Clásicos

Teoría de la Competencia

Competencia, desde el punto de vista económico, es la interacción entre organizaciones, empresas, grupos económicos o grupos sociales, en la cual existe rivalidad o disputa de recursos o cuota de mercado.


En las economías de mercado, gran parte de las empresas privadas se encuentran en una situación de competencia entre sí. Las empresas pueden competir mediante:

- precios mas bajos

- productos de mayor calidad

- estrategias de marketing

- mejor atención al cliente

- colocar puntos de venta cercanos al cliente

- etc

Teoría de la Competencia Perfecta



La teoría de la competencia perfecta es muy conocida entre los economistas. Surge de la economía neoclásica.

Se trata de un modelo, es decir, de una representación simplificada de la realidad que no se presenta en situaciones particulares. Sin embargo, la competencia perfecta es ampliamente utilizada en la elaboración de modelos económicos y, por ende, tiene gran influencia a la hora de desarrollar políticas económicas.

Los principales supuestos del modelo de competencia perfecta son:


- información perfecta: no existen fallas de información, como asimetrías o costo de búsqueda de información.

- racionalidad: tanto productores como consumidores toman todas las veces decisiones racionales

- individualismo: cada agente económico busca maximizar su utilidad o beneficios económicos.

- no existen barreras de mercado

- la función de producción de cada empresa tiene forma de U, con el costo mínimo en una cantidad pequeña en relación al tamaño de mercado. Esto hace que exista un gran número de empresas en el mercado y ninguna pueda influir individualmente en el precio de mercado.

La conclusión principal de la teoría de la competencia perfecta es que sin intervención gubernamental, el mercado tiende a un equilibrio estable, que es una situación de estabilidad de precios y cantidades. Este equilibrio es el óptimo desde el punto de vista de asignación de recursos, porque cada empresa produce en el mínimo del costo medio (se minimiza el costo social de producción) y la cantidad producida y consumida son las óptimas desde el punto de vista social. A largo plazo, las empresas solo pueden obtener beneficios normales. Se maximiza el excedente del consumidor (no el excedente del productor).

En el largo plazo, y paradójicamente, la teoría de la competencia perfecta arriba a una situación de ausencia de competencia, porque se trata de una situación estática sin rivalidad. Como afirma Cournot, el padre intelectual de la teoría de la competencia perfecta, [en el largo plazo] "los efectos de la competencia han alcanzado sus límites. Frank Knight afirma que un término mejor para describir esta situación sería "atomismo" y no competencia.

La teoría de la competencia perfecta tiene sus raíces en el trabajo de Antoine Augustin Cournot. Adam Smith, el gran economista clásico, popularizó la idea de competencia y la colocó en un "pedestal". John Bates Clark y Knight refinaron la teoría hasta llevarla tal como la conocemos ahora.

Adam Smith popularizó la idea de que la libre competencia puede llevar a que los individuos, actuando en busca de su propio beneficio, sirvan a mejorar el bienestar general.

Si bien la idea de que la competencia libre era capaz de llevar al precio a un nivel cercano al costo mínimo de producción ya estaba instalada en la literatura económica clásica, Adam Smith fue el economista que hizo que la idea de competencia como un standard o "caso base" en la mayoría de los modelos económicos posteriores.

Otras Estructuras de Mercado Competitivas

En situaciones de duopolio, oligopolio, competencia monopolística y otras estructuras de mercado similares, sí existe competencia, a pesar de que, en la literatura económica se suelen presentar estas estructuras de mercado como antagónicas a la competencia.

Una situación con solo dos oferentes que no coordinan sus acciones puede llevar a una situación de equilibrio similar a la de la competencia perfecta, en la que se minimiza el costo medio de largo plazo.

El concepto de Mercado y la Teoría de la Competencia

En general, se suele asociar a la palabra "mercado" con competencia, aunque en realidad esta asociación se debe mas que nada a motivos históricos. En realidad, la institución o el concepto de mercado per se, no hace ninguna referencia a la competencia. El mercado es una institución donde vendedor(es) y comprador(es) realizan intercambios comerciales. Un mercado puede tener solo un vendedor, solo un comprador, varios vendedores, muchos vendedores, etc.

La Teoría Neoclásica de la Competencia Perfecta versus la Visión de la Competencia de los Clásicos

La Teoría de la Competencia perfecta, desarrollada por los neoclásicos, se trata de una situación estática que se caracteriza por la ausencia de innovación y de modificaciones de precios. En los economistas clásicos, la competencia es vista como un proceso de mercado dinámico.

Teorías de la Competencia dentro de la Empresa

En las teorías mencionadas hasta este punto se toma la función de costos como estática, fijada por elementos tecnológicos externos. Sin embargo, también se puede ver a la función de producción como interna. Chandler, muestra que la búsqueda de eficiencias dentro de la organización puede ser una fuerza significante para el progreso económico. Una factor importante para aumentar la eficiencia interna, suele ser, según análisis de datos, la competencia interna. Es decir, la competencia entre miembros de una misma organización por el control de los recursos de la misma.

La Visión de los Clásicos

(Base de referencia: Sebastián Marotz, "Epistemología de la Economía") (4)


El nacimiento de la Economía Política como una ciencia social, exige la consideración de las percepciones epistemológicas para establecer su campo metodológico. Adam Smith, recurre a las ciencias naturales y, sobre todo, a las leyes de Newton, para aplicarlas a la Economía. Eso es lo que hace, cuando aplica el interés personal en la "Investigación..." y en el principio de la Empatía en "La teoría de los Sentimiento Morales", aunque lo hace desde una perspectiva típi-camente deductiva, que es el principio que singulariza la epistemología de los fundadores de la ciencia económica.

Algunos años después, J. S. Mill sigue con atención el debate de Ricardo y Malthus sobre varios temas concernientes a la Economía Política a los que se suman aquéllos que se entablan entre los economistas y los reformadores sociales. Su ensayo "On the Definition of Political Economy"(5) continúa la tradición que había impuesto Bentham y Comte, lo que le exige basar sus percepciones en "la realidad positiva" y desechar el apriorismo kantiano, pues considera que la afirmación de que el conocimiento pueda partir de la intuición, independientemente de la ex-periencia, es una proposición falsa. Pero eso no significa que deje de lado algunos de los funda-mentos a priori en sus consideraciones sobre la ciencia económica; así por ejemplo, cree que el nervio motor de la acción humana sería el deseo de la riqueza, la que estaría limitada por el ocio y los deseos de consumir. Tal como puede verse, aunque estos principios partirían de una obser-vación de la experiencia, no pueden verificarse. Así, el principio abstracto, a priori, obtenido por introspección sólo puede observarse en la realidad en algunas ocasiones y por la presencia simul-tánea de muchas otras circunstancias. De esta afirmación deduciría que las leyes económicas deben y pueden ser verificadas, pero el hecho de que una circunstancia particular no la verifique no implica que la ley deba ser descartada.

Marshall (1948), en sus "Principios" (6) si bien no se refiere con mucha profundidad a las cuestiones metodológicas ni a la comprobación de las teorías, sigue una línea conciliadora con la escuela histórica, aunque la economía que propone es una en la cual se parte de algunos princi-pios básicos derivados de la introspección, que son elaborados matemáticamente, aunque se ex-ponen prescindiendo de esa herramienta, y que luego se verifican con ejemplos, y si bien sostie-ne el principio de la unidad de la ciencia, atribuye a las leyes económicas el carácter de tenden-cias, que son mucho más imprecisas que en la física. Se refiere al ejemplo de la ley de la grave-dad, que dada la existencia de fricción y de otras fuerzas se transforma en una tendencia, igual que -sostiene- sucede con las mareas, que tienen un componente aleatorio.


Pareto, (7) que no puede definirse estrictamente como un continuador de la tradición clási-ca, realiza tempranamente un análisis del rol de la comprobación empírica que resulta por demás interesante. En su Manual de Economía Política sostiene que hay tres formas de hacer econo-mía: buscando el bienestar de una persona o de una empresa, el de toda la sociedad o "solamente la búsqueda de uniformidades que presentan los fenómenos sin tener como fin ninguna utilidad práctica directa", es decir que se persigue la finalidad exclusivamente científica de aumentar el conocimiento por sí. Pareto aboga por esta última posición, y -afirma- se separa así de Smith y de Stuart Mill, quienes si bien se refieren en la mayor parte de los casos al tercero de los enfo-ques enunciados, también adoptan en varios pasajes de sus obras al primero y al segundo. Cuan-do se refiere más adelante a la comprobación empírica lo hace de esta manera: "Hay que añadir que las teorías no son sino medios para conocer y estudiar los fenómenos. Una teoría puede ser buena para alcanzar cierto fin. Otra puede serlo para alcanzar otro. Pero de todas maneras deben estar de acuerdo con los hechos, porque si no, no tendrían ninguna utilidad. El estudio cualitativo debe ser sustituido por el estudio cuantitativo, y buscar en qué medida la teoría se aparta de la realidad. De dos teorías escogeremos la que se aparte menos.

Autor: Mario Blacutt Mendoza

4. Gerence.com Internet

5. The online edition of the Collected Works is published under licence from the copyright holder, The University of Toronto Press. ©2006 The University of Toronto Press.

6. "Principios de Economía". Madrid: Aguilar. [1890] 1948.

7. "Manual de Economia Política". Buenos Aires: Editorial Atalaya. [1922] 1945.

Clásicos - Adam Smith



Uno de los mayores exponentes de la TEORÍA CLÁSICA es, indudablemente, Adam Smith. Según él, la sociedad es capaz de autorregularse por sí misma sin necesidad de la intervención estatal en la economía. En otras palabras, Smith intentaba demostrar la existencia de un orden económico natural, que funcionaría con más eficacia cuanto menos interviniese el Estado.

El mismo pensador, sostiene el concepto de la división del trabajo ( separación del proceso de producción en diferentes instancias), concepto según el cuál, argumenta el logro de una mayor eficiencia en conjunto y el progreso económico; ambos, factores que redundarán en una ampliación de la producción. De esta última frase, se desprende el concepto sobre el que Smith desarrolla gran parte de su teoría, la riqueza de las Naciones. Smith argumenta que la riqueza de una Nación no se mide por la cantidad de metales preciosos que acumule, como aseveraban los mercantilistas, sino por la magnitud de su capacidad productiva en períodos y condiciones determinadas.

La división del trabajo antes mencionada, crea una sociedad de intercambios, y todo hombre necesita de los mismos para poder subsistir. Estos intercambios, se basan en el egoísmo y no en la benevolencia, es decir que la sociedad se sustenta por el interés individual, con personas que intercambian con otras bajo sus propios intereses. A su vez, esta sociedad “egoísta”, sin saberlo, promueve el bienestar general por medio de una mano invisible que opera en el mercado. Por último, plantea que el dinero mejora la actividad comercial en caso de generarse trabas en el intercambio.


Las regla que rige el intercambio es el valor. Smith distingue el valor de uso (utilidad) del valor de cambio (cantidad de bienes por el cual un bien determinado puede ser intercambiado) y agrega que el único valor que interesa a la hora de intercambiar un bien por otro, es el valor de cambio. La utilidad, nada tiene que ver con la alteración en los precios. Ahora bien, estos precios se determinan en base a la cantidad de trabajo dedicada en la producción del bien, o lo que es similar, la actividad humana incorporada.

En conclusión, la riqueza se mide en términos de amplitud de trabajo que un hombre pueda disponer a través de sus bienes. Estos conlleva a considerar al trabajo como unidad invariable. Así, se encuentra que existe una relación directa entre el trabajo y el salario o nivel de subsistencia, pudiendo definir a éste último como patrón de medida de los precios. Planteadas, estas condiciones, Smith enuncia una premisa sobre el funcionamiento del mercado en la sociedad comercial, según la cual los precios de mercado son atraídos hacia un precio natural a través de un mecanismo de oferta y demanda.

Autor: Darío Blatman

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