Regulación

Las falacias de la escasez y la contaminación

Las falacias instaladas acerca de la escasez de recursos básicos: agua, alimentos, energía o de las intervenciones humanas en el fenómeno de Calentamiento Global y las emisiones de gases de efecto invernadero, satanizando al CO2, con dudosas responsabilidades y ocultando otras emanaciones, que provocan daños comprobados mayores, como la destrucción de la Capa de Ozono o la desertificación y salinización de los suelos o la contaminación de ríos y lagos, pretenden ocultar y distraer acerca de los verdaderos peligros que atentan contra la vida en el planeta, y que no tienen que ver con la existencia de los recursos o el carácter de no-renovable que se le asigna, sino mas bien con las formas sistémicas que orientan su distribución, gestión, administración y cuidados.



 El peligro nuevo, sostenido por estas mentiras que los medios masivos de comunicación no se cansan de publicar y transmitir como verdades absolutas y ciertas, solo persiguen ocultar el único peligro real para la vida de los tiempos presentes: La concepción de mercancía que aumenta la maquinaria financiera por fuera de las necesidades reales de producción y consumo.



    Frente a esta realidad, hablar de recursos en lugar de mercado, al referirnos a la tierra, a el agua y a el aire, permite instalar en las discusiones económicas, esta idea de elementos susceptibles de regulaciones pertinentes, de políticas de administración y de gestión que aseguren en términos de protección y distribución mas equitativa y con sentido de justicia social, orientaciones necesarias en estos sentidos, frenando el impulso mercantilista y Propiciando acciones políticas y colectivas en su manejo, en sentido sustentable.



    Hablar de recursos, en los contextos actuales, es hablar de administración pública y privada de estos, y es permitir a la política, establecer sus ideas y debates frente a los objetos en cuestión. Esto transforma el escenario de acción y discusión, del mero ámbito económico y del juego de intereses basados en la propiedad, la competencia, y el lucro, que transforma estos elementos vitales en mercancía susceptible de esto y ser transformado, entonces, en activos financieros que alimenta la maquinaria especulativa y la concentración de valor, por fuera de las dinámicas de producción real y sin importar sus formas (Contaminantes o limpias son igualmente transformadas en activos financieros que cotizan en bolsa, obtienen beneficios impositivos o créditos subsidiados a tasas bajas y minimizan la importancia y pertinencia de administrar consciente y equitativamente estos elementos fundamentales para la vida en el planeta).-

La ley que limita la extranjerización de la propiedad de la tierra, Los planes planteados con un horizonte de 8 a 10 años (Agroalimentario, Ciencia y Técnica, Gestión de recursos Hídricos, plan nacional de irrigación, Plan energético Nacional), son intentos por situar estas administraciones y gestiones de elementos que de otra forma quedarían totalmente a merced de los mercados especulativos y de los negocios financieros que están provocando esta crisis terminal del sistema capitalista tal cual se ha venido desarrollando hasta el presente.-  Estas estrategias permiten no solo administrar las relaciones de los tiempos presentes, que permiten sostener el crecimiento que impulsa las políticas de desarrollo social, infraestructura, redistribución con sentido de equidad y Justicia Social, sino que también, deja las bases de infraestructura para las producciones ambientalmente sustentables que reemplazaran a las existentes en el presente y permite, en el devenir de estos tiempos híbridos entre lo uno y lo otro, gestionar racionalmente los así entendidos recursos vitales: Agua, aire, tierra y energía.

Tanto estas políticas, como los reemplazos futuros en estos sentidos, no pueden ser asumidos en las actuales relaciones globales, de forma unilateral por ninguna nación del planeta, de aquí la importancia fundamental que adquieren los avances en las construcciones de acuerdos regionales y continentales plasmados en la recientemente institucionalizada  CELAC, que permitirá, mas temprano que tarde, que estas orientaciones generen un nuevo paradigma de producción y consumo global, que alejado de las deformaciones financieras, atienda decididamente a la erradicación de la pobreza, la marginación y la exclusión, sostenga formas y dinámicas mas amigables con el sostenimiento de los equilibrios ecológicos y permita un salto cualitativo e inclusivo, de la calidad de vida de los seres humanos que habitamos el planeta.-



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