Conversor de Divisas
Este conversor de divisas le permite ver rápidamente la cotización actualizada de una gran variedad de monedas internacionales. Convierta divisas de todos los países en tiempo real.
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¿Qué es la convertibilidad?
La convertibilidad es un sistema monetario que establece que el valor de la moneda local con respecto a una divisa (es decir, el tipo de cambio nominal) se mantendrá fijo con el correr del tiempo. Usualmente, se establece el tipo de cambio fijo con respecto al dolar.
Uno de los programas de convertibilidad mas conocido es el que se implementó en Argentina en la década de los 90: En 1991 Domingo Cavallo, que era ministro de economía, implementó la Ley de Convertibilidad, que fijó una paridad del austral respecto al dólar, y en 1992 fijó una paridad 1 a 1 del peso argentino con respecto al dolar.
Argentina venía de un período de elevada inflación, desempleo y déficit fiscal.
La Ley de Convertibilidad estableció que el Banco Central no podría emitir mas moneda sin respaldo en reservas de libre disponibilidad. Las reservas podían ser divisas, oro y títulos de otros países o emitidos en moneda extranjera (art. 4) De este modo, la política monetaria quedó muy limitada y el Gobierno Nacional tendría muy poca capacidad para financiar su déficit.
La Ley de Convertibilidad se complementó con otras medidas:
- Reforma del Estado: se traspasaron de servicios públicos como salud y educación a las provincias, se privatizaron servicios públicos
- Endeudamiento del estado y renegociaciones de deuda.
- Apertura comercial
- Prohibición de la indexación.
El traspaso de muchos servicios públicos a las provincias, ayudó a disminuir el déficit fiscal. Las privatizaciones otorgaron un gran flujo transitorio de fondos, que permitió balancear el déficit fiscal en el corto plazo.
La apertura comercial ayudó a eliminar la inflación, dado que los precios de todos los bienes y servicios transables no podía aumentar mas que sus niveles internacionales.
La prohibición de la indexación ayudó a fijar expectativas de baja inflación y eliminar la inflación inercial.
En el corto plazo, la inflación se eliminó y aumentó el crecimiento económico.
Este programa económico también otorgó cierta previsibilidad, luego de que Argentina pasara un período de fuertes cambios en materia de política económica.
Se puede afirmar que las medidas tomadas recortaron fuertemente la capacidad del Estado para ejercer política económica, no solo en temas monetarios, sino también en cuestiones de política fiscal, tomando mas protagonismo el mercado como asignador de recursos económicos. En general, se asocia a la convertibilidad con la implementación del neoliberalismo económico.
La oferta monetaria, desde el punto de vista Argentino, se transformó en una variable exógena. Pero no hay que dejar de tener en cuenta que la oferta mundial de dólares y tasa de interés en dólares, son influenciados por la evolución de la economía mundial y la política económica de Estados Unidos. Asimismo, Argentina comercia principalmente con países como Brasil, por lo tanto el tipo de cambio real multilateral depende de muchos factores, incluyendo la política económica de los países socios comerciales.
Para mantener la paridad 1 a 1, cada vez que la oferta de dolares superaba a la demanda, el Banco Central debía intervenir comprando dólares, y viceversa. Aunque el artículo 4 permitía el respaldo de la emisión de pesos con títulos emitidos en moneda extranjera, el gobierno no usó esta posibilidad, quizás por temor a que el mercado pierda confianza en la capacidad para mantener el espíritu de la ley intacto.
La evolución del sector externo permitió que la Argentina tenga una situación económica relativamente estable en términos de crecimiento económico y desempleo durante los primeros años de la convertibilidad. Desde el punto de vista político, fue un éxito en los primeros años. La evolución del tipo de cambio real favoreció a la economía argentina.
Pero Argentina había perdido muchos instrumentos de política económica, y cuando los vientos comenzaron a soplar hacia otros rumbos, el gobierno se vio atado de pies y manos en muchos aspectos de política económica.
En 1995 se sitió el primer cimbronazo con el llamado Efecto Tequila: muchos inversores se desprendieron de posiciones de activos en mercados emergentes para refugiarse en activos de países centrales, por situaciones originadas en México, pero que afectaron a todos los mercados emergentes. Argentina se vio particularmente afectada por el tipo de cambio fijo y la liberalización del mercado de capitales.
En 1995, aumentó la desocupación rápidamente a 18.4% y el PBI se contrajo 0.9%.
Luego le siguó la crisis originada en Rusia, que también afectó fuertemente a la la debilitada situación argentina. Argentina entró en recesión en 1998, recesión que duraría hasta 2002.
Hacia finales de 2001, la situación económica se había deteriorado drásticamente, lo que provocó la salida del régimen de convertibilidad.
A finales de 2001, las expectativas sobre la posibilidad del mantenimiento del tipo de cambio fijo se habían derrumbado y la gente comenzó a retirar sus ahorros del sistema bancario en masa. El gobierno impuso la restricción de los retiros bancarios, situación que se conoce somo "corralito". Se declaró un estado de sitio ante una ola de saqueos.
El FMI asistió a Argentina, imponiendo condiciones que implicaban un mayor ajuste económico y el mantenimiento del tipo de cambio fijo.
Los intentos por aumentar la recaudación tuvieron mayor impacto en la economía real.
A la crisis económica siguió una crisis política, el presidente Fernando de la Rua renunció en Diciembre de 2001. Argentina anunció el repudio de su deuda y en Enero se anunicó el fin de la Convertibilidad.
La estabilidad monetaria es un sinónimo de la estabilidad de precios, es decir, una situación económica en la cual el nivel general de precios no sufre grandes fluctuaciones. Cuando hay inflación, existe un alza generalizada de los precios de una economía, por lo tanto, cuando hay inflación, no hay estabilidad monetaria.
Generalmente se considera que la estabilidad monetaria es beneficiosa para el bienestar de la población de un país. Los precios relativos son fundamentales en la asignación de recursos. Una inflación elevada tiene costos sociales, entre los que podemos mencionar: cambios en los precios relativos debido a cuestiones monetarias, dificultad de ciertos sectores para mantener sus ingresos reales, aumento de costos de transacción y aumento de costos de búsqueda de información, etc.
Uno de los objetivos de la política económica de un país es mantener la estabilidad monetaria. Los bancos centrales de los países son los principales encargados de llevar a cabo la política monetaria, para esto, cuentan con instrumentos que le permiten influir en el nivel de precios de una economía y la cantidad de dinero de una economía, como la emisión de letras y bonos, regulaciones sobre la tasa de interés, regulaciones sobre el mercado financiero, etc. Cabe destacar que hay muchas otras variables y comportamientos económicos que influyen en los niveles de precios, como son el nivel de crecimiento económico, la oferta de bienes y servicios, el nivel de inversión, el comportamiento del sector externo (oferta y demanda de exportaciones e importaciones), políticas públicas como subsidios, inversión pública, regulaciones, etc.; cultura del país, inflación en períodos pasados, etc.
Hay ciertas escuelas económicas que prestan mas atención a la estabilidad monetaria, como la escuela monetarista, mientras que otras opiniones consideran que una inflación moderada no es tan perjudicial para la economía y creen que es una condición necesaria para el crecimiento.
La estabilidad financiera es un concepto mas amplio que el concepto de estabilidad monetaria. Si bien no existe un consenso respecto al concepto de estabilidad financiera, podemos decir que es un concepto mas amplio que el concepto de estabilidad monetaria. La estabilidad financiera tiene en cuenta al sistema de asignación de ahorro a oportunidades de inversión, e incluye la estabilidad monetaria pero también la eficiencia del sistema bancario, las tasas de interés, regulaciones, etc.
Autor: José Ramón Varela Fernández
En las sociedades actuales que se basan en el comercio como forma esencial de relación y evolución, es necesario disponer de un valor de referencia común que permita a todas las partes conocer el valor de los bienes y servicios ofertados y así poder decidir si se intercambian. El valor estable del patrón usado y que esté disponible de forma extensa son las dos características que han definido durante muchos siglos al oro y a otros materiales preciosos como valores de referencia, al ser elementos siempre en demanda y fácilmente intercambiables.
El aumento de la población de forma exponencial supuso que la segunda condición se viera en peligro, pues o no hay suficiente oro como para acuñar moneda de forma práctica para miles de millones de personas, o bien no interesa a quienes poseen grandes stocks de oro su reparto y perder así su influencia económica, como es el caso de los estados y los bancos. La solución a este dilema fue el uso masivo de papel moneda y similares, con un valor equivalente en oro teórico, pero que en la práctica no se corresponde con la realidad. Para los estados el imprimir moneda es como crear lingotes de oro de forma mágica, y en un principio tuvo buenos efectos dinamizando enormemente el comercio a nivel mundial, pero se cayó en el peligro de la inflación. Al existir demasiado papel moneda, y al cambiarse el nuevo valor de referencia del oro al Dólar, este comenzó a perder su posición debido a su abusiva impresión produciéndose inflación fiduciaria, además de estar ligada su posición a un país en concreto.
Hoy en día se pretende sustituir al Dólar por otro valor de referencia, como puede ser una moneda internacional, o bien regresar al patrón del oro, al fin de proporcionar a los mercados y a las economías la estabilidad que tanto necesitan. En este momento de decisión debemos observar tres aspectos si no queremos caer en los mismos errores del pasado:
-Primero, los mercados van a estar escarmentados del fracaso del Dólar de papel como valor de referencia, que además fue manipulado por parte de los "jugadores" a su antojo durante mucho tiempo. Esto da a suponer que los nuevos "gestores" de una posible moneda común volverán a hacer lo mismo, resultando perjudicados el resto de jugadores del juego convenido. El nuevo valor no puede ser volátil ni variar con la acción de ninguna de las partes.
-Segundo, con siete mil millones de personas en el planeta es muy difícil usar oro físico como valor de referencia. Los propietarios actuales de los stocks no van a distribuirlos de forma masiva entre la población para su uso como moneda, pues perderían su influencia financiera. Eso sí, el oro puede ser un valor paralelo de intercambio muy sólido y útil.
-Tercero, el mundo ha cambiado en los últimos tiempos, y la forma que hemos tenido en el último siglo y medio de entender el comercio y la industria nos ha llevado a dañar los ecosistemas de forma grave, y esa no es una experiencia que nos podamos seguir permitiendo. El nuevo sistema que se instaure debe de proteger al planeta y a sus habitantes, y esta no es una condición negociable. Conseguir resultados económicos no puede ser equivalente a explotar recursos sin control y a contaminar.
En este punto ya se puede definir como debe de ser el nuevo valor de referencia: de valor conocido e igual para todos a nivel internacional y que no pueda ser manipulado, de acceso fácil y manejo práctico, y que fomente el uso racional de los recursos a nivel mundial y por parte de todos. A la luz de nuestra realidad sólo existe un elemento conocido en todos los rincones de la tierra que es accesible y que se usa cada vez de forma más cuidadosa, pues es un bien valioso, y que además el hecho de usarlo de forma comedida y sin malgasto supone cuidar el medio ambiente. Estamos hablando de la energía.
La energía es lo que se necesita para hacerlo todo, tanto para extraer recursos como para procesarlos y posteriormente consumirlos y devolverlos al sistema. Un kWh de energía es el mismo en el ecuador que en el polo, independientemente de cualquier variable política o social que impere, y además su valor no puede ser modificado ni falsificado. Por ello cumple la primera premisa antes descrita. Además a su nivel, todo el mundo tiene acceso y maneja energía, cumpliendo con ello la segunda premisa. Es necesario meditar si la energía cumple la tercera premisa sobre el cuidado del medio ambiente. La energía es caprichosa, en el sentido de que si se usa de forma descuidada se pierde, y por ello es necesario usar las mejores técnicas para su uso, lo que supone generar menos energía y por tanto contaminar menos. Además el hecho de usar técnicas cada vez más sofisticadas y eficientes ayuda a aumentar la calidad de los procesos y de los productos elaborados. Simultáneamente, cuando usamos mejores tecnologías y menos energía reducimos el coste de nuestros productos por lo que somos más competitivos comercialmente. El reciclar supone un gran ahorro energético a la hora de conseguir recursos, por lo que hacerlo nos hace más eficientes económicamente. Podemos por tanto afirmar que el uso de la energía como valor de referencia monetario cumple con la premisa de ayudar a cuidar el entorno.
Otras cualidades que reúne la energía como medio de pago son: ser transportable, divisible, duradera y homogénea gracias al uso de sistemas informáticos; su demanda existe de forma previa, constante y futura, lo cual significa que no puede ser devaluada nunca; finalmente, su escasez relativa es alta y su precio aumenta constantemente, pues solo puede ser generada la que va a ser usada, perdiéndose la que sobra, lo cual refuerza su carácter indevaluable. La energía como moneda evita los peligros de la inflación, pues en un mercado competitivo los productos más baratos cobran ventaja, y cuanto más eficiente es un fabricante más vende sus productos. De esta forma la tendencia de los precios a escala global pasa de un aumento continuo inflacionista a un descenso continuo denominado deflación sana, hasta un mínimo posible que supone la excelencia del uso energético. Con el uso de las modernas tecnologías informáticas es posible contabilizar los valores de energía "acumulados" por cada ciudadano en su uso cotidiano, de la misma manera que hoy en día lo realizan las entidades bancarias con la moneda convencional, y también se pueden imprimir billetes con equivalencia energética si son garantizados por las empresas generadoras de energía. Obviamente la energía no puede ser almacenada de forma eficiente para su uso como moneda física, pero tampoco interesa hacerlo, pues es mejor generarla cuando sea necesario por razones de uso físico, y simplemente registrar sus valores para su uso económico. En realidad esta es una práctica habitual para muchos tipos de valores y mercancías a nivel mundial, y no supone ya ningún reto.
En cuanto a los aspectos de durabilidad y atesorabilidad, esto es el mantener su valor entre su compra o ahorro y su venta, sólo basta con darse cuenta de que el hecho de acumular cualquier material perdurable, equivale a acumular energía, la energía que se usó en su extracción y manipulación. Si ese material es oro el valor de lo ahorrado es doblemente sólido, pues a la equivalencia energética como materia prima se suma la solidez del oro como valor históricamente respetado por su escasez y demás propiedades monetarias. En todo caso usando un doble sistema oro-energía carente de inflación es perfectamente válida la emisión de papel moneda con equivalencia en oro o energía, de forma conjunta o simultánea, para su uso como medio de ahorro y pago, pues los valores están garantizados no solo por las reservas de oro que puedan existir, sino también por todo un entramado de generación energética imprescindible para la sociedad.
Es muy beneficioso el uso de la energía como método de ahorro para el desarrollo económico de la sociedad. Por un lado ofrece una gran seguridad en cuanto a que su valor no se devalúa con el tiempo y ello da seguridad al ahorrador. Incluso puede verse beneficiado por un ligero incremento de valor a largo plazo, pues con la mejora de los sistemas de producción en el tiempo, la misma cantidad de energía permite fabricar más bienes, y por tanto comprar más. En cuanto al medio ambiente, el ahorro permite no emitir contaminación innecesariamente, y llegado el momento de producir, las técnicas habrán mejorado ligeramente gracias a la competencia entre fabricantes y la contaminación será menor. Por otro lado, el ahorro aunque da seguridad, no ofrece una gran rentabilidad a corto plazo, por lo cual la energía no es un bien especulativo por naturaleza. Al no ser así, no se almacenarán grandes cantidades de energía, que en realidad representa una cierta capacidad productiva, si no que se pondrán en el mercado donde generarán riqueza real en forma de bienes y servicios. Este factor ayuda de forma definitiva a reducir los niveles de desempleo en la sociedad que adopte la energía como moneda.
A efectos prácticos la medida de energía, en julios o kWh, es lo que recibe el trabajador como salario por su esfuerzo y por su aportación energética al puesto de trabajo, tanto en concepto de esfuerzo físico, mental y de aportación de conocimientos, así como de su transporte diario y otros gastos implícitos, en consonancia con las leyes del mercado; es con ese salario percibido con lo que pagará los productos que consuma, cuyo precio será la suma de las energías necesarias para su creación y obtención de materias primas, mano de obra, y también la misma energía necesaria en sus diversas formas, sin olvidar los márgenes de beneficios del fabricante. El transporte es un gasto adicional de energía, por lo que la tendencia será a vivir y consumir productos en áreas próximas, reduciéndose así las emisiones contaminantes. Este sencillo efecto puede solucionar uno de los grandes problemas de los estados actualmente como es el enfrentarse al cambio climático, y de paso reducir la dependencia del crudo importado. Además, el hecho de importar energía, por ejemplo en forma de petróleo o carbón, será antieconómico, pues hay que contar con el transporte como gasto adicional. Sería ridículo pagar 120 kWh por un combustible que nos rendirá 100 kWh, por eso se estimularía enormemente de forma natural la producción de energía a nivel local, sumándose así otro ahorro importante en las emisiones contaminantes y en el descenso de los precios finales de un producto. Esto no significa que el crudo pierda su valor, si no que será más apreciado como fuente de materias primas que como combustible.
A nivel financiero se pueden aplicar muchas fórmulas actuales a la negociación con energía como valor económico, por lo que los bancos y compañías energéticas tienen asegurado su futuro en el sector del crédito, si bien, con el transcurrir del tiempo los márgenes de las operaciones serán más claros y los intereses tenderán a reducirse, al tiempo que el número de operadores podría aumentar. En cualquier caso, todos los sectores, personas y organismos tendrán que someterse a las leyes del mercado al igual que sucede hoy en día, resultando de ello un proceso de equivalencia de los productos en energía tanto en razón de su coste energético real como en razón de su demanda en el mercado.
El proceso de instauración de un valor de referencia energético es perfectamente compatible con los actuales sistemas económicos. No es necesario crear nuevas infraestructuras de ningún tipo. Solo es necesaria la iniciativa de las empresas energéticas y que los ciudadanos acepten el valor de energía como valor de intercambio. Los ciudadanos aceptarán este nuevo valor energético si las compañías generadoras se comprometen a respaldarlo, pues es un gasto corriente universal y ampliamente conocido. Además el hecho de aceptar pagos en forma de energía implica una revalorización automática en relación a las monedas convencionales, pues el precio de la energía sube constantemente. Las posibilidades de éxito de una iniciativa en este sentido son muy altas, pues todas las partes ganan, y quienes tarden en sumarse a la iniciativa serán conscientes de los sobrecostes de su decisión de forma evidente si sólo siguen operando con el sistema tradicional lastrado por la inflación.
José Ramón Varela Fernández
varelafernandez@gmail.com
España
En la actualidad la tesis más difundida en relación a la tendencia general de la evolución monetaria es aquella referida, a lo que desde la perspectiva de la Escuela Neoclásica se ha venido denominando como la desmaterialización creciente de la moneda. Con posterioridad al trueque originario, la moneda sería el instrumento fundamental del facilitamiento de los intercambios mercantiles, sin embargo, paradójicamente con la cada vez mayor creación de nuevos instrumentos monetarios, la evanescente corporeidad de la moneda pareciera situarnos en un estado similar al trueque originario. Baste citarse el caso del Derecho Especial de Giro, DEG, un asiento contable en la cuenta especial de giro de los países miembros del FMI, como representante de una moneda desmaterializada, según la perspectiva de la Escuela en mención.
La práctica monetaria que se deriva de esta tesis ampliamente difundida, se ve en la actualidad cuestionada en la medida en que la recurrente utilización de la moneda desmaterializada, en el sentido neoclásico del término, está lejos de ser la panacea de las sociedades que aspiran a llamarse desarrolladas, puesto que obviamente; no sólo basta con un cambio formal de la moneda. No nos debemos extrañar al ver dichas sociedades acudir igualmente a las llamadas monedas paralelas, y en tiempos recientes inclusive, retomar de nuevo el trueque originario a manera de replanteamiento de la práctica monetaria convencional.
En el presente ensayo se enunciarán los aspectos controvertibles de la tesis en mención, señalando que la utilización del término desmaterialización se presta para confusiones de índole gnoseológica y epistemológica.
En tal sentido, es el interés del presente ensayo resaltar la actualidad que tiene la concepción de la moneda como signo, enunciada originalmente en el famoso debate entre Platón y Aristóteles, discrepancias de interpretación que suscitan por primera vez en la historia económica la discusión que nos ocupa. Para tal efecto se quiso reforzar la definición de signo. Fue así como se revisaron los trabajos de L. Vygotzky y M. Cole quienes aportan elementos interesantes desde una perspectiva gnoseológica. Igualmente se realizó una definición general del concepto guía centrada particularmente en aspectos ontológicos. Posteriormente estas definiciones se contextualizan con las observaciones que hace Marx, para finalizar luego con algunas puntualizaciones sobre el tema.
Autor: Liborio Orejuela
Mitú, Mayo de 2004
Bibliografía
“El Poder del Dinero”, Martí Olivilla
“Aristóteles”, W.D. Ross
“Vygotzky y Teorías sobre el Aprendizaje”, Guillermo R. Becco
“El Capital”, K. Marx
Eduardo Dermardirossian
eduardodermar@gmail.com
¿Cuál es la naturaleza del dinero[i] y cuál la del trabajo humano? ¿Es preciso que el trabajo sea retribuido con dinero? Reflexionar sobre estas cuestiones es mi propósito de hoy.
Primitivamente las cosas valían tanto como la necesidad que tenía el hombre de ellas. Luego adquirieron un valor[ii] relativo o de cambio, esto es, valían en relación a las otras cosas. Una cabra por diez alforjas de trigo. Finalmente sobrevino una especie de metálico acuñado o un documento escrito por el soberano al que le fue asignado un valor: así nació el dinero. Quien tenía el dinero podía tener las cosas y podía, también, tener para sí el trabajo ajeno. A la íntima creencia de que el hombre era sagrado siguió la creencia de que, entonces, era sagrado también su trabajo y el dinero que lo retribuía.
Creo que las teorías que se han ensayado sobre el valor son erradas. Rareza, oferta y demanda, necesidad, convención social y otras predicaciones, aún cuando pueden anunciar el precio de las cosas, son impropias para asignarles valor. Sólo el trabajo le asigna valor a las cosas.
Entonces, ¿qué es el trabajo humano? No intentaré definir el concepto porque arriesgaría ser dogmático. Diré, sí, que el trabajo participa de la naturaleza humana por ser su manifestación más conspicua. También diré que dos modos tiene el hombre de preservarse como especie: su reproducción y su trabajo. El hombre ha de reproducirse y ha de trabajar para perdurar sobre la faz de la tierra. Quizá esa, y sólo esa, sea la inmortalidad que alguna vez le fue prometida. En tal sentido, puede decirse que el hombre es sagrado. Y por eso lo es también su trabajo.
Vale la pena recorrer fugazmente la evolución del trabajo humano. En una primera etapa el hombre subsistió colectando frutos y cazando animales. Con el tiempo este hombre nómada se transformó en sedentario cultivando el suelo y conociendo la posesión colectiva de la tierra. Ulteriormente construyó sus utensilios y ropas, deviniendo artesano y manufacturero. En esta etapa de su evolución el hombre se apropió de los bienes y comenzó el desarrollo del individuo propiamente dicho. Nacían así los rudimentos de la propiedad privada, del Estado y del dinero. La esclavitud fue dando paso a la servidumbre y algunos derechos inherentes a la personalidad fueron reconociéndosele a los estamentos bajos de la sociedad. Desde luego es más reciente la invención y aplicación de las máquinas a la producción de bienes, y su consecuencia la concentración de la riqueza. En esta instancia todo el trabajo humano se concentró en su símbolo, el dinero.
Pero los procesos de producción han de sufrir todavía una nueva revolución. Será ahora el turno de la revolución tecnológica, que mediante sus recursos de robotización e informatización expulsará mano de obra, con sus obvias consecuencias de ociosidad y depreciación del trabajo. Las riquezas ya concentradas en la etapa capitalista volverán a reconcentrarse y las relaciones económicas se desarrollarán en el ámbito planetario. El dinero, que según vimos es trabajo humano acumulado, es sacralizado en esta etapa como nunca antes.
Si bien los sistemas políticos han prometido un futuro diferente, diríamos esperanzador para el hombre, no han dicho con verosimilitud cuál será el estadio final de la evolución del trabajo. Las teorías liberales, y sobre todo su aplicación en las sociedades capitalistas, muestran una continua mutación en desmedro del trabajo humano. Por su parte el socialismo, llevado a la práctica en el siglo que culminó, no ha podido sostenerse sobre sus pies y el reconocimiento más o menos igualitario del trabajo no ha dejado resultados que morigeren los rigores del mundo crematístico de nuestros días.
Es claro que no existe una relación necesaria entre trabajo humano y dinero. El trabajo participa de la condición humana, el dinero no. El dinero es aquella invención que, simbolizando el valor del trabajo, permite acopiarlo sin que se degrade por causa del tiempo o de su propia naturaleza. Puede, conceptualmente, considerarse el trabajo con entera independencia del dinero.
Utopía: ¿puede concebirse un mundo donde no exista el dinero? Porque de ser ello posible quedaría abolida la explotación de unos hombres por otros, al tiempo que la humanidad en su conjunto aplicaría su energía a quehaceres concordantes con su propia condición, aproximándose a la meta de su felicidad.
Quizá por ahí transite el camino hacia una nueva sociedad humana.
[i] Cuando hablo de dinero me estoy refiriendo a todas sus formas, a todas sus manifestaciones, materiales e inmateriales, incluidos los registros de datos que importan valores.
[ii] Deliberadamente omito hacer una distinción entre los conceptos de valor y de precio. Elijo, pues, eludir un tema que necesariamente derivaría en consideraciones ideológicas.
Fuente www.dermardigital.blogspot.com
El Amero es un concepto teórico que se utiliza para referirse a la unidad de dinero de una hipotética unión monetaria entre Estados Unidos, Canadá y en ciertos casos también se incluye a México (mencionada en la literatura como Unión Monetaria de América del Norte). El Amero surgió como un concepto en la literatura económica, para analizar las posibles implicancias de una teórica unión monetaria. En la literatura, la unión monetaria surgiría como evolución del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA), análogamente al surgimiento de la Unión Monetaria Europea y el Euro como extensión de la Comunidad Europea. En este contexto, la palabra Amero surgió por analogía al vocablo Euro. Ciertas versiones difundidas en internet, con poco sustento en documentación y declaraciones oficiales, especulan con que de hecho existiría un plan secreto para crear el Amero.
Desde el punto de vista sociológico, el académico Mark Fenster indica que la creencia en una inminente unión monetaria norteamericana que llevaría a la creación del Amero refleja las formas particulares en que los estadounidenses se sienten económicamente conquistados, políticamente sin poder y socialmente alienados. La creación del NAFTA en el año 1994 llevó a sectores conservadores a temer por la posibilidad de verse perjudicados debido al libre comercio. En el año 2005 se firmó el "Security and Prosperity Partnership" como un marco para mayor cooperación entre los países de Estados Unidos, México y Canadá para mayor cooperación en temas relacionados con la seguiridad, tráfico de drogas y comercio internacional, lo que llevó a ciertos grupos de activistas a afirmar que este era el primer paso dentro de un plan secreto para otro tipo de unión entre los tres países, por ejemplo una unión monetaria. Esta versión tuvo difusión en algunos medios de prensa y en Internet, y fue alimentada por la alienación de la sociedad.
Desde el punto de vista académico, una rama de la economía internacional analiza los beneficios de la integración económica y dentro de esta la integración monetaria entre países. La literatura económica es extensa sobre el tema de integración monetaria mencionando posibles beneficios y efectos negativos de la misma, analizando casos en los que los beneficios pueden ser mayores y otros en los que no. El concepto de "optimum currency areas" (areas monetarias óptimas) fue difundido por el prestigioso economista Mundell y es utilizado para analizar las circunstancias en las que países se beneficiarán de una unión monetaria o no, dado que el área monetaria óptima puede exceder las fronteras de un país.
El primero en proponer el concepto de Amero fue el economista canadiense Herbert Grubel, en un paper llamado "The Case for the Amero: The Economics and Politics of a North American Monetary Union". El paper se publicó el mismo año de la adopción del Euro como moneda virtual y propone al Amero como moneda común para Estados Unidos, México y Canadá, indicando ventajas desde el punto de vista económico, como mayor estabilidad de precios, menores tasas de interés, mayor comercio entre estos países, mayor productividad, etc. principalmente desde el punto de vista canadiense. Grubel afirmó que logró que Vicente Fox muestre interés en el Amero, pero que las autoridades de Estados Unidos no mostraron interés en el Amero y admitió que no habría mucho beneficio para Estados Unidos por la adopción del Amero.
Otras investigaciones apoyaron la creación del Amero, como una publicación del Insituto Howe del año 1999 y una publicación del académico Robert Pastor del año 2001, donde argumenta a favor de una mayor integración en América del Norte.
Los argumentos a favor del Amero (entre Estados Unidos y Canadá) indican que generaría un gran ahorro debido a que se evitarían transacciones entre el dólar canadiense y el dólar estadounidense. Aumentaría el comercio mejorando la eficiencia. También se podría mencionar que se eliminaría el riesgo cambiario para ciertas actividades relacionadas con bienes transables de esos países. Canadá se beneficiaría mas porque el 90% de sus exportaciones se dirigen a Estados Unidos.
Con respecto al senoriaje, actualmente el dólar estadounidense es la moneda de mayor aceptación a nivel internacional, utilizada tanto como depósito de valor (reservas internacionales) y medio de cambio en transacciones internacionales. Debido a esto, Estados Unidos se beneficia por la posibilidad de imprimir billetes que son aceptados a nivel mundial. El dólar canadiense es insignificante en comparación con el dólar estadounidense. En la Unión Monetaria Europea, las ganancias netas del senoriaje se reparten entre los países miembros de acuerdo a su participación en el Banco Central Europeo (ECB) y quienes están a favor del Amero proponen utilizar la misma fórmula para la teórica Unión Monetaria de América del Norte. Sin embargo, la participación de Canadá en un Banco Central de Norteamérica sería probablemente mayor a la relación que existe entre la capacidad de senoriaje de Estados Unidos y Canadá, por lo que con respecto al senoriaje Estados Unidos se vería perjudicado por una pérdida del mismo.
Otra consecuencia negativa sería que la política monetaria perdería flexibilidad para actuar de acuerdo a la situación coyuntural de cada país (tienen diferentes tasas de interés, niveles de deuda, etc.) y a la diferente estructura económica de los mismos.
Actualmente el dólar es la moneda mas utilizada a nivel internacional lo que le da a Estados Unidos poder económico y político. La creación del Amero significaría una alteración del status-quo que no necesariamente incremente este poder, con la posibilidad de perder terreno ante el Euro y el Yen.
Como breve conclusión, para Estados Unidos el status-quo es preferible a la creación del Amero, permitiéndole beneficiarse del poder del dólar. La creación del Amero implicaría riesgos para ese status-quo y posibles pérdidas de poder político y económico y pérdidas en cuanto a la capacidad de realizar política fiscal y monetaria. Si a esto le sumamos que las autoridades canadienses han emitido documentos donde critican la idea de una unidad monetaria (entre otros argumentos debido a la pérdida de soberanía) y a las críticas por parte de la población, podemos decir que el concepto del Amero está muy lejos de ser llevado a cabo.
Autor: Federico Anzil
Referencias
Cohen Benjamin (2004) North American Monetary Union: A United States Perspective - Global & International Studies Program http://repositories.cdlib.org/gis/29
Drake Bennett (2007) The amero conspiracy http://www.boston.com/bostonglobe/ideas/articles/2007/11/25/the_amero_conspiracy
Herbert G. Grubel (1999). "The Case for the Amero: The Economics and Politics of a North American Monetary Union". The Fraser Institute http://www.fraserinstitute.ca/admin/books/files/amero.pdf
Según algunos investigadores, el capital accionario del FED -Reserva Federal de EE.UU.- sería propiedad de algunos pocos bancos privados de ese país. ¿Y la independencia del FED?
Autor: Sebastián Laza - economista
En opinión de algunos investigadores, el FED no sería un Banco Central común y corriente. No sería como el Banco Central de cualquier país latinoamericano o el Banco Central Europeo. No sería un banco central propiedad del Estado. Sería lisa y llanamente, un banco privado. Y se trataría de un banco privado propiedad de unos pocos bancos privados. Según dichos investigadores, de los 19,7 millones de acciones del FED, unas 12,2 millones de acciones -62%- eran propiedad de sólo tres bancos hacia 1994. ¿Qué bancos? El Chase Manhatan, el Citibank y el Morgan Guaranty Trust. Tres grandes apellidos desde hace muchas décadas controlarían esos tres bancos: Rockefeller, Rotschild y Davison -Morgan-. Es más, según dichos investigadores, sería por ello que en el anverso de cualquier billete dólar se lee la expresión FEDERAL RESERVE NOTE, y no UNITED STATES TREASURY NOTE.
Recuerdo cuando aún era estudiante de la Licenciatura en Economía, en la materia Economía Monetaria teníamos un profesor brillante, Gustavo Reyes, uno de esos jóvenes economistas que tuvieron la posibilidad de posgraduarse en universidades del 1er mundo, en su caso Inglaterra, y volver a su país nutridos de modelos teóricos nuevitos, listos para estrenar en la lejana América del Sur, en su caso en Argentina, en la época donde Menem-Cavallo y sus políticas pro-mercado todavía hacían furor. Corría el año 1995.
De todas aquellas excelentes clases con Reyes, me quedó sobremanera grabada una de ellas: la clase sobre "Reglas versus Discrecionalidad en las Políticas Monetarias", donde aún recuerdo el ahínco que Reyes ponía cuando nos hablaba de la necesidad de que los Bancos Centrales fueran independientes de los Ministros de Economía de turno. Decía Reyes que esta condición era clave para un Banco Central, para ir logrando una buena reputación ante "los mercados", a los fines de lograr determinada credibilidad para que la política monetaria tuviera efectividad.
Por supuesto que la recomendación venía porque en aquella época -y aún hoy, año 2006- en Argentina el Banco Central era bastante influído por el Ministerio de Economía. El Mingo Cavallo tallaba pesadamente en la política monetaria que ejecutaba Roque Fernández, como hoy lo hacen Kirchner-Miceli con Martín Redrado. Y así en muchísimos países del mundo. Y Reyes nos insistía que para un país con la inflacionaria historia económica de Argentina eso no era bueno, remarcando que un buen ejemplo a seguir era el de EE.UU. con su Reserva Federal, donde su titular Alan Greenspan -aún hoy sigue en el cargo- era bastante independiente del presidente de EE.UU.
En síntesis, subyacente al pensamiento de Reyes y de muchos otros economistas, estaba la aún hoy arraigada idea de que el Tesoro de EE.UU. no mete mano en el manejo de la política monetaria de la economía norteamericana. Es decir, la cantidad de dinero circulante en dicha economía, su nivel de crédito, sus tasas de interés, su tipo de cambio, etc., todos serían instrumentos resorte de Greenspan y nadie más. Greenspan a la misma altura del presidente de EE.UU., el ideal, el paraíso para la política monetaria de un país.
Es más, la historia reciente avala esta idea generalizada, cómo habría de ser de independiente el Banco Central de EE.UU. que en los '90 el FED le habría hecho perder a Bush padre su reelección -ante Clinton- porque no sacó a tiempo a EE.UU. de una recesión, que hizo decaer la popularidad del presidente ante el electorado. Como en Argentina y muchos otros países el Bancos Central siempre juega a favor del presidente de turno, y en EE.UU. según éste y otros ejemplos no, la realidad norteamericana era "el dorado" a la vista de Reyes y de la mayoría de los economistas sensatos del mundo, cómo dudar de la independencia del FED. El mismo Bush padre reforzó esta idea de independencia cuando dijo, después de perder su reelección, en referencia a Greenspan: "I've appointed him and he disappointed me", como diciendo "yo te ayudé a que llegaras ahí y ahora me pagás con esto".
Y yo mismo como economista me formé con esa idea: la independencia del FED, el modelo a seguir. Es por eso que gran conmoción me causó hacia el año 2004 cuando, leyendo "Hitler ganó la guerra" del inefable Walter Graziano, inteligente y polémico economista argentino, ex-gurú de la city porteña, y para nada de izquierda, me entero de que el FED no sería como en Argentina y la mayoría de los países del mundo un Banco Central estatal, sino que sería una entidad privada, donde sólo tres grupos financieros tienen más del 60% de su capital accionario. O sea que, si es verdad lo que dice Graziano, el dólar norteamericano, no sería la moneda emitida por la Républica de EE.UU., sino básicamente por tres bancos privados, o sea por unos pocos clanes familiares, y peor aún, la política monetaria del FED, que impacta en la economía de todos los países emergentes como Argentina, sería manejada por dicho pequeño grupo chico de personas.
Me dije a mi mismo, ¿será ésto verdad o Graziano se habrá vuelto loco? Si ésto fuera verdad, se me estaría cayendo del pedestal la principal institución que rige la economía internacional. Habrá sabido de este "detalle", de esta presunta sospecha, el profesor Reyes. No creo, es más, no creo que lo sospechen ni siquiera la mayoría de los economistas norteamericanos. Ya que si ésto fuera verdad, de qué independencia del FED vamos a hablar, ya que no la influenciaría el Secretario del Tesoro de EE.UU., tampoco el presidente, pero significaría que la política monetaria de EE.UU. estaría privatizada. A propósito, si Menem hubiera tenido éxito en su proyecto dolarizador, bajo este punto de vista habríamos privatizado también la moneda Argentina.
¿Pero de dónde habrá sacado semejante teoría Graziano? Dejando de lado la posibilidad de que se haya vuelto loco, podemos decir que el ex-gurú estuvo más de 2 años investigando para dicho libro, junto a un equipo multidisciplinario de jóvenes profesionales que lo ayudaron, y que en estos temas ha sido influenciado, entre otros, por las obras de Anthony Sutton, recientemente fallecido economista y periodista norteamericano, que trabajó en grandes universidades americanas -Stanford por ejemplo- hasta que sus libros empezaron a incomodar al poder y perdió su trabajo. Pero más allá de su situación de desempleado, Sutton durante los '80 y '90 no dejó de investigar estos temas, pasando al mundo editorial underground. Durante esa época produjo una serie de libros antisistema muy interesantes, que narran quiénes y cómo manejarían el poder desde las sombras en los EE.UU., incluyendo el manejo del FED y Wall Street. Graziano ha chequeado la presunta seriedad de todo esta obra y se ha animado a analizarla, reproducirla y enriquecerla con otros autores también, por lo tanto debemos darle al asunto la seriedad que se merece.
Vamos a citar textualmente algunos de sus comentarios más polémicos, para que el lector reciba su mensaje sin distorsiones:
"El FED fue creado por ley del Congreso el 22 de diciembre de 1913. Los banqueros privados, en aquel momento, venían criticando en forma pública la ley que creaba un Banco Central en EE.UU. Sin embargo, en forma reservada, los principales banqueros norteamericanos se frotaban las manos ante esa ley que habían logrado sacar, entre gallos y mediasnoches, gracias al senador Aldrich, casado con una hija del magnate John D. Rockefeller I. Una gran cantidad de legisladores se encontraban ausentes al acercarse la Navidad y la votación parlamentaria fue manipulada."
"Se trató de un movimiento magistral a la medida de la elite que se originó en conversaciones reservadas entre los principales banqueros en 1910. Para poder crear el FED, la elite financiera y petrolera norteamericana tuvo que manipular las elecciones de 1912. El presidente Taft buscaba la reelección. Pero su partido, el Republicano, se había pronunciado públicamente contra la creación del FED. Así dadas las cosas, la elite decidió fracturar al Partido Republicano en dos. Por un lado, se presentaba Taft. Por el otro, Theodore Roosevelt, ex presidente de la República. La división abrió las puertas para que el manipulable Woodrow Wilson accediera al poder con mucho menos del 50% de los votos. La elite, con su presencia y la del senador Aldrich, se ganaría la seguridad de la aprobación de la creación de un Banco Central privado: el FED."
"No cabe dudas que el mejor negocio de la Tierra es emitir moneda. Desde hace siglos los principales banqueros saben muy bien que si la gente acepta como medio de pago un papel emitido por un banquero privado, con la promesa de redimirlo en oro o plata metálica, entonces tal banquero tendrá la potestad de decidir quiénes deben recibir crédito y cuánto, qué tasas de interés cobrarles, a quién no prestarle. Y todo mediante la creación de medios de pago."
"Si los banqueros privados observaban que la gente no requería que le redimieran en metálico los billetes puestos en circulación, sino que la población los acumulaba y efectuaba sus transacciones en papel moneda, entonces podían generar de la nada muchos más billetes y ponerlos en circulación. De esta manera, el total de papel moneda superaba con creces las reservas en metálico que los banqueros privados guardaban en sus cajas fuertes. En otras palabras, los banqueros privados tenían la potestad de crear dinero de la nada si la gente aceptaba sus billetes. Y fue lo que ocurrió."
"El origen de la propia banca debe buscarse a través de operaciones de este tipo. Los bancos de Inglaterra, Francia y Alemania no comenzaron -como usualmente se piensa- como bancos estatales ni como empresas de las respectivas coronas, sino como bancos privados, controlados en buena medida por la dinastía banquera europea que se había instalado en forma familiar en Inglaterra, Francia, Alemania, Austria e Italia: el clan Rotschild, junto con sus asociadas Khun, Loeb, Lehman, Warburg, etc."
"Que el negocio bancario estaba monopolizado en unos pocos clanes familiares se puede ver simplemente a través de una vieja anécdota: mientras Max Warburg dirigía el Banco Central alemán durante el gobierno del káiser Guillermo II, y se constituía en su banquero personal antes de la 1ra Guerra Mundial, su hermano, Paul Warburg, era directivo del FED. El tema alcanzó ribetes escandalosos en EE.UU. y obligó el rápido reemplazo de Paul Warburg."
"Otra anécdota: mientras la familia Rotschild era una de las principales accionistas tanto en forma directa como indirecta del propio Banco de Inglaterra, la rama francesa de dicho clan colocaba varios integrantes para dirigir nada menos que el Banco de Francia, el cual sólo fue estatizado luego de la 2da Guerra Mundial"
"El 1er Banco Central creado fue el Banco de Inglaterra. Ya antes de las guerras napoleónicas los Rotschild poseían un enorme poder financiero en toda Europa. Deseaban aumentarlo y así establecer las políticas financieras en los principales países europeos. Lo mismo pudieron hacer durante el transcurso del siglo XIX con los bancos centrales de Francia y Alemania. A menudo financiaron guerras entre los países, con la estrategia de prestarles a ambos bandos. De esta manera, cuando las guerras finalizaban, las naciones y las casas reales quedaban debilitadas, endeudadas y, por lo tanto, cada vez más dependientes de los banqueros."
"Fueron los Rotschild quienes decidieron ingresar a EE.UU. financiando a clanes familiares a los que observaban durante mucho tiempo antes de otorgarles fondos para sus emprendimientos, y que resultaban "amigos incondicionales": los Rockefeller, los Morgan, Carnegie, los Harriman, etc."
"Por lo tanto, no debe llamar la atención del lector que el FED no sea un Banco Central común y corriente. No es como el Banco Central de cualquier país latinoamericano o el Banco Central Europeo. No es un banco central propiedad del Estado. Es lisa y llanamente, un banco privado. Y se trata de un banco privado propiedad de unos pocos bancos privados. Por ejemplo, de los 19,7 millones de acciones del FED, unas 12,2 millones de acciones -62%- eran propiedad de sólo tres bancos hacia 1994. ¿Qué bancos? El Chase Manhatan, el Citibank y el Morgan Guaranty Trust. Tres grandes apellidos desde hace muchas décadas han controlado y controlan esos tres bancos: Rockefeller, Rotschild, Davison -Morgan-.
"Ese porcentaje habría continuado creciendo merced a las fusiones que se registraron en la última década. Tampoco debe llamar la atención, entonces, que el actual jefe del FED, Alan Grenspan, haya sido director corporativo de JP Morgan, de Morgan Guaranty Trust y de la petrolera Mobil -Standard Oil of New York- de los Rockefeller, antes de ocupar el actual estratégico cargo que posee en el FED."
"Greenspan también es un empleado, más técnico, y quizás de mayor jerarquía que el propio presidente de EE.UU. Pero no deja de ser un empleado, un empleado de un banco privado propiedad mayoritaria de tres bancos privados."
"La moneda de EE.UU., el dólar, no es la moneda emitida por un país, sino la moneda emitida por el sistema de la FED, y su salud depende en realidad de la salud de esos bancos privados. Es por ello que en el anverso de cualquier billete dólar se lee la expresión FEDERAL RESERVE NOTE, y no UNITED STATES TREASURY NOTE. Aunque no nos extenderemos, simplemente mencionaremos que los dos presidentes de EE.UU. que intentaron suplantar los Federal Reserve Notes por los US Treasury Notes murieron asesinados antes de concluir sus mandatos."
"¿Dónde está el poder entonces? Es fácil y correcto deducir que unos pocos clanes familiares dominan la estructura de los bienes considerados estratégicos para el dominio global: energía, banca, armas y laboratorios. Pero es ridículo pensar que a esta altura del siglo XXI una decena de personas pueda sentarse a una mesa a decidir qué hacer con el mundo sin más ni más. La realidad es más sutil, más perfecta, aunque no menos espantosa.", finaliza Graziano, para luego continuar tratando de descifrar quiénes detentan el verdadero poder en el mundo."
Vemos entonces la tesis central de Graziano, fundamentada en la obra de Sutton y otros autores: el FED no sería el Banco Central independiente ideal de la teoría económica, tampoco el que se ganó el respeto de mi ex-profesor Gustavo Reyes y de tantos economistas en el mundo, incluído quien escribe este artículo, sino que, si bien independiente de la secretaría del tesoro de EE.UU. y hasta del presidente de EE.UU., sería un banco privado. Es decir, EE.UU., tendría privatizado el manejo de su moneda, y peor aún, a través de un monopolio.
No voy a terminar con un CREER o REVENTAR porque no corresponde, más bien sería un INVESTIGAR MÁS o REVENTAR. Graziano y Sutton son sólo dos voces, muy respetables, pero sólo dos veces que opinan tan radicalmente sobre el tema. Creo que sería interesante que una comisión de académicos notables investigue estos temas, ¿será muy utópica mi propuesta?
por Luis E. SALMAIN
Autor del libro ""Nuestros gobernantes"
Es el ahorro y no el dinero el que financia y hace posible la producción de más y mejores bienes de capital. Con dichos bienes de capital es posible incrementar la producción de bienes y servicios y desarrollar el verdadero crecimiento económico.
Al ver el optimismo con que se comenta a partir de principios de Junio la baja del dólar, el hecho de que para frenar la caída de su valor el Banco Central continúa inyectando fondos (700 millones en los cinco días de Junio) y la ligereza con que se afirma que dicho proceder no será inflacionario, nos encontramos frente al problema crucial que considero es el que se ignora el verdadero rol del dinero. En los medios se afirma que se emite sin miedo a la inflación debido a: 1) La fuga de capitales (usd 20.000 MM) ya se produjo en 2001 2) Los pequeños ahorristas guardan el dinero en el colchón a) ya no utilizan Uruguay b) para utilizar otros países se requieren cifra muy elevadas c) no pueden ahorrar en dólares en la Argentina y aunque pudieran no lo haría por el antecedente del "corralito" 3) Los importadores no demandan dólares por menor actividad 4) Por la misma razón no hay nuevas inversiones y, por lo tanto, no se importan bienes de capital 5) Las empresas y el estado no demandan dólares al no pagar sus deudas 6) La baja rentabilidad de las empresas extranjeras hace que no demanden dólares para remesar utilidades 7) De signo contrario a los anteriores factores, los exportadores liquidan sus exportaciones. Frente a esta situación el Banco Central, a través una alta fuente, señala que "no vamos a ser restrictivos con la política monetaria, vamos a seguir emitiendo y acumulando reservas". Mitos acerca del dinero De acuerdo a las opiniones "populares" la deflación es una declinación de los precios de bienes y servicios, lo opuesto de la inflación; la inflación estimula la producción y el empleo mientras que la deflación actúa sobre ello en forma negativa. De acuerdo a este concepto popular de economía, la deflación es uno de los peores castigos a los que se puede estar sometido. Esta línea de simplificación origina nociones, teorías e intereses variados que, aunque aparentemente agradables, resultan confusos y, sobre todo, erróneos. Surgen las teorías keynesianas que explican las depresiones como desfasajes entre gasto y producción agregada y que, para evitarlas, promueven programas de mayores gastos gubernamentales y obras públicas. Surgen también las teorías monetaristas que consideran que más dinero elevará el consumo de consumidores y empresarios y que esto reflotará la economía. El influjo de más dinero combatirá la deflación de precios y esto, a su vez, inducirá a la población a no posponer gastos. Para estas teorías la autoridad monetaria deberá emitir cuanto sea necesario hasta que los precios y la actividad económica comiencen a avanzar. Algunos se podrán preguntar cómo se difunden y como adquieren fuerza estos conceptos populares de la economía y la explicación, entre otras, es que: a) existe una amplia población de servidores públicos a quienes esta interpretación les asigna funciones que de otro modo no tendrían; b) empresarios que fomentando la intervención en la economía por parte del gobierno o se ven beneficiados directamente por la intervención o, lo que es lo mismo, ven reducido el efecto de su competencia; c) en general, estas teorías populares agradan a la mayoría porque proponen descripciones optimistas en lugar de plantear explicaciones más difíciles de relaciones causales. Interpretaciones realistas Éstas buscan las verdaderas causas de las subas y bajas de precios y, en consecuencia, saber cómo evitar los verdaderos problemas. Conocen el disparador de la inflación: el incremento de la cantidad de dinero emitido por la autoridad monetaria (Banco Central). El Banco Central establece el curso forzoso, emite y los bancos comerciales aumentan el efecto a través del crédito. Los particulares ofrecen y demandan dinero, afectando su poder adquisitivo en la misma forma que influiría con cualquier otro bien. En resumen, la demanda y oferta determinan su valor de cambio. Mientras la cantidad de dinero se incrementa continuamente a discreción de la autoridad monetaria, la demanda de dinero reacciona con cierta lentitud hacia una de dos situaciones: a) el temor a una mayor inflación puede dar lugar al deseo de desprenderse del dinero, lo cual puede inducir a inflaciones de dos y tres dígitos o b) el temor a la depresión puede inducir a los individuos a aferrarse a su dinero, incrementándose su demanda, elevando su valor y, como contrapartida, disminuyendo el precio de los otros bienes. La creencia de que más dinero puede revivir la economía se basa en la suposición de que el dinero influye en el gasto agregado. Con más dinero en los bolsillos, la gente será capaz de gastar más y el resto vendrá por añadidura. Por lo tanto, bajo este supuesto, el dinero es considerado como medio de pago y acumulador de valor. Sin embargo, el dinero (al ser emitido a discreción, y en realidad "falsificado", como lo es lamentablemente en la actualidad en la mayoría de los países) no es un medio de pago sin un medio o instrumento de cambio. No tiene valor intrínseco; sólo permite a un productor intercambiar su producción por lo producido por otro productor. Los verdaderos medios de pago son siempre bienes y servicios reales. Todo lo que hace el dinero es facilitar los pagos. Por lo anterior, cuando se habla sobre demanda de dinero lo que realmente se quiere significar es demanda sobre el poder adquisitivo del dinero y por lo tanto, los servicios que otorga ese dinero no pueden ser mejorados a través del cambio en su cantidad (Ludwig von Mises). En un mercado libre, como sucede con todos los bienes, el precio del dinero es determinado por la oferta y la demanda. Consecuentemente, a menor cantidad de dinero su valor de cambio se incrementará e inversamente caerá cuando haya mayor oferta. En resumen, en un mercado libre no puede haber tal cosa como "mucho" o "poco" dinero. Por las mismas razones, la idea sobre una tasa ideal de crecimiento de dinero es absurda. En una economía de mercado el propósito de la producción es el consumo. Esto significa que el consumo no puede surgir sin producción mientras que la producción sin consumo no tendría sentido. Todo intento de elevar el consumo por encima de lo producido conduce a un consumo "sin respaldo" que será efectuado a costa y costo de alguien. Lo anterior es precisamente lo que la emisión monetaria provoca. Genera demanda que no es justificada por una correspondiente producción y que terminará minando la formación de ahorro genuino, debilitando la formación de capital y deteriorando la economía en lugar de impulsarla. Es el ahorro y no el dinero el que financia y hace posible la producción de más y mejores bienes de capital. Con dichos bienes de capital es posible incrementar la producción de bienes y servicios y desarrollar el verdadero crecimiento económico. La única razón por la que en algunos casos las políticas monetarias expansionistas parecería que dieron lugar al crecimiento económico, fue debido a que la tasa de generación de ahorro fue lo suficiente fuerte para absorber los incrementos de consumo sin respaldo; una vez que la generación de ahorro desaparece, la economía cae en depresión. "La creencia popular de que un incremento en la cantidad de dinero es social y económicamente beneficiosa y deseable es una de las grandes falacias de nuestro tiempo. Ha subsistido durante centurias abrazada por reyes y presidentes, políticos y empresarios. Ha destruido signos monetarios, inflingido daños enormes y causado desastres sociales y políticos. Sin embargo, resurge una y otra vez, no importa cuán frecuentemente los economistas la refuten" (Hans Sennholz).
REFERENCIAS Ludwig von Mises - Human Action Hans Sennholz, profesor emérito de Economía en el Grove City College, Pennsylvania y colaborador adjunto del Mises Institute. Frank Shostak, colaborador adjunto del Mises Institute. Friedrich Hayek, Denationalisation of Money (London, Institute of Economic Affairs,1990)
Otro elemento importante a destacar es que a partir de 1990, el Banco Central (BC) pasó a ser una entidad autónoma del gobierno, con el objetivo específico de velar por el normal funcionamiento de los pagos internos y externos -evitar trastornos del sistema financiero y crisis de balanza de pagos-, y de velar también por la estabilidad de los precios. Los instrumentos que el legislativo entregó para hacer frente a estos objetivos fueron las políticas monetaria y cambiaria, así como la facultad de dictar normas relativas a las instituciones financieras.
En el referente contexto, el objetivo antiinflacionario acogido a fines de la década anterior, pasó gradualmente a ser el objetivo líder de la política monetaria. El recientemente autónomo Banco Central puso gran parte de su esfuerzo en esta materia, a la vez que el nuevo escenario de abundantes flujos de capital y mejores condiciones externas se tradujo en que la política de un tipo de cambio real “alto”, seguida hasta entonces, perdiera fuerza a favor de un tipo de objetivo de cambio real que pasa a denominarse de “equilibrio de mediano y de largo plazo”.
Para alcanzar los objetivos propuestos por la ley, la política monetaria se orientó a mantener la evolución del gasto agregado en línea con la evolución del producto potencial y las posibilidades de financiamiento externo permanente.
Las autoridades monetarias se propusieron así a reducir la inflación a los niveles internacionales; prueba de esto es que las tasas de interés reales se mantuvieron relativamente elevadas durante la década de los noventa, sólo durante dos meses de 1992 las tasas de interés reales anualizadas para los Pagarés Reajustables del Banco Central (PRBC) fueron inferiores al 5%, nivel que en 1987 fue considerado de ajuste. La inflación, por su parte, ha mostrado una constante tendencia a descender, produciéndose un alza en las tasas de interés de los PRBC cada vez que la inflación se ha estancado o el gasto se ha acelerado respecto al PIB –las alzas de tasa se produjeron en enero de 1990, durante 1992, y a fines de 1995-. La preocupación que el Banco Central tiene por el control de la inflación de debe a los costos que ésta trae consigo. En primer lugar, altos niveles de inflación se asocian con gran variabilidad de ésta y de los precios relativos, lo cual desalienta el crecimiento económico, a mediano plazo afectando especialmente a la inversión. En segundo lugar, la inflación tiene efectos indeseados sobre la distribución del ingreso, ya que cuando ésta excede el valor previsto, hay grupos que ganan –los que mantienen ahorros en UF por ejemplo- y otros que pierden –también por ejemplo, los que han contraído créditos indexados-, lo cual podría en un mal escenario conducir a conflictos sociales. Sin embargo, el objetivo antiinflacionario, debe ser alcanzado en forma armónica con la estabilidad del crecimiento del producto, así como la mantención de un tipo de cambio real de equilibrio de mediano y largo plazo.
En una economía como la chilena, en que no se cuenta con objetivos intermedio de agregados monetarios o tipos de cambio, la tasa de interés pasa a ser la herramienta a través de la cual se instrumentaliza la política monetaria. Una de las peculiaridades de esta política, dadas las importantes prácticas de indexación, es que en vez de utilizar tasas de interés nominales como herramienta, se emplean tasas de interés reales –tasas indexadas a la UF-. Esta característica se presta a veces para confusiones, y se señala que la economía chilena carece de ancla nominal. Sin embargo, no debe perderse de vista que el instrumental de tasas reales se ajusta en función de objetivos nominales, como lo es la meta de inflación mencionada anteriormente.