INNOVACIONES EN MEDIOS DE TRANSPORTE EUROPEO:
EL FERROCARRIL EXPORTADOR DEL REINO UNIDO A CHINA
Giovanni E. Reyes
Ha sido el 11 de abril de este año cuando la noticia se ha logrado colocar en los principales titulares de la prensa de negocios y economía del mundo: Reino Unido envía un ferrocarril exportador directamente a China. Se trata obviamente de un logro que había sido planeado con al menos siete años de anterioridad y el mismo sigue una modernizada “ruta de la seda” para el Siglo XXI.
Se trata de una noticia alentadora especialmente ahora que los medios de comunicación, además de la correspondiente eficacia, buscan el uso sostenible de energías menos contaminantes. Se trata de una lección para las economías de los países latinoamericanos en dos sentidos.
Por una parte, el impulso al comercio como medio para coadyuvar eficazmente a los esfuerzos del desarrollo sostenible y sustentable, y por otro lado en función de renovar de manera contemporánea, un medio de transporte que se ha desechado en mucho países.
Muchas de las causas para esto último, gravitaron en torno a intereses de grupos de presión que se beneficiaron con la eliminación de un ferrocarril que puede ser una alternativa de energía limpia para el transporte. Con este medio se potencian escenarios actualizados de desarrollo social en diferentes y apartadas regiones.
Es cierto que existen regiones escarpadas en América Latina, por las cuales el paso de los ferrocarriles es muy difícil, por no decir imposible; excepto que se invierta en importantes y costosas obras de infraestructura, en sistemas de túneles. No obstante, también hay planicies importantes que mediante el ferrocarril se pueden incorporar a los esfuerzos de la productividad, la innovación y el desarrollo económico y social. Un ejemplo de esto último se tiene con toda el área oriental de Colombia. La región de la Orinoquía y la Amazonía contienen el 65 por ciento del total de área del país -1.1 millones de kilómetros cuadrados- y en ella se ubica únicamente el 5 por ciento de la población.
Las vías de comunicación, por otra parte, y como me lo dijera con mucha insistencia un colega experto en integración económica latinoamericana, forman parte del sistema neurálgico de la integración, junto, desde luego de los componentes energéticos y la observancia escrupulosa de los tratados de apertura comercial.
Un último aspecto a subrayar: el desarrollo del ferrocarril corresponde, como caso de texto, a la generación de bienes públicos. Exactamente para lo que están llamadas a realizar las instituciones de los países de manera coordinada y efectiva. Se trata de dejar de lado, obviamente, los entramados de corrupción, desafortunadamente hoy tan presentes, con el nombre Odebrechet.
Autor:
Giovanni E. Reyes
Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard
Profesor, Universidad Colegio Mayor Nuestra Señora del Rosario
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