Economia Laboral

Un Acercamiento a la Heterogeneidad del Sector Informal: El Caso de la Ciudad de México en 1994 y 2003

Un Acercamiento a la Heterogeneidad del Sector Informal:



El Caso de la Ciudad de México en 1994 y 2003*

A Look in the Heterogeneity of the Informal Sector:

The Case of Mexico City in 1994 and 2003*



Autor: León Darío Parra Bernal**

Resumen

El estudio del empleo en el sector informal y la precariedad en las condiciones de vida de la población que labora en él bien podrían verse como dos temas de amplio debate tanto teórico como empírico, pero lo cierto es que hoy por hoy aún no se encuentra una “receta” eficaz  para darle solución a este problema, máxime que día a día la economía informal aumenta en lugar de decrecer.



El presente artículo lleva acabo un acercamiento tanto a la heterogeneidad que existe al interior del sector informal, como a la relación entre el tipo de actividades que allí se realizan y las condiciones laborales y sociodemográficas de los individuos que trabajan en este sector, tomando como unidad de análisis la Ciudad de México en 1994 y el 2003.

Abstract

The study of work in the informal sector and the poor living conditions of the people  making up  this sector, although a long debated issues, still have not yielded  a satisfying  answer to the problem.

This article clarifies the degree of heterogeneity of the informal sector in Mexico City from 1994 to 2003 and the relation between informal activities and the labor and socio-demographic conditions of the people involved in it.

Key Words:  Informal work, Living conditions, Informal Sector, Labor Market, Labor Heterogeneity. 

Palabras Clave: Trabajo informal, Condiciones de vida, Sector informal, Mercado laboral, Heterogeneidad laboral.

Los cambios en la estructura productiva y laboral de Latinoamérica en las últimas décadas han dado lugar a un afianzamiento de la vulnerabilidad y de la precariedad como característica definitoria del mercado de trabajo contemporáneo. En este contexto, la economía informal, y dentro de ella, el cuenta propismo y las unidades micro empresariales no reguladas han absorbido cerca de 20 millones de personas, de los 29 millones de puestos nuevos de trabajo generados en la región  entre 1990 y 1999 (Franco, 2004).

A este panorama no escapa la Ciudad de México, región en la que  a pesar de existir una tasa de desempleo que no supera el 4 por ciento de la PEA , la población en condiciones críticas de empleo sigue siendo muy elevada si se tiene en cuenta que un 26 por ciento de los asalariados no gozaba de ningún tipo de prestaciones sociales en el 2003, aunado a un 44 por ciento de los ocupados que laboraba en establecimientos de menos de cinco personas, y a un 8 por ciento de los mismos que trabajaba menos de 35 horas semanales por razones de mercado .

Ahora, el problema de la generación de nuevos puestos de trabajo en actividades de baja productividad y “nula” protección social –sector informal-, radica en que dicha situación le restringe al individuo su margen de maniobra para solventar sus necesidades básicas y desarrollarse como persona. Además, esta situación vulnera la construcción de sus derechos sociales, al imposibilitarle la adquisición de activos productivos y mecanismos de poder con los cuales el sujeto participe de manera activa en su sociedad (Bayón, Roberts y Saraví, 1998).

No obstante, sería un tanto apresurado afirmar que los sujetos que laboran en la informalidad apenas pueden solventar sus necesidades básicas de sobrevivencia, o que todas las actividades desarrolladas en el sector informal se asocian con una empresarialidad obstruida por las fallas del mercado. El sector informal es tan heterogéneo que puede incluir tanto ocupaciones propias de una economía de subsistencia con escaso dinamismo económico y precarias condiciones laborales, como unidades empresariales más organizadas con ciertos atisbos de capitalismo formal. De allí surgiría, entonces, la pregunta, de si la informalidad ocupacional puede ser considerada como una estrategia de supervivencia ante la constante precarización y desaparición del empleo formal, o puede estar orientada hacia una empresarialidad naciente obstruida por la complejidad del sistema normativo y burocrático de las naciones en desarrollo, que les impide a los informales romper la campana de vidrio que los separa del resto de la economía e integrarse productivamente a ésta (De Soto 2000).

En pro de tratar de contestar el anterior interrogante, la presente investigación se planteó como objetivo estudiar la heterogeneidad del sector informal en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM) en 1994 y 2003, partiendo de dos ejes analíticos: la heterogeneidad en función de las características laborales de los sujetos informales; y la heterogeneidad en función de la relación entre tipos de informalidad y condiciones de vida.

 Se planteó la necesidad de construir una definición alternativa a las tradicionales para medir el empleo generado por el sector informal. Esto significa que se abarcará a un conjunto más amplio de la población ocupada del que tradicionalmente se capta siguiendo la definición expuesta por la OIT u otros organismos multilaterales , y se tomará en cuenta otras variables que usualmente no se utilizan para clasificar a los informales, como  el nivel de escolaridad, la afiliación a sistemas de seguridad social, el tipo de empresa en el que labora y si el individuo emplea o no mano de obra en su negocio, o si ésta es remunerada o no.  Aunque más adelante se entrará en detalle sobre la definición construida, cabe  mencionar que a partir de ésta fue que se logró establecer una tipología de análisis que permitiera asociar cada tipo de informalidad con un contexto laboral específico y unas condiciones de vida particulares a cada sujeto y hogar. Ello requirió de la combinación de dos planos de análisis: el plano individual en el que se analizaron las características propias de cada persona ocupada en el sector informal, y el plano familiar en el que se visualizó el entorno inmediato en el que se inscriben los sujetos.

Finalmente se efectuó un análisis multivariado que acercará la discusión de la heterogeneidad del sector informal a la relación entre tipos de informalidad y características sociodemográficas y laborales. Ello permitió corroborar y matizar los hallazgos encontrados en el análisis bivariado, ver las diferencias intergrupales y sus cambios entre ambos años.

Según datos del INEGI el desempleo abierto en la Ciudad se ha mantenido entre el 2 y el 3 por ciento del total de la PEA en los últimos cinco años.

El INEGI asume como población en condiciones críticas de empleo a: Los ocupados que trabajan menos de 35 horas a la semana por razones de mercado, o en establecimientos con menos de 5 trabajadores; y asalariados que no gozan de prestaciones sociales.

Cifras del Banco de Información Económica del INEGI, tercer trimestre de 2003.

La zona  metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM) en la ENEU comprendía, en 1994, el Distrito Federal y 15 municipios conurbados del estado de México, y en el 2003, el Distrito Federal y 27 municipios conurbados. De aquí en adelante se denominará la ZMCM simplemente como Ciudad de México.

La OIT y el PREALC definen al sector informal como: el subempleo que afecta a  la población que no consigue ingresar en la economía moderna, dentro del cual se puede incluir a los trabajadores cuenta propia, los empleados domésticos, los trabajadores sin remuneración, y demás asalariados que laboren en unidades productivas con menos de 5 trabajadores(PREALC, 1985)

* El presente artículo es una síntesis de la investigación  elaborada para optar al grado de Maestro en Población otorgado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – FLACSO –, Sede México, promoción 2003 -2005. Agradezco los aportes que la  Dra. Viviane Brachet efectúo para el mejoramiento de este escrito. 

· Economista, Maestro en Población por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – FLACSO, Sede México-. En la actualidad es estudiante del doctorado en economía de la Universidad Nacional Autónoma de México.  leondarioparra@yahoo.com.mx

Reflexiones en torno al papel de estado en el mercado laboral y la informalidad ocupacional . Aportes para política pública

Reflexiones en torno al papel de estado en el mercado laboral y la informalidad ocupacional1. Aportes para política pública



Autor: León Darío Parra B.

El estado moderno tal y como se concibe hoy dista mucho de la concepción totalitaria que planteaba Hobbes, para él, el estado surgía como una  necesidad de controlar y dominar a sus súbditos y sería más estable y eficiente en la medida que: “la calidad de sus ciudadanos le sea indiferente, y que no tenga que esperar de sus virtudes ni nada que temer de sus vicios”(Hobbes, 1979). Por el contrario, en la actualidad la concepción tiende a parecerse mas a lo planteado por Montesquieu, quien defendía la idea de un estado liberal en el que: “el gobierno mas conforme con la naturaleza es aquel cuya configuración se adecua mejor a la forma de ser de la población para la cual se ha establecido” (Montesquieu, 1977).

El estado de hoy debe concebirse en el contexto de un mundo globalizado en el que las fronteras, cualquiera que sea su forma (territorial, económica, tecnológica, social, etc.), se ven cada vez más diluidas. El estado – nación que se concebía en la modernidad bajo nociones de  espacio interior y exterior, a parir de las cuales los gobiernos tenían el control total del país en el que fueron elegidos, en la era postmoderna o actual se ve cada vez más desmantelado. Hoy, el mundo se enfrenta al advenimiento del megaestado (o comunidades económicas) en el que la soberanía nacional sobrepasa las fronteras físicas nacionales, para dar lugar a la realización plena del mercado mundial. (Druker, 1999, Hardt y Negri, 2002).



La cuestión radica en saber en qué medida los pobres se benefician o no de la anterior situación, dado que si bien es cierto que las economías nacionales deben de ajustarse a las exigencias de un mercado globalizado y competitivo, también es cierto, que la población menos favorecida no cuenta con el portafolio de activos suficientes para enfrentarlo. Habría que analizar, entonces, cuál es el papel que juega el estado en la garantía de los derechos sociales de los individuos y su posición dentro de la economía.

La concepción del papel del estado en la economía depende del  cristal con que se mire. Así, mientras que para los regímenes socialistas, el estado no solamente se circunscribiría en la cooperación del desarrollo económico, sino que sería la “fuerza fundamental y decisiva, que de un modo conciente y planificado determina la marcha de la economía bajo las leyes socialistas” (Ostrovitianov, 1950), para el modelo liberal su papel radicaría básicamente en “mantener la ley y el orden, prevenir la irrupción al derecho individual, definir los derechos de propiedad y la interpretación de estos en la economía, y por último la provisión de una estructura monetaria, acorde a las necesidades del mercado” (Friedman, 2002)     

Ambas posiciones contradictorias entre si podrían llevar o al despotismo total, en el que los derechos individuales se ven socavados por la opresión de una supuesta mayoría en manos de una clase déspota –socialismo-, o peor aún, al desmantelamiento del estado como garante y protector de los derechos sociales a expensas de la supremacía del mercado, que no se guía precisamente por principios de equidad e igualdad –neoliberalismo a ultranza-. Ello, llevaría a pensar un término medio que haciendo participe al estado en la economía de forma imaginativa y eficiente, legisle a favor de todos los ciudadanos, adecuando la estructura legal a las necesidades de crecimiento de la sociedad que lo integra, sin intervenir de forma obstructiva en el proceso de desarrollo, pero tampoco, generar los mecanismos, bien sea por acción u omisión, para favorecer a ciertas clases privilegiadas o permitir la dictadura del mercado.



Lo anterior llevaría a formular la siguiente pregunta: ¿Cuál debería ser el papel del estado en la economía en general y en el mercado laboral en particular, si se desea aminorar el crecimiento de la informalidad ocupacional y el impacto de esta en las condiciones de vida de la población ocupada? Para contestar este interrogante es necesario retomar las perspectivas que se han planteado al respecto, ver la relación que tiene el estado con la construcción y preservación de los derechos sociales y laborales de los individuos y analizar por qué la informalidad ocupacional podría ser vista como un problema de política pública en el cual el estado deba intervenir.

En consecuencia, el presente ensayo realiza un acercamiento en torno a cuatro aspectos: 1. reflexionar acerca del papel del estado en el mercado laboral y más concretamente en la informalidad ocupacional retomando algunas de las principales perspectivas que han tratado el tema, 2. analizar la relación estado construcción de derechos laborales y 3. ver si la informalidad ocupacional podría ser vista como un problema de política pública y 4. Analizar algunas experiencias de países exitosos en políticas orientadas a la informalidad ocupacional.  

1 Existe un amplio debate entorno a la definición de empleo y sector informal el cual puede ser consultado en diversos estudios (Rendón y Salas, 1990; Roubaud, 1995;Jusidman, 1993; Parra,2006). No obstante, para los efectos de este escrito, se asume como informalidad ocupacional al fenómeno que involucra toda la población que se encuentra ocupada en actividades generadoras de ingreso, pero no reguladas, en un medio donde actividades similares si lo están” (Portes, 1995).

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Escolaridad y Salarios

Escolaridad y Salarios


José Ramón Ramírez Peña

Introducción

El objeto del presente artículo es investigar teórica como empíricamente la relación entre escolaridad y salarios.

El marco teórico elegido se sitúa en la economía de la educación, laboral y del crecimiento económico. El marco empírico se sustenta en diversos estudios aplicados donde se han medido las variables endógenas tales como los salarios y su vinculación con el aparato productivo, específicamente con la tecnología.


Panorámica teórica

Las variables claves son los rendimientos escolares, las variaciones de ingreso explicadas por variables educativas, tales como los niveles de escolaridad y experiencia laboral.

El iniciador de esta corriente es Jacob Mincer (1962, 1974) en el contexto de los aportes de la teoría del Capital Humano de T. W. Shultz y G. Becker.

La relación que propuso fue que el salario (w) dependía del nivel de escolaridad y de la experiencia laboral.


1)w = w(s, EL)

Esta relación muestra que los salarios le afecta positivamente los años que cualquier persona decide estudiar, pero además involucra otra variable como es la experiencia laboral otra variable independiente cuya complejidad es patente.

La anterior relación deriva de la deducción siguiente.

De manera más general se parte de una ecuación salarial, según T.P. Schultz (1989):

2) w = f(s,z)

Esta ecuación se denomina también la regla óptima de atención escolar.

donde w: salario real

s: años de escolaridad

z: habilidad, variable exogena

Si el costo privado de escolaridad es un costo de oportunidad privado o familiar de tiempo completo sin trabajar, entonces el valor presente de los futuros ingresos pueden ser evaluados a la edad de entrar a la escuela.

3) V(s,z) = ?sn w(s,z)e-rt dt = w(s,z) (1/r) (e-rs - e-rn )

Donde n es el número de años después de entrar en la escuela (s) cuando un individuo se retira del mercado laboral y cesan sus beneficios de la educación.

Si la tasa de retorno de la inversión en educación decrece conforme se incrementan los años de escolaridad y por otro lado la tasa de descuento o restricción financiera ( r ) se mantiene invariable de nivel a nivel de escolaridad, entonces el individuo o familia seguirá invirtiendo en escolaridad hasta que le valor presente de los ingresos es maximizado.

El nivel óptimo de escolaridad es cuando el costo de oportunidad de estar en la escuela iguala al valor descontado de las ganancias durante toda la vida provocadas por el incremento en la escolaridad, ajustada para un determinado tiempo en la vida laboral.

4) ws = wr ( 1- e-r(n-s))

ws es la derivada parcial del salario respecto a la escolaridad.

Si el retiro se observa como muy distante, es decir hacemos caso omiso del factor (e-rn), entonces:

5) Ln w = Ln r V(s,z) + rs

Esta también se denomina ecuación salarial o ecuación salarial hedonista de forma reducida.

Según T.P. Schultz, la interpretación más común de la función salarial es la que desarrollo Mincer en 1974.

La forma funcional minceriana se describe de la siguiente manera, según David Card (1999)

6) Ln y = a + bS + cX + dX2 + e

Donde el Logaritmo de los ingresos individuales (Ln y ) puede descomponerse en:

S: años de escolaridad completa.

X: años de un individuo que ha trabajado después de completar su educación.

e: residuo estadístico.

X2: experiencia potencial.

X= A – S – 6: A edad de un individuo que tendría trabajando, asumiendo que el empezó su escolaridad a los seis años, y terminó a los S años de escuela. Y empezó a trabajar inmediatamente después de dejar la escuela.

Siguiendo a Card, b representa el rendimiento o retorno de de la educación, pero asumiendo dos presupuestos:

a) que la medida correcta de la educación es el número de años completos.

b) que cada año escolar adicional tiene el mismo efecto proporcional sobre los ingresos, manteniendo constante los años en el mercado laboral.

Por otro lado es correcto decir que b es una tasa de retorno de inversión en educación siempre y cuando se presuponga que la educación es libre y que los alumnos no ganan nada mientras estudian.

Esta forma de presentar el problema es de tipo microeconómico, para tratarlo de manera macroeconómica puede derivarse de la siguiente manera (véase anexo): Estas teorías pueden denominarse según Moretti(2003) Teorías de los retornos sociales de la educación.

Modelo de Capital Humano Acumulado 1. Brunello and Comi (2004), Willis (1986)

7) E(x) = E(0) exp (?S) exp {? ?ox [ ? - ?t ] dt}

E(x), E(0): Acervo de capital humano después de x años de experiencia en el mercado laboral y de un acervo inicial.

S: años de escolaridad

??, ?: Tasas de rendimiento de inversión en capital humano en la escuela y después de dejarla.

? – ?t:inversión neta en capital humano después de dejar la escuela, se asume que decrece en el tiempo. Inversión neta de una

inversión bruta menos la tasa de obsolescencia de capital humano.

Esta última especificación permite acercarnos a la relación entre salarios y estructura productiva. En el artículo de Brunillo y Comi se describe una interrelación entre educación, salarios, productividad para once países europeos.

Estos resultados permiten establecer de una manera preliminar un marco teórico que pueda derivar en un modelo econométrico para aplicarse en zonas urbanas del sur-sureste de México.

Bibliografía

Jonathan Temple, Growth efects of education and social capital in the OECD countries, Economics Departament Working Papers No. 263, OCDE, 2000. 36pp.

Saúl Trejo Reyes, Los mercados de trabajo urbanos en los países en vías de desarrollo, en Lecturas del Trimestre Económico No. 51, vol. 1 (México: FCE, 1983) 84-96 PP.

Gladis López Acevedo, Evolution of Earnings and Rates of Returns to Education in México, Policy Research Working, WPS2691/2001/12/11, World Bank.

Giorgio Brunello, Simona Comi, Education and Earnings: Evidence from 11 European Coutries in Economics of Education Review 23 (2004) 75-83 pp.

P. Duraisamy, Changes in Returns to Eduaction in India, 1983-1994: by Gender, Age-Cohort and Location. Center Discussion Paper No. 815, Economic Growth Center. Yale University. July 2000.

Carla Guzmán Gómez, La Educación Superior en México en la Revista Oaxaca, Población en el Siglo XXI, Revista de la Dirección General de Población de Oaxaca. Año 3, Núm. 9, Mayo-agosto 2003.

Colm Harmond, Hessel Oosterbeek and Ian Walker, The Returns of Education. A Review of Evidence, Issues, and Deficiencies in the Literature. Centre for the Economics of Education, London School of Economics and Political Science, London, December 2000. 46 p.

T. Paul Schultz, Education Investmens and Returns, in Handbook of Development Economics, Vol. 1. (Amsterdan: Elsevier, 1988) 543-630 pp.

David Card, The Causal Effect of Education on Earnings in Handbook of Labor Economics, Vol. 3A (Amsterdan: Elsevier, 1999) 1801-1863 pp.

Enrico Moretti, Human Capital Externalities in Cities, Working Paper 9641, NBER, Massachusetts, April 2003.

Charles Becker, Urbanization in Transforming Economies in Handbook of Regional and Urban Economics, Vol. 3, (Amsterdan: Elsevier, 1999) 1673-1790 pp.

Huriot and Thisse, Economics of Cities, Theoretical Perspectives (Cambridge: Cambridge University Press, 2000)

Fujita and Thisse, Economics of Agglomeration, Cities, Industrial Location, and Regional Growth (Cambridge: Cambridge University Press, 2002)

ANEXO

RELACION EDUCACION INGRESO

MODELOS DE CAPITAL HUMANO ACUMULADO

Modelo de Capital Humano Acumulado 1. Brunello and Comi (2004), Willis (1986)

E(x) = E(0) exp (?S) exp {? ?ox [ ? - ?t ] dt}

E(x), E(0): Acervo de capital humano después de x años de experiencia en el mercado laboral y de un

acervo inicial.

S: años de escolaridad

??, ?: Tasas de rendimiento de inversión en capital humano en la escuela y después de dejarla.

? – ?t:inversión neta en capital humano después de dejar la escuela, se asume que decrece en el tiempo. Inversión neta de una

inversión bruta menos la tasa de obsolescencia de capital humano.

Modelo de Capital Humano Acumulado 2. Brunello and Comi (2004), Willis (1986)

E(x) = E(0)exp(?0 + ?1 US + ?2 TE)exp[?0+?1US+?2TE] * ?ox {(?0 + ?1US + ?2TE) – (?0 + ?1 US + ?2 TE)t}dt

US: Educación Secundaria. Dummy 1 para el que tenga, 0 para el que no tenga.

TE: Educación terciaria. Dummy 1 para el que tenga, 0 para el que no tenga.

Modelo de Capital Humano Acumulado 3. Brunello and Comi (2004), Willis (1986)

Lny??0+?1US+?2TE+?0?0x+(?1?0+?0?1+?1?1)USx+(?2?0+?0?2+?2?2)TEx-1/2?0?0x2-1/2(?1?0+?0?1+?1?1)USx2-1/2(?2?0+?0?2+?2?2)TEx2

Donde y son ingresos reales por hora. x es experiencia potencial, edad menos los años de escolaridad, menos la edad cuando empieza la escuela. Los rendimientos por entrenamiento es ?. La inversión neta varia con el logro educacional ?- ?t.

RELACION EDUCACION INGRESOS

Ecuación que Jacob Mincer utilizó (1962,1974)

1) Ln wi = ln wo + r Si + a1xi + a2x2 i + ei

T.P. Shultz (1988)

2) V(S,Z) = ?sn w(S,Z) –rt dt = w(S,Z) 1/r ( e-rs – e-rn )

3) ws = wr ( 1- e –r(n-s))

4) Ln w = ln r V(S,Z) + rs

Duraisamy (2000)

5) ln w = Bo + Bit Sji + B2 Ei + B3 E2i + B4Li + u

Gladis Acevedo (2002)

6) Ln y = at + StBt + XtCt + ut

David Card (1999)

Human Capital Ecuation Funcional (HCEF)

7) Ln y = a + bS + cX + dX2 + e

Logaritmo de los ingresos individuales (Ln y ) puede descomponerse en:

S:años de escolaridad completa.

X:años de un individuo que ha trabajado después de completar su educación.

e:residuo estadístico.

X2:experiencia potencial.

X= A – S – 6: A edad de un individuo que tendría trabajando, asumiendo que el empezó su escolaridad a los seis años, y terminó a los S años de escuela. Y empezó a trabajar inmediatamente después de dejar la escuela.

El Nuevo Mercado Laboral Mexicano

El presente tiene como objetivo destacar algunos rasgos del mercado laboral de profesionistas.


Mucho del desempeño de este mercado se debe a un fenómeno denominado la transición demográfica.

Un problema que se tiene a nivel nacional y estatal, esta transición puede resumirse en a) disminución de la tasa de fecundidad, b) disminución de la tasa de natalidad, c) disminución de la tasa de mortalidad, d) y el efecto de la migración neta de mexicanos y mexicanas al exterior.

Esto ha derivado en: a) mayor número de jóvenes en edades de estudiar la secundaria, preparatoria y la universidad, b) mayor número de persona que componen la tercera edad; c) mayor número de personas en edad de trabajar. Esta última característica se le ha denominado el “bono demográfico”.


Por ende, también mayor número de profesionistas que buscan empleo. Para que se pueda constatar de una manera más clara estos profesionistas a nivel nacional en promedio, en la década de los noventa, aumentaron 6.7 por ciento y la economía mexicana en esa misma década creció solo 3.4 por ciento. Lo que se pudiera inferir con estos datos es un sobre oferta de profesionistas, no obstante el problema más grave según Enrique Hernández Laos[1]es el subempleo, es decir cada vez más los profesionistas ocupan puestos en los que se requiere menos capital intelectual que ellos poseen, concomitantemente los que ocupaban esos puestos son desplazados hacia el desempleo o a la economía informal.

Por este motivo la nueva administración del Presidente Felipe Calderón tendrá un reto importante para hacer crecer la economía de nuestro país y proponer una política pública de la educación superior con miras a corregir los desequilibrios que hay en este mercado.

Ahora bien si a lo anterior le agregáramos los fenómenos de globalización así como las políticas derivadas del Tratado de Libre Comercio con EEUU y Canadá las políticas universitarias locales serán fundamentales para estimular y contribuir en la eficiencia de los mercados de trabajo estatales.


Cuatro políticas educativas locales se convierten en prioritarias:

1- Contribuir en la adquisición de conocimientos para toda la vida, ya que los conocimientos tienen grados de obsolescencia en marcos de aprendizaje flexibles.

2- El mercado laboral plantea la “empleabilidad” de por vida, ya han desaparecido los trabajos para toda la vida, más bien existen muchos trabajos por los que los egresados transitarán y se requerirá de conocimientos específicos, como la capacitación en el trabajo y el aprender haciendo.

3- Provocar y auspiciar una “nueva cultura de la empresarialidad”, es decir la posibilidad de que los egresados puedan abrir una empresa con responsabilidad social cuando estén por terminar su carrera. Se tendrá que estimular con programa de emprendedores y la apertura de empresas familiares.

4- Crear en conjunción con los empresarios una nueva forma de vinculación de la academia y la ocupación de los profesionistas en la empresa.

De tal manera que los futuros profesionistas oaxaqueños no sean futuros desempleados.

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[1]Mercado Laboral de Profesionistas en México en la Página: http://www.anuies.mx/e_proyectos/html/ciesa.htm

El Mercado del Trabajo en Chile

Evidentemente el efecto de la contracción económica se expresa principalmente en el mercado del trabajo, lo cual implica que el costo de la crisis se desplaza directamente a los trabajadores. Lo anterior implica que tanto las variables empleo como los salarios reales reflejan las condiciones de este mercado.



El análisis de las condiciones de empleo presentes en la economía chilena, exige atender a ciertas situaciones estructurales. La primera se refiere a una marcada estacionalidad que posee la ocupación, dado las características de la actividad agropecuaria, la cual posee una función de producción intensiva en trabajo. La demanda por trabajo de este sector se concentra en los periodos más intensivos de su actividad. De este modo, el periodo estival ve incrementarse la ocupación del sector, la que disminuye de manera ostensible durante el invierno. La fuerza de trabajo que se ocupa en ese sector se caracteriza por ser notoriamente precaria. Esto debido a los bajos salarios que percibe, como a la transitoriedad de su actividad económica. Generalmente este sector de trabajadores, conocidos como “temporeros” representan un ejemplo de la precariedad en el empleo.




El año 1998 presenta una inflexión menor debido al efecto de la crisis en la actividad agropecuaria. Sin embargo, esta situación no se continúa reproduciendo y el año 2000 recupera la tendencia estructural. Esta característica provoca que la desocupación en Chile alcance su punto más alto en el periodo invernal.



La segunda condición estructural se encuentra asociada a una tendencia en la caída de la tasa de absorción de la economía chilena. Esta situación, que implica que la economía cuenta cada vez con una menor capacidad para generar puestos de trabajo, plantea serias dificultades a la viabilidad estructural del modelo de crecimiento imperante. El principal problema que avizora, es un incremento tendencial de la desocupación.

Podemos observar durante el año 2001 un comportamiento del desempleo ligeramente más rígido respecto a la estacionalidad tradicional. De este mismo gráfico se desprende que en 1999, la tasa de desempleo superó durante seis meses consecutivos el 10%. Lo mismo ocurrió en el año 2000 esta vez durante cuatro meses consecutivos. Finalmente en el año 2001, esta situación sólo se produjo durante un solo mes. Estos antecedentes parecieran mostrar una tendencia hacia la superación del problema; sin embargo, esto constituye una realidad aparente.

Desde el año 2000 vienen implementándose programas de asistencia a los desocupados, que consisten en la creación de empleos de emergencia en el ámbito de los municipios y que se renuevan permanentemente. Es una medida que forma parte de la política asistencia social frente al problema de la desocupación. Si bien permite que las personas beneficiadas accedan a un ingreso mínimo por el hecho de realizar actividades menores de mantención de áreas verdes y reparación de instalaciones, no implica que las condiciones del mercado del trabajo hayan cambiado. Además estos empleos de emergencia son esencialmente transitorios.



En el año 2000 se crearon en promedio cerca de 80.000 de estos empleos de emergencia, los que en el año 2001, ascendieron a 150.000. Dado la condición de transitorios que hemos señalado y que su generación no da cuenta de una dinámica autónoma del mercado del trabajo, es que podemos considerarlos como parte de la desocupación real que existe actualmente en la economía (Visiones económicas, La Economía Chilena: De la crisis al estancamiento. Universidad Arcis, Septiembre 2001). . Si nos atenemos a esta definición, las condiciones del desempleo en nuestro país cambian de manera importante.



Ateniéndonos a estas nuevas condiciones, la situación se invierte. El año 1999 hay seis meses en que el desempleo alcanza los dos dígitos, esta situación aumenta a siete meses el año 2000. En lo que han transcurrido las estadísticas del año 2001, al mes de octubre todos los meses se mantenían con un desempleo por sobre el 10% e incluso desde mayo en adelante, sobre el 12%. La distribución administrativa del territorio nacional nos permite apreciar el modo en que la crisis de empleo ha afectado a las distintas zonas del país antes de que se desatara la crisis asiática.



La tendencia que se aprecia en el comportamiento de la fuerza de trabajo, más que reflejar una retirada voluntaria de las personas de la actividad “búsqueda de empleo” y por tanto de la categoría Fuerza de Trabajo, señala la presencia de un desempleo de larga duración que la encuesta del INE no logra detectar. Esta situación, de subestimación de la fuerza de trabajo contribuye a su vez a subestimar también el volumen de desocupación existente.

Este escenario que se aprecia en la economía y el mercado del trabajo, sintetiza un año particularmente difícil para la economía chilena. Los antecedentes existentes no permitían suponer a la fecha que el año 2002 resultara ser más positivo que el anterior. Por el contrario, todo apunta a que el cuadro que se desarrolló durante el 2001 sólo se profundizaría en el siguiente año. Esto se explica por una parte, por la crisis de la economía norteamericana, el impacto que esto tiene a escala mundial y el colapso de la economía argentina y su efecto en el ámbito regional. El otro factor que está presente en la explicación respecto a la imposibilidad de la economía de retomar una senda sólida de recuperación y crecimiento, se vincula a las condiciones internas. El modelo de economía abierta aplicado en Chile, muestra signos de agotamiento. De no imprimirse modificaciones, que no son menores, al funcionamiento de la economía, no puede revertirse la tendencia al incremento del desempleo y todas los conflictos y dificultades que ello acarrea (Visiones económicas, La Economía Chilena: De la crisis al estancamiento. Universidad Arcis, Septiembre 2001.)

Tasa de Empleo en Chile

La consolidación del ajuste económico iniciado en 1992 se reflejó en un lento crecimiento del empleo a partir de 1994, con una tasa de crecimiento de la ocupación del 0,9% entre 1993 y 1994, lo que significó la generación de 44.300 nuevos empleos a nivel nacional. No obstante, este crecimiento no fue suficiente para impedir que las tasas de desempleo se modificaran a la baja y así, tanto en 1994 como en 1995, se registraron índices del 7,8% y el 7,4% como promedio, respectivamente. Los indicadores de los años siguientes ya evidencian una disminución de la tasa de desocupación, situándose en el 6,5% en 1996 y en el 6,1% en 1997.



Durante el trimestre Noviembre de 1997 - Enero de 1998, la fuerza de trabajo experimentó un incremento del 1,6% respecto a igual período del año anterior, mientras que el número de ocupados presentó un incremento del 1,8%, es decir, 95.720 nuevos puestos de trabajo. Con estos datos, la tasa de desempleo a nivel nacional se situó en un 5,2%, es decir, un 0,2% por debajo del desempleo registrado en el mismo período del año anterior.

En el sector agrícola, de destacada importancia para la economía nacional, la fuerza de trabajo sumaba casi 776.000 personas, es decir, el 14,4% del total de la población del país, con una tasa de desocupación del 2,6% en el trimestre de alta ocupación (Octubre-Diciembre de 1997). Sin embargo, la fuerza laboral ocupada en el sector agrícola ha venido descendiendo desde 1990, cuando representaba el 19,2% del total del país y ésta no superaba los 4,5 millones de trabajadores ( ver anexo 11).

FUERZA DE TRABAJO Y DESEMPLEO TOTAL
En miles de personas.
Años Fuerza de trabajo Desocupados
1991
4.908,5 402,2
1992
5.040,4 336,9
1993
5.322,3 345,8
1994
5.458,8 425,1
1995
5.497,4 405,1
1996
5.521,9 357,9
1997
5.618,4 343,8
Ene-98
5.697,4 299,0
Fuente: Instituto Nacional de Estadística.    

 



La remuneración del trabajador incluye, entre otros salarios, horas extraordinarias, comisiones, participación en beneficios y gratificaciones. No se incluyen las dietas de transporte y de alimentación, ni las indemnizaciones por despido. Las remuneraciones se fijan en función de una unidad de tiempo. El salario mensual no puede ser inferior al salario mínimo establecido por la respectiva ley.

Los trabajadores tienen derecho a participar con un porcentaje de los beneficios anuales de su empresa; dicha participación puede determinarse, a elección del empleador, conforme a alguno de los siguientes procedimientos: o bien el 30% de los beneficios netos, con ciertos ajustes, distribuidos entre los trabajadores en función de sus salarios anuales; o bien el 25% de los salarios anuales, con un máximo de 4,75 salarios mínimos mensuales.

Las remuneraciones de los trabajadores foráneos podrá expresarse en moneda extranjera, previa autorización del Banco Central.



Durante los últimos años de la década de los noventa, la evolución de las remuneraciones nominales también había mostrado los efectos de la política de ajuste del gasto público, aunque de forma más lenta, producto de las extendidas prácticas de indexación sobre la base la inflación pasada existentes en este mercado.

El nuevo índice de remuneraciones por hora desaceleró su ritmo de incremento nominal desde el 18,5% observado en abril de 1994, fecha en que por primera vez fue posible calcular variaciones en doce meses, al 13,5% registrado hacia finales de año, mientras que la variación en doce meses del costo de la mano de obra presentó una leve disminución, desde el 15,6% en abril al 14,4% e diciembre.

El índice de remuneraciones mostró una aceleración puntual en su crecimiento hacia finales de 1994 -aunque menor que la registrada en diciembre de 1993-, motivada por el reajuste anual a los trabajadores del sector público que tuvo lugar en diciembre y que significó un aumento del 12,2% en dicho sector. Aun cuando los salarios públicos no afectan de manera directa a los costos del producción de la economía, sí constituyen una señal importante para las negociaciones salariales del sector privado y afectan de manera significativa al gasto del sector público.

Descontando los efectos de la inflación de precios al consumidor, a diciembre de 1994 el índice de remuneraciones por hora aumentó en un 4,2% en términos reales, mientras que el costo de la mano de obra deflactado por el índice de precios al por mayor aumentó en un 6% en términos reales. Las variaciones reales de ambos índices salariales durante 1994 pueden ser consideradas elevadas en relación con la evolución de la productividad laboral; sin embargo, es preciso aclarar que se trata de un fenómeno transitorio, propio de una desaceleración inflacionaria en un contexto de contratos laborales con mecanismos de indexación sobre la base de la inflación pasada.

Los antecedentes disponibles sobre los contratos de negociación colectiva realizados durante 1994 mostraron una evolución moderada. En efecto, los reajustes iniciales sobre la inflación pasada otorgados en los nuevos contratos muestran una clara trayectoria descendente en relación con los convenidos en 1992 y 1993, la que se estima coherente con la evolución de la productividad laboral y con las metas de inflación futura.

El reajuste promedio convenido sobre la inflación pasada fue del 1,7% durante 1994, en comparación con el 2,3% y el 2,7% en 1992 y 1993, respectivamente.

Al respecto, cabe señalar que la evolución de las remuneraciones convenidas en contratos de negociación colectiva constituye una señal que anticipa la evolución del resto de las remuneraciones, en la medida que ellas representan contratos de reciente vigencia renegociados sobre la base de las actuales condiciones del mercado laboral y a las expectativas de inflación futura, mientras que los índices de remuneraciones y de costo de mano de obra representan un promedio que contiene contratos que continúan reajustándose en base a la inflación pasada. En esta perspectiva, se puede concluir que las remuneraciones nominales se encontraban a finales de 1994 en una trayectoria descendente, de convergencia hacia niveles de equilibrio en relación con el crecimiento de tendencia de la productividad y con las metas de inflación futura.

Por lo que se refiere al ejercicio hacia finales de este período de análisis, durante el año 1997 tanto el índice nominal de remuneraciones por hora como el índice nominal de costo de la mano de obra mostraron una evolución favorable de los costos de producción en pos de la consecución de la meta inflacionaria fijada por el Banco Central. El índice real de remuneraciones anotó un aumento anual del 1,6% mientras que el índice real de costo de la mano de obra acumuló un aumento anual del 2,1%.

El mes de enero de 1998 mostró una menor alza en el nivel de las remuneraciones reales al manifestar éstas un aumento del 1,2% en su variación anual; este incremento se habría generado a partir del alza del 7,9% y el 8,6% registrado en el índice de remuneraciones por hora y en el índice de costo de la mano de obra.

Por otra parte, cabe destacar que el ingreso medio de los chilenos ha venido aumentando de forma considerable en los últimos años; así, si en 1986 el ingreso medio per cápita era de 2.790 dólares, en 1990 fue de 3.005, en 1993 de 4.222, en 1994 de 4.334 y de 4.960 dólares en 1997. Para esta fecha, los organismos internacionales estimaban que para el año 2000 el ingreso per cápita alcanzaría los 5.650 dólares (ver anexo 12)

Ingreso Medio per cápita de los chilenos (1986-1997)
Años Dólares
1989 3.071
1990 3.005
1991 3.360
1992 4.080
1993 4.222
1994 4.334
1995 4.548
1996 4.750
1997 4.960
1998 5.18
1999 (1) 5.41
2000 (1) 5.65
(1) Proyección.

Fuente: Instituto Nacional de Estadística.

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