Educación

Inteligencia Financiera

Hoy voy a escribir sobre Inteligencia Financiera. Y es que abundan muchos gurus financieros, que ni siquiera saben lo que significa inteligencia. (ahi disculpen lo directo que he sido)


Inteligencia financiera, es el uso más moderno que se le esta dando a lo que en la administración se refiere a planificación estratégica. Si así es, Inteligencia Financiera es igual a la Planificación económica como una estrategia de negocios para el crecimiento en una empresa..

Pero, en una persona... como es la Inteligencia Financiera?

La inteligencia financiera es el resultado de determinar o saber hacia donde va nuestro flujo de dinero; es detectar en que gastamos y como gastamos el ingreso que percibimos en un trabajo.

Inteligencia Financiera, no es; la causa del éxito de los negocios o de nuestro ahorro, mas eso si es parte del éxito financiero de una persona.


La inteligencia financiera no es dinero.

La inteligencia financiera no son inversiones

La inteligencia financiera no es invertir en la bolsa o en fondo común.


La inteligencia financiera, si es un ahorro.

Por que es un ahorro?

Por que con nuestra planificación detectamos si nuestro flujo de dinero es negativo o positivo, y cuales son las brechas más fuertes que tenemos que cerrar para disminuir nuestra deuda y nuestras compras compulsivas.

Nos ahorra tiempo, dinero y esfuerzo; ya que no es lo mismo tener bien determinados nuestros gastos en una planilla de Excel o en una hoja, que traer ese monto de registros en nuestra cabeza. Es muy probable que si traemos nuestros registros en nuestra cabeza, de un momento a otro se nos olviden las prioridades y caigamos en la tentación de comprar pensando en que vamos a mano en nuestros gastos e ingresos.

No hay que confundir la palabra Inteligencia Financiera, con Libertad Financiera o más aun con Éxito Financiero; son términos completamente distintos.

Entonces, Inteligencia Financiera es igual a control de gastos e ingresos, en una frase es la planificación de nuestras finanzas.

La Educación en Colombia

© Por: José Armando Hernández Bernal,

Economista, Administrador De Empresas, Especialista En Gerencia Financiera

Especialista En Docencia Universitaria


La desigualdad social y la brecha existente en la distribución del ingreso colombiano, son temas que sin lugar a dudas perjudican notoriamente el desarrollo económico, tecnológico e investigativo, de los diferentes sectores económicos de nuestro país. Estos elementos combinados con la corrupción y la indiferencia de la clase política colombiana, llevan a que los problemas más graves de nuestra sociedad se agudicen. Es así como el tema de la educación va tomando relevancia, cuando se piensa en una salida viable y consistente a la problemática anteriormente planteada.

En consecuencia el presente artículo se referiré a las bondades y perturbaciones que se han venido observando en materia de educación publica en Colombia, específicamente para los niveles de básica y media.

El primer aspecto que quisiera tratar es el que tiene que ver con la remuneración de los docentes, pues, si bien es cierto que los docentes en Colombia perciben un ingreso inferior a los promedios internacionales, también es evidente que algunos otros docentes devengan mas de 10 salarios mínimos al mes, producto de la o las pensiones otorgadas por los diferentes distritos o municipios del país, y aun así siguen ocupando plazas que bien pueden ser cubiertas por otros jóvenes licenciados.


De igual forma en los últimos años se han venido creando algunos incentivos pecuniarios para nuestros maestros, que tienen como objetivo mejorar la competitividad en el quehacer pedagógico. De este modo podríamos citar ejemplos como el premio compartir al maestro o casos en que la misma empresa privada, incentiva el reconocimiento de los docentes por su valiosa labor.

Sin embargo el problema educativo en Colombia es mucho más de fondo que de forma, pues es evidente que los premios y reconocimientos llegan a algunos pocos.

En consecuencia los salarios de los maestros (Aquí me refiero a los maestros que laboran en la actualidad, y su salario no supera 3 salarios mínimos vigentes,)1 no pueden depender del ganarse un premio, considero que el sueldo de un docente debe ser coherente con la formación y años de escolaridad, siguiendo un escalafón coherente a la administración publica y no al escalafón docente, pues si hacemos un comparativo muy rápido a través de las instituciones universitarias y de sus programas de formación, es fácil percibir que las licenciaturas son las carreras profesionales que mayor tiempo requieren para conseguir la titulación, es así como un administrador de empresas, un economista o ingeniero, puede titularse en menos tiempo 2 que un licenciado en química, matemáticas o idiomas. Sin embargo la remuneración asignada a un cargo profesional de carrera administrativa, es cuatro o cinco veces mayor que el de un docente.

Es así como el maestro de escuela o del colegio distrital debe nivelar su salario con otras actividades, propias o no a su profesión, por ello es fácil observar al docente trabajando de 6:00 am a 12:00 del medio día, en colegios privados para luego continuar con su jornada laboral en la institución distrital de 1:00 a 6:00 PM, evaluando claro esta la posibilidad de recibir algunas “horitas” de cátedra en una institución técnica o universitaria en la jornada nocturna.


Vemos entonces la transformación que se presenta del maestro a al dictador de clase, en donde cada estudiante es un código y no una persona, pues no existe el tiempo para verificar si la lección se aprendió o no, y mucho menos para planear o aplicar estrategias pedagógicas eficaces, de tal forma que la excelencia académica y la formación de calidad queda rezagada por las necesidades económicas de un docente mal remunerado, es aquí donde la revolución educativa se queda en un muy buen slogan de una campaña presidencial y no en una realidad.

La problemática descrita anteriormente se exacerba con los procesos que adelanta la administración pública en Colombia, puesto que los objetivos que a veces se eligen en un plan de desarrollo, no son bien escogidos3, este es el caso de los proyectos educativos de algunas de las administraciones publicas colombianas, que han pretendido solucionar el problema educativo en el país, a través de incrementar la cobertura y no en el mejoramiento de la calidad.

Otro problema neurálgico ocasionado por la misma corrupción de la administración publica, y cobijado por nuestros mismos legisladores, es el hecho que el ejercicio docente cada vez requiere de menos vocación, y mas de padrinazgos políticos, es así como los procesos meritocráticos de selección, nombramientos o ascensos, dependen del grado de influencia (palanca) política, o del numero de votos que le puede llegar a proporcionar al diputado de turno, esto con el agravante legal, el cual establece que las plazas docentes para la formación básica y media, pueden ser cubiertas por profesionales de distintas disciplinas 4, como ingenieros, economistas, contadores, etc. En esta medida las instituciones educativas de primaria y bachillerato de nuestro país, tiene mas ingenieros que licenciados.

En consecuencia, el mercado laboral para el licenciado, es cada vez más estrecho y competitivo. Lo que hace que el profesor que desee seguir siendo vigente en dicho mercado, deba capacitarse, realizando cuanto diplomado, especialización o maestría se oferte, sin embargo el resultado no se evidencia en una mejor calidad de la educación publica en Colombia, y mucho menos en el retorno de su inversión (mejoramiento del salario).

Finalmente; quisiera citar algunas cifras muy positivas 5 que en principio alivian la incertidumbre del problema educativo colombiano, pero que sin embargo no se reflejan en la actual problemática. Por ejemplo, durante el periodo de 1997 al 2004, el gasto real por estudiante fue de $960.000, (aprox.), así mismo en la década de los noventas el gasto publico destinado a la educación fue de 3,3% mientras que para el 2004, creció al 5,1%, esta cifras demuestran el evidente esfuerzo fiscal que ha hecho el gobierno para reflejar mejores indicadores sociales, sin embargo, indicadores como el nivel de participación de la investigación científico- tecnológica, dentro del rubro del gasto publico, son inclusive muy difícil de encontrar.

(1) Que es un salario muy bajo, teniendo en cuenta el grado de escolaridad, que se debe tener para desempeñarse como profesor en educación media y básica, en Colombia

(2) O con numero inferior de créditos académicos, en el caso que el comparativo se realice por créditos académicos.

(3) Probablemente sin ninguna mala intención, pero si con muchos errores de omisión, fundamentalmente por asesores incompetentes.

(4) Sin embargo lo grave del asunto, no es que el ingeniero este impartiendo cátedra de matemáticas, o el economista de ciencias sociales, lo verdaderamente preocupante es el hecho que estos profesionales, adoptan la figura de docentes sin ningún tipo de formación pedagógica, obedeciendo mas a dar una solución temporal de empleo que a cualquier otra cosa.

(5) Cifras reportadas en el borrador del Banco De La República “Evaluación y análisis de la eficiencia de la educación en Colombia.” Elaborado en febrero de 2006, por ANA MARIA IREGUI, LIGIA MELO, JORGE RAMOS.

La Educación como Motor del Desarrollo

La educación es una práctica que tiene dos efectos: la capacitación y la formación. Es una práctica porque se la entiende como una labor que realizan agentes especializados sobre una materia prima (alumnos) con instrumentos adecuados. Los agentes especializados son los educadores. Estas personas realizan la práctica educativa con el fin de que los sujetos de la educación, generalmente niños y adolescentes, sean transformados en sujetos adaptados a una determinada sociedad. De la práctica educativa surge esa transformación que se advierte como una capacitación y una formación cuya finalidad es posibilitar dicha adaptación.



Se entiende por capacitación la adquisición por parte del alumno de conceptos, procedimientos, informaciones, etc., que van a permitir su desempeño en una actividad determinada. Según Domingo F. Sarmiento, en su libro Educación Popular, este efecto de la educación se denomina instrucción. La instrucción sirve a las personas pues ella desarrolla su inteligencia individual, transmite conocimientos y forma la razón. En cambio, la formación implica la adquisición de actitudes, normas, valores, y un código ético y moral; es decir, la adquisición de una actitud: la de ver la realidad de una manera socialmente aceptada, lo cual posibilita al alumno adaptarse a aquello que es normativo en una sociedad.

Retomando la definición de educación, se podría decir también que es un proceso donde se realiza una síntesis de dos actividades: la enseñanza y el aprendizaje. Podemos definir a la enseñanza como la acción del agente educador sobre los educandos –que puede ser programada o no–; ésta tiende a transformar al alumno a partir de la capacitación. El aprendizaje es el resultado del trabajo que realiza el sujeto para adquirir lo que se le transmite. El alumno tiene la capacidad de aprender y por eso puede ser educado.

Entonces, ¿qué efectos produce la práctica educativa? El efecto principal de toda práctica educativa es que el alumno sea educado, vale decir transformado, se integre a la estructura social y ocupe en ella un lugar en la producción económica. Esto último merece una explicación más detallada.



La problemática educativa recuperó centralidad en los debates de diversos sectores sociales, durante los últimos tiempos. El desarrollo científico y de las nuevas tecnologías; los cambios producidos en los procesos económicos y financieros; y la aparición de nuevos problemas sociales y culturales obligaron a pensar en el proceso educativo. Según el enfoque que intenta acercar la educación a la economía, pueden señalarse opiniones que apuntan a rejerarquizar los perfiles de formación de los sujetos en un intento de crear mejores disposiciones para participar de la actividad productiva.

Según la Comisión SCANS 1[1], en su informe titulado “Lo que el trabajo requiere de las escuelas”, el mejoramiento de la calidad de la educación, atendiendo a la formación de competencias prácticas, incidirá en la disminución del abandono escolar; los estudiantes podrán competir exitosamente en el campo laboral y, como resultado indirecto, los productos y servicios, competirán con éxito en los mercados internacionales. En este mismo informe se señala que: “Para lograr el alto rendimiento de las empresas hay que desarrollar nuevos métodos que combinen las exigencias de las tecnologías con las destrezas del trabajador. Las decisiones operacionales se tienen que tomar a nivel de la línea de producción, recurriendo a las habilidades del trabajador de pensar creativamente y resolver problemas. Las metas productivas dependen del factor humano, de que los trabajadores se desempeñen cómodamente con la tecnología y con los sistemas complejos de producción, siendo capaces de trabajar en equipo y con una sed insaciable de seguir aprendiendo.” En cambio, la UIA 2[2] señala que los cambios significativos que se están produciendo en el contexto mercado de productos-tecnología-mercado de trabajo exigen una nueva formación que atienda a la capacidad de gestión, la capacidad de aprender y la capacidad de trabajo grupal. 

Tales posiciones sostienen una relación necesaria entre: cambios tecnológicos y de organización del trabajo; complejización y transformación de los procesos productivos; y condiciones de empleo y calificación de los recursos humanos. Pero al respecto cabría preguntarse, por una parte, cómo se manifiestan los procesos de transformación productiva en contextos de estructuras productivas diversas y, por otra parte, si la modificación en el perfil de formación de los recursos humanos desde la perspectiva señalada, generaría mejores condiciones de trabajo para el conjunto de la población.



La cuestión de la necesidad de redefinir los lineamientos educativos, es impulsada por muchos organismos no gubernamentales tales como la CEPAL 3[3] y la UNESCO 4[4] que, en un intento por construir una visión más integradora, proponen articular el desafío de la ciudadanía en el plano interno y el desafío de la competitividad, en el frente externo.

Entonces, se señala la necesidad de impulsar la transformación de la educación, aumentar el potencial científico-tecnológico de cada región con miras a la formación de una ciudadanía moderna, vinculada tanto a la democracia y la equidad como a la competitividad internacional. Los conceptos precedentes ponen de relieve algunas ideas que deben estar presentes en todo debate educativo. La definición de políticas educativas debe hacerse tomando en cuenta las tensiones existentes: entre actor económico y actor social, entre la adaptación a los desafíos del contexto internacional (revolución científico-tecnológica, globalización de los mercados) y la realidad de contextos socio-económicos muy diversos.  Los efectos de estas tensiones se manifiestan en aumento de la pobreza y la marginalidad.

Como se muestra en el siguiente esquema, la práctica educativa sirve para que los egresados del sistema educativo tengan el perfil que la vida en sociedad y el progreso requieren.

Hoy, en cualquier lugar de trabajo existen requerimientos que son necesarios para un desempeño adecuado. La escuela debe hacerse cargo de lo que le corresponde en orden a brindar a los alumnos las competencias básicas para el trabajo y debe garantizarlas en todos sus ciclos, niveles y modalidades. Por supuesto, además de estas competencias básicas, hay otras no tan básicas que el sistema educativo también debe ofrecer.

Un texto publicado por la CEPAL-UNESCO, titulado Educación y Conocimiento: Eje para la transformación productiva con equidad, afirma que para garantizar un desempeño eficaz en un contexto de creciente equidad, el sistema de formación de recursos humanos debe estar compuesto por establecimientos que sean efectivos en el logro de sus objetivos primarios. Esta estrategia sólo puede ser aplicada mediante la participación activa de un estado que compense los puntos de partida heterogéneos, equipare oportunidades, otorgue subvenciones a los que las necesitan, refuerce capacidades educativas en las localidades y regiones más atrasadas y apartadas, etc.

La desigualdad no puede resolverse con la mera intervención indicativa de un estado que no asume una función docente sino meramente regulatoria. En nuestro país no nos enfrentamos sólo a las distinciones sociales, sino también a profundas fracturas en la trama educacional. Nuestra sociedad civil es débil y carece de instituciones capaces de hacerse cargo de una tarea de la magnitud de la instrucción pública.

Podemos afirmar que la utopía de Sarmiento de desarrollar una sociedad civil semejante a la estadounidense de mediados del siglo XIX, ha fracasado. Si comparamos a la sociedad argentina actual con la sociedad fragmentada por la inmigración de principios del siglo XX, encontraremos una diferencia sustancial. Aquella sociedad, como la soñada por Sarmiento, tenía al progreso como concepto organizador y tendía a la integración. La nuestra, en cambio, encarna el fin de aquel proyecto. El tejido social y cultural que a mediados de siglo había alcanzado un entramado aceptable, hoy se desintegra.

En otro orden, se debe agregar que la educación para el trabajo no se agota en la transmisión de los conocimientos necesarios para trabajar. Es imprescindible, y así lo manifiestan todos los actores del mundo del trabajo, la formación de una nueva serie de valores y actitudes relacionados con el trabajo. Se requiere gente que sepa trabajar en equipo, que pueda ponerse en el lugar del otro y comprender su demanda, que se haga responsable del compromiso que toma, que pueda resolver por sí misma situaciones problemáticas, que sea eficaz, puntual, ordenada, solidaria, veraz y, sobre todo, honesta.

Formar estas actitudes y hacer vivir estos valores es la misión de las escuelas en su compromiso de educar para el trabajo y el desarrollo del país. Es cierto que para esto es necesario cambiar muchas cosas, pero de eso se trata. Y lo primero es cambiar nuestras rutinas escolares cotidianas creando espacios en los cuales el ejercicio de esos valores y actitudes sea posible.

Nota: Este trabajo fue realizado en el Instituto Particular Incorporado "Don Bosco" Nº 9232 (Rosario), y fue seleccionado para representar a esa institución (tradicionalmente conocida como "Colegio San José") en el Concurso Beca Instituto Balseiro 2002 (Enseñanza media). El trabajo fue avalado por el Dr. J. J. Luetich.

Autor: Ignacio Tabares

18 de septiembre de 2002

Material consultado 

Domingo F. Sarmiento, Educación Popular, Obras Completas, Tomo XI.

Puiggrós Adriana, Volver a Educar, capitulo VIII, “La Agenda Pedagógica Neoliberal”, Ariel, 1995.

Cuadernos de Formación Docente, Colección Dr. Raúl Ageno, 1987.

Silvia Duschatzky, Investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Notas Criticas, Las Competencias Educativas: Un terreno polémico de definición.

Sitios en Internet: Diario Clarín (www.clarin.com), Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de Argentina (www.me.gov.ar). 

1[1] SCANS: The Secretaries Commission on Achieving Necessary Skills o Departamento de Trabajo de los Estados Unidos

2[2] UIA: Universidad Ibero Americana

3[3] CEPAL: Comisión Económica para América Latina y el Caribe, integra una de las cinco comisiones regionales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

4[4] UNESCO: United Nations Educational, Scientific, and Cultural Organization (Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura de las Naciones Unidas), organismo integrado en la Organización de las Naciones Unidas

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