultan objetivos asequibles para un “desarrollo frondicista” mediante el financiamiento e impulso pleno de denuedo a la infraestructura imprescindible para vincular oportunidades, personas y empresas; para más y mejores fuentes de trabajo, más producción, más industria nacional, más comercialización, más construcción de viviendas y más consumos de bienes durables, productos, bienes, servicios, etcétera.
Así como `el maná´ es incompatible con todo monopsonio, sólo con la mancomunada certeza máxima: “sobre todo recurso natural `late´ una hipoteca global” y de que no somos más que “okupantes” de este planeta (un `barrio´ más del universo), podremos exhibir y disfrutar entonces, con equidad y solidaridad intergeneracional, de una auténtica y duradera economía alternativa que debería encontrar `alcurnia constitucional´